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El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Viajes.

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05/10/2017, 22:39
Ameiko Kaijitsu.

Mitad del invierno del año 4708 RA.
Día del Sol, veintisiete de Abadio.
Galduria, Varisia.
Por la tarde.

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Aunque podía resultar contraproducente que todos visitaran el pueblo al mismo tiempo pronto el buen hacer, y rutina de trabajo, se impuso. Mañana sería otro día, y aunque Ameiko no necesitaba realmente nada especial después de repasar los componentes de sus conjuros, si pasaba por la Academia esa tarde al día siguiente estaría más centrada en ayudar a Sandru. 

- Estupendo entonces, visitemos la ciudad -Se dirigió a Serveris- La idea de Koya es buena para los que queremos hacer diferentes cosas, así que espero que me acompañes hasta la Academia y mientras realizo algunos trámites conoces los alrededores. Igual para ti, Hattori-san. Serán trámites aburridos -Sonrió.

Compartía algo del discurso de Vankor, sobretodo en la idea de intentar no llamar la atención, por lo que...

- Sandru, en caso de que alguien pregunte, ¿qué se supone debemos explicar sobre nuestro viaje hacia el norte? Creo que sería prudente tener este concepto claro antes de partir.

Pronto estarían montando el campamento, y seguro que vería a Giorgino volando para cumplir su función para salir cuanto antes hacia la ciudad. Tendría algo de tiempo para pensar si entraba allí con vestimenta sencilla en vez de la que solía portar en los caminos. Y ese pensamiento hizo que se tomara un descanso en la tarea para hablar con Sandru.

- ¿Has conseguido un mapa de la zona a la que vamos? Puedo conseguir uno en la Academia.

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05/10/2017, 23:00
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, VEINTISIETE DE ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

POR LA TARDE.

El joven medioelfo escuchó las instrucciones de Sandru: grupos de tres en intervalos de dos horas. Y el primer grupo ya estaba conformado por Koya, Giorgino y Vankor. La vieja Mvashti parecía estar muy contenta con sus acompañantes. Su mirada le recordó a la que la mujer le lanzaba cada vez que iba a su casa, a realizar la cura del brazo herido, y se quitaba la camisa para dejarse tratar.

Prestó su atención al comentario de Serveris y de Ameiko, metiendo en el paquete a Hattori. El siguiente grupo ya estaba servido. Sin lugar a dudas, para cuando retornara este último grupo ya sería de noche.

- Esta bien, mañana por la mañana me asomaré por la ciudad - afirmó dejando claro que él conformaría parte del tercer grupo. Tenía muchas ganas de conocer poblaciones y gentes distintas a Puntarena. Además, seguro que los vecinos del lugar podrían contarles algunas cosas de la zona y del Norte, a donde se dirigían.

Tras ello, ayudó a descargar cosas de los carromatos para instalar el campamento. Luego se apartaría del grupo para llevar algo de comida y observar con cautela a su chucho preferido.

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05/10/2017, 23:54
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, VEINTISIETE DE ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

POR LA TARDE.


- Tercer grupo también para mi. Quiero comprar algunas cosas, y aprovechar para comprobar como es la carne por estas tierras- el bárbaro sonrió, divertido, mientras se quitaba las botas y se masajeaba los pies y los tobillos, observando alrededor por si había cualquier riesgo, sin dejar demasiado lejos su arma.

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06/10/2017, 04:06
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, VEINTISIETE DE ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

POR LA TARDE.

Me pone contento que Ameiko quiera ir conmigo, por lo que asiento a sus palabras antes de contestarle:

 - "No me molesta acompañarle a lo que quiera, por aburrido que sea. No tengo ningún interés en especial para ir, por lo que disfrutaré lo que sea que conozca."

Hattori también irá con nosotros. Nunca he hablado con el anciano y no sé que tan comunicativo sea, por lo que no puedo imaginarme que sea un grupo dado a conversar demasiado. Solo espero que todo salga bien y conozca cosas nuevas.

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07/10/2017, 14:18
Bevelek Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, VEINTISIETE DE ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

POR LA TARDE.

Le quitó importancia al hecho de no poder ir con la mano y asintió a las palabras del Jefe Sandru con contundencia. 

