Partida Rol por web

El ascenso por las escaleras seguramente ofrecería más garantías y mejor estrategia, pero habían decidido entras como banthas en un taller de reparación por lo que ahora tenían que seguir que seguir siendo rápidos.

-La movilidad es la base de nuestro ataque. Hemos decidido llegar arriba lo antes posible, por lo que el ascensor es la opción a seguir. Esperemos que los rebeldes no hayan tenido tiempo de tomar contramedidas.

-El ascensor es la vía más rápida -coincidió Maider con sus compañeros, asintiendo-. ¡Vamos! Cuanto antes subamos, antes podremos marcharnos.

Si bien era cierto que las escaleras podían proporcionar una mayor seguridad y más capacidad de maniobrar, tenían poco tiempo, por lo que el ascensor se les presentaba como una opción mucho más rápida.

Me limito a seguirlos con el arma reglamentaria a punto. Una vez dentro del ascensor me situó de formas que pueda abrir fuego en cuanto se vuelvan a abrir las puertas.

Nada mas tomada la nueva posición recuerdo un detalle lamentándome en voz alta. – No pensé en recoger alguna batería de las armas de los muertos, por si se alargara el combate. Ni un comunicador para oír las ordenes que reciben para rechazar nuestro ataque.

Joder vaya fallo. Un comunicador sería perfecto para contrarrestar los movimientos de los rebeldes.

Las puertas del ascensor se cierran y con un zumbido este empieza a moverse. Una tonadilla ligera suena por el hilo musical y os mirais unos a otros, cubiertos de barro, las corazas con marcas de disparos y cargando más artilleria que un batallón.

Mucho ha cambiado desde que vigilabais celdas en el Batalla de Bothawui.

Finalmente las puertas se abren, veis delante vuestro una zona amplia con algunas sillas volcadas y mostradores de billetes a vuestra izquierda, a la derecha unos ventanales de suelo a techo permiten ver el interior del espaciopuerto y veis decenas de naves amarradas a las paredes. Frente a vosotros un amplio pasadizo se pierde en la distancia describiendo una curva y podeis ver cada cierto trozo las luces que indican la presencia de puertas de embarque. Según los planos descargados al forzar el sistema sabeis que de seguir por el pasadizo no tardareis en llegar a las puertas de la sala de control.

Saliis del ascensor con cautela cuando las luces del techo empiezan a apagarse hasta que todo queda en la semioscuridad, la luz gris del amanecer entrando por los ventanales. Os parece oir un ruido metálico aproximandose por el pasillo.

Llegamos al final del camino con el ascensor. Las puertas se abren y vemos un paisaje desolado con todo el mobiliario por los aires. De repente escuchamos un ruido metálico, podría ser algún tipo de vehículo o armamento pesado.
¿Ois eso? Poneros a cubierto, ese ruido puede ser armamento pesado.
Busco un lugar donde poder parapetarme. No suelto el lanzamisiles, si aquello que sonaba era algo blindado o poderoso lo haría saltar por los aires.

La verdad es que el soldado se sorprendió de la ausencia de rebeldes con la apertura de la puerta del ascensor. Quizás habían sido rápidos de verdad. Enfrascado en pensamientos sobre cual sería el siguiente peligro, Nox reaccionó  como un autómata al sonido metálico y a la advertencia realizada por Ethan, poniéndose a cubierto en uno de los lados del pasillo.

-Preparados para acabar con lo que se interponga en nuestro camino. 

Aquel sonido metálico no auguraba nada bueno. Wexley no pudo evitar pensar en los Magnaguardias IG-100 con los que se habían enfrentado en aquella nave. En el peor de los casos, era posible que estuvieran a punto de hacer frente a un grupo de esos seres.

En silencio, el joven cadete se situó colocó a cubierto a uno de los dos lados del pasillo, junto a Nox, preparándose para lo que pudiera estar llegando en su dirección.
 

Adriera dio un suspiro cuando las puertas se cerraron y aquella música invadió el pequeño habitáculo. El olor a sudor y a sangre inundaba el ascensor, pero aquella música parecía querer indicarles que todo estaba bien. Quizá cuando se abrieran las puertas aparecería un amable camarero y nos ofreciera algo de beber antes de pasar a la sala de baile. Adrieira cerró los ojos y sonrío sin poder evitar moverse ligeramente al ritmo de la música. Estaba allí, paseando entre amigos y conocidos, saludando quizá a aquel comandante que hace años fue su instructor, a sus compañeros que la miraban y la llamaban entre carcajadas invitándola a acercarse a disfrutar de la comida.

