Partida Rol por web

La lanza del clérigo acierta en el blanco, obligando al animal a soltar otro alarido de dolor.

Soltando un alarido el Deva dirige su báculo hacia las ratas terribles descargandoles la ira de Torm.

Los rayos del deva vuelan raudos, pero solo aciertan en uno de los enemigos.

Una vez mas las ratas atacan. La que estaba ya contra Silver ataca al lobo, mordiendo otra vez en la yugular (-4pg). Otra de las bestias carga contra la mascota de Aramil pero esta no consigue terminar la carrera con una dentellada. Por otro lado, la rata que quedaba corre en otra dirección y desaparece una vez mas.

Apenas habíamos avanzado unos pocos metros hacia las profundidades de la gruta, cuando una apestosa rata, escondida tras la esquina, muerde a Silver en el cuello mientras este trataba de olisquear en busca de algún rastro entre tanta peste. Desde mi posición no veo claramente lo que pasa, pero una segunda rata aparece de entre la nada y mis compañeros comienzan a atacarlas.

Me olvido de la antorcha y de todo lo que me rodea, ya que la rata sigue enganchada al cuello de Silver y este parece debilitarse cada vez más. Con la antorcha en la mano izquierda y la cimitarra en mi derecha me lanzo salvajemente a matar, o almenos espantar, a la primera rata que veo.

Son animales acostumbrados a la oscuridad, tal vez el fuego los espante - pienso tras asestar el primer golpe a la rata; por lo que le acerco la antorcha a la cara para tratar de que suelte a Silver.

Silver intenta defenderse del ataque respondiendo con otra dentellada, pero las ratas eran enemigos del tamaño de un perro y con gran fuerza física.

Siento el dolor que me causa la herida inflingida hace unos segundos, pero logro reponerme de ello. Concentro el poder de la tormenta en mi interior e invoco el poder del relámpago que nace de las nubes cuando la furia de la tormenta ya no puede ser contenida por el cielo. Esa furia que arrasa con todo lo que toca, transformando la tierra en cristal y la vida en muerte.

Desato un poderoso rayo de energía eléctrica que viaja hacia las ratas, con la esperanza de impactar en una y rebotar a la otra.

Por desgracia para Ericus el rayo se desvía de su trayectoria, el cual termina estrellándose a pocos metros de los animales, quizás por temor de dar a Silver.

Contemplando el asalto  de las repugnantes rata sobre mi compañero explorador y  acto reflejo del mago de la tormenta,  Tordek Avanzó rápidamente para tener un perspectiva mejor del enemigo. Atravesó el terreno  fangoso hasta toparse con un mas firme, alzó su mirada de enano y contempló a las dos ratas enormes que atacaban al elfo. 

Levantando su martillo en dirección a la mas cercana de ellas, canalizó la energía sacra de su venerado dios y clamó:

- Oh Moradin, guía mi  brazo contra estas criaturas,hazle sentir  la fuerza de tu Ira!!-  un relampagueante haz de luz  se disparó desde el martillo de guerra del clérigo enano hasta la enorme rata que Aramil tenia delante....

Tordek acierta con otra invocación de lanza, dejando a la monstruosa rata en las ultimas, pero su resistencia resultaba igualmente impresionante al negarse aún así a morir.

avanzo hombro a hombro con el enano, veo como dramaticamente el lobo de nuestro compañero esta siendo seriamente herido... no puedo llegar a el para ayudarle... pero decido ayudarle me concentro y en mi mente unvoco el poder implacable de Kelemvor... muere maldita rata!!! no volveras a ver la luz de otro dia!!! LANZA DE FE!!!! grito justo al tiempo que apunto mi masa en direccion de la rata que esta frente a mi, y un gran has de luz con forma de ave sale disparada directo a impactar a la bestia que atacaba a nuestro canino amigo...

Al fin una de las ratas cae muerta al ser atravesada por el proyectil nacido de la fe de Roku, acercándolos un paso mas hacia la victoria.

Dénaerdán se mueve al lado del enano.

Codo con codo destruiremos el mal.

Su báculo fulgura un destello eléctrico que se dirige a la criatura.

El deva mata a la ultima de las ratas. Ninguna de las dos se transforma tras morir en el humanoide de cabeza vestigial, por lo que el verdadero culpable seguía oculto.

De repente, abandonando las seguridad de su escondrijo, sale corriendo a toda prisa la falsa rata, arriesgando su vida al pasar entre los héroes antes de que le fuera totalmente imposible salir de ahí.

El Deva abre sus ojos como platos al ver pasar velozmente a la monstruosidad animal. Con su báculo intenta desesperadamente tocar u obstaculizar al animal.

¡Argh! Bicho inmundo... Por lo que podéis ver... Dénaerdán jamás ha atacado a otro ser vivo, ni siquiera a una rata normal y corriente.

La rata grita sorprendida, pero no sufre daño ni tampoco detiene la carrera.