No os preocupéis, no me corre prisa ninguna de las compras, puedo hacerlas en otro momento. Repasad vuestro equipaje, a medida que vayamos subiendo hacia el norte las temperaturas bajarán, sería bueno aprovisionarnos contra el frío. Ropa de buena calidad que abrigue, mantas y ese tipo de cosas. Después de la noche de acampada en el pantano ya tuvimos una mala experiencia con las bajas temperaturas y a medida que avance será peor.

Sonrió a sus compañeros que iban hacia la ciudad a medida que les daba las recomendaciones, el viaje iba a ser largo y enfermarse podía ser un infierno para cualquiera de ellos. Para Bevelek la caravana era un mecanismo donde todas las piezas eran importantes y si una de ellas flojeaba el resto se resentía. Mientras su mano se paseaba por su cabello ordenándolo cayó en la cuenta de un tema que quería tratar desde que comenzaron el viaje y aquel era un buen momento.

Por cierto Jefe Sandru si fuera posible me gustaría hablar un momento en privado, nada muy serio.

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08/10/2017, 20:48
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL SOL, VEINTISIETE DE ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

POR LA TARDE.

Si querían moverse con discreción, él tenía algunas ideas sobre cómo hacerlo. Pero parecía que ese no era el centro de la conversación, por lo que ahorró palabras y frases en añadir su opinión. Su mirada estaba perdida, no así sus oidos cuando Ameiko habló. Un rápido vistazo le reveló que el primer interlocutor era Serveris, y le llamó la atención. Se giró hacia su señora cuando esta se dirigió a él, invitándole también a venir.

- A los ancianos siempre nos gusta hacer cosas aburridas. - Para él, trámites, visitar la ciudad y acercarse hasta la Academia era algo... fuera de lo común y por lo tanto, entretenido. Sin contar por supuesto que, ayudar a la Señora con sus quehaceres era todo un honor para él.

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08/10/2017, 23:46
Caravana.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Tras pasar una tarde apacible en Galduria, y una noche tranquila, Sandru y su caravana se dedican al comercio durante la mañana del día siguiente a su llegada a Galduria. Después de comer, y con los beneficios a buen recaudo, la caravana prosigue su viaje siguiendo la carretera de la Costa Perdida.

Ese mismo día, tras apretar un poco, la caravana llega al siguiente alto en el camino, el pueblo de Oreja de Lobo, justo antes del anochecer. De fondo se escucha el aullido de algún lobo lejano.

El pueblo de Oreja de Lobo está situado en el oeste de Varisia, donde el Río Lámpara Negra desemboca en el Lago Ember. Su nombre proviene de la inusualmente gran cantidad de licántropos que una vez llamaron a esa comunidad hogar.

Sabéis que, en sus orígenes, el pueblo fue un refugio para que personas afligidas por la licantropía pudieran vivir juntas en una relativa paz, y no ser un peligro para otros o sufrir persecución alguna. Cuando Magnimar se anexionó el pueblo en el 4671 RA, el Lord-Mayor de Magnimar acabó con esta práctica usando a la Iglesia de Erastil como su agente. Sin embargo, los ciudadanos no se rindieron fácilmente y retomaron la ciudad tras un sangriento conflicto. Al final, los licántropos o fueron asesinados u obligados a esconderse. Incluso a día de hoy, son frecuentes los rumores de extraños comportamientos en los ciudadanos de la ciudad, pero el gobierno de Magnimar sofoca de manera rápida los rumores de que haya una parte de la población de hombres-lobo escondidos bajo su alfombra.

El tiempo sigue siendo fresco, pero por ahora sigue sin atisbo de lluvia, nieve u otras inclemencias meteorológicas. La conducta de los empleados contratados por Sandru sigue siendo bastante correcta. Estáis convencidos de que no es su primer viaje, y parecen acostumbrados a este tipo de vida.

