Partida Rol por web

- Buenas noches señores. Espero que descansen bien esta noche. Digo a Darvin, Mara y a Gorzan, mientras coloco mi saco de dormir donde encuentro un hueco, no demasiado alejado de ellos, pero tampoco a su lado, por eso de que los sirvientes deben estar alejados.

La noche parece transcurrir sin problemas. El campamento se halla a apenas unos metros del sendero. Los turnos de guardia van sucediéndose y parece que nada pernocte cerca del campamento. Pero esa sutil apariencia de seguridad pronto se esfumó cuando unos gritos irrumpieron en la noche. la respuesta no se hizo esperar. La peculiar voz del capitán se hizo oir en la noche.
- Todos al anillo interior, junto a la hoguera ¡rápido!

Me despierto sobresaltado al oir los gritos. Me levanto y me acerco a la tienda donde se encuentra Mara y Darvin durmiendo fuera de ella. Señor, despierte - digo zarandeando a Darvin con fuerza - está ocurriendo algo. A continuación entro en la tienda de Mara para despertarla.

 - Ya... Ya... - Dije, mientras Ander me zarandeaba sin darse cuenta de que ya estaba despierto desde el momento mismo que había sonado el grito. Me levanté y le ayudé a llevar a Mara al anillo interior.

- ¿Qué ocurre? - se rasca los ojos - ¿nos atacan?

Se hallaba desorientada y se tambalea torpemente acercándose a su "esposo".

- Id hacia allí - señala cerca de la fogata - voy a ir a buscar una cosa a mi caravana.
Mara trata de advertirle pero es tarde, corre hacia su caravana y salta al interior.

El grupo de asustados integrantes de la caravana se acerca más al interior alejándose de las caravanas, cerca del fuego. El calor es abrasador a esa distancia. Los guardias van encendiendo sus antorchas y se acercan al punto de origen de los gritos, que deviene en lamentos de dolor. Otro grupo de cuatro guardias permanecen junto al fuego. El capitán está junto a la hoguera sudando, observando con atención y dando órdenes. Gorzan se retrasa.
Flota en el ambiente un silencio sospechoso, que se ve interrumpido por las órdenes del capitán y los murmullos de la gente.
- Josahp, Bruin cubrid ese flanco...- señala un hueco desprotegido.
Apenas puede acabar estas órdenes cuando algo surge de la zona opuesta al origen de los lamentos, justo adetrás de ellos, al otro lado de la hoguera, sorprendiendo a los guardias. Unos gruñidos brotan de gargantas bestiales. A continuación surge un grito proveniente de la caravana de Gorzan.

- Y ahora qué hacemos? - le susurro a Darvin - si nos ponemos a lanzar hechizos como condenados se irá al traste nuestra "perfecta" tapadera.

Seguidamente trato de agudizar la vista para ver lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.

 - Tal vez no tengamos alternativa... - Entonces oigo el grito. - ... Quedaros aquí, yo iré a ver si nuestro amigo necesita ayuda...

 Apto seguido, me preparo para ir a buscar a Gorzan.

Todo era confusión en el campamento. Pudieron oirse más gritos de soldados. Era evidente que algo los cercaba y los estaba emboscando. El capitán vociferaba órdenes.
- Soldados, reagruparos junto a la hoguera - gritó desesperado - todos aquí.
Otros gritos reverberaron en la noche, los guardianes supervivientes acudieron a la voz del capitán.

- Darvin nó, ven - objetó Mara - estarás a salvo aquí.
Pero ella sabía que era absurdo, Darvin no haría caso. Sus ojos suplicantes se clavaron en la de su "esposo".
-¡Darvin!
Pero era demasiado tarde.

- ¡Eh incauto, ven aquí! - gritó a Darvin que se escapaba del grupo - ¡no se separen y defiendan a la gente con vuestra vida, ahora vengo!

El capitán se separó del grupo y siguió a Darvin que corría hacia la caravana de Gorzan. El grupo de 8 soldados permaneció en sus puestos formando una escuadra en V. Otro grupo de 5 soldados cubrían la retaguardia.

Darvin rápidamente se acerca a la caravana del gentil comerciante que había compartido sus pertenencias ante las objeciones de Mara, aunque ya sabría que era inútil pues no le haría caso. Rápidamente el mago se aproximó a la caravana pero se detuvo a escasos metros. Un poco más alejado del anillo de caravanas una sombra se acercó lentamente. Ante su atenta mirada pudo ver que algo grande se acercaba. Por otro lado, algo gruñía de satisfacción, el sonido provenía del interior, la madera del suelo de la caravana crujía ante el peso de una criatura no humana, una más grande que un lobo.

Agarro a Mara del brazo. Quedémonos aquí, será más seguro. Si vemos que hay problemas entonces iremos detrás de él.

Un gruñido surge a sus espaldas, más allá del anillo, entre las carretas. El incómodo silencio se volvió a levantar. Un silencio que presagiaba algo malo, la tempestad tras la súbita clama. Los soldados parecieron percibirlo y afianzaron sus armas.

 - Prepárese, creo que aquí va a haber pelea... - Susurré al capitán.

DM: Los conjuros que tienes son los tres de voluntad, de encuentro y diario, y tus cantrip.

Me quedo alerta, vigilando cada palmo del terreno que me rodea, a la espera de que ocurra algo inesperado...

Se puede oír rumores en la oscuridad. Las sombras parecen cercar a los soldados. De repente tres animales muy grandes tipo felino se abalanzan sobre los guardias. Bajo la luz de las antorchas divisas una criatura de pelaje parecida al de una hiena con unas orejas enormes y lomo de pelaje largo y puntiagudo, parecida a espinas. Una de ellas fija su mirada en ti, su cabeza está desprovista de pelaje y puede verse su estructura osea, sus ojos brillan con una malicia infinita. El terror se apodera de ti. Mara, tu hermana emite un grito cuando ésta comienza a avanzar lentamente hacia vosotros.

De la caravana surge una criatura felina de pelaje parecida al de una hiena con unas orejas enormes y lomo de pelaje largo y puntiagudo, parecida a espinas. Clava su mirada hacia vosotros, su cabeza está desprovista de pelaje y puede verse su estructura osea, sus ojos brillan con una malicia infinita. Avanza lentamente hacia vosotros, sus fauces están manchada de sangre.
- Apártese, vaya con los demás - dice el capitán empujándote - yo me encargaré de ella.

- No pierdas la calma, hermanita, es hora de defendernos con todo lo que tengamos a mano. Le susurro a Mara, cogiéndola de la mano para intentar calmarla.

Seguidamente fijo mi objetivo en la criatura que se me acerca. La estudio detenidamente mientras preparo un sortilegio. Espero que con la confusión de la batalla, nuestros hechizos pasen inadvertidos.

Retrocede maldito monstruo! Digo señalando al enemigo que se acerca lentamente hacia mi y en ese momento se desata una onda de choque helada que le hace retroceder.