Partida Rol por web

No iba a darle las gracias a Nataly por salvarle la vida, eso no entraba dentro de su código de conducta y tampoco creía que la pelirroja lo necesitara. Por lo menos, estaba claro que no lo había hecho por reconocimiento.

- Bonito casco - había comentado al principio antes de proseguir -. Es un niñato rajado. Se ha ido con el rabo entre las piernas - murmuró con una chispa de humor mientras sacaba un cigarro y lo encendía. De ese modo, disimulaba el dolor que le había producido el movimiento de levantarse, dando una larga y placentera calada. Desde luego, prefería ese tipo de muerte lenta -. ¿Crees que va a querer comprobar si Jay tiene cosita dentro de los pantalones? Igual le mola el tema - no se molestó en bajar la voz mientras comentaba aquello con un humor mucho mejor del que había demostrado en todo el viaje. Obviamente, Nataly no podía saberlo pero su presencia, la ausencia de Alan y el hecho de estar viva, había mejorado mucho su humor -. Qué hay, grandullón, yo ser B. Y no tengo puta idea de lo que es tu grum pero venga, vamos, total...como para desconfiar estamos.

¡Me cago en Logan!

Ante la información de Brooke, Nataly puso su mayor cara de contrariedad. Y es que odiaba que le llevaran la contraria o que no le hicieran caso. ¡Lo buscaría y le haría ver que sus castigos eran peores que cualquier cosa que le pudiera haber ocurrido en aquella misión!

Pero nuevamente Brooke la distrajo con la pregunta acerca de "la cosita" de Jay. Miró de forma pícara a Jay y después a su entrepierna. 

- "Cosita" debe de ser una buena definición.- bromeó. 

Y entonces el bichejo con aliento de babuíno se acercó más a ellas, provocando aún más tensión en Nataly, que no se conformaba ya con aferrar a Brooke con más fuerza, sino que la atrajo más hacia ella si cabía. El primer movimiento si es que les atacaba sería un cabezazo con su nuevo y flamante casco.

Pero nada de eso sucedió. Simplemente les pidió que les siguieran. Brooke no tardó nada en responder. Y si ella estaba dispuesta, Nat también. La ayudó a levantarse y se unió a Jay y Brooke, con cierta tensión. Después de todo lo que había pasado no se fiaba ni de un momento de respiro. Ya estaba planeando cómo actuar en cuanto se encontraran en peligro.

El grandullón seguía sin identificar cual de los tres era Brooke y eso que incluso había señalado muy específicamente a quien buscaba. Miró a uno, luego a otro, después al que faltaba y así un par de veces hasta que decidió rendirse y ordenar a la verdadera B que buscaba que lo acompañara. En cuanto al concepto de grum no supo muy bien que responder, se excusó con que no dominaba nuestra lengua —lengua débil, por supuesto que nos consideraba seres inferiores como el buen cavernícola que era— y que grum era grum. Jay seguía sin tener ni idea de lo que significaba, pero asintió como si fuera justo lo contrario. También se dio cuenta por primera vez del casco que llevaba Nataly en la cabeza, casco que sin lugar a dudas debía ser el artefacto que le correspondía. Qué tía, era la primera en obtener su artefacto y le había sobrado tiempo para venir a Alejandría y salvar a su novia. Y además estaba cañón.

— Ehhhhh. — Respondió al comentario de Brooke respecto a Alan, alargando innecesariamente la expresión. — El niñato igual se ha ido volando por los aires como nos ha pasado a nosotros. Ha venido hasta aquí para ayudarnos, tenemos que encontrarle. — Rara vez Jay respondía seriamente, pero esta era una de esas ocasiones. Aun así tampoco podía culparla, Alan podía ser un verdadero capullo y muy grande tuvo que hacerla para ganarse tal odio.

De nuevo ambas se rieron de él, esta vez sobre su cosota cosita, pero en esta ocasión tenía algo con lo que contraatacar. — ¿Segura? ¿Por qué no se lo preguntamos a tu hermana? — Se inclinó de forma provocativa a la pelirroja, aunque pronto se arrepintió al recordar como se había cargado una planta entera de tres puñetazos. — Vale, vale, era broma.

— Como sea, tengo que quedarme y encontrar a Alan. — Añadió antes de que se marcharan con el grandullón.

