Partida Rol por web

- Vayamos a un sitio más tranquilo para hablar.

Maestrom invitó a los recién llegados que los acompañasen. Los llevó a través de un laberinto de calles.

- ¿Que os une a un elfo y un cambiante? ¿El destino del niño quizás?

El cambiante no las tenía todas con sigo, aún así los acompañó, sin hablar a penas, cogiendo al niño por un brazo como reprimenda por haberle desobedecdio, hasta que habló el anciano...

- No creo en el destino que mencionas, y no creo que sea este niño la unión fortuita!!!

Y sin más cayó y no pronunció palabra más ninguna, y así lo hizo dar a entender...

El anciano dejó atrás unos edificios de gran tamaño y se detuvo en una especie de casa señoria, delante de la puerta había dos guardias con alabardas y vestimentas celestes. Inclinaron la cabeza a modo de saludo y uno de ellos tocó suavemente con el extremo inferior del arma de asta.

- No estoy de acuerdo con lo que comentas, Espina - replicó el venerable anciano - pero respeto tu postura.

La puerta se abrió y los guardias dieron paso a los recién llegados. Maestrom hizo un gesto con la mano para invitarles a pasar.

Espina encogió los hombros a las palabras de anciano, y cuando llegaron delante de los dos guardias, en su cara quedaba reflejado el desprecio hacia estos, aunque intentó disimularlo, los miró detenidamente y los analizó en un vistazo rápido, no le gustaba nada entrar en un lugar custodiado, pero ahora no tenía opción ninguna, así que pasó dentro del edificio...

Ralflinder caminaba encantado con la compañía de Mariam y siguiendo la camino que Maestrom les indicaba. La ciudad le impresionaba y parecía como perdido en caminos oníricos, su rostro y sus ojos escapaban de lo mundano, como rechazando la vigilia de los mortales.

Cuando llegaron al portal custodiado, volvió a sumarse a la conversación El niño... en lo más profundo de mi corazón tengo la seguridad que es él con quién tengo que estar...

Ingresó decidio al edificio, parecía un lugar donde realizar un concilio e intercambiar información sin que intrusos pudieran interrumpirlos.

La puerta daba paso a un amplio vestíbulo de paredes desnudas y el suelo estaba formado por grandes losas celestes y blancas formando una gran luna. Una puerta de doble hoja de roble, parecida a la anterior, daba paso a un patio interior. El patio estaba coronado por grandes arcos apuntados bellamente ornamentados y en el medio, una gran fuente manaba agua cristalina. Maestrom los dirigió hacia la pared este hacia una  puerta de roble y invitó a pasar a sus invitados.

Mariam camino, junto al grupo el cambiante le daba un poco de miedo, lo miraba con decepción, le parecía demasiado agresivo y desconsiderado, no era como había imaginado.

Sin embargo, el elfo si que había cumplido a la perfección con las espectativas de su imaginación y se sentía cómoda a su lado. Cuando llegaron al lugar que desde hace un tiempo había sido como su hogar, Mariam también se hizo a un lado para permitir pasar primero a los invitados como se debía hacer.

-El maestro Laurent dice: Los que creen en el destino viven un sueño, los que no creen en el una pesadilla y ambos están igual de equivocados.

A pesar de que esa discursión había finalizado hace un rato, las palabras de su maestro acudieron a su mente y creyo que era bueno para todos reflexionar sobre ellas.

Ralflinder rió al escuchar a Mariam hablar El maestro Laurent debería reunirse alguna noche con los druidas errantes de Cormanthor, de seguro sería una velada interesante y enriquecedora. Se corrió un mechón de cabello del rostro Aquél que espera la llegada del destino, no es merecedor de tal, aquél que decide construir su destino, olvida el camino de los antiguos dioses. Diciendo esto siguió caminando hacia la estancia hacia dónde los guiaba el anciano y la jovencita.

Maestrom los condujo al interior de una cámara que parecía un despacho. una gran mesa de maderadique ocupaba la mitad de la sala. Tras la mesa había grandes estantes de roble con libros con encuadernación de cuero. Encima de la mesa había rollos de amarillentos pergaminos por doquier y un montón de libros antiguos formaban una pila desordenada a un lado de la mesa. En el centro de la mesa había un pergamino desplegado con un pisapapel de hierro fundido en cada extremo del mismo para mantenerlo abierto. 

El viejo erudito se sentó en una gran silla de madera con el respaldo acolchado y tapizado con una tela roja. Hizo un gesto para que tomaran asiento. Había algunas sillas repartida por el despacho. El anciano enarcó las cejas y esperó a que sus invitados tomaran asiento.

Espina ojeaba todo lo que había en la habitación con ojo crítico, no sabía lo que sucedía y no le gustaba estar encerrado en cuatro paredes sin ninguna salida de emergencia a la vista, era su instinto de supervivencia, le dijo al chico que se sentase un poquito apartado de ellos en una silla y que se mantuviese quito y sin tocar nada, pues parecía que algunas cosas de allí dentro podrían tener algún valor...

Espina no tomó asiento no se encontraba a gusto, y no podía sentarse como si cualquier cosa...

- Yo me mantendré en pie... Gracias, "supongo" 

- Por supuesto - replicó - como desees. 

Al notar el nerviosismo cambiante añadió:

- No tenéis nada que temer, no haréis ni se os obligará a nada que no queráis.

Espina mira a aquel hombre como diciendo que si acaso pensaba que a e´l se le podía obligar a algo, pero guardó silencio esperando a ver que le tenía que decir, mientras de vez en cuando vigilaba al chaval...