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09/10/2017, 11:19
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Oreja de lobo...- Koya observaba por el pequeño ventanuco de su carro, apenas descorriendo la colorida cortina, cómo el pueblo se iba haciendo más y más grande a medida que la caravana recorría, despacio pero sin pausa, su camino. El aullido de un lobo en la lejanía le hizo dar un respingo y apartarse de la ventana, asustada. Al menos Sandru había organizado las cosas para no pernoctar allí en una noche de luna llena. Aún así estaba intranquila y, como si el miedo fuese un catalizador para el frío, a Koya le empezaban a doler las articulaciones por mucha manta y ropa que se pusiera encima.

Al contrario que en su anterior parada, Galduria, la anciana adivina parecía reticente a abandonar el carro.  Bastante rato después de que Giorgino  lo detuviera y avisara a su abuela de que habían llegado, Koya abrió la puerta del carro pero se quedó inmóvil aferrada al marco de la misma. Su amable nieto ya había colocado la pequeña escalerilla que permitía a la adivina salvar cómodamente la diferencia de altura pero aún así, le costó tanto bajar cada escalón como si delante de ella se encontrara un precipicio.

Se pasó el rato temblando de frío, caminando taciturna por el campamento. Estaba preocupada porque los miembros de la caravana quisieran visitar el pueblo. La maldición de la licantropía era cosa mala. Koya había lidiado con muchas maldiciones, algún ex-novio vampiro incluso, pero los hombres-lobo le ponía los pelos de punta. Era algo irracional y como tal no podía evitarlo. Al ver la figura de su buena amiga, Ameiko, se dirigió a ella.

- ¿Qué os parecería si esta noche contamos historias de miedo junto a una hoguera?- Ameiko era una excelente narradora que a menudo amenizaba las veladas en la posada del Dragón Oxidado manteniendo a la audiencia atenta a su relato del principio a final. A la misma Koya no se le daba mal, aunque de otra manera. Ella usaba su dilatada experiencia más para contar anécdotas que para inventárselas, aunque solía exagerarlas o añadirle "extras" para darles algo más de color. Quizá así consiguiera que Giorgino y los demás se quedaran en el campamento y no quisiera visitar el pueblo. Los cuentos y las historias de miedo siempre habían sido un recurso para inocular en las mentes más jóvenes la prudencia de la que carecía su conciencia aún por desarrollar. "No te internes en el bosque", "No te bañes después de comer", "No vayas sola de noche", etc. Además, si conseguía reunir a todos junto a la hoguera, estarían más seguros. Era bien sabido que los lobos temían el fuego.

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09/10/2017, 14:51
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Giorgino disfrutaba del viaje, la libertad del camino y la buena compañía. Todo era novedoso y cada recodo que pasaban le traía nuevas sensaciones. En Galduria se lo había pasado genial acompañando a Vankor y a su abuela al pueblo y después anunciando su presencia entre los lugareños, aunque un poco más entre las lugareñas jóvenes y guapas. Había conocido algunos muchachos y muchachas de su edad y había participado activamente en las ventas organizadas por su tío Sandru. También había aprovechado algún rato libre en el que su abuela no tenía clientes para que esta fuera enseñándolo a leer, eso no le gustaba demasiado pero sabía que un buen caravanero tenía que leer y escribir, a ser posible en diferentes idiomas.
El siguiente pueblo le había hecho gracia desde el principio. "Oreja de lobo". Solo con ese nombre ya era un lugar en el que parar merecería la pena, una lástima que la abuela decidiera ir dentro del carro y que Giorgino no pudiera hacerle un montón de preguntas y ponerla al día de lo que había hecho mientras ella y Vankor se habían quedado en la Sociedad.
Cuando llegaron al lugar designado por Sandru para acampar aseguró el carro, puso la escalerilla para que bajara su abuela y después se dispuso a desenganchar los caballos y atenderlos.

Que raro, la abuela no sale.

Seguramente estaría preparando algo dentro del carromato y no iba a distraerla, además él tenía muchas cosas que hacer, montar el campamento siempre daba mucha tarea. Un buen rato después vio a su abuela fuera de la caravana, parecía que tenía frío.

-Abuela ¿Tienes frío? ¿Te traigo una manta? -Giorgino sonrió ante la propuesta de su abuela.- ¡Oh! ¡Es una gran idea! ¿Sabéis alguna de hombres lobo? Dicen que en Oreja de lobo viven hombres lobo. ¿Eso es verdad?

