Partida Rol por web

El Segundo Advenimiento.

3. El Monasterio de Caedus - Adrenalina.

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16/01/2013, 23:22
Resha

Resha aún podía ver la luz blanca si cerraba los ojos. Cuando la burbuja que había creado para protegerlos desapareció, la niña soltó a su amiga y avanzó con torpeza hacia Elohim que yacía en el suelo, luchando por respirar de lo agotado que estaba. Le abrazó con cuidado y le dijo- ya has hecho mucho, te has esforzado demasiado, ahora descansa -le apartó el pelo rubio del rostro y le dejó descansar mientras ella se incorporaba entre el destrozo de la pequeña tienda.

Intentaba no mirar al suelo y encontrarse los restos de la pelea, avanzando sin mirar donde pisaba.

-¿Está ahí, señor? -preguntó con voz trémula asomándose al almacén, mientras se apoyaba con las manitas en el marco de la puerta.

- Tiradas (2)
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17/01/2013, 02:04
Aenea Hollen

 

- ¿Me veis todos?

Preguntó la Santa Bernadette. Era lo primero que oía y escuchaba desde que empezara a cantar para tranquilizar a la gente. Abrió los ojos poco a poco para encontrarse que todavía veía destellos blancos y el resto estaba emborronado por las lágrimas que se le habían formado al apretar tanto los ojos. Se los frotó y secó con la manga del vestido y logró ver ya casi perfectamente, el lejano destello aún grabado en su retina como una marca de agua.

- Si señora - musitó Aenea, sorprendida con lo que veía.

La tienda que antes era tan arreglada y coqueta a pesar de no ser tan grande se había convertido en un sangriento campo de batalla. Vitrinas rotas por doquier, todo el género por los suelos y ríos de sangre manchándolo todo. Durante un instante se le revolvió el estómago al pensar que había estado ciega en una esquinita cantando una estúpida canción mientras todo aquello pasaba y que solo un milagro, Bernadette, las había mantenido a salvo a ella y a Resha.

Su amiga estaba junto a Elohim, reconfortándole, y luego se levantó y se dirigió hacia la entrada del almacén. Aenea decidió ponerse en pie también y comprobar el estado de su amigo, sólo para descubrir cuan pesada era la carga que había aceptado a cambio de usar su poder tan deprisa.

Al intentar ponerse de pie sus escasas fuerzas le fallaron y volvió a caer de culo, sorprendida, y tuvo que reiniciar el proceso, con mucho más cuidado y apoyándose a la pared. Las piernas le parecían hechas de mantequilla caliente y el esfuerzo de levantarse la había dejado resollando ¿A caso era así como se sentía Elohim cuando usaba su poder? Ella nunca había necesitado apresurarse de esa manera, siempre había tomado todo el tiempo que quería para usar su Don y por tanto nunca había tenido que pagar por el sobreesfuerzo. Realmente, en aquel momento, lo único que quería era llegar a su habitación en Caedus y tumbarse a dormir, aunque fuera encima de la cama y sin sacar el colchón para ponerlo en el suelo. Sí, tan cansada estaba.

Avanzó renqueante hasta Elohim y se arrodilló a su lado. Resha estaba con Bernadette, pero a lo mejor Aenea podía hacer algo por su amiguito. Sabía que no podía devolverle las fuerzas, si pudiera se lo haría a sí misma. Pero no sabía si le habían herido mientras no veía, así que buscó en su cuerpo rastros de moratones o cortes abiertos.

- ¿Ves como eres un Ángel? - Le susurró, más por falta de aliento que por necesidad de privacidad - El Señor te ha dado el poder para vencerlos sin matarlos.

Aenea se quedó mirando a las alas de su amigo. Habría que esconderlas después de averiguar si estaba herido.

- Tiradas (2)
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17/01/2013, 02:16
Elohim

-¿Me veis todos?

El sonido de la voz de la santa llegó hasta los oídos de Elohim que respondió con un ligero movimiento de la cabeza. ¿Fue afirmativo? Al menos lo parecía. Pero la expresión del pequeño no hacía intuir que ya se hubiera pasado lo que estuviera intentando soportar.

Cerró los ojos con fuerza, creando arrugas en su cara que pronto se teñirían de carmesí. Sus músculos se arrugaban y a tientas buscaba algo a su alrededor, cualquier cosa que pudiera agarrar. 

