Partida Rol por web

Aunque el sol ya debía haber salido hacía unas horas, su luz no llegaba a los calabozos situados en lel rincón más recondito de a bodega del Gancho Afilado, el barco de los Piratas de Garfio. Allí la única iluminación era la de un vela que estaba a punto de apagarse. Cuando ocurriera, el lugar se quedaría a oscuras hasta que alguno de los piratas que tripulaban el barco le diera por bajar hasta allí. En estos momentos, nuestro querido lector se estará preguntando por qué hemos fijado nuestra atención en ese lugar. Pues porque es allí dónde actualmente se encuentran los Piratas de la Araña. Aunque la verdad es que este humilde narrador no tiene tan claro si hoy día debería ser ese su nombre.

La siguiente pregunta que se estará haciendo nuestro querido lector es cómo han acabado allí los piratas. Pues la peor de las fortunas. Una desgracia tras otra. Aunque posiblemente no sea para tanto. Todo comenzó con una de las peores corrientes que uno puede encontrarse navegando el Mar del Anillo: la mar explosiva. Perdieron el barco, el dinero, la comida... Hasta el viejo capitán Tong-Hu, perdió su silla de araña. Sin ella sólo era un viejo lisiado, por lo que tomó la decisión de retirarse. No así el resto de su joven tripulación, que ávida de aventuras, empezó a trazar distintos planes con la ayuda del anciano. Sin embargo, por más vueltas que le daban, uno tras otro todos se venían abajo. Hasta que Max Powder dijo como era habitual en él, lo primero que se le vino a la cabeza.

—¡Eh! ¡Tengo una ideaza! ¿Y si nos dejamos capturar por alguna banda pirata para que crean que pueden vendernos como esclavos? Nos encierran, nos dan de comer (ya sabéis que a los esclavos hay que cuidarlos bien para venderlos), nos transportan gratis y cuando queramos nos liberamos. ¡Total si somos la caña! ¿Qué podría salir mal?

Y ante la falta de ideas viables y con la aprobación de Tong-Hu (al viejo le encantaban los planes locos), la tripulación ya tenía un plan. Ahora sólo faltaba alguien que los capturara. Y no tuvieron que esperar mucho, menos mal porque los pocos víveres se acababan Tres días después, a la isla en la que estaban llegaron los Piratas de Garfio, liderados por el infame pirata Gar Fío el del Garfio. Aunque lo de infame era porque fama no tenía ninguna.

Tras despedirse de su capitán (el cual les dio un comunicador para que estuvieran en contacto mientras estuvieran por la zona) y dejarle con las reservas que les quedaban, los piratas se lanzaron a la batalla. Por llamar de alguna manera al teatrillo. Una vez derrotados, mientras los arrastraban al barco Sira le preguntó convenientemente a Mary, si los venderÍan como esclavos. Solo unos segundos después, mientras los metían en la bodega, Gar Fío tuvo la gran idea. ¡Los venderían como esclavos y sacarían buenos doblones! Entusiasmados sus hombre vitorearon la gran idea de su capitán.

Y con la historia contada, toca la hora de volver a los calabozos, con nuestros Piratas de la Araña bien apretaditos en una celda. Lo cual por cierto era bastante injusto, porque la celda de enfrente sólo era ocupada por el viejo Marv, quién era toda una incógnita. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? Presuponían que bastante. ¿Qué había hecho? Marv le echaba las culpas a las gaviotas. ¿Por qué no se habían deshecho de él? Era todo un misterio ¿Y qué hacía sólo en la celda? Pues parecía que se ponía un poco violento con la compañía. El viejo prisionero estaba un poco tarumba.

Y ahí estaban, esperando el momento para acabar con la fantochada y ponerse manos a la obra.

Cuando Siobhan volvió en sí, se encontraba mirando fijamente uno de los barrotes de la celda. Y es que una vez se sentó en uno de aquellos camastros sintió un deja vu, como si todos hubiesen estado ya en esa habitación y hubiesen comenzado a discutir cómo salir de allí. Supuso que aquello sería falta de azúcar, así que metió mano en uno de los bolsillos de su cárdigan y no encontró nada… ¡Era cierto, Le habían incautado todas sus pertenencias y no tenía siquiera un triste regaliz que llevarse a la boca!

