Partida Rol por web

Vaya, un Frey de tantos...Habrá que ver qué tal se desenvuelve, no todos los gatos son blancos.

Tenía ganas de que lo nombraran a él y acabar con esta pantomima. Si a algo había venido a Desembarco del Rey era a probar su habilidad con el resto de combatientes, no a los formalismos que le preceden.

Dalmau comenzó a fijarse en sus futuros contendientes.

Cada vez que el heraldo nombraba a uno de ellos Dalmau memorizaba su constitución, equipo y armas.

De vez en cuando se le escapaba una mirada hacia el palco, esta era su gran oportunidad, y tenía que hacerlo bien. El Rey y la Mano estarían presentes.

Para comenzar un Frey... pero con la capa desgastada. No parece ser un Frey típico.

Walder, Ser Walder se presentó ante el público. Había pensado muy detenidamente lo que pensaba decir. Sólo disponía de unos pocos minutos. Quería hacer comprender a todos esos grandes señores, hermosas damas y madres de reyes, escuderos, caballeros, aduladores y cortesanos que la Casa Frey era una gran casa, en muchos sentidos. Y que él, pese a no renegar de su Casa estaba dispuesto a enmendar como pudiera el daño que el finado Lord Frey, como algunos se atrevían a llamar a su abuelo, no lo era todo. Que si la deshonra que padeció la casa en el Tridente podía ser enmendada, que él, un Frey, deseaba enmendarla. Deseaba luchar bajo el estandarte del rey allá donde el estandarte del rey luchara. Que los errores podían enmendarse, y que la gloria se podía usar para aplacar la vergüenza. Que no todos los Frey esperaban a que el primer Frey muriera para poder heredar, que había algunos que habían visto una existencia más allá de los muro de los gemelos, y que él había optado por la más noble de las sendas. La senda de la caballería, de la gloria en las batallas y en los torneos, y que venía dispuesto a conseguir la gloria y no caerse de su caballo. 

Pero no quiso decir nada de eso. Pues sabía que el público, siempre cruel, se burlaría de sus palabras, puede que no con gritos, pero sí con comentarios maliciosos. Optó por unas palabras que resumían todo lo que él deseaba.

Honraré a la Casa Frey -dijo-, y el título de Ser -añadió.

Y sin decir nada más bajó las escaleras y dejó que hablara el siguiente.

Un Frey, era de esperar, son tantos que por fuerza tenia que haber alguno.

Rickard estaba de pie junto a su hermano y los otros norteños esperando a que lo nombraran cada vez mas nervioso, cogio una profunda vocanada de aire e intento tranquilizarse, no queria poner en ridiculo a su familia y menos con su hermano mayor delante, por el cual sentia una gran afecto y devocion.

Ser Walder Frey... Ser Walder Frey... Ser Wal... Frey ... AHGGGH.- Por mas que intentaba memorizar el nombre de cada caballero mas lejos estaba de recordar el último. Así era él, parco en intelecto pero letal en otros campos.

-Intenta recordar cada nombre hermano, por la noche repasaremos las estrategías de cada Casa...-susurró conciente de las virtudes del menor.

Cada uno es lo que es, al igual que ese Frey, con mucho que se empeñe en cambiarlo- se dijo para sus adentros.  

Para muchos la presentación de armas era la mejor parte del torneo, sobretodo para aquellos que no iban a pasar de la primera ronda. Permitía que los caballeros cabalgaran por el campo donde se realizarían las justas escuchando el clamor de la multitud. Frey no fue el más aclamado, pero tampoco le faltaron incondicionales.

A continuación el heraldo nombró al siguiente: ¡Ser Peter Flint de la Atalaya de la Viuda! El norteño se protegía con una cota de malla y un yelmo adornado con un lobo. Era un caballero alto y corpulento.

Ser Jasper Thundersword viste con gruesas pieles que hacen parecer sus hombros aún más anchos, entre las que se dejan ver parte de una cota de anillas desgastada por el combate. 

Por fin, el momento tan esperado. Seguro que alguna chica se desmaya al ver mi porte y mi elegancia

Esboza una sonrisa cuando comienza a subir, pero los nervios le juegan una mala pasada que hace que la sonrisa se convierta en una mueca extraña. Por fin llega junto al heraldo para corresponder al público.

Es un honor participar en un evento tan importante como este. ¿Honor?, ¿que quiero decir con honor? Honraré el nombre de mi casa e intentaré alzarme con el trofeo. Pero cuántas mentiras puede decir uno. Alteza...Hago una reverencia al rey Robert y sin más comienzo a bajar las escaleras.

¿Pero que clase de contrincantes voy a tener?-se preguntaba kaleon a la vez que fruncía el ceño.-¿Estos ándalos han venido aquí a luchar o a desfilar como doncellas?.-Kaleon nunca ha entendido aquellos rituales de los nobles de poniente. Si hubiera sido un torneo dothraki, ya haría 2 días que se habría terminado y los perros estarían comiéndose los cadáveres de los perdedores.

-¡Ánimo Peter!.- Es lo único que se le ocurrió mientras aplaudia la subida de su compañero de fátigas.