El grandullón seguía sin identificar cual de los tres era Brooke y eso que incluso había señalado muy específicamente a quien buscaba. Miró a uno, luego a otro, después al que faltaba y así un par de veces hasta que decidió rendirse y ordenar a la verdadera B que buscaba que lo acompañara. En cuanto al concepto de grum no supo muy bien que responder, se excusó con que no dominaba nuestra lengua —lengua débil, por supuesto que nos consideraba seres inferiores como el buen cavernícola que era— y que grum era grum. Jay seguía sin tener ni idea de lo que significaba, pero asintió como si fuera justo lo contrario. También se dio cuenta por primera vez del casco que llevaba Nataly en la cabeza, casco que sin lugar a dudas debía ser el artefacto que le correspondía. Qué tía, era la primera en obtener su artefacto y le había sobrado tiempo para venir a Alejandría y salvar a su novia. Y además estaba cañón.

— Ehhhhh. — Respondió al comentario de Brooke respecto a Alan, alargando innecesariamente la expresión. — El niñato igual se ha ido volando por los aires como nos ha pasado a nosotros. Ha venido hasta aquí para ayudarnos, tenemos que encontrarle. — Rara vez Jay respondía seriamente, pero esta era una de esas ocasiones. Aun así tampoco podía culparla, Alan podía ser un verdadero capullo y muy grande tuvo que hacerla para ganarse tal odio.

De nuevo ambas se rieron de él, esta vez sobre su cosota cosita, pero en esta ocasión tenía algo con lo que contraatacar. — ¿Segura? ¿Por qué no se lo preguntamos a tu hermana? — Se inclinó de forma provocativa a la pelirroja, aunque pronto se arrepintió al recordar como se había cargado una planta entera de tres puñetazos. — Vale, vale, era broma.

— Como sea, tengo que quedarme y encontrar a Alan. — Añadió antes de que se marcharan con el grandullón.

Brooke y Nataly parecían dispuestas a irse con aquella bestia mientras que Jay quería quedarse a buscar a su compañero, persona la cual las otras dos habían decidido obviar, parecía no preocuparles lo que le pudiese haber pasado. Pero algo interrumpió eso, una voz femenina llena de fuerza, pero que se notaba que estaba agitada, también se escuchaba como se acercaba corriendo por algún pasillo.

- ¡T! ¡Ya llegan! ¡Tenemos que irnos!

Parecía que esa letra hacía referencia a la bestia, pues miró en dirección a la que venía la voz, de donde apareció una mujer con una armadura bastante dañada, un rifle de tamaño considerable en su mano derecha y goteando sangre por lo poco que quedaba de su brazo izquierdo, que probablemente acababa de perder hacía poco.

Al llegar y encontrar a la bestia con los tres chicos los miró un par de segundo - Buen trabajo, los has encontrado. Ahora vayámonos, hay que irse de aquí o acabaremos muertos ¡Seguidme! - Y comenzó a correr de nuevo.

T miró a las chicas y a Jay - Correr - dijo con su fuerte voz y comenzó a correr tras la otra chica.

Estaba a punto de contestar a Jay que no se referían a Allan sino a Logan, el muy cobarde de Logan, pero la verdad es que la seguridad del primero le daba bastante igual. Era un capuyo integral y nunca le perdonaría ciertas cosas. Pero no pudo porque pronto apareció otra nueva luchadora. Parecía bastante herida por lo que no suponía una amenaza, se dirigió a ellos y les instó a que la siguieran.

Miró a Brooke, intentando atisbar algún indicio de reconocimiento acerca de la chica que ahora parecía ser su aliada. Igual que... ¿T?

- ¿La conocéis? -Y después se dirigió a la nueva incorporación del equipo. ¡Ni siquiera le dejaban ser la novedad por más de dos minutos!- ¿Eres Grum?

Estuvo a punto de soltarle un comentario socarrón a Nataly acerca de su forma de arrimarse pero algo en su expresión la disuadió de hacerlo. No era como si Brooke fuera una persona amante del contacto físico a excepción de cuando el objetivo del mismo estaba claro: pelea o sexo. Pero aunque la pelirroja pudiera tolerar su broma sexual fuera de lugar algo le decía que la preocupación subyacente en sus actos no era lo que necesitaba.

- Tranqui, Ene, no me voy a romper - le comentó mientras probaba de sostener el peso de su cuerpo sobre sus propias piernas. Perfecto.

