Partida Rol por web

El Segundo Advenimiento.

2. El Monasterio de Caedus - Informal.

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29/11/2012, 15:19
Gilbe Klimb

Escena: Una noche cualquiera

Efectivamente, ahí estaban. Oía a la vocecilla de Kael hablando con alguien. Si su sentido de la orientación no se equivocaba ahora estaban en el jardín de las rosas, y no creía que se estuviera equivocando, pues así lo confirmaba su olfato.

Escuchando mejor a Kael se dio cuenta de que no estaba hablando con nadie, sino consigo mismo. Por las indicaciones que se hacía y el sonido que su ropa hacía al moverse, debía estar haciendo los ejercicios de Pietro. 

Antes de actuar creyó conveniente preguntarle a su compañera de aventuras sobre qué hacer a continuación... Él quería resolver sus dudas sobre la clase "personalizada" a la que acudía de noche, pero Resha le había ayudado mucho, tenía derecho a decidir:

- ¿Qué hacemos, Resha? ¿Le interrumpimos? A mí me gustaría saber lo de la clase especial...

Sin darse cuenta Gilbe había hablado demasiado alto, se tapó la boca con las manos y puso cara de sorpresa... Casi seguro que le habría oído.

- Tiradas (2)
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29/11/2012, 15:33
Gilbe Klimb

Los niños abandonaros la habitación de uno en uno, Gilbe iba acompañado por Altaír, que parecía contento moviendo de lado a lado la cola, golpeando a su amo.

Cuando estuvieron fuera Gilbe fue a preguntar algo, pero se llevó una mano a la cabeza y dijo:

. ¡Ostrás! ¡Me he olvidado la vara! ¿Dónde la habré dejado? ¡Ahora vengo!

Y sin apenas dar tiempo a nadie a reaccionar, se metió otra vez en la habitación. El perro correteó delante de él, divertido, como si fuera un juego.

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29/11/2012, 15:40
Gilbe Klimb

Gilbe entró de nuevo en el despacho de Leonardo, pidiendo perdón.

- Disculpadme Leonardo, pero antes no he sido del todo sincero y querría areglarlo si me lo permite... Lo de las gafas, o anteojos como los llamaba mi padre... Lo cierto es que ya sabía que no recuperaría la vista... No quería que mis compañeros se enteraran del por qué de mi proyecto, por eso no dije el verdadero motivo... - Gilbe hablaba rápido, no quería estar demasiado tiempo dentro, se supone que estaba buscando su vara. -  Había pensado que, con unas de esas, aunque no funcionaran de verdad, podría conseguir que me tomaran por sano... Como si fuera un disfraz. ¿Qué le parece? Haré lo que usted quiera, pero las gafas parecen más divertidas que la vara, ¿no?

Gilbe sonrió con cara de pillo, apenas llevaba unas clases con Leonardo pero le parecía que era el tipo de hombre que prefería sostener un libro que una espada... Seguro que le parecería buena idea.

- Tiradas (1)
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29/11/2012, 16:11
Aclamado Director

Gilbe entró de nuevo en el despacho de Leonardo, pidiendo perdón.

- Disculpadme Leonardo, pero antes... Lo de las gafas... sabía que no recuperaría la vista... No quería que... se enteraran del...  de mi proyecto, por eso... - Gilbe hablaba rápido, no quería estar demasiado tiempo dentro, se supone que estaba buscando su vara-. Había pensado que... aunque no funcio... podría conseguir... Como si fuera un disfraz. ¿Qué le parece? Haré lo que usted... ¿no?

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29/11/2012, 16:14
Leonardo

El sonido de Leo estrechando la mano de Gilbe rasgó el aire, como una palmada.

- Creo que tenemos proyecto- aseguró el hombre, decidido, respetando la decisión de Gilbe-. Lo cierto es que no se me había ocurrido, chico. Tendrás que disculparme. Seguro que MJ se sentiría orgullosa de que tengas ideas así.

La vara, con un ligero arrastre, se separó de la pared, volviendo a manos del cielo.

- Toma, tu vara, y.. que tengas un buen día- por su tono, no parecía estar echándole. Más bien, parecía que le estuviese guiñando un ojo.

- Tiradas (1)
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29/11/2012, 16:41
Kael

Kael se giró al escuchar la voz, su primer instinto fue esconderse, pues no tendría que estar ahí; pero luego tras un momento se dio cuenta de que era una voz de niño y le sonaba, entonces se giró y se dirigió hacia donde venía el sonido, como si él pudiera estar ahí y los demás no.

