Partida Rol por web

Vuestro anfitrión enarca una ceja.

- Cuéntenme sus cuitas, caballeros, y veré si es de mi interés ayudarles. Han mencionado al señor Menkaph, ese aficionado molesto.

El capitán Von Hartzman detectó algún punto de interés en iniciar una conversación sobre el canalla de Menkaph por parte de ese estrafalario diletante estirado en la otomana...

Siguió con tono calmado:
Así es Señor Faranj, ese Menkaph es uno de los principales motivos por los cuales hemos acudido a verle a su morada. Nos gustaría saber que puede decirnos de él, si sabe donde se esconde en Constantinopla actualmente y que relaciones frecuenta. Podríamos decir que nuestros caminos se han cruzado y también nos ha resultado algo "molesto"

El Doctor Saroch intentó tocar la fibra sensible del diletante. Si estaba con Menkaph ya sabría lo que le iba a decir, y si no, tal vez ayudara a que les proporcionara la información necesaria. - Por piedad, la vida de un niño está en peligro. Necesitamos que nos ayude -

- ¡Oh, los niños! Siempre tan tiernos...- Faranj suelta una risita mientras mastica unos dulces de un bol de cristal en una mesilla. Sus labios se manchan de una sustancia roja (¿mermelada?).

-Está bien, les ayudaré, caballeros. Con dos condiciones:

La primera, que me cuenten qué les ha hecho Menkaph... Diviértanme, si quieren mi ayuda.

La segunda, de que la señorita acepte el honor de ser mi invitada a cenar dentro de dos noches.

"Y para que vean mi buena fe, les adelantará algo sabroso. Imagino que si han topado con Menkaph conocen a la dama Nisra. Esa concubina imperial con ínfulas fue mi pupila... Por un tiempo. No tenía paciencia para el verdadero saber. Y Menkaph la tentó con sus atajos grotescos. Ya se dará cuenta la pequeña Nisra que, cuando el poder lo merece, no hay atajos que valgan.

El Capitán Von Hartzman asistió perplejo a las peticiones de ese oscuro diletante. Comprendió y le pareció lógica la primera de ellas, pero la de cenar con la señorita Meadowcroft era algo por lo cual no estaba dispuesto a pasar. No se vio con valor de pedir a Amelia que hiciese el esfuerzo, pues a saber que prácticas degeneradas podría tener en la cabeza ese tal Faranj.

Contuvo el aliento, apretando los puños, y mirando a sus compañeros, esperó una respuesta por su parte, si bien, ese siniestro personaje parecía saber de lo que hablaba y posiblemente sería una notable fuente de información.

El doctor durante un instante se puso rígido al escuchar las demandas del diletante, pero intentó no hacer ningún gesto de asco a sus peticiones. Estaban allí y tendrían que dar algo para recibir algo.

- Bien, del segundo punto solo la señorita puede responderle, aunque me ofrezco a acompañarla en la cena si eso no es un problema. Del primer punto, ese sádico de Menkaph ha raptado al hijo de uno de nuestros amigos para chantajearnos -

- ¿Y qué es lo que quiere Menkaph de ustedes?

Tras varias horas de trabajo tú y el profesor Demir conseguís descifrar las últimas páginas del tomo.

Los últimos jeroglíficos indican que no es necesario un príncipe para el sacrificio, sino que cualquiera que lleve el fez y realiza el ritual será como un príncipe. Eso sería desastroso, permitiendo la entrada en nuestro mundo de una criatura blasfema más allá de cualquier concepción humana del mal, llamada "Padre de Hechiceros". El precio que pagaría la ciudad y el mundo sería incalculable. 

Las páginas detallan como destruir el fez completamente. Alguien debe llevarlo puesto cerca del actual amo del fez, y desafiarlo a una batalla de mentes, para poderlo derrotar.
 

El Capitán Von Hartzman dudaba seriamente de si dar toda la información a ese pervertido, pero le pareció la única opción para sacar información interesante, parecía sin duda, tenerla. Con algo de temor por si sus palabras podían compremeterles, dijo:

Herr Faranj, ese déspota de Menkaph y su oscuro culto llevan cometiendo atrocidades hace ya días, semanas, tal vez. Entiendo que Menkaph aspira a poseer un poder superior no sé con que pérfida voluntad. Estamos decididos a pararlo, pues seguro que es la única manera de que deje de cometer tropelías. Le ruego sr.Faranj, que considere darnos plena información sobre él, su paradero y si goza de aliados en Constantinopla. Nos tiene en su punto de mira, eso es cierto...

Pasó por encima hacer algún comentario sobre Amelia.

El tal Faranj no parece especialmente conmovido. "Vagamente divertido" parece una definición más adecuada.

- Un poder desmesurado... ¿No podemos permitir eso, verdad?- parecer estar hablando solo unos instantes.- Está bien, les ayudaré. Encuentro su ingenuidad muy amena, caballeros y señorita... Esperemos que semejante inocencia sobreviva un primer contacto con la realidad. 

"Como les he dicho, Menkaph está a partir un piñón con esa intrigante de Nisra. Esa sicalíptica sicofante ha atrapado en sus siete velos al príncipe Ramazan. Ramazan es la oveja negra de la familia imperial otomana. Quizá incluso sea ella la que le ha pasado la sífilis.- suelta una risita ante esa idea.

"Nisra se ha instalado en la Isla de los Príncipes Malditos (supongo que la conocen) con varios sirvientes, incluyendo un eunuco negro. Allí, con ese ignorante de Menkaph, que apenas puede deletrear lo que extrae de libros robados, planean sus jueguecitos. Lo que planeen exactamente ya es cosa suya.

Al Capitán Von Hartzman le satisfizo interiormente lo que oyó, parece ser, que si no mentía, ese estrafalario europeo residente en Constantinopla había declarado que Menkaph tenía una estrecha relación con la odalisca Nisra, y además de revelar su guarida. También cita tener bajo su influencia a un Príncipe llamado Ramazan, sobre el que el Freiherr no había oído hablar, pero seguro que el Profesor Demir sabrá algo de él, pensó.

-Sr. Faranj, su colaboración nos será de gran ayuda. Permítale expresar mi profunda gratitud, creo que ha hecho lo correcto, eso nos dará alguna oportunidad de evitar que se salga con la suya.

- Si están satisfechos, señores, sigan en su camino. Les desearía buena suerte, pero yo creo que cada cual se labra su suerte.

"Y usted, querida, recuerde nuestra cita... Contaré las horas.

El doctor abandonó la casa del diletante. Parecía que el próximo paso sería preparar una emboscada en la Isla mencionada para intentar atrapar a Menkaph.