Partida Rol por web

Capilla de Parque Rivadavia, 22:20

El auto se manejó por si solo, los semáforos se sincronizaron en una onda verde que les permitió llegar desde los bosques de Palermo hasta la Capilla en 10 minutos. Omega estaba cansada, débil. Había sufrido mucho daño y no tenía forma de curar sus heridas por si misma. Dishi poco a poco despertaba de su inconsciencia, tanto o mas adolorido que su compañera. El auto entró directamente a un Garage, donde estaban esperándolos.

En cuanto el auto se detuvo en el Garage, corrió hacia la puerta del conductor y vio el estado de Omega por la ventana. Abrió la puerta y tomó a la joven en brazos, alzándola con una fuerza que no parecía propia de una mujer joven y delgada.

Tranquila mi niña. Te llevaré al interior para poder curar tus heridas y las de tu compañero. Están en buenas manos, ya pueden descansar.

Le sonrió y Omega se perdió en la profundidad de sus ojos. Ojos verdes, brillantes como piedras de jade, tan hermosos y profundos que de solo mirarlos la mente de Omega y todos sus músculos comenzaron a calmarse.

Con la misma celeridad que Amber, se dirigió al auto y abrió la puerta del acompañante. Allí se encontraba Dishi, apenas recobrando la consciencia. Le quitó el cinturón de seguridad y estiró sus brazos para alzarlo.

Tranquilo Guerrero, no es tu tiempo de morir.

Cuando lo alzó, se percató del efecto mágico que Amber estaba realizando sobre Omega para calmarla. La mujer lo miró con una clara expresión de "¿Que estas esperando?" y él se encogió de hombres mirando al hombre pelado que tenía en brazos. Hubiera preferido agarrar a la chica. Pensó.

No voy a ser tan sutil como Amber... Es hora de descansar.

Con su mano derecha trazó un símbolo sobre la frente de Dishi, inmediatamente el símbolo calentó la frente del Akáshico aclarando su mente y relajando el dolor que sentía en todo su cuerpo.

Amber cargaba a Omega e Ian a Dishi. Ambos habían realizado un efecto mágico menor sobre los magos para evitar que siguieran aturdidos por el dolor. Mientras los cargaban, salían del Garage y avanzaron por una serie de pasillos interconectados entre si. Ambos Magos creyeron que si no fuera por la guía de Ian y Amber, podrían perderse en los pasillos como si de un laberinto se tratase. Bajaron unas escaleras y cuando por fin se detuvieron, quedaron en una habitación completamente circular. Incluso las puertas eran circulares. El piso estaba completamente lleno de símbolos mágicos, sellos, runas, círculos alquímicos y un sin fin de trazos que se perdían al otro lado de la sala. En el centro una fuente de agua, con agua pura y cristalina. Definitivamente, aquel era el Nodo de la Capilla.

Acostó a Omega en el piso junto a la Fuente de Agua, indicando a Ian que hiciera lo mismo con Dishi. Una vez que la pareja de magos estuvieron acostados, Amber se arremangó la camisa y de su cinturón tomó una daga. Ninguno de los dos magos logró ver en detalle el arma de Amber, sin embargo ambos pudieron apreciar que el arma era un trabajo digno de un Artesano, una verdadera Maravilla resonante de magia pura en su interior.

Ian sabía exactamente lo que debía hacer en ese momento. Mientras Amber preparaba su ritual de sanación y con Dishi y Omega anestesiados en el piso, comenzó a desnudarlos a ambos. Primero fue Dishi, dejándolo únicamente con ropa interior. Luego se dirigió a Omega y la dejó desnuda, únicamente con su ropa interior inferior. Aprovechando que Amber estaba abocada completamente al ritual, dedicó una mirada de aprobación al cuerpo desnudo de Omega y al tamaño y forma de sus pechos. Probablemente cuando estuviera recuperada buscaría tener una conversación con ella.

Cuando los dos estuvieron desnudos, tomó la ropa y se alejó unos pasos, dando lugar a que Amber continuara.

Sumergió la hoja de su daga en el agua cristalina. Pronunció unas palabras y los símbolos en el piso de la sala comenzaron a brillar en grupos. Cuando retiró la daga de la fuente, el agua se había quedado impregnada en la hoja, brillando con gran intensidad en color celeste claro. Pasó la hoja de su daga por las propias venas de su brazo, abriéndose una herida que inmediatamente comenzó a sangrar. Estiró su brazo sangrante sobre el cuerpo de Omega. A medida que la sangre caía sobre el cuerpo desnudo de la chica, recorría todo su cuerpo y cubría las heridas superficiales que esta tenía. La sangre de Amber se metió por el orificio de bala que Omega tenía y lo único que podía sentir la joven Eutanatos era el calor del flujo de la vida recuperando su cuerpo.

