Partida Rol por web

Tras un largo día entrenando con vuestros respectivos maestros, aprendiendo nuevas técnicas o hechizos, ya estaba anocheciendo. Vuestros maestros os llevan a una parte del castillo donde aún no habíais ido ninguno y allí os encontráis con los demás. Estáis en el pasillo y podéis ver la puerta entreabierta, por la que sale una rendija de luz, demasiado cegadora a causa del pasillo oscuro. Los 5 señores parecían que empezaban a incomodarse un poco y susurraban cosas entre ellos que no lograbais a comprender.

Fue Rankish quien al final dio un paso al frente hacia vosotros y comenzó a explicaros la situación:

-Ya queda poco para que comience la primera prueba, pero antes tenemos que hacer una última cosa... Es un poco... delicado, se podría decir. En las pruebas podréis equiparos con algunos objetos y para eso estamos aquí. Pero... bueno... el encargado de ello...-El mago hace una pausa, eligiendo las palabras adecuadas para decirlo.-Digamos simplemente que es un alquimista algo peculiar... Lo solemos llamar el alquimista deslenguado aunque él prefiere señor alquimista a secas...-El mago empezó a hacer un gesto con la mano para que entrarais al mismo tiempo que ponía una cara de nerviosismo.-Id entrando, id entrando... Nosotros os seguiremos...

- Buenos días tengan vuesas mercedes. Yo mismo entraré primero-contestó Emilio condesdendiente mientras caminaba con elegancia en dirección a la puerta, haciendo sonar su armadura metálica a cada paso-.

Al abrir la puerta Emilio, podéis ver una gran sala iluminada, llena de extraños cachivaches, estanterías repletas de frascos con líquidos de todos los colores y al fondo un anciano de espaldas sentado en un escritorio. De repente el anciano hizo un gesto en el que se inclinó hacia un lado y algo metálico pasó volando a toda velocidad cerca de su cabeza. Este "proyectil" acabó impactando en la cabeza de Emilio que no tuvo oportunidad de esquivarlo. El golpe fue tan fuerte que hizo que éste perdiera el equilibrio y cayera al suelo, haciendo que el sonido de su armadura retumbara en toda la habitación.  El trozo de metal cayó al suelo y pudisteis observar de que se trataba de un engranaje bastante grande. Al parecer el golpe había provocado que a Emilio le saliera una brecha de sangre en la cabeza, por lo que ese metal debía ser bastante duro. El anciano volvió a su posición original y sin ni siquiera girarse hizo un gesto con la mano que no se diferenciaba muy bien si era para que os acercarais o para que os fuerais...

al ver que Emilio cae al suelo doy unos pasos hacia la puerta, llego hasta donde esta él y con toda delicadeza y amabilidad, lo brinco para no tropezar con él y entro al salón.

Buen día señor alquimista, hemos venido...no se a que hemos venido pero hemos venido.

mientras digo esto estoy atento a cualquier otro objeto volador que pueda impactar en mi, al mismo tiempo que observo al rededor del anciano tratando de ver que hay.

Al acercarse, Richard comienza a notar algo extraño. Un olor peculiar, que pronto pasa a ser hasta repulsivo. De repente veis como se empieza a marear y pierde el equilibrio tratando de apoyarse en una de las estanterías, que cede provocando que el arquero caiga al suelo al igual que Emilio. La estantería comenzó a tambalearse dando como resultado que todos los frascos de cristal (por suerte vacios) le cayeran encima a Richard rompiendose en el acto. En cuanto al alquimista, parecía que seguía sin inmutarse y seguía trabajando en lo suyo...

Veo desde la entrada de la puerta como Emilio se desploma y luego Richard. Empiezo a ponerme nerviosa, no quiero entrar ahí....pero sabía que en algún momento tenía que entrar. Con la mano derecha mantenía el bastón que me dio el mago Rankish. -¿Y si pruebo de congelarlo? - Pienso mientras me mantengo en el pasillo. No sabía bien qué hacer, pero viendo lo que le había pasado a esos dos y que todos teníamos que entrar al final, me decidí a probarlo aunque con precauciones. Me concentré desde el marco de la puerta en el alquimista, como si fuera un muñeco de madera. -Yo puedo....creo.... - pienso mientras me imagino al alquimista inmóvil por el hielo. Finalmente, entro en la habitación sin decirle nada a los dos individuos restantes del pasillo, esquivo al pijo y al tuerto que aún están en el suelo, levanto el brazo izquierdo en posición horizontal a la altura del hombro con la mano abierta y suelto en dirección al alquimista: -¡R-r-r-rifashan Suma-a-asan! - y de mi mano sale una bomba azulada que explota en mi cara y me deja inmóvil. A partir de ese momento  de mi brazo salen estalactitas que se multiplican por todo mi cuerpo hasta que me cubren completamente. 