Contrariada por aquello Siobhan levantó una mano. Y al momento uno de sus cabellos, que se había tornado de un color verde, sacó el dispositivo que les había dado el capitán de entre aquel amasijo de pelos que formaban un improvisado moño; colocándolo en la mano de la joven.

- Bueno ya estamos aquí –comenzó diciendo al ver que todos guardaban silencio. – Ahora tendremos que salir y recuperar nuestras cosas, porque me niego a esperar a que alguno de vosotros tenga la extrema necesidad de usar la letrina –dijo poniendo una mueca de desagrado ante el escalofrío que la había recorrido por aquella visión mientras con los dedos se tapaba la nariz. - En fin, ¿Cómo será esta vez? ¿Saldremos por las bravas o intentaremos salir con extrema precaución para acabar saliendo por las bravas? –preguntó a sabiendas que  aunque intentar pasar desapercibidos en aquella situación sería una ardua tarea, aquello los animaría un poco.

Tras eso guardó silencio; pues pensó que quizás, si rebuscaba en sus bolsillos, podría encontrar los restos de azúcar de alguna chuche. Y dicho y hecho empezó a escarbar con la uña en cada uno de ellos.

      Hmmmmmmm....- musitaba sin muchas ganas al aire cuando recobraba ligeramente la conciencia, pues si mi voluntad me hubiera dejado estar siquiera un tanto mas despierta durante todo este incidente... habría estado gran parte de nuestro claustro mirando con ojos asesinos al muchacho ese... el de pelo pinchos ... como era que siquiera se llamaba...

     Affffff... e..el pro...~yawm~blema no es si logramos salir o no... - comentaba casi mas como un soliloquio que algo que esperaba que fuera respondido - c...con cualquier tipo de incidente y esta especie de..... jugada se hubiera anulado al instante - para rebuscar debajo de donde me encontraba y encontrar mi libreta - pro...problemas con el clima... problema...ss de comida... que nos hubiera atacado una tercera banda... se enfrentaran a algún monstro del mar... un motín por discrepancias de opiniones... que estuvieran celebrando un santo.... - y cada que decia alguno de los escenario lo iba tachando solo para descartarlo de momento - pero... en fin... c...creo que salio... moderadamente bien....

  Y...yo... - parpadeando levemente - c...creo que les dejo esto a ustedes.....

zzzzzZZZZZZZZZZzzzzzzzzzzZZZZZZZZZZzzz....

Mientras no se escuchaba nada mas de mi lado mas que ligeros ronquidos, algo bueno... querida decir que las ultimas siestas habian sido moderadamente revitalizantes.

En cuanto a Max Powder, este estaba demasiado distraído toqueteando una pequeña carga de pólvora que había logrado reunir de entre los restos que tenía este encima, de la bandana, de los entresijos de su ropa, de cada pliegue e incluso del remanso de los bolsillos. ¡Incluso logró sacar un poco de este dulce polvo grisáceo del interior de sus orejas!.

-¿Eh?. -Preguntó al aire- ¿Por que dices eso? ¿Acaso no confías en el plan?. ¡Si mi plan es genial!. ¡Además ninguno tenía uno mejor!. ¡O al menos no lo gritasteis lo suficientemente alto!. -Con toda la pólvora que pudo reunir, el muchacho la metió en el cerrojo de sus grilletes- Y ahora con una chispita estaré liberado... ¿Decíais?... ¿Esto... alguien... alguien tiene fuego?.

Levi llevaba ya un buen rato consciente, recostada contra una de las paredes y con la cabeza pegada a uno de los barrotes aún con una expresión de incrédula confusión en la mirada ¿Cómo demonios es que han terminado en una situación como esa? Aún no podía creer que hubiesen estado de acuerdo en algo tan arriesgado y descabellado. Y es que encima contaban con el apoyo del viejo... A quien, por mucho que respetase, no podía odiar más en este preciso momento. Aunque nunca tanto como al ocurrente de Max, a quien simplemente le dedicaba una mirada asesina de tanto en tanto mientras mantenía un incontrolable tic en su ojo izquierdo.

