—Señor D’Angelo, no se lo voy a volver a repetir, cálmese. Ya sabe lo que pasa con las peleas, ¿verdad? Si no quiere seguir con nuestro acuerdo, está bien. Aunque sería una pena que renunciara al torneo. Sería todo un espectáculo.
Después, Doña Zargoh se giró, y miro a Levi y a Siobahn por encima de las gafas:
—¿Acaso queréis uniros a nuestra tripulación, guapas?
El bíchido fue a replicar cuando Charles volvió a intervenir.
—Vamos amigo. Era D’Angelo, ¿no? Será mejor que vayamos a dar una vuelta. El ambiente aquí está… cargado. ¡Muchachos! ¡Nos vamos!
De una mesa se levantaron un samurai con cuatrobrazos, un joven de ojos de color rojo y un úrsido oso-panda. Y juntos se dispusieron a abandonar el local.
-¿Bocadillos? Oh, por favor, no proyectes tu limitado repertorio culinario en mí.- Diría Levi, dedicándole un gesto desenfadado con la mano como si despidiese a un criado o a un niño molesto. -Ve, vete con el anciano, de seguro estarás mejor. Los niños no deben jugar en la cocina, después de todo.- Y, sin siquiera volverle a mirar, la atención de la chica una vez más volvería a la anfitriona de ese sitio.
La proposición de Doña Zargoh no habría pasado desapercibido para ella y, luego de unos segundos de sopesarla con más calma ahora que (al menos en sus ojos) había lidiado con el bíchido, miraría de reojo a Siobhan, Sira... Y eventualmente acabaría por esbozar una sonrisita al tiempo en que comenzaría a caminar hacia la señora -Honestamente... Dudo que ella desee unirse a su tripulación. Tiene la ambición del novato.- Negaría para sí misma, condescendiente, antes de seguir. -Podríamos conversarlo, señorita Zargoh, por supuesto.- Y entonces le sonríe a la mujer, volteándose para ver a sus compañeras recién traicionadas...
Y guiñaría un ojo hacia estas de manera disimulada. Levi ha decidido comenzar a jugar con fuego.
Siobhan miró a Levi, y luego miró a Doña Zargoh antes de responderle:
- Gracias por su ofrecimiento, pero no sé si sus preferencias serían las mismas que la del resto de mis compañeros. Son cosas que debería hablarlo con ellos.
Pensó en el resto de camaradas que no estaban allí. Quizás Mary si encajaría en una tripulación como la de esta mujer, pero cuando pensaba en los demás...
Fuera como fuese, lo único que quería Siobhan era salir de allí con un medallón que les garantizase un puesto en el torneo. Y el movimiento de Levi, aunque arriesgado, quizá pusiese ser efectivo.
Doña Zargoh se quedo un rato en silencio mirando a Siobahn y a Levi con gesto serio.
—Está bien—acabó diciendo la mujer sin hacer mención al hecho de que a la novata capitana no parecía molestarle que su compañera abandonara la tripulación—. No creo que te quede mucho tiempo, así que tendremos que dejar tus dotes culinarias para más tarde. Consigue un medallón y da un buen espectáculo en el torneo. Quizás entonces la capitana quiera conocerte.
-Las peleas son para brutos.- Acabaría por decir Levi, seria, pero eventualmente un suspiro cargado de resignación escaparía de ella. -Pero si no queda de otra, supongo que es lo que toca...- Frunció los labios. Definitivamente no parecía de acuerdo ni a gusto con la idea de participar en el torneo, pero ya había recibido la motivación suficiente para tener que hacerlo. Miraría entonces a sus compañeras... Y bufaría a estas.
-Voy a buscar al patán de su tripulación que se quedó con mis cosas.- ¿Cuales cosas? En su vida Levi habría dejado que Max tocase nada suyo. Como sea, no les dio más explicación antes de voltearse a Doña Zargoh y hacer una reverencia a la misma. -La veré luego, madame.- Y ahora sí, se dirigiría a la salida del local.
Siobhan aguantó la mirada de Doña Zargoh, la mirada de la doctora era fría. No esperaba salir de allí con una invitación especial para el torneo, pero tampoco esperaba salir de allí con las manos vacías. Al menos parecía que Levi había reaccionado porque habían herido su orgullo, pero eso por ahora no les abría la puerta a participar en nada.
El bufido de Levi le hizo volver en sí, y mientras su camarada se daba media vuelta y se encaminaba a la salida, Siobhan dijo: -Vámonos Sira, tenemos muchas cosas que hacer y el tiempo apremia.
Parecía que se marcharían, pero entonces la doctora levantó el índice de su mano, como si se hubiese acordado de algo y mirando a Doña Zargoh añadió: -Una última cosa, ¿Dónde se encuentra el hostal?
Estaba deseando salir de allí, pero no quería estar dando palos de ciego en busca de sus compañeros.
Sira se quedó en un segundo plano, adrede, puesto que no se fiaba de nada ni de nadie y quería estar alerta por si alguien se atrevía a molestar a su equipo. Siempre velando por la seguridad de los demás, con lo buena habladora que eres... Por lo que, cuando Levi y Gominola terminaron la conversación, bueno, más bien Levi, Sira se acercó un poco a Gominola, para proponer seguir a Levi, cuando justo ella le habló.
—Vale, en eso estaba pensando. Tenemos que reunirnos con los demás y conseguir rápido ese medallón.—dijo Sira.
Estaba claro que ella no tenía las papeletas de participar, pero si se diera el caso, lo haría con tal de investigar ciertos temas y proteger a sus compañeros.
—Pregunta en cualquier sitio cariño—respondió doña Zargoh aunque su tono de voz era precisamente menos cariñoso—. Todo el pueblo está a vuestra disposición