El ligero golpe que indicaba que el ascensor había llegado a su destino y el repentino final de la música seguido de aquel sonido metálico sacó instantáneamente a la soldado de sus pensamientos. ¿Que narices había sido aquello? Adriera miró a su alrededor, sus compañeros ya se habían movilizado.

- Joder - Se susurró para si misma mientras intentaba recuperar la compostura, volviendo a la realidad de aquel escape.

Balon aprovechó para intentar serenarse durante el breve momento en el que el ascensor realizó su ascenso. La adrenalina fluía por sus venas y el corazón le latía a toda velocidad. El breve lapso de tiempo le sirvió para componerse, de modo que cuando se abrieron las puertas, corrió a tomar cobertura preparándose para lo que pudiera venir, que por el sonido de sus pasos, no iba a ser un paseo. 

La música que comienza a sonar me rompe la concentración en apuntar hacia las puertas y mas aún la reacción de Adriera al ponerse a contonearse a su ritmo como si estuviera bailando.

Estoy mas centrado en ella que en lo que sucede en el pasillo que se abre delante nuestro y cuando me llega el aviso de algunos de mis compañeros no tengo tiempo de buscar ninguna cobertura quedándome al lado de Adriera.

Vuestro instinto debe haberse agudizado tras vuestro prolongado y cruel bautismo de fuego en Vendaxa. Sabeis que hay una trampa esperandoos pero no hay más opción. Vuestra única via de escape pasa por la sala de control al final del pasillo. De golpe con un ruido parecido a un quejido los cristales de los ventanales se polarizan, dejandoos practicamente en la oscuridad más absoluta. Solamente oiis el omnioso ruido metálico acercándose

Reconoceis ese ruido, como surgido de las pesadillas y los relatos de los veteranos de las guerras clon. El peor artefacto de la extinta CSA. El droide destructor colicoide. O como quedará grabado en las pesadillas de muchos: el droideka.

Intuiis en la oscuridad las figuras rodando a toda velocidad desde el pasillo principal. Oiis el siniestro ruido cuando se despliegan en una fracción de segundo y el brillo azulado del escudo. Creeis intuir con dificultad el brillo de un par de parejas de sensores ópticos.

Mientras algunos, Ethan, Nox y Balon, logran parapetarse el resto del escuadrón queda peligrosamente expuesto. Durante una fracción de segundo el universo parece contener el aliento.

Y entonces los droidekas abren fuego.

El fragor de sus cañones automáticos es atronador y por todos lados saltan pedazos de astillas, y retazos de las paredes el yeso y la piedra convertidos en ascuas. Varios de vosotros sois alcanzados por los disparos de las mortíferas máquinas y notais como los blasteres abrasan a través de vuestras armaduras como si estas no estuviesen ahí. Las astillas y esquirlas os producen cortes en las zonas expuestas y vuestros ojos lloran con el penetrante ambiente ionizado.

Pero durante una fracción de segundo os parece ver como los escudos parpadean debilitados por la descarga. Es vuestra oportunidad de contratacar y quizás de sobrevivir.

Sea como sea los cadetes del batalla de Bothawui morireis con las armas en la mano.

Nuestras peores pesadillas se hacían realidad. Los droideka habían aparecido, esto podía llevarnos a la derrota,pero había que luchar hasta el final.
Nos disparan y de poco nos sirve estar parapetados, nos hieren a todos y cada uno de nosotros, en mi caso y sumado a las heridas anteriores me hace caer al suelo casi inconsciente, pero mi afán de luchar hasta el final me hace sacar fuerzas de mis entrañas y soy capaz de disparar el lanza misiles, quizá sea mi último disparo, por lo que no podía fallar. Apunto a uno de ellos y disparó.
Mi disparo tiene éxito y golpea a uno de mis enemigos, espero que sea lo suficiente para acabar con el.