Entre tanto, Resha le apartó el pelo de la cara, para tan sólo desvelar miles de puntos rojos que comenzaban a adivinarse en su frente, cada uno de ellos cual si de una herida que estuviera a punto de abrirse se tratara generaba en el pequeño ángel el mismo dolor que crearía un fino cuchillo clavado en ellos.

Aún con los ojos cerrados, y con la respiración acelerada trató de quitarse sus guantes tirando de ellos con violencia lo más lejos que pudo, buscando una superficie fría contra la que apoyar sus palmas. En mitad de ellas, dos marcas similares a una cruz sangrante hacían su aparición. Todavía no habían comenzado a derramar la vitae del pequeño pero por su aspecto pronto comenzarían a liberar su roja vida.

Aenea dijo algo sobre sus alas. Ya no importaba, todo lo que escuchaba era confuso, y el dolor que iba a tener que soportar en breve ocupaba todo su pensamiento. Agarró la ropa de Aenea, a la altura del pecho, y tiró de ella hacia su boca, tratando de morderla lo más fuerte posible.

Tan sólo quería que pasara de una vez todo eso, su bendición había llegado en el peor momento. Pero, aunque doliera, aunque el chiquillo apenas fuera capaz de soportar aquel trauma, no iba a quejarse por ello. Aquel era el verdadero pago por sus poderes. No el cansancio.

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17/01/2013, 10:27
Charlotte Bourgeois

Como si volara, Kael la había subido hasta el primer piso en cuestión de segundos y Charlotte tardó unos instantes en soltarse de la presa que la amarraba a la espalda del pequeño.

Una vez arriba se distrajo un momento mientras su mirada se perdía en la nada, probablemente hablara con su hermana. El joven del cabello escarlata pronto la sacó de su contemplación tirando de ella hacia él para proseguir la escapatoria, sobra decir que no opuso resistencia alguna.

Estaba tan perdida y desubicada como lo había estado toda la mañana, su estado de ánimo a penas había variado de la tristeza al miedo, más atenazada ahora por un peligro inminente haciéndose pronunciar más aún la ausencia de su otra mitad.

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17/01/2013, 15:23
Aclamado Director

Kael consiguió arrojar la caja de verduras escaleras abajo, sin preocuparse por el resultado. Mientras cogía el cuchillo con una mano y a Charlotte contra otra, el sonido de las luchas rebotando contra los peldaños sonó junto con el de algo bastante más pesado golpeando el suelo. Un grito ahogado se escuchó procedente de las escaleras, seguidas de un insulto.

¡BASTARDOS!

A trompicones la mujer intentó recomponerse, rápida y ágil, acostumbrada a saltar vela abajo y abordar a través de una cuerda. Mientras tanto Kael y Charlotte consiguieron bajar por la otra escalera, dando a lo que parecía ser un pequeño comedor de taberna.

Hombres y mujeres sentados plácidamente alrededor de mesas circulares o cuadradas, de madera, sentadas sobre sillas del mismo material. Una barra con dos mujeres, una joven y otra de mediana edad, junto con un hombre mayor, pasados los cuarenta años. Aquello era sin duda una taberna de ciudad, tranquila y abarrotada en un día de fiesta.

Sólo una puerta se alzaba al fondo, abierta, revelando la oscuridad de la calle y lo que parecía ser gente caminando al otro lado. Correr, pedir ayuda, esconderse... a saber.

La pirata se incorporó al otro lado, golpeando la pared y deteniéndose un instante a mirar en aquella sala, no fuesen a haberse escondido por ahí los pequeñajos con una barra de pan en la mano y un tenedor en la otra.

Nadie salvo la mujer y los dos pequeños parecían ser conscientes de la situación, sumidos en la ignorancia, aunque un par de personas sí que vieron salir al niño con el cuchillo en la mano, agarrando a otra chica de su edad, y fruncieron el ceño. Una de aquellas personas, un hombre con una espada al cinto, se levantó, confusa pero sin duda incapaz de tolerar que un cuchillo de esa edad saliese atropelladamente de la despensa con un arma en la mano.

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17/01/2013, 15:40
Juliette Bourgeois

La niña volvió a esforzarse de nuevo para hablar con su gemela, puesto que aquel momento lo requería...

...¡¡Charlotte!! Necesitamos mas pistas...

imploró la niña

...Dice Bronn que tenemos que saber más del lugar en que os encontrais para poder ir a ayudaros...

Se hizo un corto pero importante silencio

...¿¿Algun edificio destacable?? ¿¿Algo característico??...

