Partida Rol por web

Mientras seguía avanzando, el explorador comentó Como os he dicho, hay parte de verdad en todo, pero es simplemente para confundirnos... Lo dijo realmente sin volver la mirada, mientras sus pensamientos se arremolinaban en torno a las ideas presentadas Padre... ¿estás conspirando con el medioelfo? ¿te encontraré pronto? ese último pensamiento le generaba un nudo en la garganta, era algo que había dirigido sus decisiones de tiempo atrás, algo tan importante...

Las imágenes desaparecieron. Ahora sólo quedaba una gran esfera rojiza y recuerdos. Una risa surgió acompañado de una ventisca de nieve y hielo. A través de la esfera apareció una figura ataviada con ropajes extraños. Portaba un gran báculo y traía consigo el frío.
- A qué se debe esta compañía - rió con sorna, era el semielfo.
Uno a uno comenzó a mirar uno a uno. Clavó su mirada sobre el elfo.
- ¿No me reconoces, hijo? - rió, su rostro se resquebrajaba como si una fina capa de hielo cubriera la piel y al mover sus facciones se quebraran - sé que mi cuerpo anterior era más hermoso pero necesitaba quedar en el anonimato. El precio del poder.
Luego se fijó en el viejo.
- Egarth, perder la memoria es poco castigo para la traición, tus amigos los Arpistas debieron haberte colgado - ahora se centra en Espina - pensaba que eras un profesional, ¿eres incapaz de matar a un niño? ¡Vaya asesino profesional que estás hecho! ¡Habéis hecho bien en no traer a tu hermanastro Ralfinder, lo encontraré de todas maneras, ese niño debe morir.
Sus ojos se pasearon por la estancia.
- ¿Qué queréis? - pregunta allzando la vara - ¿buscáis esto?
De ambos lados aparecen unas criaturas humanoides que parecen meras sombras.

 - Deduzco que os conocéis... - Pregunto a los aludidos, preparándome para el combate, en caso de ser necesario, que parecía que iba a ser el caso. - ... No se vosotros, pero mi amigo y yo solo vinimos por una hierbas medicinales, pero podéis destrozaros mutuamente si os hace felices...

El semielfo emitió una sonrisa sarcástica.
- ¿En serio? - su voz adquiere un tono extraño e enigmático - ¿crees saberlo todo de tu...amigo?

 - Pues si... Respondí sin dudar. - ... Es un tocapelota, pedante, plasta, creído,... Pero no es un asesino, así que si quieres meter cizaña, búscate a otro, por favor.

 Con una defensa así...

-¡ Ya basta!- arremetió el joven humano encapuchado acercándose sin miedo al dúo de personajes que habían aparecido ante el sinpar grupo.- Hemos venido a por los  objetos de poder,para así evitar que los uséis  como os de la gana.- desenfundó su fiel daga y apunto con ella a  sus oyentes: - Atreveros a usarlo y sentiréis mi acero en vuestra garganta..- 

Sin apartarla mirada de sus inminentes enemigos, Lombert hablo a los dos jóvenes que se habían incorporado al grupo:

- No tenéis que luchar si no queréis,pero no estorbeis...-

El nudo en la garganta lo estaba abrumando, paralizando, sus ojos no podían apartarse de aquella helada criatura que ahora clamaba ser su padre encarnado en un nuevo cuerpo. Éste era EL momento. Lo que había estado buscando desde que partiera de su amado bosque. Había dejado atrás los lugares familiares, los amigos cercanos, lo único que conocía, con tal de hallar a su padre, y las respuestas a tantas preguntas que rodeaban su destino.
Su tío le había hablado cosas horrorosas del tal Anarin, y de todo lo que había lastimado a las gentes de su pueblo, y aún así, Ralflinder había comenzado su jornada buscándolo. Sabía una cosa que le ayudaría a reconocerlo: eran demasiado parecidos físicamente, sin ambargo, ahora que había renunciado a su cuerpo anterior, él se había revelado abiertamente. Y había algo igual de importante, tenía un mediohermano.

Silvanus, Padre Bosque, me has traído a mi destino cómo los druidas predijeron. Aunque doloroso y abrumador, mi corazón solo agradece, y mi cuerpo será un instrumento de tu voluntad. Repitió la última parte del pensamiento varias veces, como una plegaria, lo cual hizo que saliera de aquél trance y pudiera hablar nuevamente.

Por fin te he visto nuevamente el rostro padre. Su mandíbula se tensó y apretó con fuerza Hemos venido por el cetro... sé todo sobre ti al menos eso creo y tu nuevo cuerpo no te salvará de la furia del Padre Bosque. No es el momento que esperaba para encontrarte... pero es lo que teníamos deparados.

