Partida Rol por web

Jark ker sior -dice el varanae al gigantesco gaviolo que se ha situado a su lado -jarder aro situni, visne ser -continua finalizando con una especie de carcajada ronca.

Mira al otro grupo, especialmente a sus lider reptiliano -nosotros llevaremos a los kunjer, iros de aqui mientras podais.

Y una mierda, la mitad del dinero se dará cuando lleguemos a la ciudad, no cobrareis vosotros solos la paga sucias ratas del desierto -responde el lider kunjer llevando una mano a la empuñadura de su arma.

El gaviolo lanza un rugido y desenfunda dos de sus cimitarras provocando que todos los presentes saquen sus armas y se miren unos a otros. Ninguno se decide a atacar, nadie habla.

¡Ah, ah! Mi cabeza se ilumina como si alguien hubiese hecho aparecer repentinamente una esfera. Pues veo con claridad que son estos dos grupos enfrentados, y que jamás llegarán sus intereses a ser los mismos: la desconfianza que sienten los unos hacia los otros es demasiado evidente como para llegar a entendimientos.

-¡Ah, ah! Pero, ¿no decíais que los pasaríais por la cuchilla al llegar a la ciudad? -digo con inocencia mirando al varanae que se ha erigido en portavoz de mis "escoltas"-. ¿Han cambiado los planes?

Un escalofrío me sacude como un látigo de mil colas en llamas cuando oigo la voz del joven Migaja Salz. ¡Está loco, este kunjer! Eso, o es más astuto de lo que me temía. Porque esta estratagema puede ser un salvoconducto hacia la libertad... o una muerte segura. No es sin embargo ingenuo, pues vistiéndose de inocente y poniendo sobre el grupo en minoría todas las miradas puede equilibrar la balanza en un sentido o en otro.

Tus palabras ocasionan el enfrentamiento que ya se esperaba por el ambiente que se respiraba.

Cada uno de los humanos se lanza contra uno de los varanaes, esgrimiendo sus mortales armas.

Mientras tanto el Gaviolo se lanza a la carga y es interceptado por el lagarto que lidera el otro grupo y el jedit que tratan de resistir los ataques de las cimitarras del gigantesco monstruo.

¡Ah, ah! El plan da resultado. En realidad no es un plan, es más fruto de la improvisación mezclado con algo de instinto de supervivencia. Si se matan entre ellos, sea: volveré a recuperar mi libertad. Si por el contrario gana uno de los bandos, me seguirán llevando a la ciudad... a menos que sea aquél al que he "traicionado", si se puede considerar traición. Si ambos paran y se unen (cosa que dudo), seguiré como estaba.

De momento, y mientras Popota observa el desarrollo de los acontecimientos, me limito a hacerle un signo a mi otro congénere para que se aparte. No que huya, pues creo que eso sería un suicidio, sino que se mantenga al margen. A la espera. Observando.

Siempre observando.

El otro kunjer se lanza a su vez al combate, aún sin armas, lanzándose a por el varanae que lucha contra uno de los humanos, el más grande y fuerte.

En los próximos segundos los combates vertiginosos se suceden. Los humanos luchan contra los varanaes, intercambiando golpes con sus armas y provocándose unos a otros leves rasguños. Mientras el gaviolo lucha contra sus dos oponentes tratando de alcanzarlos con sus múltiples pero lentos movimientos lanzandos con gran fuerza, capaces de matar a sus enemigos de un solo golpe. Sus adversarios esquivan y atacan de forma constante, infringiendole pequeñas heridas en su escamosa y afilada piel.

¡Ah, ah! Verdaderamente fascinante esto que estoy presenciando. Pues no es únicamente el primer combate verdaderamente digno de ese nombre, sino que también puedo ver como el que hasta ahora consideraba un prisionero más, arrastrado contra su voluntad, se zambulle de cabeza en el fragor de la batalla. ¡Cuán inquietante su comportamiento! ¡Cuán confusa su actitud! ¿Habré malinterpretado yo su situación? ¡Ah, ah, Madre! ¡Cuánto me dejaste sin comprender!

Necesito saber, necesito ver. Necesito comprender por qué este semejante se lanza para embestir al grupo contrario. Quiero conocer el motivo detrás de ese ímpetu, quiero saber si me equivoqué y en qué lo hice.

No voy a correr. ¿Para qué? Me darían caza y despedazarían en menos de un minuto. Me limito a apartarme y a sentarme sobre una piedra para observar embelesado estos salvajes comportamientos que me son extraños. Extraños no por lo salvaje, pues me crié en un entorno verdaderamente hostil, sino por lo... "refinado" del salvajismo. ¡Ah, ah! ¿Quedará muy raro que me ponga a tomar notas?

Este no corre. No se va a ir. Está tan fascinado con estos energúmenos matándose que no se va a mover un ápice de su sitio. Que los Dioses le destruyan con toda Su fuerza, porque si no tendrá que sufrir mi ira.

Reconozco que también me pilla por sorpresa el comportamiento del otro Kunjer. Sé que a Migaja también le carcome porque veo que no le quita ojo de encima. ¿Se siente realmente a salvo? ¿Es consciente de lo gravísimo de nuestra situación? Si esto se nos va (más aún) de las manos, tendré que intervenir y hacerle correr, quiera o no.

El combate prosigue. Uno de los varanaes estrella su pesado martillo contra el craneo del humano alto y fuerte, provocando un fuerte crujido y la fragmentación de la cabeza del hombre, matándolo inmediatamente.

El otro combate entre humano y varanae es muy diferente. Gracias a la intervención del kunjer de un azul extravagante el varanae se distrae unos segundos, tiempo más que suficiente para que su enemigo le clave una de sus dagas pronfudamente en el cuello, provocando que tu secuestrador muera ahogado en su propia sangre.

Sin embargo estos combates no son nada comparado con el del gaviolo, el jedit y el lider del otro grupo. El primero sangra por numerosas heridas aunque su aspecto es aún más fiero mientras que sus enemigos comienzan a dar muestras de cansacio. Uno de los puños acabado en una bola de pincho golpea al lider kunjer, lanzándolo contra el suelo varios metros y dejando al jedit solo contra su gigantesco enemigo.

¡Sajner! -grita aterrorizado el kunjer de un extraño color azul dirigiendose a gran velocidad hacia el cuerpo del lider de su grupo.

Decididamente, el otro kunjer no estaba en apuros. ¡Ah, ah! ¡Cuánto me queda aún por aprender y entender del mundo más allá de las lindes del bosque que me ha rodeado siempre! Porque estos comportamientos, cargados de matices, me son completamente inabarcables. 

Me veo pues completamente solo en una situación radicalmente hostil. Puedo tratar de huir y morir; puedo quedarme y morir; puedo quedarme y esperar a ver qué ocurre, dejando que en mi interior mi instinto de supervivencia y mis ansias por saber libren una batalla para determinar quién es más fuerte.

Sea como sea, esta no es mi lucha. Si se matan entre ellos y no queda ninguno en pie, sea.

El kunjer se acerca al jefe de la banda que aún se encuentra aturdido en el suelo. Pero no es él único que se acerca al guerrero caido. El varanae que acabó con la vida del humano se acerca a ambos kunjer con su martillo preparado para luchar.

Mientras tanto el jedit combate a duras penas contra el gaviolo. El gigantesco monstruo le lanza golpes con sus cuatro brazos hasta conseguir desarmar a su oponente con sus cimitarras. Antes de poder segar su vida el humano superviviente se lanza contra el gaviolo por la espalda lanzando varios golpes con su daga que consiguen distraer al monstruo más que dañarlo.