Partida Rol por web

Artamir, se sorprendió por la elocuencia y la gracia para hablar y expresarse de aquel hombre que un principio parecía mas un estorbo que una ayuda. En ese momento se le vino a su mente una frase muy conocida.. "No hay que juzgar un libro por su portada". Se quedo pensativo y sin poder decir una palabra al respecto. Parecía que aquel "vagabundo" conocía mejor esos caminos que nadie y que sería sensato tomar en cuenta sus aportes al grupo...
Lo único que le llamo la atención, es que aún no se allá presentado. Observandolo Todavía no has dicho quien eres, nos vas a decir?

- Quizás tengas razón Dúnhere pero esto urge mucho peligro y necesitamos llegar rápido.- se levanta y empieza a coger bebida y comida para todos y sin que nadie quede con hambre. También trae agua para Dúnhere y dice- ¿Para que precisa el agua el señor?

Ante la duda de Artamir mostró una sonrisa y se quedó pensativo unos segundos, como si considerara si tal información debía ser puesta a conocimiento de unos hombres a quienes apenas conocía. Finalmente se incorporó alejándose de la mesa donde había colocado el mapa y en la que había estado inclinado para mostrarles el camino propuesto por él.

-Mi nombre es Agonar Barada. -Dijo con calma. -Soy uno de los que por aquí se conocen como montaraces del norte, al igual que mi compañero, Eradan, aquí presente. -Aquello podría explicar como había logrado llegar antes que ellos y colarse en la casa. -Mi cometido aquí es vigilar la puerta Sur de Bree y cuidar de que nada perturbe la paz de sus gentes, para ello utilizo esta falsa apariencia de vagabundo con la intención de mantenerme oculto, a fin de cuentas ¿quién se va a fijar en un borracho?. -Sonrió.

Se giró entonces hacía el rohir que había propuesto otra ruta y que había comentado el peligro que suponían los dunlendinos en aquellos nefastos tiempos que les había tocado vivir. Agonar era conocedor de los prejuicios y disputas que existían entre el pueblo de Rohan y los dunlendinos, eran disputas tan antiguas como carentes de sentido. Pero era cierto que podía ser motivo suficiente para encontrarse algún problema por el camino.

-Había pensado hacernos con una carreta en Tharbad y disfrazarnos de comerciantes para cruzar el país de los dunlendinos. -Propuso.

Bergess se recuesta en la silla y echa un trago de la bebida que le sirve Eradan.

- ¡Salud a todos!

Artamir escucha con atención las palabras de Agonar mientras como y bebe lo que Eradan les convido.. Me parece que pasar como comerciante va a ser dificil, somos demasiado. Pero es verdad que algunos podemos pasar por escoltas. Si alguien no tiene un plan mejor u alternativo que proponer. Deberíamos seguir el plan de Agonar... Se toma un tiempo para tomar un poco de cerveza... Ahora hay que hacer las respectivas averiguaciones sobre nuestro destino, juntar las provisiones, ya sea armamento como viveres.
 

Dúnhere negó con la cabeza. Obviamente, pensaba que cruzar el territorio de los dunledinos era un suicidio. No obstante, no dijo nada. Bien porque supuso que sostener sus argumentos contra un grupo cuya decisión estaba tomada era inútil, bien por no hablar más, lo cierto es que observó a los demás, y habló de nuevo.

- Si puedo decir algo, dejadme que recomiende, pues, viajar ligeros en esa zona. No cargar nada más de lo necesario, incluyendo agua y comida. Mi consejo es que crucemos el territorio dunledino lo más rápido posible, huyendo de los enemigos, avanzando en la noche y ocultándonos de día. Mas esas consideraciones carecen ahora mismo de sentido, pues otras son más urgentes. Yo digo de partir mañana al amanecer.

-Señores, permitidme que me presente Hago un pequeña inclinacion de cabeza de forma elegante y respetuosa y prosigo hablando.-Mi nombre es Derathan, Maestro de la espada y humilde servidor de Rivendel y mi señor Elrond. Mi señor os trae sus bendiciones y mi espada al servicio de la comunidad, las palabras de Gandalf siempre son bien escuchadas por mi señor Elrond, y os acompañare en este viaje tal y como me han ordenado, cuando esteis descansado podremos partir cuando antes hacia Orthanc, y cuanto antes mejor, la vida de los humanos es demasiado corta para malgastarla en estos lugares

Vuelvo hacer otra reverencia pero esta vez mas corta y ahora miro a todos los demas uno a uno, esperando algunas respuestas suyas.

Asiento con la cabeza ante las palabras de Derathan.

- Ya veo. Hobbits... Elfos... Montaraces... Hombres de todos los rincones de la Tierra Media... y un Rohirrim autoexiliado. Sin duda, debemos ser la compañía más extraña que se ha juntado a este lado de las Montañas Nubladas.- Río con voz carrasposa.- De manera que debemos todos nosotros que buscar una forma de llegar a Orthanc, averiguar que ocurre y... Cough, cough... Espero que me dispensen, señores... Averiguar que ocurre y regresar a tiempo para avisar al Peregrino Gris... Más razón a mi propuesta. Partir al amanecer. Que nadie vea esta extraña compañía salir de Bree.

Asiente a las palabras de Dúnhere y cuando ríe:

-Faltan enanos, pero todo llegará.

-Me parece una buena propuesta partir mañana al amanecer.

Se echó para adelante en su asiento y afirmó.

- Tanto yo como mi sigiloso compañero Beledur, estamos listos para partir desde hace media hora, en cuanto digáis comenzaremos a movernos.

