Partida Rol por web

Nox vio como Adrieira se lanzó a la batalla y a pesar de que sus disparos fueron desviados por el enemigo, el imperial no perdió la confianza en sí mismo.

-¿Corrompidos? Vosotros chusma rebelde queréis acabar con el orden y la prosperidad. Debimos de ejecutarte en el pasado pero no te preocupes aún estamos a tiempo de resolverlo.

Nox acortó la distancia con unos rápidos pasos para apuntar con el arma y realizar una salva de disparos, pero increíblemente la espada laser repelió todos los disparos de nuevo, aunque esta vez con mayores dificultades, ya que algunos de ellos agujerearon la base de la capa.

-Arriba cadetes, ya no somos novatos para hincar la rodilla. ¡Alzaos! - rugió a sus compañeros para tratar de espabilarlos.

Era un jedi. Quist, el anciano al que habían tomado prisionero al inicio de aquel periplo, había resultado ser un jedi.

Maider había escuchado numerosas historias sobre aquellos corruptos guerreros miembros de una antigua religión. Por lo que sabía, la mayoría de ellos habían perecido a manos de los soldados clon en los últimos días de las República, si bien era posible que alguno de ellos hubiera conseguido sobrevivir al exterminio.

El joven cadete respiró hondo mientras intentaba sobreponerse a lo que quiera que estaba haciendo el jedi con el artefacto que portaba en la mano.

¡Idiotas! Dispongo de un ejercito y vosotros ¡solo sois seis mocosos consumidos por la ira! Sacude el artilugio y la luz cambia a una tonalidad más rojiza, mientras el hombre retrocede algunos pasos sosteniendo el sable laser para alejar a Adrieira y Nox.

 Y ahora sereis los primeros imperiales en pagar vuestros crimenes. Se escucha un griterío provinente de la plaza, cientos o miles de gargantas chillando llenas de ira y odio así como el estruendo de una multitud corriendo. 

La multitud que rodea el espaciopuerto se atropella mientras corren como bestias poseidas. Su unico objetivo parece ser alcanzar la azotea.

Y despedazaros.

Aquel maldito nos había noqueado a tres de nosotros. Debía ponerme en lo, Nox y Adriera no podrian ellos solos contra el.
Saco fuerzas de mi interior y me pongo en pie.
- Vamos compañeros, no podemos dejar derrotarlos. Hemos salido de sitios peores. - digo con voz lastimera ya que mi estado actual no es el mejor que se pudiera tener.

Empujados por su rabia y desesperación dos de los cadetes se sobreponen con dolor y angustia al poder del artefacto levantandose lentamente. Justo en ese momento veis aparecer a los primeros enloquecidos subiendo a rastras por el hueco de montacargas. Dos twi'lek cubiertos de suciedad se incorporan a la refriega chillando como posesos, parecen haber arrojado sus armas en su frenesí buscando solo cerrar sus manos alrededor de vuestros cuellos o arrancaros la carne de la cara con las uñas.

Adrieira había detenido su movimiento cuando todos sus disparos fueron desviados por aquel sable de luz. El sonido de quienes subían por detrás sonaba como un eco lejano ¿se había rendido ante la visión de aquella espada?

Entonces escuchó las palabras de Nox, los ánimos y las fuerzas de Ethan. Estaban allí, con ella. Como tantas veces durante el entrenamiento, como todas las veces durante estos últimos días en los que todo parece haberse ido a la mierda. No podía rendirse, no. Sus compañeros no lo harían; y solo si todos dábamos lo mejor de nosotros podríamos sobreponernos a la situación.

Todavía dolorida, pero con ánimos renovados, Adrieira levantó su mirada del suelo. Apuntó su arma hacia Quist y apretó los dientes.

- Por el imperio, por el Batalla de Bothawi... por mis compañeros y amigos - 

Soltó un grito de rabia que se entremezclaba con el dolor producido por las heridas acumuladas. El mero hecho de levantar el arma y mantenerla apuntando era doloroso. Pero no importaba. Saldrían de allí; y si tenían que llevarse al jedi por en medio lo harían. Multitud de disparos comenzaron a salir de su arma, y mientras muchos eran desviados por aquel sable de luz, otros parecían que traspasarían sus defensas...