Preguntó ávida de información

...Venga hermanita, tú que te fijas en todo deberías saber de algo más...

 

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17/01/2013, 15:46
Santa Bernadette

Bernadette se arrancó un trozo de la manga que llevaba como vestido, y se metió entre Elohim y Aenea, forcejeando hasta separar los dientes del chiquillo, tendiéndole la manga para que mordiese algo sin invadir el espacio de nadie, entre otras razones.

Tal y como sospechaba Aenea, Elohim comenzó a sangrar, aunque hasta ese momento no parecía haber tenido estigmas físicos. En su lugar, era en aquel instante cuando unas perlas rojas resbalaron por la frente del chaval, como si se hubiese golpeado el cráneo contra algo.

- Estará bien- dijo Bernadette, levantándose y cerrando las persianas de la tienda, para mayor precaución-. Aenea, Resha, ir a la trastienda y buscar al dueño. Si veis algo raro dadme un grito. Yo voy a esperar a que a Elohim se le pase el ataque.

Habló con paciencia y calma, aunque obviamente aquella era una situación tensa. Ya todo el mundo sabía que a Elohim le entraba algún tipo de síndrome de vez en cuando, e incluso Resha la había acompañado a la enfermería tras uno de los ataques, pero su naturaleza exacta no la sabía todo el mundo.

Elohim parecía estar entrando en ese estado, y no tenía muchas fuerzas para responder a las palabras de sus compañeras, que hacían esfuerzos para calmarle sin saber, lógicamente, cómo podían hacerlo, si es que había forma alguna.

- Va, chicas. Que Elohim ya tiene bastante con sufrir esto como para tener público- añadió, sin saber si al chico le molestaba o no la presencia de las pequeñas, pero curándose en salud por una cuestión de intimidad y respeto.

Resha no pudo ver nada en la trastienda, ni nadie que mirase ahí, pero eso se debía a que desde ese ángulo apenas podía verse, y a que debía de tener un tamaño considerable, llena de cajas y estanterías.

Por otro lado, era bastante obvio que a Elohim le quedaban segundos para caer en manos del dolor y la redención. Un chiquillo de esa edad nunca debiera cargar esa carga, pero así era. Cada uno tenía sus estigmas, y sus circunstancias, y al parecer las de Elohim eran menos amables que las de sus compañeras. Ellas no sufrían por cargar el poder de Dios, ¿no?

Salvando el cansancio de Aenea, claro.

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17/01/2013, 15:57
Gilbe Klimb

Mientras Gilbe intentaba ponerse en pie tras su tropiezo Altaír se lanzó contra uno de los piratas, que chilló de dolor al recibir una dentellada del perro. El niño sintió un repentino sentimiento de orgullo y enfado, su amigo siempre atendía a sus órdenes pero esta vez había desobedecido... Por otro lado el motivo es que había optado por defenderle tras su tropiezo, cosa que agradecía.

Tensó su cuerpo para volver a escalar justo cuando el marinero amenazó a su perro... Dóminar estaba dando buena cuenta de varios de los piratas y la mujer había subido a perseguir a Kael y a Charlotte, esperaba que estuvieran bien. Tenía que huir para que Altaír se fuera corriendo, el perro no se iría hasta que supiera que su amo estaba a salvo.

Soltó su vara, se aferró con fuerza a la pared y comenzó a escalarla justo antes de que el pirata se pusiera en guardia. Trepó a una velocidad increíble, hasta él mismo se sorprendió, y desde arriba le gritó a Altaír:

- Altaír, ¡vete ahora mismo! ¡Búscame luego!

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17/01/2013, 16:52
Aclamado Director

Gilbe no atinó a escuchar nada referente a Kael y Charlotte, pero desde su nueva posición, subido al primer piso y al pie de la cornisa, podía palpar a ciegas una ventana a su izquierda. Abajo se escuchó a Altaír corriendo calle abajo, alejándose con el rabo entre las piernas como su dueño había ordenado, no sin antes salvarle el pescuezo.

Los cuatro matones comenzaron a hacer sonar los golpes, pero sólo ellos se quejaban. Dóminar se limitó a esbozar una risilla de suficiencia ante aquella, a su juicio, patética ofensiva.

- Gilbe, encuentra a Altaír y que te guíe con los demás. Yo tengo que encargarme de la mujer antes de que atrape a Kael y Charlotte- dijo, alejándose progresivamente a paso suelto, hasta escucharse una puerta cerrándose.

