Se quedó con la boca abierta un momento antes de cerrarla de golpe. Luego escuchó cómo su compañero expurgaba la narración y cayó en el tema. Entonces ya asintió con naturalidad al doctor Saroch y aportó detalles de color sobre el bello paisaje que habían podido contemplar.
Ya :)
Ponéis al día al conde, que os escucha atentamente.
- Bien, señores. Tienen el fez pero falta el libro... ¿Es posible que ese Menkaph lo tenga en otro sitio en el mismo tren? Quizá a manos de alguno de sus sirvientes.
"Me gustaría examinar el fez si me lo permiten. Quizá pueda averiguar algo de él.
—Por supuesto. Pero sea muy cuidadoso y, sobre todo, ¡no se lo ponga! Jamás se lo ponga. Use guantes, y no lo examine nunca en soledad.
Estaba seriamente preocupado, porque no había podido aprender esa oración especial para espantar al djinn que vivía en esa malvada cosa. Cuando intentaba recitar las palabras le venían como mareos, y su mente se dispersaba, y no conseguía recordar cómo... Además, las notas que habían extraído de numerosas fuentes distaban de estar claras.
No da ninguna información y se limita a mirar a los que hablan. Cada vez se está volviendo todo más enrevesado, y sin embargo no puede evitar sentir cierta emoción.
-¿Sugiere que deberíamos buscar el libro en los camarotes de los sirvientes de Menkaph?...
El Doctor Saroch se quedó boquiabierto por la audacidad del Conde. Él pensaba en fortificarse en el camerino y esperar el embate de las iras de Menkaph y sus hombres por el segundo robo consecutivo del fez maldito, y allí estaba ese Von Hofler diciendo de ir a atacar de nuevo un camerino, esta vez a por el libro.
- Monsieur... Conde, nos proponíamos a proteger el fez a toda costa para poderlo destruir más adelante. No estábamos pensando en conseguir un libro adicional - consiguió articular finalmente el Doctor.
- Solo menciono que existe la posibilidad de que el objeto se oculte en uno de esos lugares. Creo que en situaciones como esta, recabar el máximo de información es de la mayor necesidad. Sapienta est potentia.
Cuando el doctor Polat le muestra "vuestro" fez rojo, el conde lo examina con la mayor atención (sin tocarlo). Todos oís los inquietantes susurros de dentro del fez. El conde rápidamente se tapona los oídos con papel.
- Les ruego tomen similares protecciones.
El aristócrata examina los dibujos dentro del fez con la mayor atención. Hace muchas preguntas a los que habéis leído el "Apócrifa del fez rojo", que reunieron los eruditos de vuestro grupo.
- Caballeros (y señora), creo que este singular objeto guarda relación con las leyendas de la antigua Hiperbórea, y me trae a la mente algunas referencias al ascenso y caída de monarquías poderosas, cuyas cabezas coronadas nada pudieron contra usurpadores con tan mundanos atavios. Claro que el asceno de esos arribistas era también la decadencia y ruina de esas antiguas ciudades...
La charla se vuelve muy técnica y debéis hacer una tirada de Historia o ciencias ocultas para sacar algún dato.
Como ya es tarde, después de la docta discusión, os retiráis a cenar y luego a dormir. Mañana el Orient Express cruzará los Balcanes.
Oh, si. Puedo imaginar la terrible presencia del fez impío tras el asesinato de Akenatón, tras las plagas de Egipto, erróneamente atribuidas a Dios. Puedo verlo en los oscuros callejones de la pérfida Babilonia, y más allá, ahora que he podido entrever ciertos misterios, entiendo las alusiones susurradas en ciertas librerías de viejo, en Estambul, a la perdida tierra de los hibori Aquilonia, y a sus enemigos mortales de Estigia. Entiendo que en determinados momentos de la historia este objeto blasfemo haya podido ejercer su influencia perniciosa para una raza tan joven como es la nuestra. Oh si. Me vienen a la memoria nombres de tierras aun más remotas y de las que sabemos tan poco: la negra Aqueron, Valusia, Commoria, Atlantis...
