Partida Rol por web

 La joven asiente.

 - Vayamos pues, os acompañara para ver de nuevo a la sacerdotisa de palacio, I'timad. Ahora sabemos más que cuando la vimos antes... aunque sugiero que intentemos poder hablar con ella fuera de palacio. Tal vez allí se sienta... condicionada.

 El tono en la última palabra es suficientemente elocuente.

Ateela, Jonova, Bethel y Morbo, dejan la posada y vuelven al palacio. Ha caído la noche en Katapesh y la mayoría del gran Bazar esta cerrado. Donde antes había zocos abarrotados ahora hay plazas vacías, las grandes tiendas abiertas se muestran ahora cerradas. Solo en algunos puntos de la ciudad continua la actividad, fácilmente localizables por el ruido que rompe el silencio de la noche.

El pequeño grupo pronto llega al palacio y se dirige a la puerta lateral que da acceso al templo. El lugar parece vació, pero tras unos segundos se abre una puerta y la joven clérigo I'litad sale alarmada. Al ver al grupo sonríe visiblemente relajada, de la habitación de donde sale llega un agradable olor a especias.

- Buenas noches, estaba preparándome la cena - pregunta amable - ¿queréis compartirla conmigo? - ofrece.

Tras una mirada rápida a sus compañeros, Ateela responde:

- En realidad, sólo estamos de paso, pero para mí será un placer acompañarte un rato si no es molestia... Igual podemos hablar del día...

Ateela se asegura de que no hay nadie cerca observando o escuchando. Cuando está segura de que están solos, se acerca a I'timad y le dice al oído:

- Tenemos nuevas noticias sobre lo que le pasó a Omar, y mañana saldremos en su búsqueda sin una idea clara de a dónde ir. En Palacio no nos dejan investigar. Es todo muy raro. Si quieres saber lo que hemos descubierto, o puedes ayudarnos, igual podríamos reunirnos dentro de una hora en donde tú digas... pero en palacio las paredes oyen...

Una vez acuerdan un sitio, Ateela y los demás siguen en dirección a las estancias de Omar para intentar localizar el rastro del noble desaparecido.

Pudiendo ver por la retaguardia a dos mujeres sin ser apedreado es una ocasión que Morbo no puede perder e intentando sacar su vena más humana y como de casualidad dice.

"Os seguiré si no os importa, me quedaré más tranquilo velando por vuestra seguridad, pero por mi no os preocupéis`, estaré unos metros más atras, sólo estaré alli por si acaso, os dejaré conversar tranquilamente, de todas maneras nunca se me ha dado especialmente bien y casi siempre acaba con acero de por medio."

La joven sonríe al grupo y repite su gesto invitándolos a pasar.

- Por favor, entrar en mi sacristía y acompañarme en la cena - dice sonriente - Estoy hambrienta y es un lugar lo bastante discreto para hablar.

(Entiendo que entráis, en otro caso avisar y edito el post).

La sacristía del templo es probablemente el lugar mas frugal del palacio. En una mesa de madera baja, con varios cojines alrededor hay una pequeña fuente en la que humea algo que debe ser carne rodeado por una densa salsa fuertemente especiada.

I'timad se sienta en uno de los cojines, y os hace gestos para que también os sentéis.

- Tenéis que entender que la desaparición de Omar es casi una ventaja para el Emir. - comenta tranquilamente mientras prueba con los dedos si la salsa se ha enfriado lo suficiente para comer, retira la mano con un gesto de disgusto - Elimina un familiar que tiene que mantener, encima uno de los gastadores, y con tendencia a meterse en líos. - os mira directamente a los ojos - Por otro lado, el Emir no puede permitir que un miembro de su familia desaparezca sin hacer nada, quizá fuera asesinado o secuestrado, y necesita mantener una imagen, que se le tenga un respeto...

- Omar y tú estábais muy unidos, verdad?

Ateela dice estas palabras tanto para aparentar normalidad, como para exacerbar a los sentimientos de la sacerdotisa antes de pedir su ayuda. Con la excusa de hacer el gesto de probar la salsa con un poco de pan, Ateela se acerca a I'timad y le habla en un susurro apenas audible:

- Tenemos nuevas noticias sobre lo que le pasó a Omar. En Palacio no nos dejan investigar. Es todo muy raro. Mañana saldremos en su búsqueda sin una idea clara de a dónde ir. Si quieres saber lo que hemos descubierto, o puedes ayudarnos, igual podríamos reunirnos dentro de una hora en donde tú digas... pero creo que en palacio las paredes oyen..

Separada una vez más de la joven, Ateela comenta en voz alta de nuevo:

- Uff, esto está aún caliente, pero está muy bueno...

 Jonova, quien parece ser una muchacha tímida reservada, que cuanta más gente presente más desapercibida pasa, entra discretamente en la sacristía para sentarse a un lado de la mesa, con un quedo gracias.

 Tras eso permanece silenciosa mirando la comida, olfateándola y probándola un poco mientras deja que Ateela lleve la voz cantante.