Con tanto estruendo, al final parece que el alquimista deja lo que estaba haciendo y se da la vuelta en la silla. Llevaba unas gafas protectoras y una mascarilla. Se quitó las gafas para poder ver mejor la situación en la sala. Por un lado un tío que había tirado todos los frascos de la estantería y se le habían clavado algunos cristales. Por otro lado otro medio inconsciente en el suelo con una brecha en la cabeza. Y por último, casi delante de él, una chica convertida en un helado de hielo humano... El alquimista se levanto de la silla y se acercó a Arquemia para verla más de cerca. De repente Arquemia notó un olor que al parecer era el mismo que había olido Richard y parecía que procedía del alquimista. El anciano olía fatal de forma que daba hasta repulsión. Por suerte pronto se alejó hacia una estantería, cogió un cachivache extraño y volvió a sentarse en la silla, miraandos, como si esperara algo.

junto corage. al ver a Alquimia atacar decido que seguramente ya entendio el mensaje "no nos molestes joder"  entro cauteloso. -alquimista, venimos a verte por orden de nuestros señores oscuros-

Aturdido, Emilio sacude su cabezota para recuperar el sentido. La herida no parecía importante, al menos la de su cabeza. La de su orgullo era otra cuestión, pero estaba empezando a acostumbrarse. Se levantó visiblemente enojado,  dispuesto a hacer pagar a su enemigo por ataque a traición. Sacó su espada y y sin ningún miramiento ni mediar palabra se lanzó sobre su agresor, cubriéndose con su escudo, para prevenirse de un nuevo ataque. Lo envistió con su escudo para, una vez desiquilibrado, asestarle un tajo mortal.

El alquimista se queda pendiente de las palabras de Nail cuando ve como Emilio trata de embestirle. Cuando está a punto de darle, el cachivache que tenía en sus manos comienza a brillar y de él sale algo parecido a un escudo mágico, que al chocar fuerzas con el escudo de Emilio simplemente se repelen. El alquimista, ante eso, pone cara de cabreo y se quita la mascarilla.

-¿Pero que coño te crees que haces, tonto de los cojones? ¿Vosotros sois los gilipollas que han adoptado los otros imbéciles? Manda huevos... Uno no se por que cojones me a tirado todos los frascos... -El alquimista se inclina hacia un lado y señala a Richard-¡Que sepas que el que sea tu señor me tendrá que pagar todo lo que has roto, payaso! Y el otro que ve me agacho para esquivar la tuerca, porque estoy trabajando con una cosa muy volátil y lo único que se le ocurre acto seguido es tratar de embestirme como un puto loco...-Se queda mirando a Emilio por un instante dándole una mirada como las que dan las viejas para echar maldiciones.-Eso si, lo de la subnormal esa que casi se vuela la cabeza ella sola si que ha sido gracioso...-Mirando a Arquemia se le puede ver una pequeña sonrisa en la cara. Acto seguido se vuelve a levantar y se dirige hacia la puerta, ignorando a Nail.-¿Tanto miedo me tenéis que hacéis pasar a estos antes, capullos? Panda de maricones... ¡Qué entréis de una puta vez, coño!- Todos los señores, junto con Viktor, entran en la habitación y se les nota que están un poco incómodos. Algunos de ellos cuando pasan junto al alquimista se tapan la nariz disimuladamente para tratar de no respirar su hedor.-Decidme, ¿qué cojones queréis ahora? ¿No os he dado antes suficientes pociones?

Rankish, tras pasar todo lo rápido que pudo hasta el final de la sala conteniendo la respiración fue el primero de ellos que tuvo el valor de hablar al alquimista.

-Pues... estamos aquí...Ya sabes... Que tenemos que hacer la prueba mañana y ellos tienen que equiparse...-Acto seguido de ir hablando lentamente como cuidando sus palabras, comenzó a hablar rápidamente.-No lo digo yo, claro. Lo dice el señor. No es que estemos de acuerdo. Pero se tiene que hacer lo que dice él. Ya sabes. Cosas del contrato.-Rankish se quedó cayado, mordiendose los labios esperando la respuesta del alquimista. Éste le hizo un gesto para que continuara. -Pues para la primera prueba, se nos indica que todos tengan pociones de salud pequeñas. Y bastantes... Además de varios campos de fuerza para preparar el terreno... ¡Ah,y las bolas de cristal!- Un silencio se volvió a hacer en la sala. Lo único que se escuchaba era el sonido de la maquinaria de la habitación.