Vio a Resha y a Gilbe y no pudo evitar sorprenderse... Resha parecía de las que no rompían las normas, y Gilbe era muy callado y tampoco esperaba nada así- ¿Qué hacéis aquí? -dijo hablado bajito y mirando hacia los lados. Solo faltaba que apareciera alguno de los "noctámbulos" para que se liara del todo.

 

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29/11/2012, 17:51
Gilbe Klimb

Escena: charlando entre las sombras

Así que es cierto... ¡Realmente hay un profesor ciego!

Gilbe estaba realmente emocionado... Era como si toda una vida de demérito, de minusvalía, de rechazo... Se borraran. La existencia de ese hombre habría ante si un futuro con el que hasta ahora no se había atrevido a soñar. El mes que llevaban en la academia había sido satisfactorio, pero si no hubiera sabido del profesor ciego tal vez hubiera pensado que todo era una broma de mal gusto.

Gilbe se levantó y avanzó hacia la voz, como si fuera lo más normal del mundo, y aunque en cierto modo para un ciego lo era, tocó su rostro, quería verlo. Sintió el algodón que tapaba sus ojos, su pelo largo...

- No estaba seguro de que fueras real...

Alguien tan poderoso... Es ciego. El tiempo estaba como congelado para Gilbe, tenía ante sus manos lo máximo a lo que ningún invidente podría nunca aspirar. La visión que Elohim había creado el primer día, aunque no la hubiera visto, seguro que no tenía ni comparación con esto.

- Co... Co... ¿Cómo te llamas? ¿Y cómo has llegado a ser profesor y el mejor espía del mundo? ¿Crees que podré ser inquisidor? - las preguntas llovían una tras otra, la voz de Gilbe era casi de ensoñación - La profesora Cone es una profesora genial, de veras, pero me gustaría pedirte... ¿Podrías enseñarme? ¿Podría ser tu alumno? Por favor...

Gilbe no podía desear nada más en este momento. Sabía desde hacía unas semanas que algunos niños recibían clases especiales por parte de otros profesores, tal vez él también pudiera hacerlo, aunque el término "especial" en su caso quisiera decir ciego. 

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29/11/2012, 17:56
Gilbe Klimb

Gilbe salió de la clase con la vara en la mano y una sonrisa en el rostro. Tramara lo que se tramara, parecía contento.

Su perro al lado se había contagiado de la felicidad de su amo y le mordisqueaba y lamía los tobillos de pura alegría.

- ¡Venga Altaír! ¡Para ya! - dijo el niño con tono alegre, el perro ladró y dio una vuelta en torno a sí mismo, terminando por sentarse en el suelo mientras seguía moviendo la cola de lado a lado.

- Al final parece que me va a dejar hacer las gafas... - les confesó con una sonrisa. Al fin y al cabo, se entarían antes o después de su proyecto, no era algo que pudiera mantenerse en secreto si le iban a ver forjarlas... Por otro lado, no les dijo el verdadero motivo por el que quería hacerlas, tal vez algún día pudiera sorprenderles.

- ¿Tú qué tal Charlotte? ¿También vas a hacer un arma?

 

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29/11/2012, 18:24
Resha

Resha se puso a balbucear y a mover las manitas apurada de un lado a otro señalando a muchos sitios a ninguno, soltando incoherencias nerviosas en susurros en busca de una excusa antes de que Kael se enfadara, al final se escondió detrás de Gilbe con un "pawa~aaan" bajito y angustiado. Tenía sujeto al ciego por los hombros y la frente apoyada en su espalda encogiéndose ligeramente, como si eso ocultara su identidad, inconfundible al salir las largas trenzas azulados desde dentro de la capucha.

Kael no andaba de buen talante cuando no descansaba por las noches, y no le gustaba que se pusiera brusco.

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29/11/2012, 18:35
Jared

- Sí- respondió el hombre, manteniendo la calma. Se había puesto en cuclillas, haciendo resonar algo vagamente parecido a una campana o un pequeño cascabel, si bien parecía colgar de su cintura. A esa altura, Gilbe podía palparlo mejor. El ciego, como era natural, se dejó hacer-, podríamos. Es, de hecho, una de mis intenciones. Soy el adjunto de Mary Jane, lo que significa que, pese a haber estudiado con ella, no soy tan bueno. Casi, pero no lo suficiente.

Llevaba un traje de piel, grueso y duro como el cuero de MJ, pero aún más terso, como si estuviese reforzado. El traje estaba abierto por el centro, revelando una sencilla camisa de lana debajo, a través de la cual se podía palmar la musculatura del pecho. Y es que, aquel hombre, prometía, no sólo ser alto, sino también robusto. Era fácil imaginarlo entrenando en las clases de Maestro, levantando bloques de piedra como quien levanta un leño.

