La elfa miró reprobadoramente a Laern cuando lo vio entrar en un estado lamentable, pero no opinó en voz alta. Hasta el enano se ha tomado las cosas más seriamente y por una vez no llega borracho. Era mejor mantener la concordia lo más posible.
-¿A qué pueblo te refieres Mortz? ¿Al mismo de la otra vez? Si ya nada podemos hacer allí...- Mientras hablaba, corroboraba que su morral de viaje estuviese bien equipado y no faltara nada importante para los días de marcha. Ajustó la funda de su espada y corroboró que la cuerda de su arco no estuviera demasiado tensa o podría cortarse en el camino.
Laern estaba algo pensativo, y ahora tiene que defenderse de un ataque central del hobbit y dos flanqueos insidiosos del capitán Anioz y de Görg.
- ¡No he dormido bien, no! -a los tres, pues sospecha que lo que unos preguntan a viva voz otros se cuestionan en silencio- ¡No, no he recibido información sobre ese escurridizo y, por nuestro bien, que no venga! ¡Y... -pone una voz demoníaca, debido a lo cascado e iracundo de su tono- ¡No! ¡Vas! ¡A! ¡Llevar! ¡Armas!
Lo he posteado más tarde, pero tampoco es que rompa frontalmente con Ireth, así que lo dejo ^^
¡PPppprrrttthhzzzzzzz!* Jur, jur, jur. Pero Laern, si ÉL es un arma en sí mismo. Míralo, aún no hemos salido y ya te ha atacado los nervios. Aunque he de decir que estoy de acuerdo en que no lleve armas no está de más preguntar al señorito Morz ¿qué arma querrías llevar y para qué la usarías?
Mmmmm, según si responde algo sensato o no podría pasarme por la armería y coger el arma que pueda usar. Quizá sea mejor llevarla y no dársela salvo en caso de necesidad que lo contrario.
*Onomatopeya de risa contenida.
Morz se queda mirando a Ireth con mala cara.
¡No me llamo Mortz, soy Morz! – al acabar hace una burla sacando la lengua –
Tras sus burlas hace caso a Laern y Görg, Creo que una daga me vendría bien, ¿no?
Lern parece crecer un metro. Le mira con ojos como puñales y parece que va a gritar como un dios de la antigüedad. Parece la efigie de su escudo. Pero, de repente, se rinde, y vuelve a su expresión hosca y de mala gana.
- ¡Coge lo que quieras! De todas formas, no me pareces un tipo demente que se líe a cruzar aceros con todo aquel que se encuentre, ni un asesino de bebés. Teniendo en cuenta a lo que nos enfrentamos -suaviza el tono-, incluso podríamos proporcionarte armadura. El otro día, a Elladan casi le arrancan un brazo de cuajo -el esbozo de una sonrisa se forma debajo de su barba, y mira al hobbit de reojo, midiendo su reacción- ¿eh, Elladan? ¿Cómo va? ¿Has recuperado la movilidad, podrás tirar con arco? Y creo que Anioz todavía se resiente de ese hachazo en el pecho -lo señala con toda la intención mirando a Morz-. ¡Dejará una cicatriz horrible, pero todo sea por Talona!
¡Por favor! ¡Este hobbit es capaz de irritar a un muerto!
-Muy bien MORZ- la elfa hizo incapié en el nombre del mediano -aún no respondes mi pregunta. Aunque más bien, preferiría que fuera Laern quién nos de los detalles de la misión.
Dirigiéndose ahora al capitán preguntó.
-¿Hacia dónde vamos? ¿Cuales son nuestras órdenes? Sabes Laern que no me gusta lanzarme al campo sin tener una idea de lo que vamos a hacer, ni de lo que esperamos encontrar. No me gustaría ser sorprendida.
Laern se aclara la garganta y mira fijamente a la elfa.
- Esta vez no tenemos un objetivo claro. No hay bastión que tomar, ni colina que defender. No hay acciones heroicas... No al menos hasta que encontremos la sede del culto, si es que hay tal sede. Volveremos a la aldea y trazamos los pasos de los recaudadores desde ahí, cubriendo las aldeas cercanas. ¡Alguien tiene que saber algo, por los dioses! ¡Y juro ante ellos que no descansaré hasta dar con los culpables!
Bien, al parecer el capitán está recobrando la compostura. Ireth sonrió internamente. No podía dudar de las capacidades de liderazgo de Laern, a pesar de que muchas veces se dejara llevar por su carácter.
-Entonces partamos sin dilación. El día comienza a avanzar. Cuanto antes nos encontremos en camino, más probable es que hallemos a alguien dispuesto a hablar... aunque con la cantidad de víctimas que quedaron luego de nuestra última excursión... no creo que obtengamos demasiada colaboración.
Laern sacude la cabeza.
- No... No... Tendremos su colaboración. Recuerda que esos palurdos creen tener otro nuevo dios.
Ladea la cabeza levemente hacia el hechicero, sonriendo, pero con ojos tristes.
- Ignorantes. Tener que recurrir a las mismas argucias... Me pone enfermo.
Con las órdenes de Laern el grupo salió de la sala y se dirigió a la puerta sur de la ciudad.
Seguimos en la otra escena.
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Después de la primera misión
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Laern encabeza el grupo, saca de un bolsillo las llaves de la sala y abre la puerta, como no podía ser de otra forma notáis un olor a cerrado y a humedad.
Os sentáis a esperar al general, que dependiendo de los asuntos que estuviera atendiendo tardaría más o menos.
Si queréis dialogar sobre algo, o alguno quiere ir a algún sitio es el momento de decirlo, si nadie hace nada avanzamos hasta que os llame el general.
Me gustaria ir a visitar a los presos.
Tal vez consiga sacarles algo ahorrando una innecesaria tortura.
Supongo que no tendreis inconvenientes.
Laern levanta la mano desde su asiento.
-Como quieras, chico, aunque dudo que les arranques demasiado.
Por mí, avancemos.
Aguanta el tiempo suficiente para saber si tenían que tratar algún tema importante, y al ver que no es así y que Anioz ya se ha marchado, le comunica al grupo y al Mariscal:
- Yo por mi parte me retiraré también, pero a mis aposentos. Si me necesitan para cualquier declaración allí estaré. Lamento dejaros con la parte pesada, pero el cansancio tanto físico como mental que he acumulado desde que nos separemos en la posada, especialmente cuando atrapamos a los bandidos, ha sido demasiada para mí. ¡Suerte!
Aún no habían hablado de sus diferencias a la hora de tratar a los prisioneros. Aunque tampoco hacía falta. Se marcha de la habitación con ganas de dormir por fin en un lugar cómodo.
Abandonas la sala y te diriges a la puerta del castillo, allí te encuentras de nuevo con Teroth.
Cambio de escena.
Primero había sido Anioz, y ahora es Elladan el que abandona la sala, ambos parecían no estar demasiado contentos.
Tras un rato en el que no se dice nada importante llega un guardia a la sala que dice lo siguiente.
El general está esperándoles.
Tras esas palabras dio media vuelta y se fue.
Abandonas la sala del grupo, dejando a todos en esta. Caminas por el castillo hasta llegar a la puerta, al salir gozas del aire fresco y del olor a fresno.
¿Vas a hacer algo o simplemente te retiras a descansar?
Me retiro a descansar.
Laern se levanta lentamente y se espolsa las gastadas ropas de viaje y el tabardo raído. Acto seguido se vuelve hacia el resto.
-Bien, vayamos todos esta vez. No somos demasiados, y me vendrán bien más opiniones.