-Este plan es una mugre.- Acabaría comentnado, de forma malhumorada y seca. Se ha dirigido directamente muchacho fanático de las explosiones, sin un ápice de aprecio por él ni por su plan. Ya un tanto cansada, Levi acabaría por sacudirse sus ropas y resoplar mientras mira a su alrededor.... Y su atención, antes que fijarse en un plan decente, acabaría en Sira, a quien cordialmente le ofrece la mano y una sonrisa para ayudarla a levantarse. -¿Me permite?- Le pregunta de forma dulce, haciendo gala de cierta caballerosidad y de la clara fijación que ha mantenido en Sira desde el día uno. Al resto de chicas también las trata bien, claro, aunque igual Sira es un caso particular. Una vez la ayudase -o no, si esta se negaba- volvería a adoptar esa expresión molesta y centraría la mirada en Max. -¡¿Cómo es que ni siquiera esa parte del plan pudo pensar tu incompetente...?!- Exclama enfadada, más no llega a completar la frase. Simplemente guarda silencio, respira profundo y se lleva una mano al rostro. No, definitivamente no vale la pena darle más vueltas o seguir preguntándole. En cambio centra su atención en Siobhan al oírla. 

-Por mucho que quisiera intentar algo más sutil, mi querida Gominola...- Mira a Max y a Rendam, este último cobrando por el hecho de estar ahí más que otra cosa. -Desgraciadamente veo dos grandes problemas para ejecutarlo.- Terminaría por suspirar, cruzarse de brazos y llevarse una mano a la frente, dándose varios toquecitos suaves con el dedo mientras de paso observa sus alrededores en busca cualquier cosita que le sirviese para lidiar con la puerta. No se espera encontrar unas ganzúas tampoco, pero tampoco cree que se necesite demasiado para forzar una puerta como esa... Y luego de haber visto al desastre de capitán del navío, tampoco se creía que fuesen a tener mucho cuidado con sus calabozos.

Sira despertó y lo primero que sintió fue un dolor puntiagudo en sus costados. Estaba claro que no había dormido en esa cama suave y blandita de la taberna que frecuentaba. El plan no es que fuera una maravilla, pero sabía que las opciones eran mínimas y que había que elegir entre hacer una locura o...morir de inanición. Y no podría permitir que nadie sufriera ni pasara a otra vida.

Supuso que Levi notó cierta incomodidad en su cara, puesto que le ofreció su mano — y una sonrisa muy bonita, todo sea dicho — para ayudarla a levantarse. —Muchas gracias, Levi— dijo Sira, con un tono demasiado alegre para la situación en la que se encontraban.

Sira se levantó con ayuda, pero como pudo, puesto que los grilletes le molestaban en demasía. Levi tiene razón—pensó Sira—. Max y Rendam son demasiado llamativos para el plan (cada uno en un sentido, claro está), sin embargo algo tenemos que hacer. No contamos con fuego para las bombas de Max, Mary está ¿dormida? Bueno, no era raro y hay que reponer fuerzas. Y mi «don», a no ser que queramos una piscina dentro del barco, tampoco sirve de mucho. 

—Gominola, digo yo que las plumas de Rendam servirán para algo—dijo Sira y acto seguido miró a Rendam.—Disculpa, señor alado, ¿tus plumas podrían sacarnos de aquí?

Dicho esto, Sira se acercó a Mary y le dio palmaditas suaves en la cabeza, para ayudarla a seguir durmiendo.

Rendam se encontraba de pie en una de las esquinas de la celda donde estaban todos. Había sido de los primeros en levantarse y despejar la mente, quedándose callado mientras los demás se levantaban y empezaban a hablar.

Se sentía inquieto. El plan había funcionado de momento, en su día no puso objeciones ya que tiene en muy alta estima a Max y al viejo capitán. Desde que lo encontraron tirado y le ofrecieron unirse, para él se ha convertido en su nueva familia. Y no sólo a ellos, a toda la tripulación. Pero no podía dejar de sentirte incómodo, ya que no contó con un pequeño detalle... le habían quitado el arco.

Miraba nervioso todo el lugar, tanto como podía ver. No escuchaba ruidos, era extraño. Entonces empezó a escuchar a sus compañeros. Vale, recuperar nuestras cosas entra dentro del plan, así que céntrate. Vas a recuperar tu arco. Maldita sea, creo que nadie tiene fuego para la pólvora. ¿Por qué me está mirando Levi con cara de pocos amigos? ¿Tengo algo en el plumaje? Se miró alrededor pero no vio nada extraño. Estaba tan centrado que pegó un respingo cuando Sira le habló directamente.