Sus ojos color musgo bajo el brillante sol del verano estaban fijos sobre los gélidos bloques de hielo en el rostro de Anarin, como intentado derretirlos.

La aparición de aquel individuo ataviado con extraños ropaje y pinta de semielfo nos había cogido por sorpresa. Parece que los demás lo conocían o tenían algo que ver con él. No le doy mucha importancia a sus palabras y quedo expectante ante los acontecimientos...hasta que intenta poner a Darvin en mi contra.

- Ey, tio, no estorbaremos - le comento al encapuchado del grupo - sino que te ayudaremos a cerrarle la boca a ese maldito manipulador. Ya está bien de que trate de ponernos en contra los unos a los otros con sus palabras mezquinas.

- Y digo yo, que si esta gente busca objetos poderosos, si nosotros encontramos alguno por el camino, también podriamos sacarle beneficio - le susurro a Darvin

Los ojos de aquel ser refulgieron bajo un halo de maldad perpetua y la ira consumió su rostro. Las facciones de su cara se fraccionaron y surgieron grietas en su cara y algunos pedazos se desprendieron como la roca se desprende en los desfiladeros. Aquel rostro parecía estar hecho de escarcha y sus dedos de igual textura agarraron fuertemente el cetro. De sus boca surgió una voz que parecía inhumana.
- ¡estáis condenados!.
Con un golpe de cetro el suelo comenzó a resquebrajarse y una grieta se extendió de una punta a la otra seccionando asimétricamente la cámara helada. Las 8 figuras oscuras se adelantaron cubriendo a su helado señor. Parecía que una sombra perpetua se arremolinara a su alrededor y se movía con ellos. Carecía de cabello y sus ojos destellaban de un azul cielo. Portaban mandobles bellamente ornamentados de metal oscuro. Las criaturas se desplazaron a una velocidad vertiginosa. Era una visión oscura borrosa hasta que se detenía para golpear.

Las sombras despertaron los recuerdos de la joven monje, volvió a recordar su monasterio asediado, sus hermanos y hermanas caídos, su mentor...

-¡Tu! ¡Tu eres el responsable! ¿Donde están mis hermanos? ¡Juro por cada uno de tus dioses que contestaras aunque sea con tu último aliento!

Todo parecía venirse abajo, pero Mariam salio hacia adelante como una flecha, esquivando cascotes y trozos desprendidos de paredes y techos avanzo. Las sombras protegían a su amo.
Sin importarle su integridad física la mujer aprovechó uno de los trozos de piedra ya caídos para proyectarse en un salto lo mas cerca posible de las peligrosas sombras y justo cuando estaba apunto de tocar el suelo giro sobre si misma extendiendo su pierna como si de un látigo se tratara, en un movimiento tan hermoso como preciso.

- Ja ja - ríe el semielfo - tus hermanos y tu maestro están muertos, necesitaba su vitalidad para activar este artefacto.

 - Si, la verdad es que este tipo empieza a caerme gordo... - respondí, mientras me preparaba para la pelea.

De repente el suelo empieza a resquebrajarse y las sombras que acompañan al extraño ser helado se abalanzan sobre nosotros. Trato de esquivar a uno que venía a por mi directamente, echándome a un lado lo más rápido que puedo. Mis movimientos son un poco torpes, sobre todo en comparación con la chica que empieza a repartir patadas a diestro y siniestro.
Yo no me quedo atrás y comienzo a verbalizar un conjuro que me permita quitarme a la sombra de encima, así que extiendo mis brazos y grito a pleno pulmón - Siente la ira del trueno - ...pero lo que debía haber sido una tremenda onda atronadora que empujara a la sombra varios metros hacia atrás, se queda en unas ridículas e inofensivas chispas blanco-azuladas que no servirían ni para alumbrar en un sitio oscuro - Maldita magia, siempre tan imprevisible, con lo fácil que es este conjuro...

El suelo comenzó a moverse y resquebrajarse cuando el delgado elfo cambió la forma de pararse y de moverse. Flexionó las piernas como si estuviera listo para comenzar una carrera y parecía no costarle demasiado saber en que punto las grietas dejarían de ensancharse, gracias a lo cual pudo avanzar con saltitos pequeños dejando a sus perseguidores trabados en lugares de imposible avance.

Lo hizo tres veces, pareciendo un tanto divertido con el asunto, era casi como burlarse de los enanos que pudieran atreverse a entrar en Cormanthor. Mariam pasó a su lado como un vendaval, con una gracia inigualable utilizaba su propio cuerpo como arma, mientras los demás viajeros que los acompañaban comenzaban a lanzar hechizos que hacían retumbar la estancia.