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09/10/2017, 16:36
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Ya se ponía el sol cuando finalmente Sandru dio el alto. Más allá podía apreciarse la silueta del poblado, cuyas casas se alzaban contra el horizonte como los dientes de una feroz mandíbula abierta. Realmente, más que Oreja de Lobo debiera haberse llamado Boca de Lobo, al menos para la poco imaginativa mente de Vankor.

Suspiró y se desperezó, haciendo crujir algunos de los huesos de su cuerpo en el proceso y procedió luego a estirarse tras la intensa caminata. No había sido una larga distancia pero el paso había sido vivo y si bien sus músculos no se resentían del esfuerzo, sabía que necesitaría de aquellos estiramientos para no sufrir molestias en las siguientes jornadas.

Una vez más se dispuso a descargar cuanto fuera necesario para vivaquear aquella noche y se aprestó a encender un buen fuego. Cuando escuchó al propuesta de Koya, se preguntó a qué historias de miedo podría referirse. Habían peleado contra esqueletos vivientes, ratas gigantes, dormido entre serpientes, afrontado un ser gelatinoso gigante... ¿Acaso habían horrores mayores que aquellos que pudieran asustarlos como a jovencitas? Se encogió de hombros ante todo aquello. Hubiera pensado que a sabiendas de pernoctar en las lindes de un pueblo, antaño hogar de hombres lobo, sería mejor contar historias de otro tipo, de grandes batallas o de héroes imbatidos. Aunque quizá era la excusa de Koya para estar pegada al fuego de la hoguera y vencer el frío que parecía atenazar sus huesos.

Frunció el ceño y sus labios, cerrados en un extraño rictus, se movieron de derecha a izquierda, como si estuviera tratando de dar con la respuesta a algún problema. Súbitamente, sonrió y su ceño se despejó. Recorrió el perímetro y fue recogiendo piedras que fue colocando en torno a la fogata para que se calentaran. A continuación, cogió una olla vacía y de pequeñas dimensiones y se acercó a Koya.

-Cuando te sientes, coloca esto entre tus pies -dijo tendiéndole el puchero-. Pondré algunas piedras calientes y eso te permitirá mantener el calor de tus pies. ¿Te parece bien?

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09/10/2017, 17:22
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTISIETE Y VEINTIOCHO ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

AL ANOCHECER.

El medioelfo, por la noche, había dejado comida a las afueras del campamento para que Vishkirville se saciara. A veces aparecía, a veces no. Casualmente esa noche sí lo hizo. Desde cierta distancia volvió a ver el lamentable estado del chucho. A pesar de estar anocheciendo, los ojos élficos pudieron observar con facilidad y detenimiento al desdichado animal y de nuevo, por un momento, el perro dirigió sus ojos profundamente negros llenos de dolor al explorador, estremeciéndolo. Finalmente, bajó la cabeza y comió lo dejado.

El muchacho pensó que era una buena táctica. Alimentándolo de lejos no le daba pie a que se acercara más y de paso podía observar su estado y su comportamiento durante un rato, alerta de algún signo alarmante.

A la mañana siguiente Kelsier partió junto a Kromdal para visitar Varisia. En un reciente pasado había tenido momentos tensos con el hombretón. Tal vez caminar juntos les aportaría un mayor entendimiento.

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09/10/2017, 23:01
Bevelek Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTISIETE Y VEINTIOCHO ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

AL ANOCHECER.

El viaje continuaba y todo iba a pedir de boca, nada parecía complicarse y eso ayudaba a que Bevelek estuviera tranquilo y relajado. Estaba disfrutando de volver a las tareas normales y habituales de su vida, tanto era así que casi se había olvidado de las incursiones al pantano, los esqueletos, goblins y ratas enormes. Pese a la aparente tranquilidad de la comitiva y al buen ambiente reinante en ella, el varisio no dejaba de supervisar con disimulo a los nuevos empleados. Sus vínculos con la peor calaña varisia le hacían desconfiar y se sentía responsable de echarles un ojo para evitar problemas.