- Trepar ahí y bajadle, maldita sea- bramó uno de los piratas, malhumorado, seguramente refiriéndose a Gilbe-. Usad al chiquillo como intercambio si hace falta.

Gilbe estaba a salvo por el momento, pero no demasiado. Era cuestión de tiempo que le pusiesen la mano encima si se quedaba quieto. Podía intentar seguir trepando hasta el tejado, pero desde luego colarse a través de la ventana sería más fácil, si bien más peligroso a largo plazo. Los piratas podían entrar al edificio, y Gilbe no sabía qué había dentro, ni podía saberlo. Desde el tejado estaría más seguro, pero si se caía sería su ruina, destrotegido en ausencia de nadie que pudiese ayudarle en aquel momento.

Estaba solo por primera vez, sin muros que le atasen ni inquisidores cogiéndole de la mano y decenas de guardias armados limitándole. Aquello era peligroso, sin duda alguna, pero tenía cierta emoción. Por primera vez desde que Maestro el Inquisidor le encontró era verdaderamente libre. Todos estaban ocupados, y aquello daba al infante una libertad que quizá no quisiera, pero que tenía. La libertad de saber que no había nadie controlándole tanto como era corriente. Era como cuando vivía en las calles, hacía ya meses.

Ahora tenía que ver cómo se reunía con alguien conocido, si es que ese era su plan.

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17/01/2013, 17:19
Charlotte Bourgeois

A la pequeña le chocó la situación, todo se había vuelto tan surrealista que ya no sabía quién era aliado ni quién el enemigo. Atónita y con los ojos como platos se quedó allí por un momento, boquiabierta, de la mano de su compañero. Al ver a tanta gente desconocida no sabía muy bien cómo actuar pero al menos ya sabía más a ciencia cierta el tipo de lugar en el que se encontraba.

La niña, sin esperar un instante más tras identificar la estancia, cerró los ojos con fuerza a la vez que apretaba la manita del crío y los nudillos de su mano libre se tornaban blancos por la fuerza con la que Charlotte los apretaba.

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17/01/2013, 17:29
Charlotte Bourgeois

Como si de un golpe se tratase, las palabras de Charlotte llegaron a la mente de su hermana con fuerza y claridad.

...¡¡¡ESTAMOS EN UNA TABERNA!!!...

Dijo con énfasis.

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17/01/2013, 18:24
Juliette Bourgeois

La niña de repente abrió los ojos como si lo tuviera todo clarísimo...

¡¡En una taberna profesor!! ¡¡Están en una taberna!!.- gritó la niña con todas las fuerzas que pudo.

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17/01/2013, 18:34
Bronn Valiant

Bronn apretó los puños, molesto. Cargó aire, y exhaló despacio, serenándose.

- No grites. Calma- espetó, no porque estuviese molesto con Juliette, sino porque lo estaba en general, y necesitaba pensar con claridad en un momento tan crucial como ese-. Decidme. ¿Cuantas tabernas creéis que puede haber alrededor de la plaza más grande de la capital de una nación?- preguntó con calma-. Bastantes, ¿no?

Resopló, cargándose a Juliette en brazos como si fuese una pluma.

- Da igual. Vamos hacia el cementerio, con suerte los encontraremos. Y sino, a otro grupo- matizó, pues ciertamente no podía irrumpir y registrar todas las tabernas en el camino hasta el cementerio. No había tiempo para ello, y la cantidad de personas que al día siguiente hablarían de un Inquisidor irrumpiendo en las dependencias privadas de cada taberna sería demasiado grande. Bronn no podía correr un riesgo así-. Tienes que aprender a comunicarte mejor con tu hermana, Juliette. Si esto sucediese dentro de ocho años y yo no estuviese aquí, ¿qué pasaría?

Comenzó a caminar a paso ligero en dirección al cementerio. No corrió, pues hubiese llamado demasiado a atención, y sabía que eso acabaría generando más problemas que ventajas si había Templarios correteando por la ciudad, pero andaba a un ritmo considerablemente rápido para su estatura, por lo que Ace y Richard tenían que hacer esfuerzos para seguirle el ritmo.

- Juliette, sigue intentándolo. Miéntela si hace falta, pero averigua todo lo que puedas sobre donde están. La tontería más pequeña podría ser la clave- se giró hacia los pequeños varones allí presentes, dirigiéndose hacia ellos-. Ace, mira a ver si hay algún letrero de posada cerca de los callejones por la izquierda. Richard, tú por la derecha- sugirió, en parte por tenerlos ocupados en algo útil y en parte porque él no se conocía todas las tabernas de memoria.

