Partida Rol por web

Una hiena gigante apareció. Tenía el pelo de la testa verde.  

Panacea,  haciendo uso de sus poderes druidicos se cambia en una hiena gigante y haciendo un aullido risa,  mira al esqueleto,  como esperando algo. 

Panacea, de poder, atacaría al esqueleto, en este momento o en cuanto pudiera. 

A duras penas me incorporo luego de vaciar completamente el estomago. No me habían pasado desde aquel dia donde todo empezo y el exceso de ejercicio y desarreglo de la noche anterior terminaron por desocupar completamente mi sistema digestivo. 
Aun asi me incorporo como puedo y saco mi espada mientras le digo al esqueleto. 
- Maldiga criatura infernal hueles peor que tu abuela, con justa razon te tenian ahi encerrado para que no contaminaras con tu maldita peste

Los huesos del esqueleto parecen sonar audiblemente, el mismo se tiende a agachar un poco, pero rapidamente se endereza.

Caminas siguiendo el rastro del caballo.

El esqueleto estaba resistiendo al grupo, aún así había que insistir contra él y eliminarlo lo antes posible. El caballero realizó un ataque en vertical ahora, mas justo la criatura se apartaba hacia atrás lo que le impidió que Gael se saliera con la suya. Aún así confiaba en que sus compañeros lo derrotaran de una vez.

El esqueleto, esquiva con facilidad el golpe del guerrero.

En el cuarto, resuenan las pisadas del esqueleto mientras intenta atacar y pasa por encima de las monedas del piso.

Además, viendo que aparece una hiena gigante, intenta atacarla con su arma. Por alguna razón, el golpe, que parecia ir directo a la Hiena, falla por poco.

¿Ey!  Me iba a dar... 

Miró de ladito a Aramin. 

¿Seraaa? ¿Será que tiene una su maldición que lo hace fallar al esque?  mm

jjaja.  Sería genial.  Skeleton curse en reversa, jeje. 

En cuanto Lasar atacara, se movería la Hiena-cea a atacar con una mordida tipo quebrantahuesos.  Aunque, mm, estaba tan distraída con lo de si había sido Aramin o no o queseyo, que realmente sólo chasquearon sus mandíbulas en el aire.  

Lo hizo sonar como si hubiera sido a propósito, dizque para intimidar, ... 

¿a un esqueleto?

El esqueleto se estaba mostrando como un rival duro. Era lento en sus ataques y de momento los habíamos esquivado, pero también fallábamos en nuestros contraataques. Volví a concentrarme en mi magia y le lancé una nueva saeta de fuego.

Ya completamente incorporado y viendo bien el tipo de criatura que es, viene a mi mente lo que se espera de un clerigo en estas situaciones. Empuño mi espada y la apunto en dirección al esqueleto y mi mano izquierda hacia el cielo mientras invoco a los dioses. 
 

- criatura infernal, vuelve a tu sueño y sufre las penas que te aguardan en el infierno, los Dioses aplastaran tu podridos huesos y tu pútrido Craneo. Tu y tus ancestros sufrirán por manchar el mundo de los vivos con tu horrible presencia. 

El hechicero conjura una saeta de fuego desde atrás de sus compañeros, la cual impacta en el esqueleto, volando y haciendo explotar gran parte de sus necroticamente unidos huesos. Parece que se sosteniera en un hilo.

La mordida de la gran hiena sin embargo, falla al esqueleto, el sacerdote aprovecha la ocasión para lanzar una sarta de insultos al esqueleto, el cual empieza a tambalearse de forma espasmodica, y termina por derrumbarse completamente encima de las monedas que estan tiradas en el piso.

-"¡Maldito esqueleto! Espero que haya encontrado la paz al destruirle."

Rebusco entre las monedas para ver si hay algo interesante.

La hiena-cea se rie, olisquea un hueso (finalmente algo de hambre tenía), y, mientras los demás recogen las monedas y demás, ésta se va hacia la otra puerta, la que no habían explorado, a oler primero por si algo hay de peligro para ella y sus compañeros. 

Creo que me quedaré así hasta que pase el tiempo de la bendición natural.   Además, me sientan bien el pelo con manchitas.

Veo como en un acto divino mis palabras hacían temblar al esqueleto dejándolo inmóvil. Nunca pensé que realmente la fortuna de Tymora me favoreciera tanto. Entre tanto mientras Lasar se prepara a registrar las cosas y ver si hay algo de valor me acerco al esqueleto y comienzo a recoger las monedas. 
- cogere las monedas mientras, vean si Encuentran algo mas de valor. Al menos las monedas cubrirán en parte la perdida por la renta de los caballos.  
dicho eso un aire frio corrio por mi espalda junto con una gota de sudor frio. 
- ¡LOS CABALLOS!, alguien vio los malditos caballos. 
corro a la entrada donde esta el salón con ls 3 puertas mas la entrada y veo que no estan los caballos. Nunca en nuestra idiotez nos preocupamos de entrarlos y resguardarlos. 
- Panacea! Aprovecha tu velocidad actual y ve urgente a ver donde estan y que tan lejos pueden estar, no quiero perder mi cuello en manos de ese enano. 

La hienacea regresó trotando de haber investigado la puerta sur.  Se le veía tranquila, no había olido nada inminentemente peligroso, ningún hobgoblin escondido ni ninguna cabeza con alas o esqueleto podrido. 

¿Los caballos?  -Pe-pero, si una hiena sale a buscarlos más saldrán corriendo.

De primeras, agitó la cabeza en negación ante la petición de Aramin.  Esperaba que éste se diera cuenta de lo que pedía.  Aún así, lo pensó mejor después de unos momentos y decidió asomarse para olfatear un poco mientras los demás recogían monedas con esas sus manos con pulgar oponible.   Escondida fue, casi como una hiena que realmente quisiera sorprender caballos.  De detectarlos en la proximidad, regresaría trotando a avisar que por ahí estaban. 

Para que alguien más los vaya a asegurar.  Aunque mejor dejar a los animalitos en la cercanía, resguardados de la tormenta, pero con capacidad de defenderse huyendo, pues, subirlos aquí, se ve impráctico.  Y se pondrían nerviosos.  Esto no es un establo limpio y tranquilo precisamente que digamos. 

Y si se pierden dejándolos sueltos allá afuera, pues, a pagarlos.  Ni modo. 

Fue a otear entonces, escondida.

Al caer el esqueleto lo miró un instante pensando que después  lo guardarían de  nuevo en el sarcófago. El caballero escuchó al resto hablar de los caballos solo que él creía que estarían en la otra sala y por ahora no se preocupó.

- Los dejamos resguardados, y si se fueron podemos salir a ver si los encontramos, pues pueden estar cerca.

No quería alarmarse y dejó que Panacea evaluara ese tema, mientras que él se acercaba al sarcófago para mirar si encontraba algo de utilidad en él.

- Por ahora vamos bien, estamos venciendo a las criaturas que salen a nuestro paso. Una sala más y dormimos.

Aramin era ahora el herido, Gael estuvo pendiente para ver si se recuperaba con su magia.