Amber cambio la daga de mano y realizó la misma herida en su muñeca sana, vertiendo la sangre en el cuerpo desnudo de Dishi, con los mismos resultados que con Omega. Durante unos segundos, la sangre de Amber recorrió el cuerpo de ambos, sanando sus heridas y restaurando sus cuerpos. Cuando las heridas de ambos estuvieron completamente sanadas, Amber guardó la daga en su cinturón y con la palma de su mano derecha cubrió su muñeca izquierda, haciendo lo mismo con la mano izquierda. Agarró fuertemente sus propios brazos y los introdujo en el agua cristalina de la Fuente. Se concentró unos segundos y sus heridas se cerraron.

Cuando terminó, acomodó las mangas de su camisa y miró a la pareja de magos desnudos. Estiró sus manos hacia ellos y las movió lentamente hacia delante y hacia atrás, como si estuviera amasando el aire. Lentamente toda la sangre que cubría el cuerpo de ambos se evaporó en el aire.

No tuvo conciencia alguna de lo que sucedió una vez se hubo desmayado, sólo sabía que había invocado al dragón y este había aparecido. Hablaron durante largo rato le prometió que lo salvaría, que le permitiría continuar su lucha, que no moriría ese día y que podría luchar junto a su aspecto Fenix. Le contó que todos absolutamente todos eran el Dragón, el Fenix y el Tigre, que todo lo que existía estaba contenido en ellos y que pese a la locura que había embargado a los aspectos del Dharma al levantarse la celosía, todo volvería a ser. Se sintió aliviado ante las palabras del dragón, en calma, en paz, luego este mordió su muñeca y vertió su sangre celestial sobre su cuerpo que, bañado en la sangre divina, comenzó a sanarse rápidamente. Luego un destello lo cegó, el dragón lo había transportado a un lugar extraño. Omega se hallaba a su lado, desnuda, otra mujer y un hombre se hallaban también en la habitación.
Paz y serenidad rodeaban su cuerpo, su mano buscó el medallón que el Fenix les había dado.

Tanto Dishi como Omega aún tenían su medallón con ellos, ajustado a sus cuellos como collares. Omega, que había sido consciente de todo el proceso del ritual, supo que aproximadamente duró una media hora la sanación de ambos.

Dios... ¡Ha sido una pasada! -murmuro

Apoyo mis manos en el suelo y me incorporo. Una vez sentada miro a Amber a esos profundos ojos verdes y tas perderme un poco en ellos le digo -Muchas gracias señorita, de no ser por usted... y su compañero ahora mismo estaríamos muertos. Junto las manos sobre mis pechos e inclino la cabeza en señal de agradecimiento Namaste.

Nunca he tenido problema en mostrar mi cuerpo desnudo. No es algo de lo que me avergüence. En el circo nos cambiábamos todos juntos. Todos...eramos una familia... y esta no es mi familia.

Cubro mis pechos con el brazo derecho aprovechando la postura. No tengo claro si esta recién descubierta timidez responde a mi misma o a algo que haya hecho Amber. De todos modos, creo que será mejor cubrirme.

Mientras con la mano izquierda acaricio el medallón.

¿Podríamos cubrir nuestros cuerpos?

Apareció detrás de Omega, en completo silencio. Su máscara parecía estar mirando a la asesina con extremada atención. El Harlequin no se movía ni un solo centímetro, sin embargo su presencia no pasó desapercibida para Omega. Parecía molesto, curioso e inquieto. Sin embargo, estaba allí para ser solo un observador. Por ahora.

Sonrió a Omega cuando esta habló y luego asintió con la cabeza.

Pueden vestirse si así lo desean. Mi nombre es Amber y él es Ian Nolan. Se encuentran en la Capilla del Parque Rivadavia. Aquí estarán a salvo. ¿Quieren contarme que es lo que está sucediendo ahí afuera?

A pesar de que su tono de voz era suave y dulce, tenía el porte de una madre preguntando a sus hijos. Sabía que algo habían hecho mal, sin embargo no era necesario transmitirlo.

La mujer habló, pudo escucharla, pero su atención estaba en otro lado. Pensaba en su capilla y el Fenix.