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17/01/2013, 21:05
Kael

Kael se estaba bloqueando. Él quería un sitio donde poder esconderse, y ahora estaba rodeado de un grupo de desconocidos, de los que no sabía si les ayudarían a ellos o la ayudarían a ella.

-Charlotte... dime que puedes hablar con tu hermana o con alguno de los monitores -dijo por lo bajo entre dientes. Se estaba poniendo nervioso y no podría aguantarlo más, asique optó por la única acción que se lo ocurría.

-¡NO LA VENDERÁS COMO ESCLAVA PARA ESOS HOMBRES DEL NORTE! ¡A MI HERMANA NUNCA! -y tras gritar eso, comenzó a retroceder hacia la puerta, con el cuchillo apuntando hacia la mujer y mirando de vez en cuando a la puerta.

No tenía claro lo de salir a la calle. No quería salir.

Pero lo hizo, se giró en redondo y corrió por la calle, con suerte encontraría a algún guarda del monasterio. Con suerte algunos de esos hombres la detendrían un poco de tiempo. Con suerte encontrarían a algún profesor.

-Dime que puedes hablar con Alexander o Maestro por favor -sollozaba a Charlotte mientras corría y le comenzaban a saltar lágrimas de los ojos mientras tiraba de Charlotte.

Solo había tenido una vez tanto miedo, y desde entonces no dormía nada bien... y parecía que esto acabaría con sus ganas de dormir.

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17/01/2013, 21:42
Juliette Bourgeois

Juliette con la cabeza gacha intentó de nuevo hacer aquello que le pedía Bronn, no sabía cuánto más podría sonsacar a su hermana pero el profesor no parecía contento con sus indicaciones...

... Con decirme que estais en una taberna no es suficiente hermanita ...

Dijo afligida a su gemela

... El profesor Bronn dicen que son muchas las tabernas que hay por aquí, necesitamos más pistas ...

La niña estaba más inquieta de lo normal, si no conseguían encontrar a los demás es posible que no pudiera volver a ver a su hermana y eso la estaba matando por dentro.

... Dice el profesor que hasta la tontería más pequeña puede sernos de utilidad, mira por las ventanas si puedes, pero no permitas que te capturen ...

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18/01/2013, 00:00
Charlotte Bourgeois

Estaba agotada, el sudor perlaba su frente y el cabello, otrora suave y ligero, languidecía y se pegaba a la piel de su inocente rostro. Los pulmones no le daban de sí, no conseguía recuperar el aliento por mucho aire que los llenase y tampoco pudo en ningún momento detener la marcha para descansar, pues les pisaban los talones.

Las últimas palabras de su hermana la habían sumido en la desesperación, impotente, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos una vez más mientras sollozaba corriendo al son que marcaba el muchacho, tirando de su pequeño y frágil brazo.

Habían avanzado escasos metros fuera de la taberna cuando el pequeño, al borde de la desesperanza, inquiría sobre sus capacidades telepáticas intentando encontrar alguna manera de conseguir ayuda.

La niña, confiando en haber ganado algunos segundos con el teatrillo de la taberna, se detuvo un instante tirando hacia atrás de Kael, pues ya casi no era capaz de comunicarse y andar al mismo tiempo.

Ya había experimentado la sensación con anterioridad, una brisa susurrante se coló en sus pensamientos, permitiéndole escuchar la dulce voz de la niña.

...Tenemos que subirnos a algún lugar alto...

Su voz sonaba cansada, apagada.

...no consiguen encontrarnos, mis indicaciones...

Parecía desesperada.

...no son suficientes...

Era evidente que podía comunicarse con ellos y que lo llevaba haciendo desde hacía rato, pero cada frase, cada bocanada de aire que tomaba parecía extinguir sus fuerzas progresivamente.

...necesitan más detalles, quizás si subimos...

Las fuerzas le fallaron, dejando que una de sus piernas perdiera el apoyo desestabilizándola; Charlotte había caído al suelo, raspándose las rodillas.

No había soltado en ningún momento la mano del niño, por lo que intentó recomponerse lo más rápido que pudo valiéndose de la ayuda que le pudiera proporcionar.