- Omar y tú estábais muy unidos, verdad?

I'timad queda callada por unos segundos, tras los cuales asiente.

- Si. - dice con sencillez, como si le costara - Pero no penséis cosas raras - añade a modo de explicación algo sonrojada(1).

La joven sacerdotisa coge un trozo de carne, que parece haber enfriado.

- No os preocupéis, las paredes de mi sacristía son gruesas, y tan silenciosas como pueden serlo unas paredes en Katapesh. - contesta tras reflexionar un rato - Contadme lo que sabéis, y veremos si os puedo ayudar.

Bethel que había aguardado callado y con las manos quietas esperando algún tipo de bendición antes de empezar a comer, se encoge de hombros al ver a la sacerdotisa atacar el plato sin muchos preambulos. Bueno, mejor pecar de precavido mientras con el tenedor ataca con cierta ansia la comida, mejor echar algo al cuerpo después de la cerveza.

Distrae un momento la vista como para retirar unas migas que se le han caido y consulta el nombre grabado en su capa - Verás I'timad - empieza en susurros, siguiendo el tono de secretismo que parece haber en el ambiente - creemos que el incidente del ataque por lo que parece una bestia y la desaparición del principe pueden estar relacionados con una daga maldita. Hemos tratado de seguir un rastro, pero lo hemos perdido en las murallas de palacio. Quizás fuera el del principe...

Luego como si se le acabara de ocurrir - Dado que usted tuvo.. ¿eh? Estuvo muy unida a él quizás nos pudiera conseguir una prenda del principe y su sirviente, quizás con ellas podamos recuperar el rastro.

- Nuestra amiga tiene un leopardo... - al ver la mirada que le clava Jonova corrige inmediatamente - Jaguar, quería decir que tiene un jaguar precioso, un hermoso... ah, ejemplar de jaguar. Y la best.. digo el animal es muy capaz de seguir rastros y... oh bueno, creo que debería dejar que tomen la palabra mis compañeras.

Ateela prosigue la historia donde la ha dejado el elfo, vigilando en todo momento las reacciones de I'timad. Si la sacerdotisa en algún momento parece sufrir demasiado, Ateela hace una pausa en su narración y acerca un brazo amable para darle apoyo:

- Creemos que Omar sufre una maldición, que recayó sobre su alma cuando usó por accidente una de sus dagas... una daga que fue creada hace varios siglos por un poderoso seguidor del Dios Loco. El arma encierra el alma de un poderoso licántropo, y quién la usa tarde o temprano se convierte en un hombre-leopardo. Creemos que Omar ha sido presa de la maldición, y que seguramente fue él quien, sometido a los crueles designios de la maldición, acabó con su propio amigo. 

Ateela hace una pausa para beber un poco. Tras comprobar que I'timad sigue manteniendo la compostura, prosigue:

- Hemos visto la daga en los aposentos de Omar, pero el consejero Mahir nos interceptó y la guardó... quién sabe dónde está ahora. Creemos que la daga estaría más segura con los clérigos de Nethys, quienes además parecen saber algo sobre Omar que no quieren revelar. Por lo que hemos averiguado, pensamos que Omar huyó de la ciudad cuando se dio cuenta de lo que había hecho bajo el influjo de la daga (por eso su rastro en forma de jaguar desaparece abruptamente en palacio), pero no sabemos a dónde. Tal vez el jaguar de Jonova ---Ateela hace un gesto hacia el animal--- sea capaz de seguir su rastro desde sus ropas en palacio hasta él... Es un clavo ardiendo, pero no tenemos nada mejor por ahora...

La joven suspira y acepta sin complejos el consuelo de Aatela.

- Fui yo quien recogió a Omar, desnudo y cansado junto al muro de palacio - admite la joven - Lo llevé a mis aposentos y le ayude en lo que pude. - baja la cabeza avergonzada - Pero nunca me contó lo que había hecho, ni que había sucedido. - vuelve a miraros a la cara - Lo que si se es que se obsesiono con su tío Haidar, el antiguo emir. Se puso a investigar que había sucedido con el, porque abdico y donde estaba, lo que por supuesto no aumento su popularidad con el nuevo emir.

Tras unos segundos de silencio, se libra del abrazo y coge otro trozo de carne.

- Supongo que podría encontrar un trozo de sus ropas, pero incluso un perro tendría problemas para seguir su rastro dos semanas después - comenta dubitativa - no creo que una pantera pueda hacerlo.

 La joven druida mira a la sacerdotisa I'timad. Su expresión es neutra, no parece que se vea sorprendida por las declaraciones de la mujer. Simplemente, sus grandes ojos castaños se posan en ella mientras, de forma distraída acaricia el pelaje aterciopelado de la cabeza de Jarael.

 Finalmente asiente.

 - Ciertamente lo tendría complicado Jarael, pero si más adelante nos encontramos cerca de él, tal vez nos pueda ser útil... en cualquier caso, I'timar, ¿cuando te hiciste cargo de Omar, usaste algo para borrar su paradero? ¿O simplemente te lo llevaste?