Fue entonces cuando Jay saltó en defensa de Alan, lo que le hizo enarcar las cejas con expresión escéptica. ¿Qué narices tenían esos dos para que Jay pensara tanto en aquel gilipollas? Pero claro, aquella era la dinámica de las relaciones de Alan: trataba a todo el mundo como su perrito faldero pero de un modo u otro los ataba a él. En su caso, la había vuelto adicta para paliar sus problemas de ansiedad y había jugado con sus inseguridades. ¿Qué sería para Jay?

- Me la suda Al... - estaba a media frase pero una figura femenina con pinta de haber tenido momentos mejores apareció. Ya se estaba preparando para tener pelea cuando demostró que iba con el grandullón -. Qué va, pero parece que por aquí todos tienen la extraña manía de llamarse por la primera letra del nombre. Esta debe ser M, J, o algo así, fijo - comentó en respuesta a la pregunta de Nataly -. Como sea, vamos, parece que de momento lo único que tenemos que hacer es ir de un escolta a otro.

Cuando Jay dio media vuelta para ir en busca de Alan, dio un par de pasos y vio aparecer a la mujer de la armadura sin un pedazo de brazo decidió dar otro giro de ciento ochenta grados y volver a su posición original.

— Por ahí no está. — Dijo sin haber explorado la zona, ¿pero ir a un lugar donde había un bicharraco que podía arrancarte el brazo de cuajo? No, gracias. Rezó un ave maría en su nombre y le deseó la mejor de las suertes. O también podía preguntarle a la recién tullida si había visto a un drogadicto por ahí, igual eso aportaría mucho más a la investigación.

— Eh, eh, espera. — Se acercó a la mujer con un par de saltitos. — ¿Has visto por ahí a un tío que vestía la misma armadura que ella y yo? — Se señaló a sí mismo y luego a Brooke, casualmente los tres habían coincidido en vestir una Necros. — Tenemos que encontrarle, él es... Uno de los guardianes de B. — Mintió en un intento por dar algo de importancia a su búsqueda. Técnicamente tampoco era algo totalmente falso, estábamos aquí para ayudarla, pero si esto fuera un juego e importancia fuera un atributo, ahora mismo al de Alan hubiera subido en diez puntos. De todas formas Jay tenía un dicho que decía; si cuela, cuela y sino me la pela.

Además, ¿qué era eso de que todo el mundo se llamara por una letra? Igual eran nombres en clave o algo por el estilo, pero entonces hubiera molado más el clásico alfa o el nombre de un animal. A Jay le gustaría que su nombre en clave fuera Cerdito. Los cerdos eran geniales y sus colitas molaban mil.

La chica no parecía haberse querido a parar a responder a Jay y aquel orco parecía ser bueno obedeciendo órdenes pues no dudó en correr tras ella por lo que finalmente, los tres chicos comenzaron a correr y mientras descendían por unas escaleras internas del edificio, comenzaron a escuchar como partes del edificio comenzaba a ser destruido como si algo grande impactase contra ello. No tardaron en llegar a una planta subterránea donde el orco, sin esperar indicaciones de la chica levantó una tapa de alcantarilla por donde saltó la chica de un solo brazo y tras ella, Brooke, Jay y Nataly, seguidos del orco.

El lugar estaba completamente oscuro, pero más seco de lo esperado en una alcantarilla, entonces poco después de saltar el orco el suelo tembló un poco y una luz se encendió. Se encontraban en algo similar a un vagón de metro de unos diez metros de largo, asientos y una zona de pilotaje al frente, que la chica se esforzaba por controlar con una sola mano. Tras tocar unos botones y tocar un par de palancas el vehículo se puso en marcha, y con un suspiro se apoyó en una pared.

Miró entonces a los tres chicos, le habían hecho unas preguntas que con las prisas no había respondido - Siento las prisas chicos, pero unos segundos estaríamos muertos ¿Qué clase de criatura era? - Miró entonces primero a Nataly - ¿Grum? Ah, sí, T aún se olvida de algunas palabras y usa su lengua, se refiere a su padre - Luego miró a Jay durante unos segundos - Si, está muerto… - miró su muñón - y se llevó un recuerdo el muy… - apretó los dientes, le dolía una barbaridad aquello.

Por su parte, T se encontraba sentado al fondo del vehículo. Con su tamaño ocupaba toda la pared y se notaba visualmente nervioso, no parecía muy cómodo con viajar en vehículos. Casi parecía un cachorro asustado de una traca de petardos, un cachorro de casi dos metros y medio de alto por uno y medio de espalda y con suficiente fuerza para partir a una persona como si fuese una ramita claro.