Estaba tan concentrado en sus tareas que casi se le pasó por alto la zona en la que iban a descansar. Bevelek había escuchado de joven los cuentos e historias del pueblo Oreja de Lobo y nunca había querido creerlo peor en aquel momento se encontraban en los alrededores del lugar y las historias tomaban un cariz mucho más real. Cuando escuchó a la vieja Koya hablar sobre contar historias estuvo tentado de negarse, pero no era algo que mostrar delante de todo el mundo. No pudo evitar mirar hacia la zona en la que se encontraba el pueblo y apretar con cuidado su ballesta, no quería sorpresas esa noche, bueno ni esa ni ninguna. Por ese mismo motivo cuando la caravana se detuvo Bevelek se adentró un poco en solitario en las zonas colindantes junto con su equipo para preparar trampas buscando dejar un par colocadas estratégicamente alrededor del campamento.

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10/10/2017, 02:26
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTISIETE Y VEINTIOCHO ABADIO.

GALDURIA, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Galduria estuvo bien y, aunque no obtuve nada de demasiado provecho, fue una experiencia interesante el conocer un pueblo totalmente nuevo para mí. Recorrer sus calles y observar su ambiente es algo que puedo considerar como aprendizaje y el aprendizaje siempre es bueno.

Pero ya es hora de volver al camino y me siento feliz de volver a montar a Roiyaru mientras avanzamos junto a la caravana. Los pasos tranquilos del caballo me relajan y mientras más distancia pongo entre Punta Arena y yo, más vivo me siento.

Después de unas horas avanzando, llegamos a Oreja de Lobo, un pueblo perdido a mis ojos. Ya es hora del anochecer, por lo que debemos comenzar a montar el campamento. Me bajo de Roiyaru y comienzo a poner la tienda de campaña mientras escucho la actividad en la caravana. Entonces me llega la voz de Koya, a la que respondo sin dudar:

 - "Me encantaría escuchar algo de eso."

La verdad es que nunca he oído muchas historias de terror pues cuando pequeño, los otros niños me evitaban. He oído lo que dice Giorgino y la idea de enterarme de algunas de esas cosas que puedan ponernos los pelos de punta es algo que me gustaría vivir también. 

Termino mis quehaceres y luego me acerco a la fogata para poder escuchar lo que el resto tiene para contarnos, sobre todo si trata de hombres-lobo.

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10/10/2017, 12:29
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

- Gracias, Giorgino, estaría bien, sí.- Aunque dudaba de que una manta lograra quitarle los escalofríos que recorrían su cuerpo. Parecía que su idea tenía buena acogida entre los integrantes de la caravana. Ella podía contar alguna historia de miedo pero estaba segura de que Ameiko lo haría mucho mejor. Se acomodó gustosa en una confortable silla y se dejó mimar por Vankor que, muy amablemente, le traía unas piedras calentadas en la lumbre para darle calor.- ¡Qué maravilla, hijo!- En lo que esperaba a que todos los que quisiesen se reunieran junto al fuego, tras acabar sus quehaceres, Koya daba vueltas a cuál de sus historias sería la más apropiada para aquella noche. Podía hablarles del Troceador, pero ese loco endemoniado era de Punta Arena. Otra opción era contarles algo sobre los hombres-lobo, que sería lo más apropiado.- ¿Quién sabe, Giorgino, si no quedara alguno de esos escondido por ahí? La licantropía no es ninguna broma. Un mal asunto que no debe tomarse a la ligera.- O mucho mejor, podría mezclar ambas historias, usar algo su imaginación, para crear una historia mucho más terrorífica aún.- Podrían ser sólo rumores o...o estar acechándonos en este mismo momento, esperando que algún integrante de la caravana se adentro sólo en el bosque o se quede descolgado.- Al decir estas palabras bajó el tono  que parecía de ultratumba y clavaba sus ojos en el pobre Bevelek. 

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10/10/2017, 12:34
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER

Aquel día resulto uno de los más inquietos que experimentó el muchacho, como la primera noche que pasó en la intemperie y solo en el bosque, ya hace años. Esta vez, a pesar de tener mucha más experiencia y de ser de día, a pesar de resultar un día gris y plomizo con escasa luz, su estancia en la espesura de los bosques, rastreando, vigilando y cazando fue de lo más desagradable.

