Partida Rol por web

Me miro la palma de la mano y asiento con el ceño levemente fruncido. A ver qué tal se nos da el papel de superhéroes.

- ¿Por qué no? -murmuro, más para convencerme que otra cosa.

Miro a Tameh que descansa profundamente, sin la respiración agitada ni la fiebre de los últimos dias, exhalo un suspiro y embrazo el escudo de Coriander, cojo el martillo y le doy un par de golpe:
- Es hora de hacer sonar martillo. ¡Vamos a ello!

-¡Vamos!

Ojobrillante os da su bendición y partís hacia Arpón con el bote diestramente conducido por el Abuelo. Los vientos os son favorables y la corriente del río no ofree demasiada resistencia por lo que pronto llegáis a un meandro donde se alzan varios asentamientos.
A vuestra isquierda hay varias comunidads de pescadores, en estos momentos llenas de botes en tierra y decenas de pescadores esperandoos entre vítores y aplausos. A la derecha veis un improvisado campamento donde una docena de soldados parecen haberse desplazado hasta aquí para estudiar el problema que hay algo más adelante.
Y es que un centenar de metros delante de vosotros podeis ver una enorme masa de aspecto lechoso que bloquea completamente el río. Puede medir cuatro metros de lado a lado y su masa es tal que sobresale más de un metro sobre el nivel del agua, la cual se desliza por sus costados y sigue su curso adoptando un extraño color y arrastrando peces muertos, reducidos practicamente a raspas.
-¡Debemos sacar el bote del agua o se disolverá! -Grita el Abuelo alarmado ante la visión de esa enorme masa de caos ácido. -¿Queréis atracar en el lado de los pescadores o donde los soldados?
En un último vistazo podéis comprobar que los asentamientos de pescadores son numerosos, al menos cinco, mientras que en el lado de los soldados, algo más allá del campamanento, hay una enorme ballista cargada con un arpón de dimensiones considerables. Sin duda, es loq que le da nombre a este emplazamiento.

Si alguien nos ayudará serían los pescadores, pero los soldados deben de estar asustados igual y aunque serán reacios a la ayuda, en el fondo lo agradecerán. Los pescadores nos animarán y puede que den más fuerza a estas runas. También incluso los soldados pueden suponer un gran impedimento para nuestros movimientos, pero creo que ya nos hemos encontrado con bastantes soldados y aún no nos han dado demasiados problemas.
-Si os parece bien, vamos dónde los soldados, a ver si podemos sumar fuerzas.
No es una decisión que me haga sentir cómodos, nunca me ha gustado estar cerca de los soldados lunares, pero creo que esta vez puede ser diferente.

Por primera vez he podido disfrutar del viaje, sin preocupaciones, he podido agradecer el aire y prepararme para la batalla acompasado por el ruido del bote avanzando por el rio. En mis años en la milicia nunca he sido yo el que ha tomado las decisiones así que espero que los otros decidan. Aunque mi gente sean los pescadores opino que si hay que luchar lo mejor es hacerlo en formación y con gente preparada, por lo que me inclaniría por los soldados… Aunque, es bien sabido que los lunares aceptan el caos…¿y si tienen ellos algo que ver?.

Me mantengo en silencio y después de la aportación de Abdala miro a Fiddler, que por veteranía y experiencia asumo que debería ser quien diese las ordenes.

• Yo os seguiré allí donde creáis oportuno.

Escupo por encima de la borda y permanezco en silencio unos instantes mirando ceñudo al frente.

- Que me joda un alticamello si eso no es un gorp de mierda del tamaño del Bloque -mascullo- iría con los campesinos si necesitara el cariño de una moza o algo de información. Pero si se trata de matar, casi siempre son mejores los soldados. Aunque si hubiera algún tipo de ayuda mágica en el pueblo... ¿tú sabes algo de eso, Abuelo? Si no es así vamos donde están las armas, aunque no creo que le hagan mucho a esa cosa.

El Abuelo se encoge de hombros y guia la balsa hacia el lado donde están los soldados. Una vez en la arena os apresuráis a sacarla del agua y comprobáis como la parte inferior echa humo al contacto con el aire. No hay duda de que ese enorme gorp está convirtiendo el agua del Zola Fel en ácido.
Mas adelante hay un improvisado campamento de campaña y junto a él varios soldados parecen discutir cómo actuar. Por lo que veis, han conseguido atrapar al gorp con una enorme red de metal y tratan de sacarlo del agua utilizando unas poleas accionadas por una docena de soldados. El esfuerzo conjunto hace que el gorp se desplace ligeramente, pero antes de que puedan sacarlo del agua la red parece disolverse y al romperse todos los soldados caen al suelo con gran estrépito y quejidos.

-¡Maldita sea! -Grita el templario al que reconocéis al instante. -¡Os dije que esas poleas no aguantarían tanto peso!
Alguien a su lado le recuerda que el problema ha recaido en la red y Coriander le lanza una mirada fulminante.
-Que mas da donde esté el problema. esa cosa no se mueve y nuestras lanzas se derriten al tocarlo. Tendremos que esperar un poco más a que lleguen los refuerzos.
Coriander se quita el yelmo y se rasca la cabeza.