No hubo mucho más tiempo para cháchara y la verdad era que poco le importaba. Prefería dejar atrás el dramático momento de su casi muerte y de su rescate y, a poder ser, quería marcharse de Alejandría cuanto antes mejor y de una pieza. Por eso siguió a la tía sin brazo y al grandullón por a donde fuera, que por lo pronto resultó ser un tren.

- Me pregunto en qué época estamos - murmuró para sí con curiosidad. No podía evitar preguntarse si realmente Jay habría tenido razón y se encontraban en el futuro... La sola idea resultaba un tanto inquietante, pero nada que dejara a Brooke sin sueño.

Estaban en un momento de relativa paz y la tipa empezó a hablar, encontrando los modales para disculparse. ¿En serio? Eso se le antojaba ridículo dada la situación. Huían y le acababan de arrancar un brazo. Le parecía que las disculpas estaban de más pero no sería ella quien las rechazara.

Sin embargo eso también cayó en saco roto cuando tradujo grum. Padre. Su rostro se petrificó de golpe y su expresión normalmente socarrona quedó en el olvido. Parecía estarse aferrando con uñas y dientes a la expresión neutral pero le estaba costando. Padre...

Tal fue el shock que ni siquiera dijo nada acerca de la muerte de Alan. Aunque a decir verdad, dudaba mucho que Alan estuviera muerto... Además, eso no hacía más que encender la chispa de la desconfianza. Para empezar porque si alguien había derrotado a Alan era, sin duda, peligroso. Y para seguir... estaba el irracional detalle de que era ella quien debía acabar con su miserable vida. Que le quitaran su venganza no era algo que le gustara.

Pero nada de eso importaba. No hizo mención alguna de eso, sentía como si las palabras se le hubieran anquilosado por dentro de modo que hizo lo que mejor se le daba: fumar. Fumar de esa forma ansiosa que reservaba para según qué ocasiones.

Pues nada. Tocaba seguirles a ciegas, confiando en que aquello no fuera una trampa. Nataly había aprendido una gran lección durante su estancia en la pirámide de Guiza y es que el peligro puede venir de cualquier parte, incluyendo unas simples vengas mugrientas.

Y entonces empezaron a hablar, ahora que por lo visto estaban fuera de peligro. Ignoró la conversación sobre Alan, porque realmente le odiaba tanto que si no había muerto allí, algún día ella o Brooke se encargaría de acabar con él. Los temas de conversación se sucedían más rápido que nada y ahora hablaban de padres. Y su novia quedó totalmente petrificada. Nataly la miró con extrañeza y suspicacia. Brooke apenas hablaba de su familia. 

- Hey...

Y ahora que se fijaba... ¿Podría ser T la hermana de Brooke? ¿Quién sabe? ¡En ese mundo ocurrían la mar de cosas extrañas!

- Oye... - le dijo a la chica.- ¿Me puedes decir tu nombre y apellido? Para ser justos yo te diré los míos si quieres. Nat Reckless.

Pese a las preguntas que hicieron, ni la mujer ni el orco tenían tiempo para responderlas, pues sin decir nada más salieron de ahí por patas. La parejita y Jay no tuvieron más remedio que seguirles, ya que incluso sin saber que les seguía sabían que algo se acercaba y si no les arrancaban la cabeza igual que a la desconocida le habían arrancado el brazo, sería el edificio quien se encargaría de hacerles puré porque se estaba viniendo abajo en cuestión de segundos. Durante el intenso recorrido Jay se preguntó el porqué estaban bajando al sótano cuando todo el edificio se estaba viniendo abajo, pero en cuanto se detuvieron para que el orco abriera una tapadera sin previo aviso descubrió que bajo sus pies había un vagón.

Una vez bajaron todos y el orco —el último de ellos— hizo temblar el vagón con su peso se prendió una luz que iluminó la habitación. Para cuando eso pasó la manca ya había empezado a toquetear palancas y botones como pudo para arrancar aquella máquina y una vez arrancó se propuso responder las preguntas que le habíamos hecho. Independientemente del interés que pudiera haber tenido antes por saber qué significaba grum ahora tenía más ganas de averiguar que había pasado con Alan. — Ya. No lo creo. — Se limitó a responder no muy convencido. Alguien que es perfecto no hubiera salido mal parado del hostión que se habían metido en las escaleras y si tan peligrosa era la criatura con la que se encontraron hubiera huido antes de hacer alguna tontería, Alan no era gilipollas. Además, los hijos de puta nunca morían. Y Alan era un gran hijo de puta. O se había confundido de tío o bien les estaba engañando.

