Partida Rol por web

- ¿Cómo te encuentras? - Le preguntó a la joven medium. - ¿Quieres un poco de agua?

Esperaba que la respuesta fuera negativa, porque no tenía agua y no era lo más indicado asaltar la nevera del señor Gallé. Dominique se encontraba en esos momentos un tanto desubicada. Estaba acostumbrada a otro tipo de trabajo. Ella realizaba autopsias, no inspecciones oculares y si bien se parecían bastante en algunos puntos, definitivamente no eran lo mismo. Lo que si había hecho era fotografiarlo todo. Siempre que realizaba una inspección ocular se encargaba de hacerle fotos hasta al felpudo de la entrada, pues no sabía si después, frente al ordenador iba a sacar algo en claro que se le había escapado a simple vista.

Cuando sonaron las sirenas de policía se sobresaltó. Se puso en pie y se acercó a la ventana más cercana a dicho sonido. Estaba casi segura de que los coches patrulla no se dirigían a su ubicación, allí nada estaba sucediendo. Pero le ganó la curiosidad. Igual eran bomberos o una ambulancia y el morbo le hizo acudir a la ventana. Pese a estar trabajando para la el estado, todavía no estaba acostumbrada a todo ese mundo.

Hékate abrió los ojos con cierta difultad al principio. Estaba desorientada, como cuando te despiertas sin saber dónde estás. De pronto recordó todo, sintió su cuerpo, incluyendo un dolor agudo en un hombro y algo menor en la cabeza, ahí donde se había golpeado al caer desplomada en el suelo.

Dominique la miraba preocupándose por su estado. Asintió e intentó incorporarse despacio, con cuidado. Su cuerpo reaccionó despacio, pero bien. 

-He tenido días mejores, pero bien, supongo. 

Su cabeza no. Sentía un pinchazo que le recorría desde la nuca hasta perderse en el interior de su ojo izquierdo. Se llevó un dedo al ojo y con el párpado cerrado, permaneció haciendo una ligera presión. Le aliviaba en esos momentos.

-Todo lo bien que se puede estar después de haber entrado en contacto con...eso.

Comenzó a deambular por la casa, subió las escaleras y llegó hasta el estudio de Gailé. El dolor iba remitiendo, pero no así su estupefacción. 

-En este cuarto hay una presencia poderosa, como ninguna con la que haya contactado antes. Esta presencia me hizo ver lo que sucedió. Fue justo aquí. Y al parecer, sucedió tal como se intuye por la prensa, con una salvedad. Que fue esta presencia la que indujo la muerte de la muchacha. Sea lo que sea eso del signo amarillo, es esta presencia la que lo otorga, me temo. Me ha dicho justo antes de desvanecerme, que no soy digna del signo amarillo porque no soy capaz de controlarlo.

Se agachó para buscar algo. 

-Justo antes de eso, al principio de mi visión, Gailé buscaba desesperadamente algo por aquí ¿qué podría ser?

Intentaba buscar algo que diese sentido al estado de nerviosismo de Gailé al principio de su visión. 

-Había también otra presencia. Posiblemente la de la mujer. Pero creo que tengo bastante, por ahora.
 

- ¿Una presencia? - Preguntó un tanto escéptica, pero abierta a lo sobrenatural. - ¿Estás segura de lo que dices? La pregunta había sido una soberana estupidez. Estaba hablando con una medium. Siempre estaban seguras de lo que decían. Ese no era un oficio cualquiera. Si se trataba de una vidente de verdad y no de una estafadora, ésta creía al cien por cien en sus visiones. Hékate era de las primeras, eso lo tenía muy claro la doctora. Otra cosa era que Dominique creyera que esas visiones eran producto de la divina providencia o más bien por algún tipo de demencia o por algún trastorno del lóbulo occipital que pudiera causar alucinaciones e ilusiones visuales. Fuera como fuera, aquellos chivatazos divinos o aquellas alucinaciones mentales habían resultado útiles en el pasado, por lo que inmediatamente se puso a buscar no sabía exactamente el que.