Motivo: historia
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 9 (Exito) [9]
Paso la tirada, así que meto un poco de... Ya tú me das la información útil, jefe, si la hay :)
El debate es interesante, pero no deja de ser especulatorio hasta cierto punto. Los que no están interesados en la "ciencia" de las civilizaciones prehumanas, o incluso lo consideran una superchería, pronto pierden interés. Cuando los camareros avisan que la cena está servida, la conversación termina con cierto alivio para algunos.
Aquí es donde le doy al doctor Polat una marca de experiencia en ciencias ocultas.
Cuando vuelves a tu camarote, encuentras a tu compañera de compartimento la señora Oliveira algo alterada. Habla un francés muy vacilante, pero entiendes que ha encontrado un hombre dentro de la habitación intentando abrir tu maleta. Lo ha echado a gritos. Ha venido un empleado, pero no han podido identificar al individuo, que ha huido corriendo. Ella cree que era una especie de pervertido que querría husmear en intimidades femeninas. ¡Qué horror!
Motivo: francés
Tirada: 1d100
Resultado: 53 [53]
Woytek había asistido a la charla en completo silencio, sin encontrar el menor resquicio para introducir siquiera el comentario más ligero. Estaba claro que se hallaba en presencia de auténticos eruditos. O, cuanto menos, de sujetos que se habían preparado a consciencia para la misión que tenían encomendada.
El joven noble no reconocía más que referencias superficiales, pero aún así, no pudo evitar sentir una auténtica fascinación por el cariz que iba adoptando la charla. Nombre y lugares que creía olvidados, que habían pasado alguna vez por su memoria, volvían con renovada potencia. No ya como meras referencias de viejos cuentos de fantasía, sino como horrores muy actuales y concretos.
Mientras escuchaba, Woytek jugueteaba en sus manos con las páginas que había arrancado del libro de Menkaph…
Motivo: Ciencias Ocultas
Tirada: 1d100
Dificultad: 5-
Resultado: 57 (Fracaso) [57]
Por cierto, Jefe, podemos sacar algo de esas anotaciones?
Rápidamente el Dr. Saroch se dio cuenta de que la conversación no era para él, igual que si un profano se metiera en una conversación entre cirujanos, así que decidió cenar algo rápido y volver al compartimento para intentar estudiar EL APÓCRIFO DEL FEZ ROJO.
Motivo: Ciencias ocultas
Tirada: 1d100
Dificultad: 5-
Resultado: 72 (Fracaso) [72]
La joven no entiende absolutamente nada de lo que están diciendo, durante sus viajes con su padre sus actividades no tuvieron nada que ver con tan esotéricos asuntos.
Por lo tanto se mantiene en un silencio interesado, intentando aprender lo más que pueda para así no suponer la muerte de todos ellos.
Tras la cena e ir a su camarote la joven llega con el rostro demudado. No es mujer de muchas palabras, así que se limita a decirlo clara y concisamente.
-Un hombre ha estado intentando abrir mi maleta.
Con un francés sencillo pero elegante la joven le da las gracias a su amable compañera de habitación, y vuelve a junto sus compañeros de viaje para hacerles partícipe de la desagradable sorpresa.
El profesor escuchaba a medias la conversación entre eruditos. El tema le resultaba fascinante, obviamente, pero no podía dejar de recordar las extrañas voces que surgían del fez cuando estuvo a solas con el objeto. Antes de que el grupo fuera a la cena, Amelia regresa bastante afectada.
-¿Cómo dice? ¿Se han llevado algo?
Motivo: Ciencias Ocultas
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 53 (Exito) [53]
Yo también saco la tirada de Ciencias Ocultas
Oh, oh. Revisemos nuestras propias maletas. ¡Mis escritos! El estudio sobre el fez. Y no olvidemos proteger este objeto abominable.
Va a mirar sus propias cosas, procurando hacer turnos, de manera que no se quede solo el fez.