Aún no entiendo por que siento preocupación por este crío, estas tonterías acabarán un día con mi vida estoy seguro...

El cambiante se metía en sus pensamientos que no llegaba a entender  

El elfo decidió buscar un lugar apropiado para colgar su capa, su saco de viaje y sus armas, encontrando un perchero aparentemente destinado a ello. Luego de unos momentos se acercó a Mariam y a Siginister, explicando Aunque no lo parezca, Espina es un buen cambiante. Cerró los ojos de manera solemne En las tierras salavajes de las hadas lo más normal es que prefieran devorarte antes que hablarte. Volvió a abrir los ojos buscando un lugar cómodo donde descansar y aprovechar la hospitalidad de su anfitrión. Es fortuna que la mayoría de ellos odien a las cortes unseelie de ese lejano lugar.
Se acomodó lo mejor que pudo, verdaderamente le hubiera gustado más un claro bajo una bóveda de hojas y un arroyo cerca, pero no tenía motivos para quejarse. En su vida había tenido escasas oportunidades para conocer las moradas de los hombres en Toril, y había muchas cosas allí que llamaban su atención y le hacían recordar lejanamente algunos sitios que solían ser moradas de Myth Drannor.

El maestro Laurent debería reunirse alguna noche con los druidas errantes de Cormanthor, de seguro sería una velada interesante y enriquecedora.

-Si, ojala... Seria digno de ver... -Dijo con voz melancolica y la mirada perdida.

Cuando pidio a los invitados que se sentaran. Mariam, se quedo en pie, cerca de la puerta, pues asi le habian educado en su orden. Y guardo silencio a la espera de lo que el anciano tuviese que decir.

-  No os hago perder más tiempo y os informo del motivo de porqué os he traido aquí - rebuscó entre los rollos de pergamino - hace algún tiempo descubrimos un traidor llamado Tanesyn. Parece que era un espía del enemigo que combatimos: Netheril. No obstante huyó y fue visto en la Aldea de pescadores de Iluskander, río arriba más al noreste.

Hizo una pausa para localizar y desplegar unos de los rollos. Lo extendió sobre el otro pergamino tapando éste. Se trataba de un mapa de Luruar y sus alrededores. Señaló una parte de los Montes Nether.

http://img502.imageshack.us/img502/4531/mapademaes...

- Enviamos a uno de nuestros agentes a la aldea y descubrió que al parecer había ido a un punto de esta cadena montañosa pero entonces una tormenta invernal arrasó la aldea - hizo una pausa para asegurarse que los presentes prestaban atención - Un fenómeno inusual para esta época del año. Eso sólo puede hacerlo un objeto mágico: el Cetro del Invierno Interminable. Según mis estudios se encuentra en una de esas cavernas heladas en la cadena montañosa que os señalado. Quizás el traidor lo robara, ¿pero con qué fin? Está claro que un cetro tan poderoso es inútil en manos de un semielfo estúpido, es para alguien más poderoso. 

Hizo una pausa para levantarse y dirigirse a una esquina dónde había una pequeña mesita de madera con algunas botellas de cristal y vasos de madera.

- ¿Alguien quiere tomar vino? Traido de Aguas Profundas.

El cambiante niega con la cabeza al ofrecimiento del vino, dándole vueltas una y otra vez, a que pretendía el anciano que hiciese él con toda aquella información, su oficio si lo descubriera no tenía nada que ver con nada de lo que hablaba, y por como lo estaba diciendo, pretendía que ellos seguramente investigaran aquello que pasara, la cara de desconcierto de Espina estaba clara como el agua....

- ¿Os preguntaréis que pinta ese crío en todo esto?  - el anciano continuó tomando una copa de vino mirando a Espina directamente a los ojos - lo único que sabemos es que ese  Tanesyn ofreció a su propio hijo por una razón que desconocemos. Parece que el chico vivía con una familia noble por lo que el semielfo contrató a un asesino para que lo matara. De alguna manera debía morir - fijó su mirada en el chico - está claro que el asesino falló.

Se pudo notar algo de tensión en los hombros cuando oyó aquellas palabras, que pretendía aquel anciano, a donde quería ir a parar... Instintivamente miró al muchacho al que se refería... " Si la verdad es que ahora ya estaría muerto si...

- Y para que lo quería muerto si puede saberse....Que pretendes conseguir comunicándonos todo esto?

-Quiero haceros participe de todo esto pues he tenido una visión sobre vosotros y a la primera pregunta no sé que deciros - en anciano contestó con paciencia - la experiencia me ha demostrado que unos hilos místicos tejen nuestra vida y cada uno tiene una misión importante en la vida. Sólo sé que vosotros, por la razón que sea, podéis evitar otro desastre como la Plaga de los Conjuros, un desastre perpetrado por Netheril.

El elfo disfrutaba del aromático vino de aguas profundas. Se tomó unos minutos para desgustarlo, nuevamente daba la impresión de estar completamente ausente, como si se hubiera emborrachado al momento. El anciano y el cambiante discutían. Ralflinder parecía no escuchar, ya se había recostado sobre la cómoda silla cuando de repente abrió los ojos verdes tras un largo trago "hace algún tiempo descubrimos un traidor llamado Tanesyn. Parece que era un espía del enemigo que combatimos: Netheril" como ensimimado, mirando a la nada ¿descubrimos? ¿combatimos? guardó nuevamente sus iris esmeralda para sí mismo Podría tratar de adivinar quienes son los que descubrimos y combatimos... como se ha dicho, cuestión del destino. Dejó la copa sobre la mesa Buen vino señor Maestrom, agradezco tu hospitalidad, ¿harpistas quizá?.. el bosque me lo ha dicho