Partida Rol por web

Anochecía ya cuando Rajhnat los llevó en coche hasta la puerta de Importaciones Hobston. El joven Stuart y el padre Elías llevaban un rato esperando por ellos y saludaron al verlos bajar del vehículo. Freddy hizo las presentaciones entre el viejo arqueólogo y el sacerdote.

—¿Y bien? ¿Han traído aquello por lo que tanto revuelo se ha formado? ¿Cuál es su plan?— preguntó el padre Elías.

Freddy palpó en el bolsillo interior de su chaqueta, que es donde había guardado el ópalo a pesar de la recomendación de Clive.

—¿Plan? —preguntó sorprendido Freddy—. Hay muchas variables que tenemos que controlar todavía antes de poder formular un plan. Pero si quiere que le diga cual es mi sospecha, es que hay un grupo en el alcantarillado que está orquestando todo esto. Un grupo al que le interesa bastante esa figura —dijo señalando la caja que traía Donovan—, o más probablemente su contenido.

Mientras se acercaban le dijo al cura

- Ese es el tal donovan, el criado no se si habla nuestro idioma, no le he escuchado decir gran cosa. - Dijo Quedamente en un susurro de modo que solo lo yera Elias.

Luego los saludo con la mano.

- Me he traído refuerzos de los buenos - Explicó a modo de saludo. - ¿Ese es el motivo de todo esto? ¿Encontraron a nuestro L.P.? - Inquirió a Freddy 

El criado permanecía en el interior del coche, un poco alejado del grupo, mientras Stu, Freddie y Donovan se ponían al día.

—¿Puedo ver la figura?— preguntó el sacerdote al recién llegado —Al igual que nuestro compañero, el policía, creo que hay gente en nuestras calles... y bajo ellas... que buscan un objeto al que venerar. Sacrílegos adoradores de satán, y tanto yo como el padre Saúl pensamos que son los culpables de las desapariciones de varios niños de la zona.

—Ya lo creo que lo encontramos, Lucas Penford... y se reconoció culpable de enviarle esa carta a Hobston —dijo en respuesta al muchacho—, pero dudo mucho que su gente haya sido la que ha matado a ese hombre. Consiguieron que Hobston aceptara su pago y, si es cierto lo que dice Penford, no hubo que llegar a terreno más expeditivo. Lo cual me lleva a centrarme en el otro grupo. Sospecho que al enterarse de que Hobston había vendido la pieza a Penford decidieron hacerle pagar por tal cosa. Y es por eso por lo que me interesa tanto ese punto del mapa de las alcantarillas. Si todo están tan ligado al subsuelo, ese punto de entrega parece ser el lugar de reunión con el otro grupo y, probablemente, un buen cabo para rastrearlos.

Donovan estaba completamente desconcertado, el creía que irían a la comisaría del distrito, o algun lugar similar. Esperaba que se encontraran con un destacamento de "bobbys" el cual haria una redada, pero en vez de eso les esperaba aquel chaval y un sacerdote. Aquello no le gustaba nada.

- Supongo que si... pero tratela con maximo cuidado. Es una reliquia antigua de incalculable valor -carraspeo mientras se acomodaba sobre su baston- ¿No seria mucho mejor avisar a la policia londinense señor Hughes?

Clive se sentía estafado, ninguneado y vilipendiado y no dudo en demostrarlo contrayendo el rostro y manteniendo su boca cerrada mientras fulminada con su vieja mirada a todos los presentes.

- Cuando terminen de hacer la pantomima que quiera que se traigan entre manos, ruego me devuelvan la cuatodiatanto de la figura como del ópalo. Es señor Penford a demostrado su inocencia a demás de ser su legitimo dueño. -miro al detective- y usted pretenderá bajar alli como si tal cosa y salir airoso... Ademas  ¿No habia otro mapa con chinchetas? ¿puedo verlo?

—La policía está avisada, señor Clive. Este caso se me ha asignado y tengo libertad para afrontarlo. Usted sabe hacer su trabajo y yo se hacer el mío.

Miró con el gesto enrudecido a Donovan Clive que volvió a incidir.

—Se equivoca en una cosa. El señor Penford no ha demostrado su inocencia. Que yo le crea no significa que su inocencia esté demostrada y mientras eso sea así, tanto la figura como su contenido está a disposición únicamente de la policía de Londres a través mía. Que usted la lleve es una mera casualidad. A todos los efectos, esos objetos están confiscados.

Freddy sacó el gran mapa mundi y se lo tendió a Clive.

—El muchacho anotó donde se encontraban los puntos marcados. Sospecho que es un mapa de la red de contactos del señor Hobston. Nada demasiado relevante.