Me acerco al agua ácida, sin meterme y muy cuidadosamente intento tocas el agua con un dedo para ver que pasa, si me quemo, será solo la yema del dedo o la superficie de la runa, si es la que puedo acercar hacia el agua. Espero que con esto pueda ver si las runas nos dan protección ante este bichejo y ver si podemos ser más contundentes.

Esto lo intento hacer de la forma más desapercibida posible, disimulando intentando que estos militares que están tan ocupados no vean en el acto algo que les resulte peligroso para ellos.

Siguiendo los pasos de Abdala me acerco a la orilla, me acuclillo y extiendo la mano sobre la superficie del agua, sin tocarla:

- En nombre del Purificado y gracias Kinope, me encuentro aquí para librarte del caos que otra vez puebla tus aguas, Zola Fel escucha mi súplica que es a la vez la tuya y guía tu poder a través de mí, que soy tu voz, para limpiar tus aguas.

No estoy muy seguro de lo que hago y mi inseguridad me hace recitar las palabras en un tono apenas audible, como una plegaria.

Con mi semblante hosco habitual valoro las opciones. Lo que hacen mis compañeros parece lo más lógico, pero si no funciona...

Maldiciendo entre dientes empiezo a quitarme la pesada armadura, preparándome para el casi inevitable chapuzón.

¿Por qué mierda tenía que ser un puñetero gorp? Esas cosas queman con solo tocarlas.

Vuestras runas reaccionan con la proximidad del caos que infecta las aguas, pero no parecen protegeros de la acidez, que os quema la piel con el simple contacto. Parece ser que la idea de Fiddles de sumergirse en el agua no será la mejor opción...

Notando un leve resplandor y poco más en la mano, tomo consciencia de la situación, tres foráneos llegan a la orilla desembarcan en el lado del ejército, dos se queman las manos y el tercero empieza a desnudarse… Alguien debería ponerse serio…

Antes cojo una piedra, repito mi plegaria y la lanzo contra el gorp. Si la bendición acompaña la piedra deberemos golpear al monstruo con algo más dañino y aquí tienen una maquina preparada para ello.

Me dirijo hacia el líder habiendo tomado nota del lanzamiento - ¡Saludos Coriander! Volvemos a encontrarnos, perdón por la extraña interrupción, conseguimos llevar a la pequeña a un lugar seguro y la curamos, allí nos llegaron noticias del incidente y hemos venido a ayudar. Creo que tengo un plan, pero antes quisiera preguntarte cómo podemos ayudaros y si habéis recopilado alguna información que puedas resultar útil. – Intento resultar firme, formal y sensato como lo era mi capitana, a quien quizás debería emular a partir de ahora.

Observo a Gormak, que se me ha adelantado y si veo que la piedra hace algún efecto le tiraría una jabalina o el arpón de la ballista. Si no veo que la piedra haga algo voy a intentar hablar con Coriander.
-¿Qué han intentado contra esta criatura?¿Qué refuerzos esperan?
Este bicho está por encima de las posibilidades de nuestras runas? Bueno, de momento estas runas a mi no me han servido para nada.
Malditas runas...

Me dejo la armadura parcialmente puesta mientras carraspeo ligeramente, como si hubiera sido mi idea desde el principio ¡jodidos gorps!

- Ni siquiera sabemos usar bien estas cosas -rezongo mientras observo la palma de la mano y la marca en ella- es decir... ¿podemos traspasarlas? ¿Ponerlas en una flecha o algo así? ¿encantar cosas?

El templario se sorprende al ver a Gornak y parece tradar unos segundos en reconocer al grupo.
-¿Sois vosotros otra vez? Siento deciros que el tráfico fluvial está cortado por... ¿Como? ¿Ayudar?
Mira alrededor nervioso, como si esperara a alguien que no acaba de llegar y después se dirige a vosotros de nuevo.
-Como podéis ver hay un maldito gorp tan grande como una montaña enganchado en ese meandro. Este lugar es el fin de nuestra jurisdicción y los soldados lunares están aquí para ayudarnos, pero no parece que nada le haga daño. Es tan ácido que derrite el metal y aunque los lunares son reticentes a usarlo, creo que ese arpón tampoco nos ayudaría demasiado.
El caso es que el agua hasta llegar al gorp es normal, pero una vez entra en contacto con él, se envenena con su ácido. Si permanece mucho tiempo así, acabará con la pesca en todo el condado y sería fatal.
Mira atrás de nuevo y regresa a vosotros de inmediato.
-La misma Alaya Eskolos ha anunciado que vendrá a encargarse del asunto, pero me temo que cuando ella llegue el rio se haya echado a perder.

Al escuchar su nombre recuerdo su escudo.-  Alguien debe hacer algo rápido y se me están acabando las ideas... ¿que haría la capitana?- Miro alrededor buscando soluciones, el pueblo, los lunares, el arpón, el rio – la capitana iría a buscar a un superior... - ¿Alaya debería haber llegado ya? ¿que ruta debería haber seguido? quizás podríamos ir en su busca... ¿Que os parece? - Me acerco a mi grupo separándome un momento de Coriander y susurro - Quizás alguno de nosotros podría usar las runas y bucear para ver si el gorp se ha encallado en algún sitio o si desde abajo podemos hacer algo más…

De todas formas, lo que está claro es que el origen del caos está río arriba y por lo que parece aún no tenemos los recursos necesarios para vencerlo