Partida Rol por web

El tañido del conflicto

Epílogo

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05/01/2023, 14:02
Narrador

Cuando los héroes de Shitary,  acompañados de Jacob el capitán,  salieron al exterior,  sintieron  qué algo estaba ocurriendo.  Impulsados por un presentimiento,  más que por la fría lógica,  dirigieron su atención al cielo.  Instantes después fueron testigos de como unas nubes de proporciones colosales, densas y negras como la misma oscuridad, ocultaron la luz del sol. 

Tal espectáculo fue recibido a lo largo del Imperio de diversas maneras.  Para algunos era un evento hermoso,  similar al de un eclipse.  Para otros,  era una señal de un evento cósmico,  un punto de inflexión en el mundo.  Sin embargo,  para los supervivientes de Fenrys  era una mala señal, pues indicaba que la sombra de la vampiresa continuaba extendiéndose y con ella el poder de sus huestes. 

Aquel evento suponía el fin de la paz, tal y como la conocían, así como el alzamiento de las criaturas de la oscuridad.  Las mismas que habían encontrado su refugio en las ruinas y los cementerios.  Lamentablemente, ya no había sol que los mantuviera a raya,  Ya no había luz que alimentara la esperanza de los mortales,  ni sustento para el hogar de Erastil. El mundo pronto se tornaría peligroso e inhóspito para todo aquel que no viviera sometido bajo el yugo de la princesa del terror,  la madre de los condenados, Lilith.

Notas de juego

Fin de la crónica. La Sombra de Lilith: El tañido del conflicto

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13/01/2023, 17:01
Kithe Klagesang

El silencio acompañaba al pequeño coro en su ascenso.

Kithe habría esperado que, con la incorporación de tan poderosa Canción a la obra, alguna clase de fanfarria, victoriosa u ominosa, les acompañase en su ascenso desde lo más oscuro y deslucido del corazón engalanado en oro de la ciudad-jaula, pero no era el caso.

No, en su lugar era el silencio quien, como una sordina, amortiguaba los pasos. El sulli estaba desconcertado y, por si no fuera bastante, una nueva sensación sin identificar le recorría. ¿Qué podía significar todo aquello?

Su primer acorde fue de miedo. ¿La Gran Composición le estaba abandonando por sus transgresiones, por su voluntad de intervenir, de entretejer notas y compases propios para reconducir lo que se estaba produciendo? ¿Por pasar de un mero cronista e intérprete a osar participar en la misma creación de la partitura? No obstante, fue un miedo pasajero, disipado por las melodías que seguían caminando a su lado... No era así, seguía tan constante, tan impasible e indolente como de costumbre, como debía ser; se trataba, solamente, de un silencio con un calderón sobre él.

Puede que su primer miedo se disipara en ese momento, pero seguían flotando notas de inquietud a su alrededor. Saber lo que era no le acercaba lo más mínimo a entender lo que significaba.

"El aliento de la vida, en la llama de una vela.
Corazones perdidos en la noche,
en un largo descenso

hasta la terrible verdad."

Aquellos primeros versos se formaron en silencio en sus labios mientras caminaba, apenas consciente de que había acelerado el paso, como si ese silencio le urgiera de una forma que no alcanzaba a entender.

Su siguiente propuesta de acorde fue de final; una doble línea al final del pentagrama, señalando que hasta ahí llegaba esa parte de la obra, que el papel que les correspondía tocaba a su fin. Pero no terminaba de encajar en la Canción; sí, no estaba fuera de lugar, pero no sentía las connotaciones de peligro que serían normales si se acercaran a un final semejante para el coro del que hacía parte... Aunque algo en su retorcido y malogrado corazón se retorció con una punzada de dolor, como si, a algún nivel que Kithe todavía no descifraba, ya supiera que aquel coro no iba a permanecer junto mucho más.

- Hay un final, pero no un final absoluto, pues. - se dijo. Seguía sin entender el Silencio, pero conocía lo suficientemente bien su inspiración como para fiarse de ella; y su inspiración les urgía a que salieran de la cripta. Apretó el paso un poco más, adelantándose al resto de la comitiva.

"Nacidos en la muerte y abandonados abajo,
cubiertos de tierra, cubiertos de polvo.
Cuando la oscuridad despierta
y los fuegos de la última esperanza se agotan,

las almas, de mortal o divino,
se reúnen en las brasas.
El Destino ha decidido
"

Más versos en silencio en su lengua, pero dudaba si dejarlos salir, al no entender el mensaje. Nada más irresponsable que un artista expresando versos cuya emoción no comprende; era el modo más sencillo de no hacerles justicia, de corromper y pervertir su intención, de perder su mensaje.

Si no era un final pero sí compartía mucho de su sonido, su siguiente propuesta fue la más parecida, la de un cambio. Un gran cambio, quizás de tempo o de tono, o incluso de tema, que necesitara aquel silencio como anticipación, para arrastrar a la audiencia hasta el borde del asiento a la espera de que la orquesta reanudara su interpretación... Y más piezas con forma de nota cayeron en su lugar. Se estaba acercando a la verdad...

... Pero ninguna cantidad de tiempo le hubiera sido suficiente para que hubiera llegado por sí mismo a ella, mucho menos prepararle para afrontarla, como la visión del cielo oscurecerse frente a sus ojos justo cuando cruzaba el umbral, a la cabeza del pequeño grupo, desde la más profunda oscuridad.

"Y nuestra luz se atenúa hasta su final."

Una carcajada quebrada escapó de su voz al mismo tiempo que aquel verso. Ahora lo entendía. Ahora podía romper aquel calderón de silencio puesto para su beneficio, ahora llegaba el momento de dejar volar aquellos versos sobre la muerte de la luz, y dejar que el resto fluyeran a través de él, recibiendo el mal augurio con la pompa y circunstancia que merecía.

"Ánimas que nos mueven
o que pudrimos;
deseo para el agotado,
para el cuerdo, muerte.

Malditos, aún esperamos
que por nosotros doblen las campanas,
de quienes combaten la oscuridad
del alma mortal.

Por los indignos, miremos al sol,
sus ciudades de oro
y sus victorias con sangre compradas.

No temáis a la oscuridad
ni a los monstruos, amigos míos.

Preparaos para el festín
de nuestro fin.
"
 

El tono ominoso y terrible de la canción no era la causa de las carcajadas de Kithe. Tampoco era que su cordura se hubiera quebrado (más todavía) bajo el peso de la incipiente oscuridad y el significado que él sabía en aquel momento que tenía. No, sus carcajadas correspondían a su sentido de lo dramático y de la teatralidad, de las escasas y sutiles notas perdidas en medio de la oscuridad. Notas de esperanza y luz.

Puede que las luces se estuvieran apagando, pero aún brillaban. Y nada más teatral que la luz emergiendo desde la oscuridad más profunda, la noche más oscura justo antes del amanecer.

Su alma de artista no podía estar más alegre. Tenía que ver el final de aquella composición...

... Y, de momento, tenía asientos de primera fila.