Stu ahora que estaba el padre Elias era mas prudente y comedido con sus palabras, las sopesaba más, no por que no pudiera hablar en su presencia sino por que el hombre le imponía cierto respeto. Por eso tardo en retomar la palabra.

- El mapa de las chinchetas era un mapa mundi. - Añadió retomando el tema. - Si quiere lo reconstruimos luego y lo repasamos a ver si le dice algo. - Se ofreció sinceramente.

Elías contemplaba la figura entregada por Clive. Parecía conmocionado por su visión.

—Es... es el Hombre Negro... Nyarlathotep...

Stuart jamás había visto al padre Elías mostrar miedo o dudas. Pero ahora casi le temblaban las manos. La figura, la verdad, era bastante horrible. Era el cuerpo de un hombre que sostenía un báculo pero la cabeza había sido sustituida por una especie de tentáculo amorfo que, dependiendo como le diera la luz, parecía incluso moverse. Era algo desagradable, que despertaba un recelo atávico de miedo.

El sacerdote miró a los lados de la calle como si temiese que aquella figura pudiera traer con su mera presencia algún tipo de desgracia. Luego empujó la puerta de antigüedades Hobston, que seguía sin estar cerrada, y entró en la tienda.

—Quiero respuestas señor Clive.— parecía haber recuperado la compostura y ahora en su voz se traslucía la  firmeza de quien está acostumbrado a dar órdenes y ser obedecido —¿Por qué su jefe quería esta figura? ¿Qué saben de ella?

Freddy arrugó la frente.

—¿Nyarla-qué? —preguntó sorprendido—. No se qué diablos hay detrás de esto pero parece que hay demasiada gente implicada en ello y todos desean la figura con demasiado ahínco.

Rebuscaba en su chaqueta mientras hablaba y miraba fijamente a Donovan Clive, intentando deducir algo de su expresión. Quizá su sentido de policía podía revelar nervios en el arqueólogo o algo de miedo quizá. Finalmente extrajo el ópalo del interior de un bolsillo.

—Al principio pensé que los otros tipos, los que probablemente mataron a Hobston, querían esto —extendió la mano mostrando la joya—. Pero, ¿por qué querría Penford la figura tan ansiosamente? ¿También sabía de lo que había en su interior? Es todo demasiado extraño. ¿Quién es ese Nyala... el de la figura? ¿Acaso es una divinidad antigua? —preguntó al padre Elías.

El anciano observo al sacerdote con sorpresa al oir aquel nombre mientras sus labios temblaban y se curvaban en una sonreia que evitaba mostrar a toda costa sin éxito. No tardo mas de un par de segundos en estallar en una sonora carcajada, llegando a lagrimear por la misma.

- Padre... ¿no le basta con creer en un ser imaginario que todo lo puede que tambien se deja amedrentar por cultos muertos y enterrados en las arenas del tiempo?

Se recompuso sobre du bastón instantes antes de que se abalanzase sobre el con aquel ímpetu histérico. Le miro fijamente a los ojos entrecerrando los suyos.

- Los modales hacen al hombre, sacerdote... asique ponga los pies en la tierra y escuche -cerró la puerta de la tienda tras de sí- Eso es una replica del Faraón Negro, ningun dios ni mucho menos. Es una replica de una dinastía perdida entre la II y la III dinastia, es mas....

Busco en las estanterías de Hobbston la copia del libro que consulto en su habitación del hotel y se la mostro al sacerdote, al detective y al chico.

- ... lo ven... delirios de una civilización antigua. No hay nada mas de lo que preocuparse. Y mi jefe la quiere para exhibirla en su futuro museo. Tiene un valor arqueológico incalculable, al igual que el ópalo que sostiene el detective...

En ningun momento levanto la voz ni perdió los papeles. No entendía aquel impulso irracional de creer que la causa de todo es de origen sobrenatural. La ciencia habia demostrado lo contrario. Todo tenia una explicación por muy espiritual que pareciera.

Para sorpresa de todos el padre Elías acababa de sacar un revolver Smith & Wesson con el que apuntaba directamente a Donovan:

—Le voy a repetir la pregunta con toda la calma del mundo señor Clive ¿quién es su empleador y por qué quiere esta figura? Puede que usted no crea en nuestro Redentor pero estoy seguro de que es consciente que existe toda una Iglesia a su alrededor que lo venera fervientemente. Del mismo modo la criatura representada por esta estatuilla tiene sus seguidores. Llámele Nyarlathotep, el Hombre Negro o como nosotros lo llamamos el Enemigo... Sólo que sus seguidores no buscan la salvación de la Humanidad sino todo lo contrario. He visto cosas...

