Partida Rol por web

Da linea, pero nadie coge el telefono. Si te das cuenta, son las 23:00h.  

Antes de bajar, tomo prestada la hoja del Livre d'Ivon, la que se encontró suelta, y le echo un buen vistazo. Acorde a los diarios, es la clave para interaccionar con el Inventario. La leo con detenimiento, voy al inventario, y lo abro.

Colgué el teléfono al ver que no cogía nadie, aunque no era de extrañar por la hora que era, lo colgué de mala gana. Miré a mi alrededor y suspiré. Estaba un poco harta de esa tienda y de ese montón de cosas que no entendía pero que por algúna broma del destino ahora parecía que tenía que entender obligada.

Cansada tras intentar sacar algo en claro, frustrada por no hacerlo, me dirigí donde el resto.

- Creo que es hora de irse a dormir. Pediré un taxi que nos recoja y nos lleve al hotel, o al menos, que me lleve a mí. - Dije esperando escuchar si alguno venía o se iban a quedar allí.

-Deme sólo un momento para poder sacar algo en claro de este maldito inventario- le digo- A por la daga, podemos bajar mañana. No creo que privar al señor Abbot de mi compañía esta noche le resulte tan desesperante como para no poder esperar a mañana, ¿me equivoco?

"Acabemos con el inventario de una vez, que ya me tiene harta con su hermetismo. Cantará sí o sí, como que me llamo Anne."

Asentí a las palabras de Anne, aunque batante a desgana y me busqué una silla en la que poder sentarme a la espera de que terminara. Me limité a sentarme en silencio para no molestar, con las manos aoyadas en mi regazo y simplemente permanecí allí, observando qué es lo que hacía el resto.

- Desesperante..... cuantas veces habre oido esa palabra en mi vida? umm... demasiadas para poder contarlas todas- El señor Abbott, aun en la parte superior de la tienda, se rasca sus cansados y enrojecidos ojos. Su rostro refleja un claro cansancio, en parte debido a las horas que ha estado leyendo los diarios.

- No, no se equivoca, señorita Bradstreet. Y si, la daga puede esperar. Sera mejor descansar en el hotel y ya decidiremos mañana si buscar al tal Godrick o volver por aqui- Mira de reojo la tienda, sonriendo.

William se aleja de la entrada de las salas inferiores y se acerca a Cottle. Sacando su gastada y sucia libreta, repasa con Cottle las claves del Encantamiento "Atar a la Bestia" y hace algunas anotaciones en la libreta. -Umm.. interesante, auqnue por ahora, hay partes indescifrables, la luz de Sahu.... - se rasca la barbilla, impaciente -De que me suena?- Aun divagando, William se acerca a la entrada y se dispone a salir de la tienda junto a los demás, camino del hotel.

-A ver... ¿Alguien ha probado a decirle esta sarta de tonterías al inventario?- digo, aireando la hoja- Es que no se me ocurre ningún medio racional para hacerlo hablar, así que probemos algo completamente irracional. A fin de cuentas, le estoy hablando a un libro, ¿qué puede haber menos irracional que eso?

Me acerco al inventario, y me pongo a recitar en voz alta las palabras, tanto para que las oiga el inventario, como para que las escuchen los demás, a ver si se les ocurre algo al respecto de esta hoja de palabras inconexas.

Sentada desde mi posición, esperando a que terminen para poder irme a descansar y pensando si podría decirle al abogado que no quiero mi parte de la herencia, que no me sirve de nada y que se la cedo a quien quiera que se la tengo que ceder, respondo a las palabras de Anne:

- Sigo creyendo que si le prendemos fuego nos va a dar menos quebraderos de cabeza..

-Si a mis palabras no responde, yo le enciendo la cerilla, señorita- le digo, mientras comienzo de nuevo a recitar las palabras escritas en un desesperado intento por hacer cantar al maldito libro.

 No parece que haya ocurrido nada especial por recitar ese ensalmo, sin apenas entonación y aparentemente ridícula.

Haré su voluntad, miss Bradstreet. - sin embargo parece que el libro ha cambiado de actitud para con ella. - ¿Qué deseas saber? os revelaré todo secreto que esté incluido en estas páginas.

"¿Pero qué...?"

Me quedo boquiabierta como una estúpida. Para evitar las posibles burlas que pudiesen surgir de alguno de mis compañeros ante mi actitud (sinceramente, parecía boba con la boca abierta mirando hacia el libro), decido actuar de inmediato. Me guardo la hoja en el bolso, pues no pienso devolverla a su lugar, y me encamino al inventario.

-Tengo varias preguntas que hacerte, Inventario- le digo, mientras voy enumerando las que le voy a hacer- ¿Estás dispuesto a colaborar conmigo en la medida de tus posibilidades? Si es así, comenzaremos a entendernos bien.

Me alegraba de que por fin alguien consiguiera que el inventario hablara. Además, que quien lo hybuera conseguido fuera Anne me alegraba aún más, ya que así, con un poco de suerte se les bajarían los humos a algunos que yo me sabía.

Por otra parte, todo esto sólo me llevaba a una conclusión. Aún no nos íbamos a ir a descansar, y por lo visto, esto iba a ir para largo..

Aburrida y somnolienta, continué sentada en la silla, escuchando la conversación de mi compañera y del libro, a ver qué era lo que podíamos sacar en claro de él.

 Tú dirás... - es la simple y escueta respuesta del libro.