Partida Rol por web

El segundo advenimiento

Éxodo: Fin y comienzo

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20/03/2012, 19:02
Director

Un único “zombie” cómo lo habían llamado las mujeres, se debatía entre ellas y una calle libre, les costó poco esquivarlo y lo hicieron sin problemas, corrieron, tan rápido cómo ángeles podía hacerlo pero al llegar a la nueva esquina se encontraron con un nuevo problema, era imposible girar hacia la derecha o continuar avanzando, el único camino libre las guiaba hacia la playa.
Se escucharon disparos, ruidos de autos y ambas sintieron la manifestación de intensas energías, energías como las que habían desplegado Mariuz, Ángeles e incluso la misma Mariana. Venían del camino que las criaturas les habían vedado. Corrieron y corrieron hasta alcanzar la playa, nuevos disparos a la derecha, una mujer sostenía a un niño detrás de ella, un perro ladraba, el pequeño lo abrazaba e intentaba calmarlo. Cuatro figuras se encaminaban hacia la mujer, tres disparos, tres cuerpos caían para volver a levantarse, algo pasaba con el niño, una intensa energía comenzaba a manar de él.
Poder, salvaje, feroz.

-Atrás Ivana- grito el niño

Un cono lumínico brilló y capturó los cuerpos de los cuatro atacantes, sus cuerpos se desintegraron al instante y el pequeño cayó desmayado sobre la arena blanda y húmeda. La mujer, Ivana lo tomó en brazos y comenzó a correr, a húir. Mariana y Ángeles le dieron alcance, estaba en shock, temblaba, lloraba. Volvieron escondiéndose en las sobras caminando lentamente hasta la casa de Ángeles, estaba preocupada, Babu, su abuela, algo la preocupaba. A no mas de cincuenta metros Mariana hizo un descubrimiento que les heló el corazón. Un inmenso charco de sangre y restos humanos, cerca halló el chamuscado abrigo de Alfredo y sus anteojos partidos al medio. En la lejanía un camión blindado huía perseguido por algunos de aquellos “Zombies”. Ángeles tuvo la certeza de que Amalia se hallaba allí, presa en aquel camión. Supo también que no podría darle alcance, supo que la había perdido.
Se reunieron en la casa, estaba decierta, Mariuz y su perro Razhor tampoco estaban allí, no había señales de violencia.
Ángeles no pudo más que permanecer ausente, sentada en la mesa del comedor, Pedro, el pequeño se hallaba en brazos de Ivana y era cuidado por Shadow su fiel can. Fue tarea de Mariana cerrar y asegurar puertas y ventanas, en una noche todo el mundo se había vuelto loco y la luz del día no resolvería el problema.
Algo tenían claro, permanecer allí era un suicidio, salir a la calle... También

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21/03/2012, 03:29
Ángeles Díaz (Layka)

Estaba sentada en la mesa del comedor. Mis ojos se perdían en la ventana, pero no estaba mirando hacia afuera. Mi mirada estaba perdida en la lontananza y mi alma en el dolor de saberme equivocada.

-Lo siento Babu...

Me agaché, bajé la cabeza y dejé que unas lágrimas gordas resbalaran por mis mejillas de porcelana.

-No pensé que iba a resultar todo así... que no te volvería a ver... que sería responsable de tu pérdida.

Apreté mis manos, impotente. Cuando llegamos aquí ya no estaban, no habían signos de violencia, pero yo sabía mejor y cuando luego vi el charco de sangre y los anteojos rotos de Alfredo, sentí mi corazón partirse en dos.

El niño que apareció tenía mucha fuerza, mucho poder. Él nos salvó y por eso no habíamos corrido la suerte de babu y los otros. Ahora estábamos descansando, el chico se había desmayado pero pudimos conducirlo aquí junto con una joven de nombre Ivana.

Quedaban muchas preguntas. Permanecía la certeza también de saber que no había seguridad ni en las calles ni aquí, ni en ninguna parte. Que tendríamos que movernos continuamente, y a la vez pasar desapercibidos. 

-Al menos no estamos solos...

Dije a los demás: a Mariana, a Ivana y al niño.

-Pero... debemos crecer y superarnos, y empezar de nuevo...

"Cada día, cada día... una batalla, una prueba... siempre".

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21/03/2012, 19:25
Mariana Nocan

Todo era demasiado para ella, no había llegado a descubrir quién era o qué era pero tampoco era lo que más le importaba en aquel momento y mientras cerraba las ventanas y puertas, se preguntaba de qué manera saldrían vivos de aquello. De reojo miró al pequeño, era fuerte, sin duda uno de los más fuertes pero ¿podría servirle aquello en una escapatoria que se veía tan imposible? No lo sabía, habría de averiguarlo pero no sola, con ellos o con quienes nos encontrasemos más adelante en el camino.

Me acerqué a Angeles y puse una mano en su hombro, no estaba del todo convencida de que su abuela pudiera escucharla pero si estaba convencida de que la ayudaría a buscarla de ser necesario. Me senté a su lado, respecto a Alfredo, hasta no ver su cuerpo, no creería que estuviera muerto. Quería conservar la esperanza, aunque fuera por poco tiempo. Miró a Ivana y al pequeño, los niños, no sabía si le gustaban pero evidentemente este tenía muchos puntos a su favor.

-Vamos a conseguirlo, te lo prometo... Se los prometo.

No tenía mucho más sentido decir algo más, pero en cuanto descansáramos un poco, debía poner manos a la obra, conseguir la mayor cantidad de comida y salir de allí; de lo contrario, serían presa fácil porque si de algo estaba segura era de que sabían de su existencia.

-Descansemos un poco, todos. Luego... Luego iremos a emprender una nueva vida...

Mariana se abrazó las rodillas, puso el mentón entre éstas y cerró los ojos. Su mente necesitaba descanso y ella un cigarrillo.