Partida Rol por web

Desde su ubicación al fondo de la fila, Zybax mira la arboleda con interés sabiendo que, aunque no lo quiera reconocer debe descansar más o menos cómodo para poder ser útil en una pelea.

- Alguno sabía de ese lugar? - pregunta a sus compañeros - Puede ser un buen sitio para dormir - completa descartando, para sus adentros la posibilidad de que sea peligroso

Vorth se encogió de hombros. El minotauro no dijo nada de que hubiera una arboleda antes de... antes de... Antes de lo que sea que les hubiese dicho.

Yo estoy más a gusto en el "calor" de la nieve. ¿Queréis que entremos?

Plik correteaba en círculos en torno al hechicero. Le gustaba la idea de ver ese bosque muerto. ¿Pero que se podría esperar de un armiño? Seguro que solo quería ver si allí encontraba a alguna hembra con la que retozar.

 Zulf miraba el bosquecillo durante la breve pausa que hacían, su pecho subía y bajaba como el fuelle de una de las legendarias forjas que según contaban las leyendas tan habituales eran en ciudadelas enanas.

 - Creo que deberíamos dar un vistazo, quizás esté algún miembro de los otros grupos. A parte nos servirá para recargar los fajos de leña.

¿Estás allí Rulf?

Salvo la objeción de Vorth nadie más pone trabas a acercarse a echar un vistazo, estais realmente cansados, pero aún podeis aguantar lo suficiente para esto, especialmente si os espera la recompensa de un mejor descanso. Los primeros árboles os reciben, las ramas son bajas aunque pasais sin dificultad bajo ellas pudiendo ver el bosque de cortezas oscuras.

Karstark se os adelanta y Frozy va justo a su lado olisqueando el suelo, no parece haber más pistas alrededor, el suelo está cubierto por una espesa capa de nieve, pero bajo un par de palmos podeis sacar tierra negra entre vuestras manos. El canto de un ave os señala que esta parcela está viva, durante solo un momento colocais fardos y mochilas apoyadas en un tronco, y es entonces cuando empezais a bostezar.

Karstark-No hay indicios de peligro, ni marcas de animales ni huellas, tal vez esos enanos pasaran por aquí también. Si descansaramos unas horas podríamos explorar toda la isla o seguir rumbo al laberinto.

- Si, descansemos aquí... pero luego sigamos. Tenemos una misión! - aseguró el bárbaro, sabiendo que el sueño sería una buena cura para sus heridas.

Por un momento se olvida de su carácter y reconoce - Si nos quedamos aquí no querré arrancar de nuevo. Esa nieve cansa. Y es peligrosa! - completa la frase con su muletilla favorita

- Pero no nos olvidemos de las guardias - exclama mirando a sus compañeros - Si nadie conoce esta isla por algo será... aunque no haya huellas puede ser peligroso -

 Zulf se desentumece los hombros masajeándoselos tras descargar el peso de mochila, leña y pieles. Siente las piernas cansadas y dolídas tras abrir marcha, pero aún y así la perspectiva de un descanso le seduce sobremanera.

 - Yo descansaré ahora, asignadme las guarda que prefiráis, la última o la una entre medio.- Terminó diciendo conteniendo un bostezo a duras penas.

La nieve entre mis guantes cuesta de calentar, es tan fría, pero unas pocas gotas consiguen derretirse sobre las heridas de Zybax, que sin ayudar demasiado expone sus rasguños. Me observa desafiante, y no me atreviría a no hacerlo bien exáctamente ahora... ¿Realmente es de fiar? ¿O solo es un chalado al que nos encasquetaron porque no había más voluntarios? - La nieve entierra el rastro de tu dolor - Las gotas sellan poco a poco la herida hasta que finalmente caen sin más dejando esa mala sensación de frío. Por hoy los espíritus me han servido suficiente, mañana podré continuar

Karstark espera que haya sido satisfactorio para Zybax y prepara el petate para dormir

Zybax mira con resquemor al anciano... y a su loba y opta por no quejarse. Después de todo, durante la caminata ha sentido el dolor de sus heridas y solo ha avanzado por su voluntad.

Simplemente agradece con un gruñido y su muletilla antes de aceptar su primera guardia - La nieve no entierra nada, solo es peligrosa, como mi hacha - expresa con seguridad - Pero ahora descansen. Yo me ocupo de la primer guardia y despierto a Zulf en un rato. Mañana será un largo día. En la nieve. Que es peligrosa - Tras una pausa mira al anciano y aclara - y no necesita enterrar nada para serlo -

Yo también estoy herido...-pensó, pero su pierna no era un asunto tan grave como los golpetazos que había recibido su compañero, así que no pudo quejarse.

Muy bien, vosotros ganáis. Pero no sé yo si encontraremos nieve suficiente para hacer un iglú.

Ni falta que hacía. Los árboles dan suficiente cobijo, y si quieres nieve para cubrir tus heces o hacerte un iglú, solo tienes que mover el culo y traerla del linde de la isla.