¿Tendré bien colocada la capa?.-pensaba mientras se miraba la ruda vestimenta. No era una persona presumida, pero los nervios se habían disparado desde que habían mencionado el nombre de uno de sus acompañantes. Ya quedaba menos para su momento.  

El heraldo fue nombrando a varios caballeros más, que daban una vuelta al campo de la justa a lomos de su caballo y saludaban al Rey. Algunos eran muy populares o eran de casas muy reconocidas, pero también había caballeros errantes y otros no tan insignes.

¡Ser Jasper Thundersword de las Tierras de los Ríos!. Ser Jasper era un hombre de gran altura, vestía con gruesas pieles que hacían parecer sus hombros aún más anchos, entre las que se dejan ver parte de una cota de anillas desgastada por el combate.

Su marcha fue seria, sin un misero esbozo de sonrisa. El caballo mantenía un avance bastante sobrio, sin cabriolas ni muestras de carácter

- Majestad... - La reverencia obligada al Rey no faltó, aunque no dirigió ni una mirada hacia el público. 

Se retiró tal y como los otros caballeros anteriormente presentados habían hecho antes que él. 

Rickard aplaudio mientras Peter saludaba al publico y a su magestad, luego siguio observando a los caballeros que niban desfilando por el campo de justas, hasta que nombran a un hombre que llama su atencion, un caballero cubierto de pieles que solo saludo al rey.

Con esa actitud no caera bien al publico, aunque que te ame el publico no creo que sea lo que hace que uno gane un torneo.

Rickard queria salir de alli, llevaban demasiado tiempo esperando y cada vez estaba mas nervioso.

Después del Frey el heraldo llamó a un vasallo de los Stark. Habló de honor y saludó al Rey como se merece.

Después salió otro caballero, de la casa Hardwood. Ser Dalmau contempló su paseo hasta saludar al Rey y retirarse. Los hombres parcos en palabras solían ser peligrosos con la espada.

Sacudió la cabeza, hasta que no viera a sus posibles rivales en combate no podía decir nada, las apariencias normalmente engañan, y en batalla más.

¡Ser Dalmau Greyjoy, de las Islas del Hierro! Rugió el heraldo después de que Ser Jasper abandonara la liza.

Ser Dalmau era un hombre de estatura media y fornido. Su robusta constitución y los músculos marcados de un guerrero hacían que el chaleco le quedara ligeramente ajustado. Vestía una cota de malla, unos pantalones ajustados y un chaleco de piel. Llevaba el pelo castaño, perilla y sus ojos eran marrones.

Los Greyjoy...no pocos problemas hemos tenido con ellos en el Norte...tan orgullosos, tan altivos...y para lo que le ha servido a lo largo de los años... Balon nunca obtuvo su trono... 

Peter ya se encontraba más relajado y observaba con curiosidad al resto de participantes sin cambiar el semblante.

Ser Dalmau caminó hacia el frente hasta llegar junto al heraldo. En cuanto dio el primer paso perdió los nervios recordando el día de su investidura. Parecía como si el septón estuviera allí mismo ungiéndole con los siete óleos sagrados, y el caballero dándole el espaldarazo con la espada mientras invocaba el nombre de los Siete. Fue un día feliz, pero tenía la oportunidad de añadir un recuerdo aún mejor a su colección.

Se paró al alcanzar al heraldo, se giró hacia el Rey y le hizo la reverencia protocolaria. Ser Dalmau era muy estricto y nunca se apartaba un milímetro del protocolo:

- Majestad. - Miró brevemente a la nueva Mano del Rey: - Mano, es un honor participar en el torneo. Haré un papel del que puedan estar orgullosos. No todos los hijos del Hierro somos unos rebeldes. - Volvió su mirada de nuevo al Rey: - Algunos somos, y siempre fuimos totalmente leales al Trono. - hizo una nueva reverencia y prosiguió su camino.

Mientras ser Dalmau saludaba al rey Rickard le susurro a su hermano:

-Creia que los Greyjoy se mareaban en tierra firme.

Se supone que los hombres de las islas del Hierro no son buenos jinetes, se hace raro ver a un caballero de esta casa

- Eso pensaba yo, pero ten en cuenta, que estos nativos de las islas del Hierro "no siembran"... En algo tendrán que ocupar la jornada; ¿no crees?.
 

- je je.- se le vino a la mente otra de sus toscas bromas. Ya sé, ya sé; en Organizar fallidas revoluciones, en eso ocupan sus jornadas.
 

Cambió de tema ahora que vio como se dirigía el Greyjoy a la Mano del Rey.

- Hermano, no olvides rendir honores a nuestro Señor como se merece.

-No te preocupes, no me olvidare.

Aburrido y cansado de ver a sus posibles contrincantes desfilar delante del rey, Rickard dirigio su mirada a las gradas para observar a los señores y damas que se encontraban alli. Con esto no buscaba otra cosa que distraerse para aplacar su nerviosismo y comprobar si habia alguien a quien conociera, aunque dudaba que asi fuera. Volviendo a centrar su atencion en los que le rodeaban pregunto a su hermano:

-¿Como crees que justara el dothraki? su pueblo no lleva armadoras. ¿Se presentara al combate cuerpo a cuerpo y a tiro con arco?