- Tengo algunas cualidades más desarrolladas que ella, lógicamente, pero no es suficiente, como ya he dicho. Cuando ella no pueda enseñaros, por lo que fuera, lo haré yo- apuntilló, pues MJ también debería tener su función fuera de Caedus, y no podría dedicarse eternamente a enseñar-. Yo tampoco podré siempre, pero quiero enseñarte. Yo no tuve una infancia tan dura como la tuya, pero tú no tienes por qué pasar una niñez tan dura cómo la mía. 

De su cintura, aparte del extraño cascabel con forma de aguijón, quizá diseñado a propósito para hacer ruido y vete a saber qué más, pendía la funda de un arma, cuya correa se anudaba a la espalda. Era un arma ancha, gruesa, sólida. Debía de contener una espada bastarda, tan típica entre los inquisidores.

- Perdóname- concedió, humilde-. A veces me cuesta centrarme. Mi nombre es Jared, padre de Hashim y príncipe de... bueno, no importa. Al-Enneth y sus desiertos son todos iguales ante los extraños- hizo una breve pausa, tomando aliento-. Soy real, por supuesto, pero haces bien en cuestionarse eso. A veces cuesta separar la verdad de la mentira, y más cuando lo sobrenatural se mete de por medio.

El cabello, pelirrojo, tenía el tacto de la arena, si bien parecía agruparse en pequeños zarcillos, como si el agua mantuviese pegadas las hebras entre sí, juntas pero separadas. La venda, gruesa y húmeda, desgastaba, revelaba que no la cambiaba constantemente. Probablemente unas pocas veces al día, como mucho. Sea como fuere, parecía bien anudada en la raíz del cabello, por lo que moverla era bastante difícil.

- Técnicamente, no soy profesor, sino Inquisidor. Pero ayudo a Mary Jane de vez en cuando, cuando ella misma está ocupada- ladeó la cabeza, mirándola, o algo parecido. Sea como fuere, la mujer debía de estar en esa dirección. Y como la observó, dejó de hacerlo-. No soy malo en mi trabajo, por suerte o desgracia, pero los hay mejores. La pena es que no todos estén de nuestro. Y sí, serás Inquisidor. Espero. Yo a tu edad estaba muerto de miedo. Eres más valiente que yo- afirmó, si bien, por supuesto, se refería a cuando el propio Jared tenía la edad de Gilbe.

La campana de su cintura repiqueteó con una única nota casi musical, pese a que no corría el viento y Jared no se había movido, al menos en aparencia.

- Me queda poco tiempo. Debo reunirme con León, Bronn, Möriah y Sussane- sentenció el hombre, sin moverse. Permanecía en cuclillas, dedicándole su atención a Gilbe, pero amenazaba con tener que irse, por desgracia. Habría de aprovecharse bien el tiempo.

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29/11/2012, 20:37
Kael

Al ver la reacción de Resha, Kael se giró bruscamente, como si buscara algo tras de sí, en su espalda. 

Pero no había nada.

Por un momento había temido que fuera Lexington... o alguien peor, como esas dos que a veces acompañaban a la santa. Al percatarse de que no había nadie soltó un largo suspiro, como si hubiera estado conteniendo la respiración.

-No me deis esos sustos -dijo hablando bajito. Miró hacia ambos lados y se acercó, cogiendo de una mano a Gilbe y con la otra a Resha, llevándolos al rincón entre los arbustos  donde solía esconderse cuando venían los guardias por aquí.

-Aquí estaremos más o menos a salvo -dijo mirando a su alrededor- ¿qué hacéis aquí por la noche? -pregunto en un tono suave mientras se sentaba en la hierba. Su tono de voz era tranquilo y se le podía ver una pequeña sonrisa. 

Cuando las noches eran malas, estaba solo porque todos dormían... pero eso no quería decir que le gustara estar solo.

- Tiradas (3)
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29/11/2012, 21:01
Richard Wivernfall

Una tarde soleada de Octubre, en el patio

En su mente, un inquisidor representaba un icono de poder y habilidad absoluta, en todos los campos imaginables. Bendecidos por el Dios de un modo u otro, idea que se había aferrado a él desde que comenzó los rezos matutinos, y que cuantos más profesores conocía más los admiraba. Una élite que pese a destacar excelsamente en un campo concreto, mantenía todos los demás entrenados sin descuidar. A veces se ponía a pensar, que si los inquisidores que los instruía eran "simples" docentes, cómo serían aquellos que pasan sus días cumpliendo el deber.