- ¿Mis plumas? ¿Qué les pasa a...? - Y se calló de repente, mirando sus grilletes. Claro, mi poder. Alguna vez he visto que meten cosas puntiagudas o metálicas en los grilletes y se abren. Quizás pueda...

Convirtió una de sus plumas en una pequeña hoja afilada, y la introdujo en la cerradura del grillete. La retorció un poco y... nada. No pasaba nada. Pero... ¿por qué? Si se ve tan fácil cuando lo hacen otros. 

Y así se quedó un buen rato, con los ojos fijos en el grillete y dándole vueltas a la hoja esperando que se abriera solo.

      * Yaaaawmmmmmm * - bostezaba casi al instante en que sentía que algo tocaba levemente mi cuerpo, para mirar casi con una apatía/cansancio a Sira quien se encontraba a mi lado.

    C...cierto... se me olvidaba - para tomar una vez mas aquella libreta y tachar una ultima linea - q...que se nos....nos pasara la mano en nuestra jugada....- dejando - a...ahora... - mirando el lúgubre lugar, los barrotes... a mis compañeros y por ultimo a mi misma - ¿ quien quiere dar algo que quemar...? - para apuntar sin muchas ganas al chico de la pólvora - que... m...mientras mas nos demoremos, mas probabilidades de que ocurran cosas que no estaban previstas.... - para luego sacarme yo misma una parte de mi camisa interior la que tiraba al centro - s...si no les gusta el f...fuego... t...también pueden humedecerla y usarla para doblar los barrotes... c...como quieran... - cerrando los ojos casi como para caer una vez mas rendida, solo que en vez de eso me quedaba rumiando leves atisbos de palabras -  _{^{mrmrasmamramsa c...co..mdamsdmasdm....cami......afadsmsadma n...nueva...}}

Viendo como nadie podía proporcionarle una simple y mísera chispa, este simplemente se levantó del catre y se dirigió hacia los barrotes en donde se encontraba al otro lado del pasillo, la celda de aquel anciano que claramente comprendía lo que era la buena compañía, una celda solitaria.

-¡Oye, tú!. -Exclamó Max al viejo- ¿Tienes fuego?.

A fin de cuentas, cabía la posibilidad de que al estar en una celda V.I.P. tuviera alguna que otra ventaja extra más allá de no dormir apretujado con otros tres más... aunque la chica oveja y el chico pájaro eran bastante cómodos a la hora de acurrucarse juntos.

Marv dio un estrepitoso brinco cuando Max lo llamó enredandose entre los harapos que constituían su ropa. El viejo braceó hasta volver a la normalidad y entonces miró a su compañero prisionero.

—Fuego...—dijo con voz forzadamente aguda—. ¿Que si tengo fuego? ¡Claro que sí!

El prisionero extendió los brazos y después se llevó las dos manos al pecho, entonces puso una cara extraña, como si se le hubiera olvidado algo.

—¿O quizás no? Ha pasado tanto tiempo... La verdad es que... ¿Lo tendré todavía? No lo siento, no. ¿Cómo era lo que decía aquel capitán? Rudy Melenablanca... Fui grumete en su tripulación, ¿lo sabías? ¡Qué grandes tiempos! En esa época hasta los novatos servían para algo, no como ahora. Y cada día era una aventura nueva. Recuerdo una vez luchando contra la armada... ¡Y yo sabotee el buque! ¡Jajajajajajajajajajaja!—empezó a reír Marv como un loco—. Buenos tiempos sí.

Marv se quedó en silencio, mirando al vacío unos instantes.

—¡Deja el fuego tranquilo! ¡Y no se te ocurra tocar la vela!—exclamó señalando violentamente a Max— Si no caerá la oscuridad... ¡Y LAS SOMBRAS IRÁN A POR TI!—terminó sin dejar de apuntar al artillero.

Tras llevarse algunos granitos sueltos de azúcar a la boca que había logrado encontrar, devolvió una sonrisa cómplice a Levi por su comentario y respondió a Sira diciendo:

- Claro,  estoy más que segura de que él podrá encontrar una solución para abrirlos -dijo mientras veía como Rendam tomaba una de sus plumas.