Pues al amanecer partiremos. Espero que esta humilde morada sea digna para vosotros esta noche.

Esta bien partiremos al amanecer... En el camino recopilaremos datos de este sitio... Hace un pausa.. Tienen todos sus proviciones para el viaje? Se levanta, saludas a todos... Me dispongo a ir a dormir, nos vemos mañana...

Nasred que tras comer y beber casi como dos humanos, se había ido quedando poco a poco más acurrucadito en un sillón y se podía ver como se le cerraban los ojos. Tras las opiniones de unos y otros, casi se pudo escuchar algún leve ronquido del hobbit.
Cuando algunos se levantaron, el mediano se reincorporó levemente en el sillón interviniendo con voz completamente soñolienta.
Bueno, pues ya que tenéis decidida la ruta os ayudaré en el principio para que no os pase nada. Dice con aire de autosuficiencia y con gran seguridad. Desgraciadamente para largas travesías no tengo ningún caballo, pero puedo unirme a cualquiera de vosotros en el caballo, por suerte no soy muy grande jaja. Mientras se ríe levemente. Así podré acompañaros y ayudaros como tanto deseais. No os preocupeis. Hasta mañana. Termina concluyendo casi sin esperar una respuesta y acurrucandose totalmente en el sillón para dormirse

-Afortunadamente contamos con un aliado como tú. -Dijo con una gran sonrisa en respuesta a las palabras del hobbit. Y no pretendía burlarse de su autosuficiencia, alguna vez le había visto en acción y estaba convencido de que era un gran explorador que sabía defenderse sólo.

El montaraz había escuchado las presentaciones y las propuestas de cada uno de ellos y había tomado nota mental de sus nombres y de las preocupaciones que cada uno veía al plan. Sin embargo si todos trataban de ser patrones aquel barco no se mantendría a flote y agradeció que los reticentes a su idea terminaran dando su brazo a torcer por el bien del poco tiempo del que disponían para preparar la partida.

-Bien. -Añadió después volviendo sus pasos hacía la puerta de la casa. -Entonces partiremos al amanecer como propone Dúnhere. Si me disculpáis, tengo que atender unos asuntos antes de partir. Os veré al alba a unas yardas de distancia de la puerta sur. No esperéis por mí os encontraré. Como ha dicho nuestro amigo es mejor que nadie vea partir a nuestra pequeña comitiva, levantaría muchas sospechas y yo tengo una tapadera que mantener aquí.

Al pasar junto a Eradan lo tomó del brazo y acercó la cara para hablarle en voz baja, no le importó que lo escucharan los demás por lo que fácilmente pudieron oírlo. -Iré a avisar a los jefes de nuestros movimientos para que suplan nuestra ausencia.

El sol acariciaba al gran cielo oscuro azulado por los bordes, hacie el Este, bien abajo.

Bree seguía tranquilamente durmiendo, insonoro y ausente. En el sur, en la puerta que servía para custodiar a la ciudad, dos guardias trasnochados y somnolientos conversaban en lo bajo de ningún tema en concreto, en un acuerdo tácito que servía para mantenerse activos y no caer en el sueño. La gran puerta era de madera gruesa y grandes vigas de acero, estaba ahí para custodiar a Bree de los peligros exteriores en la noche, momento en la cual se cierra, para abrirse de nuevo en las primeras horas de la mañana.

Cerca de allí y en medio de varias casas, una plaza era el lugar acordado para la reunión del grupo, la plaza por el momento estaba vacía, esperando la llegada de la compañia.

Bergess salió de la casa que Eradan les había ofrecido e inspiro el aire del ambiente muy fuertemente.

El suelo embarrado desprendía un olor húmedo que hacía sonreir siempre al medioelfo.

En medio de la plaza la quietud no alteraba los sentidos de Bergess, y su voz comenzó a susurrar.

- La mañana fría despierta olores que la noche oculta, cuando el ocaso aparece pintado en el cielo una nueva vida nace...

Al llegar Beledur a la plaza, ve que Bergess ya esta esperando, asi que se acerca a él y se apoya en muro, a la espera del resto del grupo

Al llegar se estira y los intenta despertar a todos pero Narsed está muy dormido. Va a la despensa a por comida sabrosa y se la pone en las narices a Narsed. Con esto se despierta y le da la comida:

Vamos, tenemos un asunto que atender

Tras pasar la noche en la taberna, Dúnhere llegó a la plaza con su caballo de color bayo; las miradas de sus compañeros se dirigían al increíble animal, más que al rohirrim. No era para menos. De al menos seis pies de ijada, los ojos azules del caballo miraban con el brillo de una inteligencia casi humana. Dúnhere canturreaba a su corcel en voz baja. Cuando arribó al lugar convenido con sus compañeros, habló.

- Os dije que con este caballo, no pasaremos desapercibidos en las tierras de los dunledinos. En ninguna parte salvo en Rohan existen caballos como este. Pero no conviene preocuparnos por el porvenir, teniendo problemas más acuciantes por delante.

Artamir se levanta y empieza a revisar su equipo, para que no le falte nada antes de partir, colocando todo en sus respectivos lugares. Después con el permiso de Eradan toma un poco de pan y algo para tomar mientras se dirige a la plaza. Una vez allí observa al caballo de Dúnhere, jamas había visto tan majestuosa criatura. Parece que faltan un par en llegar. Espero que no tarden mucho, tenemos que salir lo antes posible... Acercandome a Dúnhere.. Hermoso ejemplar el que te acompaña.. Se deja acariciar?