Se interrumpió un momento, como si el sólo recuerdo le hiciese palidecer, aunque se recuperó rápidamente para volver a repetir las preguntas:

—¿Quién es su empleador y qué interés tiene en la estatuilla?

En ese momento Freddy estaba mostrando el ópalo. El padre Elías desvió un momento hacia la piedra y sus ojos se abrieron de par en par.

—¡Oh Señor! ¡Eso es lo que ellos buscaban!

En ese momento todos sintieron una extraña ráfaga de viento ¡dentro del local cerrado! Los libros y algunas figuras de las estanterías cayeron al suelo y el mapa mundi que Stu intentaba desplegar para intentar ubicar las localizaciones marcadas voló de sus manos hacia la ventana. Incluso el sombrero de Donovan salió despedido de su cabeza por la ráfaga.

Observo el arma con cierta sorpresa y esbozo una leve sonrisilla ante aquella situacion que no le era del todo desconocida.

- Hijo, he combatido en el frente cuando usted aun estaba en pañales, pastor, asique, tendrá que hacer mucho mas que apuntarme con un revolver para amedrentarme joven... -ni aparto la mirada de sus ojos ni un momento, ni tan siquiera parpadeó- La persona que me contrato es Sir Edwar Abbendor, Propietario del futuro museo Glory Abbendor, a su vez jefe del señor Penford. Y se me contrato para hacer una tasación y una verificación de que esa estatuilla era real y no una imitación, asi pues... -Le dio dos toques leves con el pomo del bastón en el pecho- ... apunte a otro sitio antes deque cometa el peor error de su vida... Padre.

Tenia el gesto recio y orgulloso de alguien que estaba seguro que no le iban a disparar,o que en su defecto tenia la situacion controlada. Entonces la ráfaga de viento le arranco de cuajo el sombreo lanzándolo contra el rostro del sacerdote aprovechando para dar un paso a un lado y salir de la linea de tiro.

Habia visto muchos hombres asi. Hablar de esa manera, y con esa devoción. Daba lo mismo si cristianos o no, nobles o plebeyos, todos terminaban en una institución mental con el paso del tiempo,y el sacerdote no iba a ser una excepción. habia que tener cuidado con ese tipo de perturbados que estan dispuestos a matar a aquellos que no comparten su "visión" del mundo. Habia que tener cuidado con el padre Elías.

- ¿y como sabe usted que es exactamente lo que ellos buscan, padre? Esto es muy sospechoso detective...

La reacción de Elias paró en seco a Stú, no estaba acostumbrado a verlo nervioso, mucho menos a verlo ¿asustado?

Luego Fredy saco aquella joya que no sabía que era ni de donde había salido. 

Y luego Donovan y su berborrea se puso a perder el tiempo y malgastar la paciencia de todos. Y aquel vendabal que hizo que volviera a guardar  el mapa mundi por temor a que se rasgara.

Antes de que se diera cuenta había un arma en ristre.

- Clive. - Dijo Stu por primera vez usando su apellido para obtener su atención - El mapa de las alcantarillas lo ubico en una zona que esta cerca a un conjunto de desapariciones de niños que vienen sucediendo en las últimas semanas. Al ver que estaba cerca de todas las desapariciones, me di cuenta que las desapariciones ocurrían en las inmediaciones de accesos al alcantarillado, bueno, no perdí el tiempo y fui a buscar al padre Elias que es de los pocos que esta haciendo algo por encontrar a los desaparecidos. - Le dijo sin preambulos. - Conocemos a las familias. Y además no es la primera vez que ocurre, siempre ha habido rumores en las calles, algo ocurrió hace tiempo que se asemeja a esto... Hay unos locos que sí creen en esto y nos lo debemos tomar tan en serio. - Le dijo.

El arma no parecía impresionarle. Pues apenas la miró.

- Quien quiera la estatuilla tanto como para matar a plena luz del día en una calle abarrotada de testigos, esta obsesionado con esto. No deseche esto como supersticiones sin más por que para alguien es tan real como para secuestrar y matar por ello.

Miró a Donovan bastante serio.

- ¿He complacido su curiosidad? - Preguntó esperando cortar esa actitud que estaba causando problemas

Luego miró a Elias(la otra cara del problema ahora mismo), tras hablar un rato, esperaba que se hubiera calmado al escuchar sus explicaciones.