Pese a todo, Charlotte intentó en última instancia fijarse lo mejor que pudo en sus alrededores en un lugar por el que trepar o por donde subir hasta un sitio lo bastante alto como para ver por encima de las construcciones menos elevadas y así poder guiar mejor al grupo de Juliette. Si el lugar era desfavorable para ese propósito de altura, esperaría encontrar algo lo suficientemente característico como para destacar en aquel lugar.

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18/01/2013, 00:45
Charlotte Bourgeois

Justo antes de salir del edificio, Charlotte, asustada, intentó contactar con Dóminar, la autoridad más cercana de la que disponía; se concentró en el callejón con la esperanza de que pudiera escucharla.

Una ola susurrante buscó al joven en las cercanías, topándose con él en algún momento de encontrarse por la zona.

...profesor...Profesor... ...profesor...

...hemos salido al otro lado, el edificio...

Kael acababa de montar la escena, interrumpiendo por un momento a la niña.

...es una taberna, nos persigue...

Parecía agotada.

...ayu- - -...

Una imagen nítida vino a su cabeza, Gilbe, daría lo que fuera por poder ayudarle, pero no estaba en condiciones. Su grito de auxilio se desvaneció con él.

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18/01/2013, 15:03
Richard Wivernfall

Los nervios de acero que mostraba Bronn y la frialdad con la que pensaba eran envidiables para Richard ya que su naturaleza inquieta y espontanea no le permitía ese lujo. Tenía una menta muy sensata y para colmo comprendía perfectamente los sentimientos de la pequeña pelirrosa, sabiendo como tratarla para mantenerla serena. 

Richard ahora simplemente seguía sus ordenes incuestionables. Pretendía ayudar en todo lo posible a ese hombre que los había protegido con su vida y al cuál ahora veía como un líder de batallón. Su diminuto batallón. 

-Vamos Juliette. Yo confío en tí.-

Mientras se desplazaban aceleradamente pero con naturalidad no dio muchas explicaciones. El pequeño dragón se limitaba a imitar su actitud para no destacar entre las multitudes ni llamar la atención. Según dijo podían estar rodeados de más enemigos si ni siquiera ser conscientes de ello. La presión de su pecho no disminuía y los latidos acelerados seguirían enviando adrenalina a todo su cuerpo hasta que los encontraran. Tras la orden del "capitán" se puso a desempeñar la tarea y cubrir las tabernas y edificios de la derecha de la calle. Siempre atento y sin perder de vista a los demás, aunque resultaba complicado con el tumulto, pero no imposible como habría sido minutos atrás durante las actuaciones circenses. 

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20/01/2013, 19:57
Juliette Bourgeois

La niña miró arichard de soslayo y le sonrió, era alguien con quien no había tenido mucha relación, aunque en realidad no había tenido mucha relación con nadie... pero la trataba bien y ahora parecía que se preocupaba por ella.

Esto no depende de mi... yo solo transmito lo que me dice mi hermana, si ella no me da más datos no puedo deciroslos yo a vosotros, lo siento.- Dijo la niña con tono afligido, le gustaba que confiaran en ella, pero no le gustaba fallar a la gente que lo hacía.

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22/01/2013, 19:51
Gilbe Klimb

Gilbe estaba encaramado a la pared, durante un segundo dudó. Si entraba en el edificio podría ocultarse, eso se le daba bien. Incluso con suerte podría robar algo de ropa y pasar desapercibido... Sin embargo lo más probable es que le encontraran antes de que consiguiera salir y entonces huir sería mucho más difícil. Prefería cambiar de edificio, y después ya vería... Además, en ese edificio estaban Dóminar, Kael y Charlotte.

Trepó no sin esfuerzo hasta el tejado y se puso de pie. Él era ciego, y un ciego no se dedica a saltar de edificio en edificio, así que sabiendo que tenía tiempo invirtió un poco en medir bien las distancias. Cuando se hubo preparado respiró hondo, cada segundo que estuviera aquí los piratas estarían subiendo o yendo al otro lado del edificio. Probablemente podría haber esperado más tiempo, pero no quería que una mano le agarrara el tobillo según saltaba, así que comenzó la carrera y llegó al otro lado. 

Llegó al otro lado y se dijo para sí mismo: 

- ¡Sí!

Y sin despistarse demasiado empezó a avanzar andando lo más rápido posible hacia el otro lado del edificio... Su intención era descolgarse por la pared contraria, pero como no sabía dónde estaba anduvo con cuidado... También agudizó el oído, por si sabiendo lo que iba a hacer los piratas tal vez puduera cambiar de opinión

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