Partida Rol por web

La respuesta de Morrigan no sorprende demasiado a Valtorn, que ya va conociendo bien el temperamento de la guerrera. Pero una cosa es cierta. Para bien o para mal, es Vahala la que debe decidir. Ellos están ahí para servirle de apoyo, pero nadie más puede recorrer su camino.

Mira a Morrigan y se encoge de hombros, dando a entender que comprende sus dudas, pero no puede hacer mucho más que ella.

- Nosotros sólo podemos recomendar prudencia y tratar de guiar -dice-. Pero es Vahala la que debe recorrer su camino, nadie más puede hacerlo por ella. Yo al menos estaré a su lado, para bien o para mal...

Y espera para ver qué decide la joven.

Vahala se siente cada vez más confusa. Por una parte está las persuasivas palabras de la mujer extraña, que parecen muy convincentes y como un mensaje de un futuro no tan lejano o un presente que se está desarrollando en ese momento. Por otro lado está la agresiva guerrera del norte con sus palabras duras, pero no faltas de verdad. Vahala es como una veleta que mueve el viento y la confunde.

Vahala sentía frío y no era sólo debido al clima. Era aquella soledad que cada vez se afianzaba más en su interior al verse separada de todo lo que conocía, de aquellos a quien quería, de verse arrojada a la garras de la duda, la inseguridad y el miedo mientras cuestionaban sus decisiones una y otra vez. Pero mientras que en otra ocasión su peor enemiga habría sido ella misma era Morrigan que con su desprecio y aquella manera de dirigirse a ella hacía de influencia tóxica, menguando su confianza. Estaba claro que la guerrera se sentía obligada a estar ahí pero no parecía demasiado conforme con Vahala y todo lo que representaba.

En aquel momento el golpe bajo había sido hablar de su madre. Se la quedó mirando, acusando el golpe con un parpadeo de ojos vidriosos mientras Shae se apartaba de ellos para dejarle espacio para decidir.

- ¿Qué propones? Dime, ¿qué sugieres? - preguntó en un intento de mostrar entereza a pesar de que la guerrera no parecía siquiera dignarse en mirarla, sin darse cuenta del efecto devastador que provocaba en ella -. ¿Cuál es nuestra vara de medir? ¿Cómo decidimos quién puede salvarnos y quién matarnos? Si por ti fuera no hubiéramos confiado en nadie y, por lo visto y según crees, yo confiaría en todos. Confié en vosotros porque me dijeron que debía confiar en los que me rodeaban o todo estaría perdido. ¿Cómo saber quién es una pieza clave para ayudarnos? Porque hasta donde yo sé, nadie tiene una cruz en la frente que lo indique. Hago lo que puedo, Morrigan, con lo que tengo y lo que sé. Y quizás falle mucho ahora y en el camino pero, ¿no doy ni una? ¿Confiar en ti fue, entonces, un error? ¿Y confiar en el maestro Valtorn? ¿De verdad me he equivocado tanto como para merecer ese grado de desprecio? - dos lágrimas rodaron por su rostro pero se apresuró a limpiarlas, negándose a permitir que el llanto la dominara -. Bien pues siento si mis decisiones no son de tu agrado. Tampoco es agradable para mí el tener que tomarlas. Ya no puedo hacerlo más...Así que decide tú. Decide si debemos fiarnos de ella. Y decide sabiendo que si aciertas puedes salvar el mundo pero si te equivocas puedes condenarlo para siempre.

Vahala me contesta y puede ver sus lágrimas, ni siquiera sería capaz de repetir lo que le he dicho si me lo propusiera, pero creo que de alguna forma le he hecho daño y realmente no era lo que quería hacer, solo quería que me escuchara por una vez.

Ahora mismo estoy nerviosa porque no sé qué decirle para que se calme. -Vale… eh…- La miro y me acerco hacia ella, agachándome, para susurrarle al oído mientras la sujeto con firmeza por los hombros.

-Sé que ha mentido, el por qué y cuánto, no lo sé… lo desconozco, pero también es verdad que sabe otras cosas y es capaz de ver las grietas del cielo. Pero lo importante es que no conoce toda la verdad, por eso si vas tienes que ser cautelosa, solo puedo decirte que a pesar de lo que decidas… estaré aquí, lo hagas mal o bien…-

Me incorporo y al hacerlo le levanto la barbilla con la mano para alzar su rostro. -En esto debes decidir tú, aunque no lo creas deberías estar más preparada que yo, simplemente es que desconfió de todo el mundo y no creo que confiaras en mí, solo que no querías estar sola.-

-Realmente yo ya he decidido. Te estoy acompañando porque realmente creo que tú puedes restaurar el sello, quizás mi decisión condene el mundo, pero espero que tuviera razón quien me pidió que estuviera a tu lado.-

-¿Y no crees que la tenía? Estamos a tiempo de demostrarlo, creo…- Digo mirando hacia las grietas del cielo. -Y aunque mentirosa, quizás sea una pieza clave como tú dices. Espero a que decidas, no te molestaré.-

Doy un paso hacia atrás y me cruzo de brazos, expectante a la decisión que tome Vahala. No la voy a perder de vista, no me fio de esa adivina, así que pienso quedarme a unos metros de mi protegida.