Gastón asintió y Jean subió a la tercera planta en el ascensor.

La puerta del apartamento de la tercera planta se abrió y Jean se encontró casi de bruces con la señora LeGrand.

—Buenos días —dijo levantando la mirada hacia Gabou.

Constance LeGrand era una señora mayor con una gran mata de pelo blanco recogido en un moño. Unos anteojos negros se apoyaban en la punta de la nariz.

—¿Le conozco joven? —preguntó.

En cada piso solamente había un apartamento así que Constance observaba con sorpresa a Jean Gabou.

Message sûr emitió una notificación en los terminales de Dominique, Hékate y Jonah. Era Gabou:

—LA POLICÍA ESTA EN CAMINO. TENEMOS MENOS DE OCHO MINUTOS. APRESURAOS

- Tenemos que darnos prisa... - Dijo entonces Dominique. - No creo que les haga mucha gracia a la policía que estemos pisoteando el escenario del crimen. 

Dominique por su parte ya había acabado con lo que tenía en mente hacer. Era el momento de salir de allí y regresar a su hábitat natural, la morgue. Eso si le dejaban revisar el cadáver por su cuenta, algo que en el fondo dudaba. Al menos esperaba poder leer el informe forense. Además también tenía ganas de leer un poco más acerca de los otros casos en los que se mencionaba el signo amarillo. Al fin y al cabo ella era un ratón de biblioteca...

-Disculpe mi intromision, señora LeGrand-Gabou se quito el palillo de la boca lo mas rapido que pudo y se lo metio en el bolsillo-Soy el inspector Gabou de la Interpol. Investigo el desafortunado incidente de su vecino, el señor Galle. Necesito hacerle algunas preguntas si no le supone un inconveniente.

Libreta en mano, se dispuso a interrogarla con sutileza. Aquel artilugio anticuado tenia la ventaja de que inspiraba confianza en las personas mayores, normalmente desconfiadas de un mundo cada vez mas tecnificado.

-Se que ya hablo con la policia pero le agradeceria si me pudiese contar con sus palabras si vio u oyo algo raro la pasada noche.

Apunto "Testigo numero DOS" en una pagina nueva:

-¿Oyo algo en el piso de arriba? ¿Peleas, discusiones, ruidos extraños...?

Tomo varias notas.

-¿Ha vivido mucho tiempo en el inmueble?

Apunto la respuesta. Lo penso un instante antes de preguntar por fin:

-¿Ha visto a alguien en las inmediaciones vestido de amarillo?

Vio el aviso de Jean en el portátil ya que lo tenía conectado también al servicio de mensaje, era inútil....tardaría mucho más de ocho minutos en terminar de rastrear el apartamento con el móvil; pensó en esconderlo para que acabara el trabajo pero si tenía que volver a por él más tarde también podía hacerlo con un detector de micrófonos y estar seguro de los resultados. Recogió sus dispositivos y fue hacia el estudio donde las mujeres parecían estar buscando algo. Se acercó y sacó una foto de la zona que estaba indicando Hékate para analizarla más tarde pero le aplicó algunos filtros en el móvil por si detectaba algo que se escapara a simple vista.

La señora LeGrand ajustó sus anteojos para focalizar la mirada en Gabou.

—Ya le he dicho todo lo que vi a la policía, jovencito, y me dijeron que no hablara con nadie más.

Constance apartó delicadamente a Jean y entró en el ascensor. Aleteó con una mano sobre su nariz.

—¡Dios Santo! Todavía ese olor —exclamó mientras apretaba el botón para descender.

La mirada de Constance se alternaba de soslayo entre el inspector Gabou y el panel del ascensor, su bolso, una pulsera que parecía no querer ajustarse. Cualquier cosa antes de sostenerle la mirada a Jean.

—Maldita sea —dijo llevándose la mano a la boca para reprimir la interjección—, otra vez estropeado el ascensor.