Rememorando antiguas leyendas persas, egípcias y antideluvianas, cada vez tenéis más seguro que el fez debe poder destruirse alguna forma. Pues todo parece apuntar que así se salvó el Antiguo Egipto de la tiranía del Faraón Oscuro. El método se os escapa... Pero la cena no tendrá tanta suerte. A fin de cuentas vais con todo pagado, y se come aquí tan bien como en el mejor restaurante de París o Milán. Quizá necesitáis recuperar energías.
Tenéis un ágape delicioso, quizá mejorado por la ausencia de Menkaph. Hay rumores de que entraron a robar en un compartimento, pero la dirección asegura que el tren es seguro y se toman medidas (hay siempre un empleado vigilando ahora). Con todo, los viajeros lo encuentran más anecdótico que preocupante. Los pasajeros cuentan sus planes para cuando lleguen a Oriente. Un aburridísimo tratante de ganado belga os cuenta su plan de traer ovejas búlgaras a los pastos de Flandes. Da gran cantidad de detalles absurdos sobre cómo conseguir la mejor lana.
Un militar griego enseña fotos de sus cuatro hijos, a los que hace un año que ve, mientras estaba en Saint-Cyr aprendiendo los misterios de la artillería moderna. Hay un brillo malicioso en su mirada al hablar de los efectos que pueden tener obuses y metralla, ¿quizá está pensando en probarlos con Turquía, la gran enemiga de su país?
El Conde Von Hofler, que ya ha visitado Asia Menor, explica su intento de invocar el espíritu del héroe troyano Héctor en las ruinas de la antigua Ilión*. Aunque al parece solo consiguió que respondiera el fantasma de un obispo, que le amenazó con el infierno.
La portuguesa senhora Oliveira, compañera de compartimento de Amalia (con la que ya ha roto un poco el hielo) dice que va a Estambul a reunirse con su flamante marido, que es cónsul lusitano ante la Sublime Puerta. Se lamenta cuando Margaret McGregor (la periodista, que al parecer se entera de todo) cuenta que hay otros recien casados a bordo, Mr y Mrs Myers, pero al parecer el señor Myers se ha puesto enfermo y no sale de su habitación. La senhora asegura que lo incluirá en sus oraciones (sin duda, católicas).
Se ríe, se habla, se cuentan chistes que se pierden en la traducción, o que provocan risas en momentos dispares, quizá también porque se espera a la traducción. Se montan partidas de cartas. El Gran Duque Razumosky se duerme, incluso cuando su joven esposa se pone en pie y canta con voz de diva una canción eslava. Hay muchos aplausos. Su Excelencia ronca. Su mujer parece acostumbrada a que su talento provoque ambas reacciones.
Habiendo habido un momento para la cultura, se pide una ronda de café, coñac o brandy, y se sacan las cartas, damas y ajedrez.
TODOS:
Aunque inspeccionéis vuestras maletas, no halláis nada en falta.
Podéis quedaros a socializar o iros a vuestra habitación a descansar.
DOCTOR SAROCH:
Por desgracia estando el Apócrifo escrito en varios idiomas orientales que no dominas, es incomprensible para ti.
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* O por lo menos donde el conde cree que estaba. Las ruinas solo aparecerían años después.
A Polat le relampaguearon los ojos por un momento por culpa de las provocaciones del sucio griego, pero su admirable sentido de la decencia se impuso. Sin duda tenía misiones más elevadas como para que fueran malogradas en pequeñas escaramuzas sin sentido.
Hizo su comida en un silencio meditabundo, aunque aplaudió amablemente los cantos de la condesa. En todo momento prefirió mantenerse observando en un discreto segundo plano.
Aprovecho para intentar identificar quiénes son el caballero y la dama a los que he tenido la ocasión de observar intercambiar visitas de compartimento a compartimento. En principio sospecho de la gran Duquesa y de su joven sobrino Pyotr, pero quizá eso sea en exceso aventurado, así que busca confirmación.
SIn duda esos griegos no tienen nada que hacer contra el Sultan Padishah.
POLAT:
Efectivamente la gran duquesa y el sobrino de su marido son los amantes infieles.
Si alguien hace algo diferente a dormir por la noche, que lo indique expresamente o pasamos al día siguiente.