-Cada profesor nos ha mostrado su especialidad y cómo se desenvuelven en ella. Todos son gente importante. Pero pensarlo un poco: Somos alumnos nuevos y ya nos entrenan en todos los campos posibles. Ellos, que llevan años de práctica... ¿de qué serán capaces? Tal vez Leo tenga algún artilugio para desenvolverse en una pelea, o Maestro sea lo suficientemente sigiloso para acabar con un rey sin que nadie lo sepa.-

Gilbe pareció afectado al hablar de Maestro. En realidad no tenía por que hacerlo. No era el único en esa situación, acogido por un profesor. 

-Gilbe, a mi... me recogió Petros así que tuve la oportunidad de conocerle un poco antes. Y le estoy muy agradecido, no se qué habría hecho sin él.-

Hoy se encontraba juguetón y le apetecía divertirse un poco con sus compañeros en vez de hundirse en penas.

-¡En fín! ¡Juguemos a algo! Ya tendremos tiempo de entrenar en clase, este tiempo es para nosotros. -

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29/11/2012, 21:22
Richard Wivernfall

-Tienes razón. Será por esa calma que transmite éste hombre.- 

Y volvieron a sus asientos a disfrutar del barullo típico del comedor con todos los niños comiendo unidos. Ahora sólo quedaba esperar su llamada. De ser como la primera vez, en medio de la noche y atravesando las paredes, al menos ya no le pillaría tan de sorpresa. Aunque por otra parte deseaba que les volviera a sorprender con otra aparición estelar.

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29/11/2012, 22:55
Mai Lin

30 de Octubre. La víspera por la tarde.

Kael y Richard caminaban por un pasillo. Al doblar a la esquina, descubrieron que estaba desierto, pero aquello no era atípico en aquel lugar, por lo que siguieron como si nada. De pronto, y sin aviso de ningún tipo, una mano agarró a cada uno por el cuello de la camisa, tirando hacia atrás con brusquedad. Se les cortó por un instante el aire, y tras toser y verse liberados de aquella improvisada y basta presa, vieron unas sandalias que dejaban al aire unos pies de mujer, sin ningún tipo de tratamiento especial a la altura de las uñas más allá de un corte recto y cuidado.

- Vosotros dos, inútiles- espetó una voz, que al alzar la vista más allá del kimono dejó ver una melena pelirroja rodeando un rostro agresivo. Era el rostro de una mujer, de edad totalmente indeterminada, pues arrugaba el ceño de tal forma que podría deberse a un simple mal carácter pese a su juventud o a un mal carácter debido a la vejez-. Hemos estado hablando. Cuando se os diga, llueva, truene u os muráis de sueño, veréis a León o haréis lo que se os diga- ordenó de mala gana, sin dar derecho a réplica, mientras mordisqueaba una raíz de algún tipo de planta o árbol con las manos en la cintura-. Como ahora, vamos, pero peor. Cuando os volváis tan loco como él no le echéis las culpas a nadie- desde luego, no se preocupaba de hablar bajo, y no parecía tener pelos en la lengua. O sabía qué decía y dónde lo hacía o vete a saber en qué líos podría haberse metido la mujer por eso- ¿Qué pasa, qué miráis? ¿Nunca habéis visto una mujer o qué?- comentó enojada al ver la reacción de los chiquillos, fuese cual fuese, pues daba igual.

El pasillo seguía desierto, y la única compañía de aquellos dos, aparte de la mujer, prometía ser las armaduras y algún que otro ruiseñor que se unía como cantoautor al evento.

 

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29/11/2012, 23:19
Elohim

Elohim se puso un poco rojo tras los comentarios de Aenea, la verdad es que aquella chica tan llena de vida le recordaba mucho a Resha, y con ambas compartía una relación muy buena. No podía evitar sonreír al verlas, y siempre estaba cómodo cuando estaban esas chicas.

-Ace es... especial. No sabría cómo definirlo. Pero estando a su lado me siento... ¿iba a decir como en casa? No tiene sentido esa expresión-sonrió sincéramente quitándole hierro al asunto- me siento arropado, me siento... completo.

-Y... la verdad es que no sé lo simpático que soy.-le sacó la lengua- yo solo trato de ser agradable y que nadie pase un mal rato cuando está a mi lado. Una mala mirada, unas palabras malas no son buenas compañeras. Hacen que los demás se pongan tristes, y no es lo que quiero.-negó con la cabeza- no señor.