Qué más daba, si decía la verdad era que Alan había muerto por hacer alguna gilipollez y si mentía sería ella quien acabaría muerta de verdad. Igual de un bocado no le podría arrancar el brazo, pero con su mandoble era bien capaz de cercenarle todas las extremidades de un corte. E intentando pasar de todo un rato como hacía ya días que no hacía se acomodó en unos de los asientos, cruzó los brazos por detrás de la nuca y se mantuvo ajeno al asunto del padre de Brooke, pese a la situación en la que estaban la conocía bien poco y si su padre estaba metido en todo esto es que algo muy chungo pasaba en su relación con él. Y a lo que dijo Nataly añadió:

— Dale dos besos también. Brooke, no te pongas muy celosa. — Aunque igual por la forma en la que había empezado a fumar no era momento para bromas.

Se esperaba otra reacción de la chica, su propio padre le avisó de que cuando se enterase de que él era parte de aquello ella probablemente se enfadaría… así que la reacción de fumar a todo motor se podría considerar que era algo mejor de la esperada. Por otro lado el chico negó convencido la muerte del otro chico… ¿Tan fuerte era? Tendría que haber intentado convencerle entonces ¿O es que todos los neo-humanos eran extremadamente fuertes? Porque estaba claro que ella moriría enfrentando alguna de aquellas pesadillas.

- Estas en la época en la que falta poco para que nazcas Brooke - dijo, mientras que comenzaba a buscar entre los cajones y armarios del vehículo, hasta que sacó una especie de jeringuilla llena con alguna espesa sustancia roja que parecía ser sangre y sin dudar se clavó en el cuello y se la inyectó.

Apretó los dientes, pero aun así se le escaparon un par de quejidos de dolor. Entonces, el brazo comenzó a regenerársele - Como ves señorita Reckless, soy algo similar a lo que sois vosotras. El primer intento para ser exacto. Nací en un tubo de ensaño por lo que no tengo nombre ni apellidos, solo mi número de nacimiento, First.

Hizo un gesto con la mano delante de su cara, queriendo restarle importancia a la preocupación que veía en la cara de Nataly. No pasaba nada. Todo iba bien. Todo estaba bien. Qué gran mentira. Llevaba toda la vida preparándose para ese momento y la única realidad es que no estaba preparada. Siempre había pensado que cuando llegara el momento, todo estaría bajo control, realmente calculado. Pero no así, de sopetón.

Ignoró la gracia de Jay porque en ese momento su mejor respuesta sería un puñetazo en la cara. Si tuviera que analizar su estado de anímico no podría decir nada más allá de la obvia ansiedad pero lo que estaba claro era que cualquier atisbo de humor había desaparecido de su ser.

Una calada. El cigarro se estaba aplastando entre sus dedos tensos. Había imaginado desde hacía rato que ahí encontraría respuestas pero eso era mucho más de lo que había esperado.

Otra calada. Sus pulmones se llenaban del humo que apenas tenía tiempo de expulsar. Miraba de forma fija a la mujer, que acababa de dejar caer una pista, una de sabor amargo. Genial. Perfecto. Miró hacia el fondo del vagón con pesadez. No había huida posible ni lugar al que ir para eludir aquella conversación. Realmente genial... Mierda.

- Mi padre - otra calada. La inhalación había sido un poco temblorosa antes de decidirse a hablar y casi se ahogaba con el humo que retenía en su garganta -. ¿Entonces si lo mato ahora no naceré?

Todo lo demás ni siquiera le importaba. Ni siquiera estaba demasiado segura de que le importara la respuesta. Quizás, después de todo, no nacer si así se cobraba su vida, podría no ser tan terrible.

Ay, ay, ay, ay, ¡ay! ¡Que su suegro estaba por allí! Fue el primer pensamiento que se el vino a Nataly una vez que Brooke lo dejó totalmente claro. La pelirroja se quedó totalemente helada, observando cómo Brooke fumaba como un carretero, convencida de que si se acababa el paquete en cinco minutos se las apañaría para fumar cualquier cosa que pillara. 

¿Entonces el enemigo era el padre de Brooke? Porque sino no habría hablado de matarlo, ¿no? ¿Y qué pintaba su padre en todo aquello? Dejó de mirar perpleja a su novia y pasó a mirar a Jay con los ojos como platos. ¿Sabría él algo más sobre aquello?

