Partida Rol por web

Levi salió sola del coliseo con una pregunta en la cabeza. ¿De verdad había merecía la pena intentar engañar a los piratas Morganeer? A fin de cuentas, no había conseguido nada, estaba igual que ante y encima sóla. Y quién sabe si incluso la estaban vigilando.

Lo primero que quería hacer era buscar a Max para encontrar sus cosas. El problema era que tras un buen rato deambulando por el pueblo, no había señales del artillero por ninguna parte. A saber dónde se habría metido. Y lo peor era que el tiempo iba pasando, por lo que había dicho doña Zargoh, el torneo empezaría a medianoche. Sólo tenía algo más de cinco horas para conseguir un medallón.

El haberse separado de las chicas tenía bastante nerviosa a Levi. Sabía que ellas eran capaces de defenderse por su cuenta, pero aún así no le agradaba ni un poco el saber que estarían solas en un pueblo lleno de rufianes y piratas, por lo que no tardaría en tratar de reencontarse con Mary, Rendam y el idiota de Max. Sin embargo, al poco se daría por vencida en su búsqueda siendo consciente de la urgencia del tiempo y que no podía seguir perdiendolo. -Espero que el imbécil ese no acabe metiéndonos en problemas...-

Finalmente su cabeza se centraría en reunir esos medallones que tan necesarios parecían ahora mismo para el grupo. La cosa no era tanto engañar o no a los Morganeer, pero hacer lo que estos pedían claramente se alineaba con lo que la chica buscaba y además le daba oportunidad de hacer aquello en lo que mejor se desempeñaba además de cocinar: ir por libre, a escondidas y obtener el mejor provecho de ello... Porque, vale decirlo, la oportunidad de conseguir algo de los piratas más acaudalados del lugar era demasiado tentadora como para desaprovecharla. Tal vez incluso poner sus manos sobre el premio antes que nadie...

Habiendo aceptado su nueva situación, Levi levantaría la vista y, esta vez más atenta que antes, buscaría en los alrededores a las tripulaciones que pareciesen más prominentes. Aquellos más conocidos, aquellos que simplemente se viesen más fuertes... No le interesaba buscar conflicto ahora y, de hecho, ahora que no tenía a "sus chicas" a su alrededor, tampoco se sentía obligada por el orgullo a poner los cojones sobre la mesa. En resumen, podía centrarse mucho más en su objetivo: buscar los medallones de donde sea que fuese posible sacarlos. 

Levi estuvo un buen rato paseando por el poblado. Quizás era porque empezaba a quedar poco tiempo para el torneo, pero los ánimos empezaban a estar más caldeados de lo normal. Incluso se notaba cierto ambiente de desconfianza. Quizás se habían empezado a extender noticias de medallones que habían intercambiado de propietarios. A fin de cuentas, en la isla había mucha más gente de la que podía participar en el torneo. No debían de ser los únicos que estaban buscando medallones. De hecho, Charles Y también estaba interesado cuando hábilmente se había llevado a D'Angelo a su terreno.

El tiempo pasaba y el sol iniciaba su ocaso. Todo no podía estar pedido por supuesto. Seguro que había alguien lo suficientemente incauto como para enseñar su medallón. La oportunidad tenía que estar ahí, esperándole.

Y vaya si lo estaba.

—¡Papá! ¡Papá!

Una joven vestida  La con un uniforme parecido al de una azafata se acercaba corriendo con el brazo en alto hacia un grupo de piratas que estaba bebiendo en una taberna. Tenía el pelo turquesa y los ojos violetas. La chica era muy, muy bonita.

—¡Mira! ¡Mira! ¡Lo he conseguido!

El uniforme era de color azul y llevaba un lazo rojo. Llena de orgullo les enseñó un medallón.

Un joven con el pelo en forma de cangrejo fue el primero en reaccionar, levantándose de la mesa y mirando a la chica con cara de profunda admiración. Cualquier un poco inteligente vería claro que estaba colado por la chica.

—¡Sabía que lo conseguirías Quermosura!—exclamó—¿Cómo lo...?

—¡Aparta! ¡Quiero ver eso!

Un hombre bajito, con barba, un kimono azul y un sombrero de capitán apartó al chico del pelo de cangrejo. Para ser pequeño parecía fuerte, pero no tanto porque cuando intentó agarrar el medallón, acabó colgado en el aire. ¡La chica era capaz de sostenerlo!

—Quermosura, cariño mío—dijo con una voz mucho más suave y cariñosa mientras seguía colgado de la moneda—, no deberíais ir por ahí enseñando el medallón. ¿Por qué no me lo das y te lo guardo hasta que empiece el torneo?

—¡No te preocupes papá!—dijo despreocupada la chica.