Hékate seguía repasando la zona que había visto en su visión pero no encontró nada relevante. Papeles revueltos y un montón de material descolocado. En una esquina, unos botes de pintura estrellados contra la pared revelaban la ira o la frustración de alguien.

A través de la ventana se veían los destellos de la luz rotativa del coche de la policía que, un minuto después, ceso junto con el característico sonido.

Jonah tomó algunas fotos que más adelante podría retocar en su ordenador para detectar algún extraño patrón. Conocía varias formas de sobreexponer las fotografías para analizar según qué patrones.

- Poco más podemos sacar ya de aquí... - Dijo la médico forense. - Será mejor que nos vayamos. No sea cosa que los agentes uniformados la emprendan contra nosotros. - Se encogió de hombros. - Ya sabemos como se las gastan...

Y sin más dilación, recuperó sus objetos personales, su cámara de fotos y su bolso y se dirigió a la puerta del inmueble. Debían reunirse con Gabou y ver que había sacado él en claro. Y más valía que fuera interesante, pues por lo que a ellos respectaba, poco era con lo que podían trabajar más allá de lo que ya sabían. No obstante, les quedaba por delante un largo trabajo de oficina y a ella un minucioso estudio de la autopsia.

Gabou reaccionó rápidamente y se coló en el ascensor junto a la señora LeGrand. 

-Es verdad-dijo olisqueando con gesto exagerado. Había un olor raro, algo parecido a caucho concentrado mezclado con un perro mojado-No es por decir nada malo de nadie pero el muchacho encargado de la limpieza es polaco. Mi tía tenía una chica polaca en el servicio y no le daba más que disgustos : limpiaba mal, robaba cosas... permítame...-pulsó el botón del cuarto piso a posta-Caramba,  qué tonto soy, le he dado al cuarto. Bueno, no importa, bajaremos en seguida. 

Decidió jugar la carta del policía racista: aunque él mismo era de ascendencia africana  (sus abuelos eran de Gabón), la gente de cierta edad y posición social alta tendía a ser muy cerrada de mente en ciertos aspectos. Había trabajado en varios países y al de fuera se le miraba mal siempre. Su torpeza con el ascensor y la trola del polaco eran una cuidada treta de hacerse el tonto de manera calculada: el interrogado se creía superior y le corregía con condescendencia. 

-Sí, será mejor marcharse discretamente-dijo Hékate con pesar, por dejar atrás el mayor hallazgo que había encontrado jamás en el mundo espiritual. 

Sentía que llegaba a un callejón sin salida cuando la investigación no hacía más que empezar. Pero lo primero era ponerse a salvo antes de discutir cual debería ser el siguiente paso. 

Salimos del piso, escribió Jonah en el sistema de mensajería para avisar a Jean de que bajaban. Una vez fuera recordó a Hékate cerrar la puerta para que pareciera que no habían entrado. Llamó al ascensor y dejó que sus compañeras entraran primero para luego hacerlo él y pulsar el botón de la planta baja.

- Déjame que le haga unas fotos a la llave no sea que por algún motivo nos la quiten o la perdamos, me da que tendremos que volver a entrar otro día - sacó su móvil e hizo varias fotos colocando una de las suyas al lado para reproducir la escala más tarde.

Las puertas del ascensor se abrieron en el cuarto piso y, dentro de él apareció Gabou hablando con una mujer mayor con una gran mata de pelo blanco recogido en un moño y unas gafas negras apoyadas en la punta de la nariz. La mujer tenía el ceño fruncido y hablaba directamente a Jean. Inmediatamente después, una notificación llegó al teléfono del agente de la Interpol: Jonah indicaba que dejaban el piso.

—No es culpa del limpiador, jovencito. Deben ser las cañerías o alguna avería —la mujer parecía claramente ofendida.

Cuando vio al resto del equipo de Gabou se quedó un instante callada mirándolos y confirmando el piso en el que estaban. No dijo nada pero su mirada revelaba desconcierto.