De pronto la excursión por Alejandría le parecía bastante más incómoda- sí, era posible- que la de la pirámide de Guiza. No quiso decir nada porque en realidad estaba sin palabras. Quizás si permanecía en silencio el diálogo entre First y Brooke sacara más información.

Brooke le ignoró completamente y sentía que aquello era aún peor que una mirada asesina, unos cuantos insultos o un puñetazo, así que lo mejor que podía hacer por el momento era no abrir la boca durante un ratito. Aunque vaya morro tenía, si Jay estuviera en su lugar se sentiría muchísimo mejor teniendo a una pelirroja como Nataly a su lado.

Cuando la manca regeneró el brazo al inyectarse algo en el cuello no pudo contener una mueca de asco y la pregunta que Brooke le hizo a la mujer le ayudó a comprender un poco más su estado anímico. ¿Por qué razón querría matar a su padre?

En ese momento sintió encima la mirada de Nataly, pero él se la devolvió negando con la cabeza y sacudiendo las manos como desentendiéndose del tema, si algo chungo le había pasado con su padre él lo desconocía. También guardó silencio para ver como se desarrollaba la conversación y ver si sacaba algo más en claro.

Por un lado, Jay y Nataly estaban en silencio, aunque parecían hablar con la mirada mientras que T continuaba sentado en la parte de atrás del vagón sin decir nada, como si fuese una pared y toda la atención se centraba en First y en Brooke.

- ¿Matar a tu padre? ¿Por qué ibas a querer matarlo? No tendrías que saber nada de él… - se paró unos segundos - claro, piensas que te abandonó… pero tu padre vino al pasado poco después de que nacieras para que tu pudieses tener un futuro.

Los demás guardaban silencio y a decir verdad, probablemente fuera lo más sensato que pudieran hacer aunque a Brooke los espectadores de su conversación le sobraban. Era algo que no había hablado con nadie de modo que tratar el tema abiertamente no era algo que le gustara.

Claro que cualquier intención de permanecer callada se fue al garete cuando la chica dijo aquello. Sus dedos se crisparon, haciendo que el cigarro cayera al suelo y permaneciera humeando a su lado, ya casi consumido del todo.

- ¿Abandonarme? - un rictus que se parecía a una sonrisa se extendió por su rostro, aunque no expresaba ningún tipo de alegría -. ¿Eso es lo que ha dicho? ¿Que me abandonó?

No quería hablar. Pero mucho menos querría hablar cuando viera a aquel hombre que era su padre.

La chica suspiró… no quería tener aquella conversación pero era mejor que fuese sabiendo lo que pasó y mejor ahora y que se mentalice a que intente matar a su padre nada más verlo, él se dejaría por la culpabilidad y ella probablemente se arrepentiría. O al menos, eso le pararía a First si fuese su caso, aunque quizá el poder tener un padre para alguien sin familia creado en un tubo de ensayo era algo tan valioso que le hacía ver las cosas de una forma distinta.

- Bueno… es lo que pasó, poco después de que nacieras y tras comprobar que eras una neo-humana, sabía que irías a aquella ciudad… pero dado que venís de allí prefiero ahorrarme eso - carraspeó - lo dicho, que tenía que buscar un futuro donde no la palmaras y el secreto estaba en el pasado, que estando tu ahora aquí explica muchas cosas… - recordando aquello entonces se quedó unos segundos pensativa - aunque yo conocí a tu padre cuando llegó aquí… y eso fue hace tres años y para entonces eras un bebé… ya verás que sorpresa se lleva.

Adoptó su típica expresión socarrona aunque los músculos de su cuello estaban en tensión, resaltando sus tendones. Aquello tenía toda la puñetera gracia del mundo, una gracia que le hacía hervir la sangre hasta el punto de pensar que no podría contener toda aquella rabia que sentía. Era demasiada.

- Abandonarme - repitió una vez más, soltando una risita escéptica. Quería golper algo. Realmente se moría por descargar un puñetazo -. Hijo de la grandísima puta. ¿Y ha venido aquí contando todas sus historias de cómo la gente sin poderes tendría que palmar? Eso de limpiar la faz de la tierra de inútiles, todos esos cuentos que tanto le gustaban. Pero. Qué. Hijo. De. Puta - las palabras le salieron cortantes y, esta vez, no pudo contenerlo y acabó descargando un fuerte puñetazo contra el suelo -. Mi padre mató a mi madre cuando yo tenía siete años así que no me jodas porque no vino aquí y se quedó precisamente quietecito. Aunque eso explica porque no lo pillaron. Cabrón de mierda.