Llegaba la noche, y Vorth aún tenía fuerzas para invocar su magia. Pero después de la bronca que había llevado de Zybax por tocarle, mejor aguantar a que ese gruñón durmiera antes de empezar a hacer que sus compañeros "soportaran los elementos" con más facilidad.

De momento podía dormir. En la última ronda le tocaría a él hacer guardia y eso le daría posibilidad de conjurar con tranquilidad. Un hacha amenazante es suficiente para que Vorth se lo piense dos veces antes de repetir las mismas equivocaciones.

 Zulf andaba alrededor del pequeño campamento, como era costumbre en estas condiciones, los campamentos eran muy pequeños, todos apiñados unos contra los otros y cerca del escuálido fuego del campamento.

 Se paseaba con el hacha colgada a su espalda y la ballesta cargada entre las manos, por si hiciera falta.

Zybax pasa el relevo a Zulf, que bastante más descansado se pertrecha para hacer su guardia, el tozudo Zybax se echa a dormir con su armadura, parecía siempre alerta, incluso mientras dormía parecía tener un ojo abierto, como si supiera que el peligro acecha en todas partes.

Zulf escucha algún gruñido, alimañas como Plik. Todo está claro, en penumbra por la luz que pasa a través del manto de nubes grisáceas, al menos la lluvia se había detenido, y solo la humedad se colaba a través de los árboles.

El enano de las nieves no puede siquiera percibir a los silenciosos rondadores que como rayos bajan entre los árboles, por un momento estudian con estúpida expresión al enano del hacha que vigila en todas las direcciones, para finalmente optar por víctimas más vulnerables.

Dos rondadores alargan sus manos hacia Vorth y Karstark, enredando sus largos dedos alrededor de sus cabezas haciendo que éstos se despierten en plena pesadilla y haciendo que a Zulf le de un vuelco al corazón del susto, para él la imagen es .... como mínimo: sorprendente, haber visto como sus compañeros dormían plácidamente y al girarse un par de segundos y volver a mirar verles colgando de unos silenciosos tentáculos resulta algo anecdótico.

Las criaturas se mantienen a 10' del suelo, y gruñen con rabia aún sin motivo aparente. GrRrRrRr

Karstark es arrastrado junto a las pieles entre las que dormía, sus brazos cuelgan de su cuerpo mientras hace la croqueta entre los largos dedos del rondador. Al sentir las horribles ventosas del monstruo entorno a su cara despierta y inconscientemente alarga los brazos hacia Frozy, su loba, pero puede verla allá abajo, entre la nieve, durmiendo con sus compañeros, trata de lanzar un grito pero la mano de la aberración cubre por completo su cara imposibilitando cualquier acción verbal

Nevaba. Vaya si nevaba. Y el cielo estaba rojo, como en una puesta de sol muy muy intensa. Vorth estaba desnudo, untándose el cuerpo de nieve helada. Se miró hacia abajo.

El frío también tiene sus desventajas.

Intentó que su pene encogido aumentase un poco. Tiró de él y lo frotó para darle calor. Después de eso su miembro creció y se retorció y ondeaba agitándose en el aire. Vorth se sorprendió e inclinó la espalda hacia atrás, tratando que su propio pene no le golpeara la cara como un látigo.

Entonces creció un poco más y se enroscó en el cuerpo desnudo del hechicero.

So... Socorro. ¡Socorro!

Despertó sobresaltado. Cuando se dió cuenta del tacto de la tela sobre la piel, comprendió que el tentáculo que le apresaba no era suyo.

¡Plik! ¡Quién sea! ¡Ayudadme!

El rondador de Karstark le apresa con su segundo tentáculo y comienza a estrujarlo al tiempo que trepa unos pasos por el árbol, parece concentrado en Karstark, evaluando si será adecuado para comer después de apresarle.

El monstruo que ha apresado a Vorth se ve más sobresaltado por la presencia de Zulf, y manteniendo en uno de sus tentáculos a Vorth se esfuerza en mantener alejado al fuerte enano, los dos tortazos que le da el rondador parece que lo vayan a echar directo a la lona en el primer Round, pero Zulf se tambalea tratando de quedar en pie mientras, como si fueran una pareja de baile, el rondador le apresa en su tentáculo enrollándole de pie.

Vorth siente cómo el aliento de vida se le escapa poco a poco.

Y el cabrón de Plik ahí, durmiendo tranquilamente.

Con sus últimas fuerzas, intenta desembarazarse de la criatura que la ha agarrado.

 Con un fuerte tirón, el enano impide que el bicho hierba ese le aprese y sin perder tiempo, viendo que una de las cosas intenta llevarse al druida hacia las ramas de arriba... levanta la ballesta y desjarratea un disparo a bocajarro. El cuadrillo se clava profundamente

 - ¡EN GUARDIA!-.Dice a la vez que recarga con otro cuadrillo la ballesta.

Totalmente agotado tras el largo día y las horas de guardia, Zybax ignora lo que pasa a su alrededor y duerme profundamente - ZzzzzZZZZZzzzzz - se escuchan sus rítmicos ronquidos mientras su compañeros luchan por su vida.