Ella no se iba a quedar atrás,  por eso siguió intentando quitarse los grilletes mientras oía a sus compañeros. La verdad, es que llevaba días intentándolo, pero aquellos malditos estaban tan apretados a sus muñecas que ni transformándose conseguía su propósito. Y ahí estaba, mirando el trozo de camiseta que Mary se había arrancado cuando escuchó a Marv.

- ¡ Por supuesto! ¿Cómo no habíamos caído en eso?  Hemos tenido la solución todo este tiempo delante -pensó Siobhan cuando el viejo marinero acabó su intervención. Y con premura se acercó a los barrotes de la celda, sacó una de las manos y sus dedos se estiraron mientras se transformaban en unas lianas que se entrelazaron a una de las velas que iluminaban la estancia. Con cuidado trajo la vela para si, para que esta no se apagase,  y ya con ella en su posesión le dijo a Marv.

- Gracias señor, no se preocupe,  en unos segundos,  la devolveremos a su lugar.

Por último se dio media vuelta,  y con cierta premura y nerviosismo por tener tan cerca una llama,  le entregó la vela a Max

- Aquí tienes lo que habías pedido, intenta no llamar mucho la atención. -sentenció mientras se retiraba hacia una esquina.

Max escuchó con cautela lo que aquel anciano tenía que decirle y, por algún motivo, decidió creerse palabra por palabra la advertencia de que si jugaban con la vela iban a estar malditos por las sombras por lo que en primer lugar ni intentó acercarse a aquella fuente de luz... 

-Ya veo... -Comentó mientras miraba la vela desde la distancia- Una pena, tenga buen día. -Le dijo a Marv.

Pero entonces la desgracia ocurrió, ¡Siobhan Vetev le entregó la vela maldita!. Era evidente que Max Powder se encontraba nervioso con la vela entre sus manos, por lo que hizo lo que todo el mundo hubiera hecho en una situación en la que le hubieran pasado una vela maldita. ¡Pasársela a alguien más!.

-¡Tu la llevas!. -Dijo al aire mientras le pasaba la vela a Mary Shepherd. - ¡Ninguna sombra irá a por mi!.

   Hmmmmmmmmmmmm....- mientras poco a poco iba recuperando la conciencia - ¿ hmm ? - para mirar una clase de vela que aparecio de no se donde - Ohhh bueno - mirándola unos segundos mas, a la vez que con mi pie iba acercando la manga rota y  recogerla una vez estuviera a mi alcance - Pues me encargo yo - dejando que la punta de tela comenzara a quemarse - Anda... fuego - acercando la manga encendida a max y luego ver al resto...

    Toma... como recuerdo - y acercarle con el pie la vela a Sira que ya no me interesaba tener entre mis manos ... el calor del mismo esta rico... pero no tanto...

Al acercar Mary la llama a los grilletes, el pellizco de pólvora explotó rompiendo la cerradura y liberando las manos del artillero. ¿Libre? No exactamente, todavía había una celda entre él y su libertad. Quizás y sólo quizás hubiera sido mejor haber usado el explosivo con la cerradura de la celda. Aunque esta vez nadie podría culpar a Max. Nadie había caído en ese detalle.

—¿Gracias?, Mary...—Sira cogió la vela. No creía en las supersticiones, así que la sostuvo en la mano. Mientras no se quemara...

Bueno, ¿y qué hago yo ahora con esta vela?—pensó Sira mientras miraba a todos los miembros de la tripulación para luego asomarse a los barrotes de la celda. Quizá viera algo útil, o a alguien... Estaba muy cansada, pero no quería que nadie se percatara de ello y estaba claro que ella no se iba a rendir; tenían que salir de ahí.

—¿Alguien más tiene pólvora o alguna otra sustancia que explote o derrita la cerradura de la puerta?—dijo Sira mientras echaba un vistazo al resto de la estancia.