Su primer instinto fue sacudirse a Morrigan pero se contuvo, pues no creía que montar más el espectáculo fuera lo idóneo para alguien que debía adquirir dotes de liderazgo a marchas forzadas. Así que contuvo el aliento, pensando que se le venía encima otro discurso cargado de palabras de desdén.

Nada más lejos de la realidad. Parpadeó, primero llena de sorpresa y luego de algo cercano al bochorno al comprobar que tras el ostracismo de la guerrera había algo más. ¿Qué quería decir con que sabía que mentía? ¿Era mera desconfianza? No, no esa vez. Quiso preguntar pero no era el mejor momento.

No lo era porque Morrigan por una vez estaba mostrándose como un apoyo y a pesar de que era lo contrario a lo que había pasado hacía apenas unos segundos, no importaba. No importaba porque acababa de darse cuenta de que aquello era algo que había necesitado desesperadamente desde que se uniera a la guerrera. Elevó un poco el rostro hacia ella, esbozando una leve sonrisa que contrastaba vivamente con sus cejas casi juntas en un gesto de preocupación.

- Gracias - musitó de corazón antes de sacudir un poco los hombros para tratar de aparentar entereza -. Escucharé lo que tenga que decir pero, como dices, iré con cuidado. Si dices que sabes que miente, te creo. Y decidiremos según lo que diga...

Inspiró con fuerza antes de mirar a sus compañeros y asentir. Tras aquello, con expresión concentrada, se acercó a la misteriosa mujer.

- Shae, la daimana. Dices que el futuro puede cambiar una vez visto...; pero cuando el futuro ya es incierto, un pequeño atisbo del mismo puede cambiar el destino para bien - dicho aquello, extendió su mano hacia la mujer -. Quiero saber qué me aguarda en el mio.

- Sin duda cogeré tu mano y te diré lo que vea, sin embargo, lo que diga será solamente para ti, nadie puede saberlo, cuanta más gente sepa un destino más probable es que cambie... Viendo su cara de escepticismo... Creo que me explicaré mejor.

- Imaginemos que veo y te digo que el anciano al que llamáis Valtorn muere... Tu, sin ninguna duda, harás lo posible para que eso no suceda, a fin de cuentas aprecias a tus compañeros, ¿No es así? Eso ya implica un posible cambio en la visión inicial, ya que tu comportamiento para y con él cambiará, estarás más alerta, quizas incluso estarás menos pendiente de otros hechos importantes ¿No crees?.  Hago una breve pausa.

- Supongamos que además de ti lo sabe la guerrera pelirroja ¿Qué crees que pasaría? Exacto, ella también intentaría que no pasara... y la visión por lo tanto, podría cambiar otra vez.

- ¿Y qué crees que pasaría si el anciano lo supiera? Por eso te pido, me creas o no, que tengas mucho cuidado con lo que les cuentas a los demás sobre sus destinos o el tuyo.

- Yo por supuesto no estoy aquí por la misma razón que ellos, parece que son tus compañeros por algo más que una misión o una aventura, parece una relación más estrecha como si todos tuvierais una especie de amistad e incluso podría llamarla respeto, yo sólo estoy aquí porque tengo curiosidad en ver a dónde me guía mi visión, nada más y tampoco espero nada de vosotros más allá de eso. Si estamos solos estiro la mano para ponerla justo debajo de la suya, si no estamos solos miro a los demás y les digo que por favor se alejen hasta dónde estaban antes.

Alargó la mano, dispuesta a obedecer, pero algo hizo que se lo repensara. Las palabras de Shae hicieron que dudara pero sobre todo fue el recordatorio de Morrigan. Era poco sensato que se alejara con la desconocida pues si lo que deseaba era acabar con ella le bastaría dos segundos para degollarla.

Se estremeció de forma visible antes de cruzar los brazos, negando con la cabeza.

- No. Entiendo lo que dices pero eso no es posible. No puedo separarme de mis amigos y, aunque eso implique cambiar el futuro, ellos también deben saberlo pues estamos juntos en esto. Además, si yo misma me entero de algo malo, por supuesto que trataré de evitarlo, con todas mis fuerzas...; no me voy a quedar esperando a que la muerte nos encuentre. A ninguno de nosotros. Lo siento peor si de verdad quieres ayudar, ese es el trato. O lo sabemos todos... - miró de reojo a Morrigan antes de decir -... o ninguno.

Pues entonces supongo que aquí nos separamos, diría que ha sido un placer pero mentiría, al decir esto último miro a la guerrera.