Ralflinder tomó esto como el momento para tomar la ofensiva y se lanzó a la carrera por un angosto parapeto que había quedado formado entre dos grandes grietas. Sus pies parecían casi no tocar la roca por la que corría, mientras su capucha olivácea se corría completamente hacia atras flameando cual estandarte al viento y dejando brillar la estela dorada de sus cabellos. La veloz carrera iba dejando detrás rastros de polvo y fragmentos de hielo, cuando en el momento final antes de llegar a su objetivo, su fibroso brazo se extendió lanzando un tajo vertical descendiente que para los espectadores se manifestó como un cometa plateado, mezclando el brillo del acero con la escarcha. El movimiento fue casi una coreografía, una danza, donde la extensión de ambos brazos hacían girar sendos cuerpos celestes con una fuerza tremenda, la fuerza que los espíritus de la naturaleza podían canalizar por la voluntad del Padre Bosque.

Observando los rápido movimientos del sus compañeros, Lombert no dudo en  unirse a la trifulca. Esquivando como buenamente podía  las criaturas de sombra, el joven humano intentaba enfrentarse de primera mano con el portador del báculo. Algo le indicaba que si terminaba con su vida, todo  se desmoronaría.

Primero uno, luego otro, fue esquivando los mandoblazos de sus enemigos, se apartó lo suficiente para que el elfo   danzase a su gusto mientas continuaba corriendo hacia su objetivo. Por el rabillo del ojo observo que todos , de una u otra manera demostraban  sus cualidades para la batalla. se permitió sonreir cuando llego ante aquel personaje al que había  elegido como victima.

Su espada ligera salió  cual rayo de su vaina y corto el gélido aire que lo rodeaba,mientras se acercaba amenazante contra aquel oscuro individuo. El filo silvó antes de hundirse en los riñones de su objetivo y la sangre broto cual manantial....

Y como un rayo, las nieblas que habían nublado su mente durante años, se despejan por completo. En un instante, todo su pasado, lo que fue y todo lo que había hecho se convierten en recuerdos perfectamente claros en su memoria. Su ambición, su egoísmo y finalmente… su redención. Su expresión cambia por completo y fija su mirada en el malvado ser.

-Tienes razón, perder la memoria fue poco castigo. Pero ahora entiendo por qué. Porque debo detenerte, porque el destino me ha puesto en el camino que me lleva a empezar a enmendar mis fallos. Y esta redención empieza ¡Contigo!-

Cuando las grietas que se abren en el suelo van a alcanzarle, golpea con fuerza el suelo con el báculo y una energía blanca le rodea, haciendo que cuando las magias y los umbras van a impactarle, sean desviados por las energías arcanas que ha convocado.

-¡Yo Egarth conjuro las magias ancestrales de las tierras salvajes de las hadas y maldigo tu cuerpo y tu mente, Monstruo!- Se gira hacia su compañero. –Lombert, Coordinemos nuestros ataques, no dejemos que reaccione.-

Y Alzando su báculo, se prepara para lanzar su ataque.

La batalla empieza de súbito, el semielfo Taliesn apunta a Espina con el báculo como si lo acusara, un rayo helado surge y alcanza de lleno al cambiante que cegado por la ira se atreve a correr hacia él arma en mano, cae al suelo temblando envuelto en una fina escarcha. Las figuras de sombra se desperdigan por la sala blandiendo sus oscuras armas mientras los héroes esquivan golpes y cascotes por igual. Todo ocurre rápidamente, los umbras son figuras que aparecen y desaparecen fugazmente dejando una estela de sombra tra de si mientras Ralfinder, Lombert y Marian muestran sus dotes de luchadores y no dudan en hacer frente con bravura a sus enemigos. El elfo se abre paso en dirección de su "padre" pero las criaturas se interponen, con maestría va abriéndose paso tratando de llegar hasta él, Marian centra su atención en los asesinos de su maestro y sus hermanos, con gráciles movimientos y una técnica que domina con perfección golpea a sus enemigos esquivando golpes de su oscuro metal; si los umbras dan muestras de celeridad y dominio en sus movimientos, la mujer monje se mueve tras ellos rivalizando con su velocidad. Lombert por su parte se mueve con sigilo, aun así no sorprendiendo a sus enemigos, trata de llegar hasta el semielfo del báculo por la espalda, pero las figuras de sombra se lo impiden interponiéndose velozmente. Los magos Ander y Darvin luchan codo con codo haciendo alarde de sus dotes arcanos, su concentración es magistral y se mantienen lejos de la pelea evitando la confrontación directa. El aire huele a metal y a magia, todo son destellosl uces y gritos de batalla, bajo un techo que parece desplomarse.