Y cuando pensó en la oferta que le proponía, no pudo evitar pensar en la enfermería. ¿La habría visto Aenea?

-¿Sabes? El primer día, cuando estaba en la enfermería noté como alguien jugaba con mi pelo... alguien... "pequeño". ¿Crees que podía ser una... cómo la has llamado... Sheele? También notaba como pequeñas corrientes de aire.. ¿es importante?

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30/11/2012, 02:34
Charlotte Bourgeois

Ante la pregunta del muchacho Charlotte sonrió levemente y siguió andando en silencio con el resto, junto a su hermana. A medida que avanzaba sus pupilas se expandían y contraían cada cierto tiempo, así como su mirada se desviaba hacia Gilbe cuando esto ocurría.

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30/11/2012, 02:40
Charlotte Bourgeois

Una vez más, el pequeño muchacho ciego notó cómo una presencia invadía su mente, llenando su consciencia con un eco suave, una voz dulce y melodiosa que musitaba unas palabras como si de una brisa se tratara, sin embargo, ésta vez no hubo contacto físico alguno.

...*risa*...

...No me gustan las armas, Gilbe...

Hizo una pequeña pausa.

...Las palabras pueden ser más afiladas que una espada y la mente...mucho más ágil que cualquier espadachín...

...*suspiro*...

...Aún estoy trabajando en la idea de mi proyecto, pero es un secreto...

...Es un regalo para Juliette...

 

 

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30/11/2012, 20:22
Richard Wivernfall

Richard temía un poco a la niña muda. Le hacía sentirse incomodo. No por su defecto. Era cosa suya, pues no sabía como relacionarse y conversar con alguien que no era capaz de hablar. Quería superar esa barrera y si bien no sabía como hacerlo, ver a Gilbe dirigirse a ella con total naturalidad le animó a hacer lo mismo. Mientras continuaban por los corredores, hizo una pequeña e innecesaria pirueta para colocarse junto a la doncella.

-Esto... Charlotte... Me gustaría....- Titubeó claramente al buscar las palabras.

-Oh vaya... como se lo digo-

-Me gustaría saber que pretendes hacer tú en forja... Si quieres compartirlo conmigo, claro...- No sabía que pasaría a continuación y la incertidumbre le volvía a sumir en esa inquietud.

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30/11/2012, 20:30
Richard Wivernfall

30 de Octubre. La víspera por la tarde.

El tirón del pescuezo le habría hecho caer en el suelo si la fuerte mano que le sujetaba no hubiese cargado con su peso completamente. El aire escapó de sus pulmones de la sorpresa y ahora, que se encontraba doblado sobre si mismo recuperando el aliento contempló los inconfundibles pies de una mujer ataviada en sandalias que comenzó a hablarle por lo que alzó la mirada. A medida que su vista ascendía percibió el detalle de las ropas que llevaba, aquellas de las que Petros le había hablado y que eran tan comunes en las zonas orientales. 

La túnica... un cinturón y en lo alto... una cabellera rojiza que cubría un rostro, que no alcanzaba a ver desde tan cerca pues dos voluptuosos pechos se cruzaban en su camino. Dió un paso atrás sin ya ninguna duda de que se trataba de una mujer, mientras ésta les hablaba sobre cuando reunirse con León como si les estuviera dando una reprimenda. Supuso que sería una persona muy ocupada pues hablaba demasiado rápido como para darles tiempo a responder. 

Cruzó la mirada con su compañero, tan atónito como él y abrió la boca para dejar salir lo más sensato que se le ocurrió:

-Si, por supuesto. Pero... ¿Quién es uted y por qué no nos llama el Sr.Cross en el momento?- Algo le decía que se preparara para recibir un capón.

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30/11/2012, 21:21
Mai Lin

30 de Octubre. La víspera por la tarde.

- Soy Mai, Mai Lin- respondió la mujer sin perder el tono, orgullosa-, y soy la responsable de la seguridad de este sitio. León es hombre muy ocupado. Como yo, y como todos, pero está haciendo más cosas- se encorvó ligeramente, acercando el rostro a los chiquillos mientras mordisqueaba su raíz-. Cosas de Inquisidores- informó, como si aquello fuese lo bastante enigmático y revelador al mismo tiempo.

Y con esas, volvió a erguirse. Parecía una mujer bastante sencilla en el trato, la verdad. Tanto estrés acumulado combinado con la personalidad de una mujer educada como un hombre tenía que hacerse ver por algún lado. Por otro lado, a pesar de que era la responsable del monasterio, no la habían visto aún en aquel mes y medio.