El alquimista se acerca a Rankish, que de nuevo comienza a aguantar la respiración.

-¿Y para esa gilipollez me molestáis? Las putas pociones ya están hechas. Están en esa estantería.-Señaló una estantería llena de pociones de color rojo, algunas más grandes que las otras.-En cuanto al campo de fuerza toma.-Le dio el cachivache que llevaba en la mano, se acercó de nuevo a la anterior estantería y cogió otros 3 que también se los dió.-Y en cuanto a las bolas están donde siempre. Ahora iros de una puta vez y no me toquéis más los cojones. ¿Y los subnormales estos que están mirando?-Dice el alquimista dirigiendose a vosotros. Tras eso los señores parece que comienzan su retirada, no sin antes recoger todo lo necesario lo más rápido que podían...

al ver que hasta los señores oscuros se apresuran a irse los imito y salgo de la habitacion.

Yo intento salir pero me cuesta ya que pierdo el tiempo intentando descongelar las partes del cuerpo que tengo inmóviles, mirando a Nail con cara de desesperación por no querer quedarme sola en esa habitación con el alquimista raro. Nail no me hace ni caso y sale de la habitación. -Vaya.... - pienso mientras voy dando pequeños pasos hacia la puerta con cara de circunstancia y viendo los demás aún en el suelo. 

me volteo a ver si Alquimia nos sigue para hablar con ella antes de la prueba, al darme cuenta que su echizo contra si misma fue perduro mas de lo esperado, me inquieta. entro nuevamente  a la habitacion y miro a Alquimia, parecia molesta porque en mi momento de desesperacion me olvide e ella. pienso en como liberarla rapido.

-señor alquimista, usted nos quiere fuera de aqui y rapido. no tendra por casualidad agua caliente para derretir el hielo asi podemos cumplir con su deseo? o un pico? no podemos dejarlo solo mientras la señorita siga siendo un cubo de hielo- digo haciendo un gesto con la cabeza señalando sus partes congeladas, luego le susurro a Alquimica -por lo menos ahora se con que cazaras.-

El alquimista se queda mirando a Nail ante su petición. Lo observa de arriba a abajo sin dejarse ninguna parte por ver.

-¡Pero, ¿tú quién cojones te crees para pedirme nada a mi?! Venís a molestarme, por una mierda de competición, ¿y encima me pides que ayude a una persona que ha tratado de atacarme por la espalda?- Se inclina y señala a Arquemia.- Si si. Se que me has intentado atacar. Nadie se explota un conjuro en la cara por que le apetece.- El alquimista se acerca a Nail hasta que prácticamente la cara de ambos están casi pegadas, dejando a Nail oler ese exquisito hedor que provenía del alquimista (que si no fuera ya de por si rubio le habría teñido el pelo).-Si no pagas. Ni agua. ¡Y ahora sal de aquí o te corto las pelotas! Si es que tienes...- Y de nuevo el alquimista se volvió a sentar, con cara de mayor cabreo de la que ya tenía, esperando a que os fuerais todos.

Emilio se levantó finalmente enfurecido y lejos de darse por vencido, atacó de nuevo con renovadas fuerzas. 

-Te voy a cortar esa lengua impertinente, hideputa, así sea lo último que haga. 

Sin mayores miramientos, avanzó cubriéndose con el escudo y cuando estuvo o lo suficientemente cerca, le atacó otro tajo dirigido a su cabeza.

El alquimista al ver como Emilio vuelve a embestirle, se impulsa con la silla hacia una estantería, esquivando así el ataque. De un bolsillo de su túnica saca un nuevo cachivache con forma cilíndrica. La acerca a Emilio y de la punta sale una gran descarga eléctrica, que combinado con la conductividad de la armadura de este, recorre todo su cuerpo. Tras el gran shock, Emilio cae fulminado al suelo.

-Nenaza. Creía que tú eras el mas subnormal de todos por pedirme algo. La verdad es que me equivocaba. Cortarme la lengua... ¡Los cojones me vas a cortar a mi!- El anciano se acercó al cuerpo de Emilio y le tomó el pulso.-Parece que el gilipollas a tenido suerte y no ha muerto por la descarga. Pero dudo que se pueda mover en unas horas... Que sirva de ejemplo a todos los subnormales que quieran tratar de atacarme. Y será mejor que os lo llevéis si no queréis que lo use de conejillo de indias. Tengo algunos artilugios que aún no he provado con humanos...- Y con una carcajada bastante escalofriante vuelve a guardarse el cilindro en la túnica.

-como irnos si sigue congelada? anda, que quieres a cambio de algo para liberar a la muchacha?- digo tratando de descubrir que quiere