Me despierto alrededor de una hoguera, un hombre me ofrece comida, acabo rápidamente con ella y escucho el relato que nos cuenta Merlin.
-¿Y ese ataque de antes a qué vino? Podríamos haber sido un poco más cordiales en el trato, pero si nos podéis guiar por un camino más corto os ayudaremos a defender vuestra tierra, al menos yo, no quiero perder mi libertad...-murmuro con un gesto algo enfandado cuando hablo de la palabra libertad, ojalá pudiera tenerla pronto.
Sorry por el retraso :)
Cuando me ofrecen comida la tiro al suelo y miro hacia Arturo, esperando su respuesta.
Esta gente habían sido mis enemigos durante años, y no iba a aceptar su "hospitalidad" después de tanto tiempo.
Ni una palabra sale de mi boca, no tenía intenciones de responder...esperaría a que Arturo lo hiciera, y me limitaría a seguirlo...
Después de todo, sé que tomará la desición correcta - pienso mientras tomo la comida entre mis manos -
Miro a Lancelot soprendido por su respuesta impetuosa... De ser como decís anciano, todo esto no era necesario, nunca me he negado a intercambiar una palabra, pero esto ahora no tiene arreglo. Si, de verdad es como decís, yo comprometo mi espada para la lucha pero no la de mis hombres pues tras rescatar a mis hermanos romanos, su voluntad será la que marque su destino.
Escucho a Arturo con tranquilidad. El siempre tenia las palabras justas para todo. Por eso era un gran señor.
-Yo acompañare a mi Señor Arturo. Jamas me atrevería a dejarlo solo en una misión...yo jure lealtad y eso va por encima de mi libertad...-
Le digo de manera solemne parándome a su lado.
Bors escuchaba como unos y otros se comprometía por la causa contra los sajones mientras él daba buena cuenta de una porción algo cruda de carne entre algo de pan y acompañado por un buen cuenco de vino caliente - Arturo puede contar conmigo, creo que se ha comprometido demasiado con nosotros y nuestra libertad por dejarlo tirado en este momento. Mi hacha siempre recibe en buena disposición al enemigo, sea quien sea en cada momento - dijo con un brillo cínico en los ojos recordando que los pictos entraban dentro de la definición de enemigos, de momento.
No... no luchareís contra los sajones. Han sido muchos los hermanos de nuestra mesa sin esquinas los que han perdido la vida por una tierra que no es la suya. Tras, conseguir vuestros salvoconductos emprendereís vuestro viaje por el Imperio y vuestra vida será vuestra y no de otras causas, ni otros hombres. Picto, partiremos al alba. Contareís con mis espada y la de mis romanos pero no la de mis sarmatas.
El anciano llamado Merlin asiente con una ligera sonrisa en la boca, parece que todo iba a salir según lo planeado. Dando un sobresalto, como recordando algo de repente, se pone en pies, apoyándose en su cayado. Levanta una mano y hace señas a una joven que esta sentada en la hoguera.
- Esta es vuestra guía, ella os conducirá hasta el hogar donde vive vuestro amigo, y lo hará antes de que lleguen los sajones... cuando cumpláis vuestra misión, volveré a hablar con vosotros.- Y dicho esto, se da la vuelta y desaparece entre las sombras del bosque
La joven se levanta rápida y enérgica, con un carcaj de flechas listo en su espalda y un arco en su mano izquierda... parece que estaba lista para vuestra llegada, y se había preparado bien... y sobre todo, había descansado.
- Vamos, si queremos llegar a tiempo no tenemos que parar... el camino es duro, pero mañana al mediodía habremos llegado...- Ella se queda mirándoos al ver que no os movéis.- ¿Y estos son los famosos caballeros de Roma?¿Los caballeros de Arturo? Hasta un niño aguantaría mas que vosotros en pie.- Dice esto ultimo con sorna, consiguiendo levantar la risa de los que hay en el campamento.
Acto seguido, monta en un caballo y espera a que montéis para seguir vuestro camino.
Echo a caminar tras levantarme y recoger mis cosas
-Mujer, cierra la boca y dedicate a cabalgar, que al parecer es lo único que sabes hacer- digo en tono mordáz
La derrota inflingida a hecho mella en mi orgullo, y no estoy dispuesto a soportar comentarios estúpidos.
Mi halcón chilla en el aire y alzo la vista, sonriendo.
Tras tener todo mi inventario preparado comienzo a andar detrás de Tristán y me río de su comentario a la chica que será nuestra guía de un salto me subo en el lomo de mi caballo esperando a que estemos todos.
Bors lanzó a un lado el hueso que acababa de limpiar y escupió algo de vino al oir a la mujer arengándolos - ninguna mujer ha dudado nunca de la hombría de Bors, así que no vas a ser tú la primera - dice corriendo hacia su caballo y montando de un salto para pararse a esperar al resto de compañeros con cara ofendida por el comentario de la picta.
En silencio, e ignorando el comentario de la mujer, camino hacia mi montura y me subo a su lomo...
Espero a los demás con una expresiçon seria en el rostro...
Subo a mi montura sin decir nada. No permitiría que Arturo fuese solo. No por que no confiara en aquella mujer ni en el viejo, sino por que yo le había jurado lealtad. Y ahora que era un hombre libre podía hacer lo que quería. Y mi deseo era seguir a mi señor. Me pongo al paso de mis compañeros y aguardo para seguir a mi líder y a la extraña mujer.
Todos montáis en vuestras monturas, mirando algunos mal a la joven jinete, otros simplemente haciendo como si no estuviera. Según monta el ultimo ella dice:
- Adelante chicos, nos queda medio día de camino, llegaremos antes que los sajones... mas nos vale hacerlo
Y dicho esto comienza a cabalgar a través del bosque a una velocidad muy rápida. Vosotros intentáis seguirla, peo no encontráis la manera de correr tan rápido de noche en el bosque. Poco a poco va amaneciendo y bajáis el ritmo, los caballos no pueden mas, incluso Ginebra baja el suyo.
- No creo que tardemos demasiado, la aldea que buscáis esta a la salida del bosque... Seguid recto, no os desviéis- Os dice mientras se adelanta y la perdéis de vista.
Seguís poco a poco, al trote, por el sendero que os ha indicado Ginebra. Os parece algo extraño que se haya ido, y alguno todavía desconfía, pero al final salís del bosque y veis la aldea entre 2 colinas. Al fondo se aprecia una colina rocosa, bastante alta, en la que se ve una colina y desde la que llega un sonido tenue de tambores.
Hay que darse prisa
Pues eso, rolead un poco que empezamos en breves las tortas XD
Seguí como pude a la, había que admitirlo, hábil mujer, en la espesura...
Desconfié un poco de ella cuando la perdimos de vista pero mis sospechas eran infundadas...
Apurémosmos - les digo a mis camaradas - Debemos adelantarnos a los sajones...
Tristan, Gwain adelantaos. Los demás alto... tal vez, los sajones hayan llegado ya. Estad preparados por si acaso.
Asiento a Arturo y me adelanto en completo silencio, el halcón alza el vuelo y se aleja veloz.
La mujer se daba buena maña con el caballo por el bosque, sí señor, pero Bors no quería quedar a menor nivel, así que espoleó su caballo sobremanera para alcanzarla.
Cuando estaban cerca de su objetivo, ésta desapareció, y Arturo le ordenó parar, así que, aún a regañadientas, Bors lo hizo - sólo espero que no sea tarde - apuntilló, aunque no veía columnas de humo que pudieran presagiar algo desastroso aún.