—¡Au capitán! ¡Eso ha dolido!—dijo el chico levantándose del suelo, entonces se giró a la chica y pasó a mirarla casi con devoción—¿Cómo lo has conseguido?

—¡Pues ha sido muy fácil!—dijo sin darle importancia—Había un brutote grande por ahí presumiendo de medallón. Así que me aposté con él a que le podía ganar en un pulso.

—¿Se apostó el medallón? ¿Y qué apostaste tú?

—Nuestro barco—dijo sin darle ninguna importancia y provocando que sus compañeros se cayeran de espaldas.

Levi evaluaba sus opciones, cuando escuchó a alguien gritando algo. Sin embargo, la pirata no tuvo tiempo de reacción porque entonces...¡EL MUNDO SALTÓ POR LOS AIRES! Una tremendísima explosión los lanzó a todos por los aires mientras arrasaba con todo. Edificios, personas, objetos... ¿Qué estaba pasando? ¿Se trataba de algún tipo de ataque?

¡Feliz día de los inocentes!

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Levi levantó las cejas con sorpresa al ser testigo de la cuanto menos extraña interacción de aquella chica y su aparente tripulación, con un interés dividido entre la chica y el medallón. ¡Es que para mayor remate no le gusta robar de jovencitas! Pero bueno, ese solo pensamiento de inmediato le llevó a buscar excusas que pudiesen justificar el hacerlo, solo en caso de que fuese necesario. Pero de momento...

-¡Buenos días bella señorita!- Diría con un tono de voz alegre, amistoso, mientras hacía una reverencia con las manos tras la espalda. Quería parecer lo menos intimidante posible... Sobretodo porque aquella muchacha parecía ser una portadora de Elixir, o al menos esa fue la primera impresión de Levi al ver esa fuerza despampanante. -Disculpe, he llegado recientemente y me he perdido un poco... ¿Podría darme una mano? Son los únicos con aspecto amistoso en todo este lugar.- Señaló a su alrededor, sin realmente estar apuntando a nadie. A diestra y siniestra de seguro que habrían piratas malolientes pululando por ahí.

—¿EH? ¡Ah! ¡Hola!—respondió la joven de pelo azul al saludo de Levi—¿Estás sola?

Pero mientras la joven era despreocupada y confiada, su padre era todo lo contrario.

—¡Quieto ahí!—dijo interponiéndose entre las dos jóvenes—¿No sabes que el Código Pirata indica que al hablar con una tripulación tienes que dirigirte al capitán? ¿Quién eres tú y de dónde has salido?

-Ehem... Sí, no tengo tripulación ahora mismo.- Acaba comunicando Levi, una suerte de mentira... ¿O no? Técnicamente sí que había renunciado, aunque fuese de mentira. 

Por otro lado pronto llegaría la interrupción de aquel capitán regordete y enano, a quien Levi miró con cierto desagrado por un momento, más pronto acaba por suspirar y suavizar muchísimo su expresión. -Me llamo Levi, este... Capitán. Soy simplemente un cocinero en busca de buena fortuna, para variar.-

Acabaría por reír, aunque tampoco demasiado. En el fondo esas palabras cargan con una amarga verdad.

Otro de los miembros de la tripulación con el rostro de color gris, cresta, alto deltado y con un mono negro y se acercó a Levi.

—¿Y cómo has venido sola si puede saberse?—dijo con desconfianza.

—Vamos, vamos, Cuchi-Cuchi, no hay que ponerse así—dijo Quermosura intentando calmar los ánimos—. Aunque la verdad es que ya tenemos cocinero.

La chica guiñó un ojo y dio la vuelta sobre sí misma, dando a entender que ella se encargaba de la cocina.

Una risa nerviosa escapó de los labios de Levi a la par que levantaba las manos. -Tranquilo, tranquilo... Digamos que tuve un ligero problema con mi anterior tripulación. Un idiota llamado Max explotó nuestro barco.- Era... Tan buena mentira como cualquier otra, y es que a decir verdad de seguro cargaba alguna cuota de verdad. Por suerte la bella joven de cabellos celestes estaba allí para alivianar la tensión. Se ganó otra sonrisita por parte de Levi, ¡Hasta emocionada y todo!

-¡Oh! ¿Eres una cocinera? De seguro debes cocinar delicioso.- Hubo una pequeña pausa por parte de la muchacha en la que se llevó un dedo a los labios y se dio unos cuantos golpecitos, pensativa. -¿Te gustaría hacer una pequeña competencia de cocina?-

Pero la chica no respondió, sino que el chico con el pelo en forma de cangrejo se adelantó a ella.

—¡Oh no, no, no! ¡Quermosura se ha dejado las cosas en su barco! ¡No creo que sea el momento de competiciones de cocina!