-Debo volver con mi dios- dijo a Omega y entonces se concentró en el lugar en el que quería estar, llevó su dedo índice y corazón de la mano derecha a su cien y trascendió en el tiempo y el espacio para hacerse presente en aquel lugar.

Antes de que cualquiera pudiera decir cualquier palabras, Dishi desapareció delante de los ojos de todos.

Hizo una mueca de desagrado. Pff... Maleducado. Salvamos su vida y ni siquiera es capaz de agradecer. Miró a Ian y le hizo señas para que le acercara la ropa a Omega en lugar de seguir mirandola desnuda como si nunca hubiera visto a una mujer en su vida. Tomó la ropa y ayudó a Omega a vestirse. ¿Tu amigo es siempre así? Va a lograr que lo maten con esa actitud.

Acercó las ropas de la joven a Amber, con una sonrisa. Había visto a muchas mujeres desnudas antes pero el cuerpo inocente de Omega le había llamado la atención. Cubierta con tantas capas de ropa cubría bastante bien su belleza. Luego de escuchar el comentario de Amber, cambió su semblante.

A veces dices premoniciones como si de una receta de cocina se tratara. Tu amigo... Dijo mirando a Omega. Dishi Dingbang, va a morir muy pronto como consecuencia de sus actos. El Karma ha marcado su existencia, la Paradoja le rodea como un hiena ambriénta. Y si por si eso fuera poco Llevó la mano diestra hacia su espalda y sacó un arma de fuego. Ahora esta en mi mira.

Me visto con calma hasta escuchar la amenaza de Ian.

Wow wow wow. Tranquilo baquero. Dishi puede haber cometido errores. Puede que incluso haya condenado a la vieja Casona. Pero si el Karma lo ha marcado y la paradoja lo acecha. No creo que necesite tu ayuda para morirse.

Acabo de vestirme mientras medito cual será el próximo paso.

¿Tenemos alguna forma de saber si la casona ha caido? Quizás con un poco de suerte, el Fenix pueda haber caído antes de llegar y no se haya desvelado su ubicación.

Les cuento la historia de lo que ha pasado esta noche. Lo más fielmente posible.

Necesitamos ayuda. Toda la que podamos reunir. Echadnos una mano por favor.

¿No lo comprendes, Pequeña? Tu y yo formamos parte de la misma organización. Cuando el Karma marca a una de estas personas con la intensidad con la que ha marcado a Dishi Omega se percató de algo. Dishi nunca se había presentado e Ian lo había llamado por su nombre y apellido tras el primer vistazo. Es mi deber, como la Guillotina del Destino, retornarle a su ciclo. Él, en estos momentos, no solo está estancado en su propia vida, sino que además está siendo un obstáculo para la ascensión de quienes le rodean.

Además, no puedo permitir que le falte el respeto de ese modo a mi... miró a Amber, percatándose de lo que estaba a punto de decir. a Amber.

Sonrió complacida cuando Ian casi comete el error de llamarla por alguna clase de titulo. ¿Algún día se animaría a pedírselo o seguirían en esa danza eterna de nunca acabar. Por lo pronto, Amber sabía que ese no era el momento de ponerse a hablar del tema, por lo que escuchó con atención lo que Omega contaba.

Es terrible lo que me estás contando. ¿Apareció un Fenix en nuestra realidad y ustedes lo tomaron como un Dios, juraron ser sus Heraldos y son sus servidores? ¿¡En que estaban pensando!? ¿Acaso su buen juicio desapareció? Algo de ese tamaño no solo condenó su Capilla, sino que condenó el poco equilibrio que habíamos logrado con la Tecnocracia luego de años de guerras.

Ahora... cuando acaben con el Fenix van a ir por nosotros. Probablemente ninguna Capilla sobreviva en toda la Ciudad. Tenemos que pensar algún modo de resolver esta situación. Quizá podamos salvar alguna Capilla o de algún modo darle algo a la Tecnocracia que nos haga ver como aliados, algo que les permita destruir al Fenix o remediar lo que sucedió.

Observo al arlequín. Parece evaluarme. No se si está molesto por mostrar mi desnudez o no.

Una vez vestida me acerco al coche y le tiendo a Ian el arma de la tecnocracia.

¿Podéis asegurar que no tiene ningún dispositivo localizador? No quisiera que otra capilla cayese.

Asiento ante la explicación de Ian. Entiendo. Sólo, espero que comprendas que no puedes contar conmigo para acabar con él. Hallará su destino en manos de otro.

¿Qué podemos hacer ahora? ¿A caído la Casona?