No quiero perder más el tiempo, el camino a Aknosh se hará largo y quiero salir antes de que anochezca. Os deseo toda la fortuna del mundo, la necesitaréis. Me giro y me voy por el camino.

Ando unos metros, me giro y miro de nuevo a la guerrera, hasta luego Jack, un placer haberte conocido también a ti, sonrío levemente. Miro al cielo con cara de preocupación, espero que se repare antes de que vaya a más... Luego me quedo en silencio y me alejo.

Al ver marchar a la extraña desconocida, Valtorn se encoge simplemente de hombros.

- ¿Seguimos...? -pregunta con una sonrisa, mirando a Vahala y Morrigan.

A penas dice nada en toda esa situación, quizá porque le ha parecido bastante surrealista. Y, además, esa última reacción de la extraña deja mucho que pensar. ¿Solo puede decirle esas cosas a Vahala si está sola? Huele a chamusquina, sin duda. Quizá porque Vahala es la más fácil de influenciar del grupo y es la única a la que ha podido interesar.

-Será mejor continuar, sí.

Torció el gesto. Ella parecía que siempre claudicaba pero el hecho de encontrarse con gente que nunca estaba dispuesta a dar su brazo a torcer la escamaba. Lo que le quedaba claro era que Shae no debía tener tanto interés por evitar su supuesta muerte cuando sus decisiones resultaban inamovibles. Desde luego, eso no parecía un buen atributo para alguien que emprendiera aquella misión pues no sólo podía acabar muerta sino acarrear la muerte de todos.

Tensó ligeramente la mandíbula, sobre todo cuando escuchó el comentario que pretendía, o eso creía ella, hacer que se arrepintiera. Pero no dijo nada y decidió que más valía hacerse la tonta. Si sus caminos se tenían que cruzar, que así fuera.

- Que los caminos sean seguros en tu viaje - se despidió, antes de mirar a sus compañeros y asentir. Hora de continuar.

Valtorn asiente a su vez y vuelve a acomodarse el petate sobre el hombro. Ya han perdido demasiado tiempo ahí parados, es hora de seguir su camino. Alarga el brazo junto a Vahala.

—Después de ti —sonríe para aligerar un poco el peso que oprime el corazón de la joven.

Así pues, tras ese encuentro inesperado, deciden que es mejor continuar con su camino. Por un rato, el silenció parece reinar entre el grupo hasta que Jack decide romperlo.

-Hay gente más rara que Morrigan en este mundo... ¿quién lo iba a decir? 

Mira a la pelirroja.

-Hasta Morrigan me parece agradable comparada con esa mujer.

Tras una breve despedida, el grupo se aleja de Shae por el camino, en dirección a saber qué ciudad. Ha sido un encuentro raro y, sin duda, no ha salido como Shae esperaba que saliese. ¿O quizá sí? Nunca nadie ha sabido lo que piensa la asesina y ladrona. Lo que si es cierto es que el futuro es incierto y las grietas en el cielo no se han hecho más pequeñas.

Y ahora, ¿cuál será el siguiente paso?

Observo con detenimiento como se marcha la mujer que dice ser vidente, por la escena que finalmente se ha montando me fío menos aun de sus intenciones, no sé realmente que deseaba pero casi es mejor que desaparezca de la misma forma en que ha aparecido.

Camino junto a mis compañeros cuando el mago dice que continuemos hacia nuestro destino, seguir es lo más sensato que podríamos hacer. Un preciado silencio nos acompaña hasta que el pequeño bribón decide estropearlo para hablar de mí, lo miro de soslayo, frunciendo el ceño.  -Por suerte todos vosotros sois bastante normales… Un mago, una joven de la cual depende este mundo y por supuesto tú, Jack.- Digo intentando que mis palabras suenen amables.

-No me compares con esa, chico. Yo al menos he conseguido que al fin Vahala me haga caso, por una vez.-

Bajo la vista hacia la hija de la Emperatriz, al final va a conseguir que le coja un poco de aprecio. -Bien hecho, ahora solo falta la parte sencilla, restaurar el sello… porque entendernos creo que ha sido la parte complicada.-

-¿Vamos bien por aquí, señor Valtorn?- 

A pesar de mi tono, quizás más cercano, una preocupación rondaba mi cabeza. Esa mujer había mentido en algunos puntos de su historia, pero al igual que nosotros podía ver el cielo agrietado o al menos esa impresión me había dado. ¿Qué tramaría realmente?

Miro hacia atrás, hacia el sendero que dejamos atrás. Podría seguirnos... -¿Os parece bien si caminamos en fila?- Hasta a mí me suena rara la pregunta. ¿Estoy pidiéndoles su aprobación? -Yo iré detrás, así será más complicado que sigan a nuestro grupo, si alguien lo hace... Vahala dijo que tenía enemigos en la ciudad, podrían haberles informado o estar haciéndolo ahora mismo.- Digo aludiendo a la vidente.