Tan pronto partieran de Galduria camino de Oreja de Lobo y se internó levemente en diversas arboledas, advirtió los constantes movimientos alejados, pero presentes y acechantes, en lo frondoso de los bosques. Rápidos y cuadrúpedos, según su vista élfica le daba a entender. Los aullidos posteriores le dejaron bien claro de qué se trataba. Y así todo el día, en constante tensión y con el arco preparado, a pesar de sentirse cubierto por otra presencia élfica oculta y no muy lejana que le rondaba con cierta frecuencia.

Las historias de licántropos que había escuchado en Galduria ayudaban a la intranquilidad del joven semielfo. Tras varias horas buscando algo que cazar pero sin alejarse mucho de la caravana y del camino principal, no encontró nada. Retornó sin carne, aunque aportó un buen número de castañas y almendras, fáciles de obtener sin alejarse mucho de los carros.

Cuando Sandru decidió dar el alto por la tarde para pasar la noche en un claro junto al camino, Kelsier decidió echar un vistazo qué tal estaba Vishkirville. No lo halló. Por un instante pensó que tal vez se había separado y podría haber sido presa de los lobos, pero sabía que los lupinos eran muy perceptivos y lo rehuirían al sentir su naturaleza. Probablemente el chucho volviera por la noche o al amanecer.

Meditabundo, junto al fuego escuchó la intención de Koya de contar algunas historias. Aquello sacó de su ensimismamiento al explorador que sonrió con cierto entusiasmo infantil. ¡Le encantaban las historias a la luz de la luna! De pequeño, su madre, le solía contar algunas.

Aunque de eso hace muchos años, pensó mirando levemente a su renuente progenitora, con un punto de melancolía.

Tambien su tía, oh tía Clara, le contó muchas en una situación como esta: ante una fogata, de noche y rodeados de árboles. Y resultaba maravilloso. Ahora la anciana Mvasthi se disponía a contar algunas.

Por su edad debería conocerse TODAS, pensó entusiasmado el medioelfo.

- Traeré una castañas para calentar al fuego y las iremos comiendo mientras tanto - dijo mientras salió corriendo a buscarlas y volvió pronto con ellas y una olla. Tras colocar el recipiente lleno de castañas junto al fuego, se sentó junto a otros presentes y se prestó a escuchar con suma atención.

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10/10/2017, 14:18
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Vankor se sentó a horcajadas sobre una roca en la que previamente colocó una manta vieja y raída bien doblada, para así contrarrestar la incómoda naturaleza pétrea de su asiento. Las llamas se reflejaban en su negra melena y bailaban en sus oscuras pupilas, esperando a que las historias comenzaran a fluir. Mientras tanto hubo de conformarse con lo que ya tan solo eran fábulas, los extintos licántropos de aquellas tierras.

-¿Por qué dices que la licantropía es un mal asunto? -preguntó mientras barruntaba para sí, si el hecho de combinar dos naturalezas, la del hombre y la del lobo, no constituiría una notable ventaja, especialmente en un luchador. No sabía mucho de aquellas criaturas que no formaban parte sino de viejas historias, pero había oído hablar de su fuerza y de sus notables sentidos, amén de su ferocidad. ¿Qué guerrero no desearía algo así?

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10/10/2017, 23:35
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

La parada en Galduria había resultado extremadamente provechosa. Los nuevos y viejos caravaneros parecían trabajar bien como equipo, y los empleados se atenían a lo estipulado y cumplían con sus obligaciones de manera razonable. La fortuna quiso que una de las principales tabernas de Garduria hubiera perdido la mayoría de sus reservas de vino debido a la rotura de una de sus cubas, y Sandru pudo colocar todas las reservas del mismo que acarreaba desde Punta Arena, amén de las elaboradas botellas Kaijutsu que lo contenían, a precio casi de oro.

Tras cruzar algunas palabras con Ameiko, la historia oficial se hizo extensible al resto de la caravana. Éramos una simple caravana varisia que tras una racha de mala suerte había decidido desafiar un suave (esperaban) invierno en orden de recibir unas ganancias en una época en la que el comercio entre urbes flojeaba hasta casi desaparecer. Sandru tuvo así mismo algunas palabras con los miembros no asalariados de la caravana emplazándoles a guardar discreción sobre su verdadero objetivo a efectos que no se comentaran ciertos aspectos del destino último de la caravana delante del citado personal.