- Padre, creo que está sobre actuando. Y personalmente creo que amenazar al caballero solo hará que deje de colaborar y que su chofer y probable guardaespaldas acabe por hacer algo que le fuerce a usted a hacer algo que no quiere hacer.- 

Freddy sujetó fuertemente la joya cuando Elías pronunció sus palabras y después de la soberbia de Clive la volvió a meter en en bolsillo interior de su gabardina. Inspiró fuertemente y finalmente se dirigió a Stu.

—Trae aquí a su chófer, muchacho.

Un segundo después, aprovechándose del segundo en el que Clive miraba su sombrero al aire, Freddy lo agarró de las solapas y lo empujó contra la pared.

—Será mejor que trate con respeto al padre y se limite a responder. Aquí las preguntas las hacemos nosotros, ¿estamos? Y usted responde o aténgase a las consecuencias.

La ráfaga cesó tan rápido como empezó pero Donovan la usó para apartarse de la línea de fuego de la pistola. Por desgracia el detective estaba atento a sus movimientos y lo cogió por las solapas¹ mientras lo amenazaba.

Pero fue Stu el que realmente intento poner un poco de cordura en todo aquello. El chico levantaba las manos de forma apaciguadora hacia aquellos adultos mientras explicaba de una forma adulta la situación en la que se encontraban. Definitivamente aquel muchacho era una caja de sorpresas².
 

El padre Elías bajó su arma y se llevó una mano a su cabeza. Parecía aturdido o, más bien, superado por todo lo que estaba pasando.

—Tienes razón joven Stu. Y creo que serás un hombre de provecho en el futuro, si es que no lo eres ahora ya. Malditas calles que nos arrancan la infancia de las manos.

Se acercó a la pared donde Freddy agarraba al arqueólogo:

—Pero no tenemos tiempo para discutir si usted considera esto una locura o no. Lo que ha dicho el joven Stu es cierto: hay vidas inocentes en peligro. Por un momento he pensado que usted estaba al tanto de esta locura pero por su comportamiento no creo que sea parte esa secta. Sólo espero que tampoco lo sean sus contratadores.

Luego señaló a Freddy, que todavía mantenía retenido al arqueólogo:

—La piedra que tiene el señor Hughes tiene un gran valor para esa gente. ¿Está habituado a ver casuales corrientes de aire en sitios cerrados señor Clive? ¿Por qué un lord inglés querría verificar la autenticidad de una estatuilla como ésta perteneciente a un culto que, según usted, está compuesto por dementes? La explicación de querer exponerla en un museo, después de lo que el padre Saúl y yo hemos visto, no me pareció creíble¹...

Clive exhalo el aire pesadamente, y saco con dos dedos y lentamente la misiva que le mando Abbendor para entregársela a Hughes mientras no apartaba la mirada del padre Elías,un sacerdote armado con un revolver.

- Primero porque soy arqueólogo, segundo porque es para lo que se me a contratado y pagado un viaje desde el otro lado del océano, tercero porque necesitaba el dinero y cuarto yo no he dicho que este evaluando una estatuilla que pertenezca a ninguna tribu de locos. Si se hubiera tomado la molestia de mirar el volumen que le ofrecí y escucharme, Padre, sabría que lo que estoy evaluando es si pertenece a una dinastía faraónica egipcia de la que no queda ninguna prueba fehaciente de su existencia. Esa es la verdad, quiera creerselo usted o no, Padre

Permaneció quieto y apoyado sobre su bastón sin apartar la mirada del padre lanzando varios bufidos expresando su indignación e incomodidad ante lo que estaba ocurriendo.

- Y siendole franco, aqui lo unico extraño que hay, parece que solo bajo mi criterio, es que un siervo de Dios nuestro Señor, porte un revolver y este dispuesto a quebrantar el quinto mandamiento sin un ápice de duda o remordimiento. Pueden quedarse con la susodicha figurita y la gema si lo desean, el señor Penford ya saben que andaban tras esta, sin duda alguna Abbendor estara al tanto de lo ocurrido, no tardara mas de un par de dias en volver de donde quiera que este y denunciarles ante Schotland Yard. -se agacho para recoger el sombero cuidadosamente- ¿Puedo irme a mi hotel ya?

Stu miro al tipo

- No le estamos robando... - Se quejó Stu, pero muy flojo, el incidente de la pistola decía lo contrario. - Cuidese, por favor. Seguro que nos vigilan de algún modo al haber empezado a seguir su rastro. Y alejese de las canalizaciones de agua.- Le aconsejó

Freddy se relajó y se apartó del arqueólogo.

—¿Qué significa todo esto, padre Elías? —preguntó—. ¿Por qué querrían esta piedra o la estatuilla? Entiendo que tiene que ver con su culto pero, ¿hasta qué punto pueden llegar y qué tiene que ver eso con las desapariciones de niños?