Levi había hecho lo posible por no dedicar ni la más mínima mirada a aquel viejo zarrapastroso desde que llegaron, y mucho menos ahora luego de que se marcase semejante espectáculo con la oscuridad y las velas. ¡Ya es que ni duda que Max vaya a ser el primero en seguirle el juego! Y verle ahí, temiendo acercarse a las velas, acaba por forzarla a soltar un suspiro laaargo y pesado. Lo peor es que, como siempre, su fé en el plan de Max era poca y nula, motivo por el cual no se le ocurrió ni siquiera intentar corregirlo. "Va a estar mal de todos modos" pensó, pero el maniático de las explosiones acabó por librarse usando su tan amada pólvora ante la mirada de una incrédula Levi quien tan solo se mantuvo unos segundos en silencio, con un párpado temblequeante. 

¡El plan había resultado!... Pero el problema seguía siendo el mismo, y el hecho de que se liberase Max no cambiaba demasiado la situación. O al menos para la mayoría. Levi lo tomó como una señal de competitividad, cosa que provocó que finalmente dejase de lado las quejas y tratase de ser algo más productiva. Motivada por el éxito ajeno y las ganas de no ser menos, la mujer acercó una mano a Rendam para tomar (y arrancar) una de sus plumas. -Con permiso.- Apartaría a Max con un empujoncito suave para luego directamente ir hacia la puerta y tratar de forzar la cerradura, cosa en la que no era precisamente una experta... Pero dentro de todo se las apañaba. -Pueden dejarlo en mis manos, señoritas mías.-

Justo cuando Levi fue a acercarse a la puerta... 

¡BOOM! ¡SHIIIIIIIII! ¡PLAF! ¡CLONK! ¡CLONK! ¡AIEEEEEEEEEEEEH! 

Todo pasó demasiado rápido. El cañonazo, la irrupción de la bala de cañón atravesando, no sólo el casco del barco, sino también llevándose por delante las puertas de las dos celdas hasta caer encima del pobre Marv. Era casi un milagro que la bomba hubiera pasado entre los seis piratas sin darle a ninguno de ellos. ¿Quizás era cosa de no haber apagado la vela?

Entonces se fijaron que la bala de cañón tenía una mecha a punto de agotarse. ¡Iba a explotar!

Haced todos una tirada de DIN + DFIS para protegeros de la inminente explosión. Dificultad 19 (tenéis la bomba al lado literalmente)

Si alguien cree que puede usar otro ATR + DOM podemos negociarlo :)

Si alguien no tira en 3 días, tiraré yo por él.

Al ver la bomba, Siobhan pensó en levantar uno de los camastros y ocultarse trás él,  pero la detonación era inminente y no tendría tiempo de llevar a cabo su plan. Se tiró al suelo, de espaldas a la bomba y con las manos cubriéndose la cara al mismo tiempo que gritaba:

- ¡RÁPIDO, TODOS AL SUELO!

     B..bueno...  - mientras me terminaba de ajustar los lentes solo para observar uno de esos chuchos similares a con los que solia usar nuestro compañero con olor a humo - creo que ya tenemos el ganador de los factores externos... - y al decirlo, simplemente adoptar posición fetal a la vez que comenzaba a rodar lo mas lejos de los barrotes y el centro de la bomba, mientras me forzaba a cubrirme a mi misma en lana para aminorar en cierta medida cualquier resultado de tal evento.

Era normal que la gente se asustara por una bomba que repentinamente aparecía encendida ante ellos y a punto de estallar llevándolos por delante, pero para Max Powder esto era un martes normal. Tenía bastante experiencia con todo eso relacionado con los explosivos, por algo era el Ex-artillero de los Ex-Piratas de la Araña.

-¡Menuda preciosidad!. -Comentó corriendo entre los escombros, saliendo de la celda para tirarse al lado de aquella bomba que estaba a punto de hacerlos volar por los aires a todos- ¡Disculpe que no haya preliminares, Señorita!. -Y con esto, con sus dedos mojados de su saliva, Max Powder detiene la mecha.- Shhhhhh... -Le dijo a la bomba mientras la mecha también ahogaba su siseo amenazante. -Menos mal que no apagamos esa vela... el ambiente es romántico.

¿Acaso Max Powder estaba coqueteando con la bomba?. La respuesta corta es "Sí"; mientras que la respuesta larga es un "Cada uno tiene sus propios gustos y no debes juzgar los fetiches de nadie". Pero al menos estaban a salvo, al menos de momento. Max aún no había comenzado a desnudarse, así que había tiempo de cortarle el rollo con Miss Kaboom.