Asintió encantado a los esfuerzos de Ameiko a conseguir algún tipo de legajo sobre el cual trazar una ruta creíble, esperando que la emprendedora mujer fuese capaz de conseguirlo.

Mientras se acercaban a Oreja de Lobo, los días de viaje le permitían seguir con algunas lecciones a Vankor. Su sobrino se adhería a algunas pero a su manera caótica e inconstante. Al menos servía de blanco a Vankor en sus evoluciones.

Mientras montaban campamento, trabajaba en silencio escuchando con una media sonrisa las palabras de unos y otros. El tema de los hombres lobo había sido tratado con mano dura y los lugareños no gustaban que se aireara como si fuera algo trivial, pero suponía que los nuevos caravaneros ya lo descubrirían por sí mismos. Luego Vankor lanzó una pregunta que dejó a Sandru mirándole curioso.

– Koya habla sabiamente. No pienses en un hombre lobo como en un animal amistoso. Si la maldición alcanzara a alguien la luna llena le forzaría a una dolorosa transformación que acabaría convirtiéndose por unas horas en una bestia sedienta de sangre, que no distinguiría amigos de enemigos, ni ciervos de hermanos. ¿Te gustaría que un peludo y erizado de colmillos Bevelek te cenara sin atender a tus ruegos y llamamientos como su familia? Yo creo que eso sería un mal asunto señor Dalmuvian.

Sandru elige ese momento para elevar un pesado barrilete de cerveza a un soporte del carro, impidiendo que vean que su sonrisa se había ensanchado. Y es que Bevelek no necesitaba de ninguna maldición para tener buen apetito y una idea peregrina había acudido a la mente del varisio, ¿cuánto tiempo necesitaría el fornido Dalmuvian sin probar bocado para mirar a su hermano y relamerse? Siguió trabajando disimulando con una tosecilla un conato de risa.

– Jjcof, cof…Cof, jcof… Ah, el polvo del camino… –

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11/10/2017, 11:19
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Giorgino miró con cierto temor a su alrededor cuando su abuela preguntó si habría algún hombre lobo por ahí acechando. Se acercó más al fuego procurando no separarse de sus familiares y amigos.

Espero que no haya ninguno.

La pregunta de su primo Vankor y sobre todo la respuesta de su tío hizo que el muchacho se relajara, incluso comenzó a reír de manera nerviosa para aliviar la tensión.

-Jajajaja. Creo que si Bevelek tuviera mucha hambre sería capaz de comerse a Vankor sin ser hombre lobo. ¿Verdad primo? -Aquel tema hacía volar su imaginación y sus preguntas.- ¿Y como se hace uno hombre lobo? ¿Es por un mordisco? O hay bebés-lobo? ¿Hay alguna manera de distinguirlos? ¿Como podemos saber quien es un hombre lobo y quien no?

Además de los hombres lobo había otro tema que le inquietaba y que no había tenido tiempo de preguntarle a su tío, ahora que todos los de confianza estaban por allí y las cocineras y los carreteros contratados en Punta Arena seguían ocupados montando el campamento vio una oportunidad de preguntar, pero antes se aseguró que nadie ajeno al grupo pudiera escucharles.

-Tito. Entendí lo de que somos una caravana con dificultades que intenta sacar algún beneficio extra con este viaje y eso pero... ¿Seguimos llamando a la Señorita Ameiko por su nombre o viaja de incógnito como la tía Che Li?

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12/10/2017, 05:05
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

Lo que cuentan acerca de los hombres lobos es algo terrible. Al igual que Vankor, me imaginé que sería genial poder vestir la piel de la bestia y así luchar más poderoso e implacable, pero volverse esclavo de una maldición y no distinguir amigos de enemigos, matar a los tuyos y llevar esa carga, debe ser algo terrible.