Finalmente el grupo bajó a la planta inferior donde Gaston hablaba con una pareja de policías. La mirada se cruzó con la de Jean y el conserje se relajó.

El grupo estaba en la puerta del edificio otra vez, con algún dato adicional pero no demasiadas respuestas.

El Café Les Gaules no estaba lejos de allí. Situado en una pequeña plaza con una fuente, resultaba discreto y acogedor. El equipo estaba sentado en la terraza aprovechando un claro entre las nubes delante de sus consumiciones. 

Gabou tiraba rítmicamente de la bolsita de su te de hierbas  ("te de mierdas" solía llamarlo cuando estaba nervioso). El médico le había hecho reducir sus seis cafés diarios so pena de convertir su estómago en un guiñapo sangrante. La primera semana de abstinencia le pusieron dos sanciones por brutalidad policial innecesaria. 

Miró su libreta y luego a sus compañeros:

-El conserje cree haber visto a alguien subir en el ascensor la noche del crimen. Llevaba una capa o un chaquetón amarillo. Registrar los roperos de todo el inmueble supondría una cantidad de papeleo sencillamente ingente y creo que si fuera un vecino con esas pintas no resultaría más llamativo de la cuenta. Además, la coincidencia con el Signo Amarillo no deja de ser inquietante. 

Tachó algo. 

-La  vieja del piso de debajo no quiso decirme nada más allá de quejarse del procedimiento y el olor del ascensor. Noté un cierto tufo que me parece fuera de lugar en un inmueble de lujo como ese. 

Otro tachón. 

-¿Qué habéis averiguado vosotros? 

Jonah ya había apurado su cortado y consultaba su móvil con aire ausente pero todos sabían que mantenía un oído puesto en lo que se decía. El reporte de Jean era extraño, si antes de entrar al edificio quería las imágenes de las cámaras de seguridad ahora era su prioridad.

- El estudio está a nombre de François Gallé, él y la víctima tenían una vida acomoda; él le pasaba a ella honorarios por su trabajo como modelo pero Nicole seguía casada con un tal Alain Faure. La puerta no parece haber sido forzada y el sistema de alarma está desconectado de la red eléctrica desde hace bastante; el router sólo tiene registro de sus dos móviles y del SmartTV - iba recitando lo que había averiguado como si lo leyera del móvil aunque en realidad estaba mirando las fotos. He sacado imágenes del apartamento para poder montar un modelo 3D virtual pero me ha extrañado ver varios de los botes de pintura estrellados contra la pared detrás del caballete, pintura de diferentes colores....quizás perdió los papeles o quizás era un excéntrico.

Hékate aún se mostraba algo mareada por lo acontecido en el interior del apartamento. Pidió un café que le ayudó a bajarse un paracetamol que esperaba, hiciese que disminuyese el dolor de cabeza. 

-En ese piso había dos presencias; una más leve, que supongo, era la de la mujer asesinada y otra más intensa. Aunque no niego la utilidad de contactar a la más leve, decidí abordar a la más intensa. Conseguí establecer un vínculo y dominarla por un momento, pero tuve que "soltarla" al poco rato. Era demasiado poderosa. Creo que de algún modo, es la que influyó sobre Gaude para que cometiese el asesinato. Mi teoría es que es esta presencia la que otorga ese signo amarillo y persuade a un incauto para que lleve a cabo el asesinato. 

Miró hacia Jean. 

-En su forma espiritual llevaba una amplia capa amarilla, así que esa persona que vio el conserje bien podría haber sido una manifestación de esta presencia en el mundo real.  Y sí, incluso en el mundo espiritual desprendía un..."olor" apestoso. De lo que no cabe duda es de que este ente estaba presente en el momento en el que la chica murió y que indujo su asesinato. Me mostró imágenes previas, donde aparecía empujando a la chica en el interior de la habitación de arriba, donde Gallé estaba buscando algo desesperadamente. Entonces esta presencia dijo "el signo amarillo" y Gallé se precipitó sobre ella...y bueno, el resto ya lo sabéis.