La acometida de los droidekas fue descomunam. A pesar de que se agazapó tras su cobertura, varios de los peotectiles la atravesaron causándole diversas heridas menores. Pasada la andanada llegaba su turno de devolver el fuego. Estaba apostado con el rifle para cuando el enemigo llegó; pero por encima de la amenaza que suponía un enemigo tan formidable, el soldado tenía ganas de probar la efectividad de su nuevo rifle y la ocasión era que ni pintada. De modo que conteniendo el dolor apuntó con cuidado y disparó al primero de los droidekas. -A ver que tal se porta el juguetito-dijo.

El impacto de los disparos abrasa a Adriera que se retuerce de dolor cayendo al suelo. Algunos cascotes también golpean partes de su cuerpo y esta hace lo posible para buscar algo de cobertura antes de disparar usando su blaster pesado...

Wexley sintió cómo la tensión se incrementaba en el momento en que aquellos droidekas aparecieron. Pudo percibir cómo los disparos le alcanzaban y un inmenso dolor recorrió todo su cuerpo. E inevitablemente, mientras las astillas y esquirlas le herían en las zonas de su cuerpo que llevaba expuestas, tuvo un profundo miedo.

Estaba seguro de que no lo lograrían, aunque estaba dispuesto a morir cumpliendo con su deber. Como lo había hecho su padre antes que él.

-¡Por el Imperio! -gritó, sabiendo que la suerte no estaba del lado de los cadetes en aquel crudo enfrentamiento.

Tomando su bláster, apuntó en dirección a los droidekas y disparó mientras trataba de buscar cobertura para protegerse de los disparos.

El impacto de los disparos disparó por completo la adrenalina de Nox, Desde su posición a cubierto soltó una ráfaga de disparos contra los droides, impactando de lleno en ellos. Volvió a cubrise en la columna mientras comprobaba como la sangre empezaba a fluir lentamente por los distintos agujeros.

-No podemos permitir que vuelvan a realizar otra ráfaga o estamos muertos.

Antes de que sea capaz de reaccionar giran la esquina unos droides. Son como los que hemos visto en las imágenes sobre las Guerras Clon, teóricamente ya no debían quedar ya que los derrotamos. Esto parece mucho mas grande que una simple rebelión de un único planeta…

Los disparos que me impactan finalmente me hacen reaccionar y dejar de estar pensando sobre lo que esta sucediendo para comenzar a actuar.

Disparo centrándome en el torso del que hay enfrente mío antes de buscar la cobertura de la pared mas próxima.

De nuevo Ethan empieza la refriega con un disparo del lanzamisiles. A tan corta distancia no puede fallar y el proyectil sólido cruza el escudo antilaser del droide más alejado del grupo sin dificultades. Lo que sigue es una explosión ensordecedora que os hace pitar los oidos de forma insitente a la vez que reduce al droide a poco más que un par de patas insectoides que sostienen unos restos en llamas.

El resto os centrais en abrir fuego contra el droide superviviente mientras tratais de volver a orientaros tras el estruendo y el fragor del disparo del lanzamisiles. El disparo del rifle francotirador de Balon deja una traza en el aire antes de impactar contra la cabeza artropoide del droide provocando un claro daño en sus multiprocesadores. La figura se tambalea y por un momento deja de moverse buscando nuevos objetivos. Aprovechan entonces el resto de los cadetes para concentrar su fuego en el droide.

Aunque el esucdo detiene gran parte de los disparos la sobrecarga continua de los sistemas defensivos permite que algunos de los disparos superen las defensas del droide. El disparo de Adrieira hace saltar parte del eje de rotación derecho del droide, el de Albrecht aclanza lo que parece ser el sistema de apuntado y finalmente la ráfaga del fusil pesado de Nox destroza  el frontal del droide haciendo saltar chispas y apagando las luces de sus sensores.

Respirais, como mejor podeis en el aire saturado de humo y ozono, mientras comprobais vuestras heridas. Magullado, algunos al borde de caer, pero milagrosamente vivos. Mientras llamean los restos de los droides os poneis en marcha por el pasillo por el que vinieron y llegais hasta la sala de control. 

Un par de técnicos alienigenas os observan sosteniendo con manos temblorosas sus pistolas blaster. Una mirada es todo lo necesario para que las arrojen al suelo y se pongan de rodillas con los brazos en alto. 

Y por primera vez en sus ojos veis el terror que un stormtrooper saliendo victorioso contra todo y todos causa en los enemigos del Imperio.