Un aullido de lobo resuena a lo lejos y un pequeño escalofrío se hace sentir por mi espalda. Intento ignorarlo aunque la idea de ser mordido, con las terribles consecuencias de ello, permanecen como un miedo en mi cabeza.

Me río de las palabras de Giorgino hacia Bevelek, pues todos sabemos que el Dalmuvian es muy bueno para comer. Me quedo atento a las palabras de respuesta pues encuentro interesante que podamos distinguirlos de alguna forma, sobre todo si es cierto que en Oreja de Lobo hay muchos viviendo entre los habitantes. Lo pienso un momento y respondo:

 - "No creo que sea fácil distinguirlos si consiguieron mezclarse en ese pueblo tan bien. Yo creo que debe ser un mal asunto y mejor no retrasarnos más de lo necesario."

Quizás matar a un par no sería tan malo, pues si son criaturas malvadas sería hacerle un bien al mundo, pero no creo que valga la pena. Tampoco sé si tienen familias o cosas así. Siento que mi cabeza se llena de pensamientos confusos y entiendo entonces que no es algo en lo que yo deba involucrarme mucho pues es para mentes más inteligentes.

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12/10/2017, 09:48
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, VEINTIOCHO DE ABADIO.

OREJA DE LOBO, VARISIA.

AL ANOCHECER.

- Una vez herido por un licántropo- Comenzó a contestar Koya a su nieto a la vez que las llamas de la hoguera proyectaban sobras danzantes sobre su anguloso rostro.- poca cosa puedes hacer. Da igual que sea un mordisco o arañazo. La ponzoña está en ellos y se hará contigo. Muchos se creen afortunados por escapar al ataque de uno de estos seres y, cuando llega la primera luna llena tras el ataque, se transforman. Puede sonar duro pero yo preferiría que me devoraran viva antes que eso. Pierdes el control de tus actos. No soportaría matarte Giorgino, o devorarte a ti, Vankor.- Se relamió los finos y agrietados labios. La jodía actuaba bien, o es que se relamía de veras.- Sois mi familia, lo que más quiero. Algunos huyen para no hacer daño a sus seres cercanos, los menos, y otros símplemente acaban con todos los que se interponen en su camino, amigos o enemigos.- La anciana agitó las manos para que las numerosas pulseras que adornaban sus antebrazos no se acumularan en la fina muñeca. Echó para atrás la capucha dejando ver su apelmazado pelo plateado. Negó con la cabeza efusivamente haciendo que el collar que llevaba al cuello se balanceara saltara delante de su pecho. El símbolo de Desna, que había estado reposando entre sus marchitos pechos, quedó así al descubierto, provocando destellos argénteos que las llamas de la fogata producían al reflejarse en el mismo.

- Plata. Los hombres-lobo la aborrecen pues abre su piel como si de mantequilla se tratase. Si no eres lo suficientemente afortunado como para tener la protección de Desna más te vale ir de plata hasta las trancas. Dicen que ingerir una ramita de belladona, o matalobos, convenientemente administrada, pues es tóxica como sabréis, en los primeros momentos de la infección puede acabar con ella.- Si no acaba con tu vida la misma planta.- Si no, la única solución es acudir a un clérigo lo suficientemente poderoso. Nada fácil pues ni yo misma podría curaros. Más os vale no alejaros mientras estemos por aquí y manteneros cerca de mí.

Los temores que trataba de infundir Koya en los miembros de la caravana se mezclaban con las chanzas de Sandru sobre Bevelek que hasta a la anciana hicieron sonreír. Se forzó a volver a recomponer su rostro hacia la seriedad más absoluta, aunque algo fingida.

- Es difícil diferenciarlos. Hay que tener mucha práctica. Incluso hay personas especializadas en ello. Cazadores de hombres-lobo. En su forma humana y cuando la luna llena ha pasado son personas normales. Pero hay otros que hasta pueden adoptar la forma completa de lobo además de la terrorífica de híbrido. Cuentan horripilantes historias sobre seres así...- La vieja se arremangó un poco la falda como si fuera a marcharse ya dejando a todos a medias.-...pero no quiero asustaros y, además, las piedras ya se han quedado frías.- Se lamentó con la esperanza de que algún ser bondadoso de la caravana se apiadase de ella.