El jedi suelta un grito de dolor cuando uno de los disparos de Adrieira logra superar su defensa. Teniendo que sostener el artefacto reduce su capacidad para usar el sable dificultando su defensa y es así como uno de lso disparos logra alcanzarle en el hombro.

Apretando los dientes mira con odio a la cadete mientras cambia la posición de su sable como preparandose para atacar.

-¡Balon, Albrecht, vamos! ¡No dejéis que os domine! ¡Sois más fuertes que él! -intentó Maider arengar a sus dos compañeros, quienes aún parecían hallarse doblegados por el artefacto del jedi.

El joven cadete observó a aquellos dos enloquecidos twi'leks que se unían a la refriega. Sólo era una distracción. Alguien tendría que ocuparse de ellos mientras el resto se enfrentaba a Quist. Quizá, si lograban derrotar al jedi, aquellos seres dejarían de comportarse como auténticos maníacos.

Maider sabía que disponía de un arma que podía servirle de ayuda contra Quist. La pica de la Fuerza que había obtenido de manos del quarren en la base del mafioso Hutt. El muchacho sabía que una de aquellas picas podía aturdir a un wookiee y, quizá, también pudiera servir para dejar fuera de combate a ese anciano. Quizá no lo matase pero lo dejase lo bastante aturdido como para no suponerles una amenaza.

Ver que uno de los disparos de Adriera alcanzaba al jedi le hizo entrever que quizá tuvieran una oportunidad contra él. "Está herido. No es inmortal. Si sangra, se le puede matar" razonó, observando el hombro herido del jedi. Tomando la Pica de la Fuerza entre sus manos, el joven cadete avanzó a prisa para pasar al cuerpo a cuerpo contra Quist y tratar de dejarlo fuera de combate con su arma aturdidora.

Con un acopio de valor el joven Wex se lanza a enfrascarse con el anciano jedi en un combate cuerpo a cuerpo. Choca la pica de fuerza de aleación de cortosis contra la brillante hoja de la espada de luz. Las dos figuras se acometen en un duelo mortal en el que ninguno de los dos parece contener su furia.

Veo como mis compañeros logran impactar a nuestro enemigo. Dude si dispararle a él o los dos aliados que se acercaban. Dispararle a él suponía un riesgo para Wexley, pero si no acabamos con el lo tendría a su lado para terminar con el. Así que armandome de valor decidí quizá lo más difícil, pero lo que veía mejor para el equipo. Apunte y dispare.

Aunque el disparo falla pasa a pocos centimetros de la frente de Wex. Os dais cuenta de que el jedi maniobra para utilizar a vuestro propio compañero como escudo humano. Quizás solo planea ganar tiempo para que sus marionetas os abrumen.

Los disparos al Jedi comenzaban a tener su efecto parecía que no era invulnerable y eso era bueno para todos. Por desgracia se estaban acumulando los problemas en la retaguardia. Nox dudó entre volver a disparar al Jedi o encargarse de la turba que los amenazaba, pero el miedo a impactar a Wex hizo que se inclinase por la segunda opción.

-Ha llegado el momento de sacar el armamento pesado.

Con un chasquido ajustó el arma para usar el lanzagranadas, apuntó a la horda y disparó.

-Voy a tratar de ganar tiempo contra la horda, pero no subestiméis salir por patas.

La granada describe un arco hasta impactar contra el borde del pozo del montacargas lanzando por los aires a los dos que ya han terminado la ascensión y por los ruidos que se escuchan poniendo fin a la escalada de algunos más. Para vuestra desesperación veis como la situación se complica cuando a vuestra derecha y más alla de la posición de la antigua nave de los cazarrecompensas se abren nuevas trampillas de acceso y dos nuevos grupos de enloquecidos hacen acto de presencia.

Vuestras tripas se retuercen cuando entre las figuras os parece ver uniformes de los guerrilleros, al parecer pocos o nadie puede resistirse al poder del artefacto.

El sacrificio de Wex enfrentandose en cuerpo a cuerpo al jedi implica que este debe centrarse en él. Acometiendolo con furia su sable laser hace saltar chispas cada vez que golpea a la pica de fuerza hasta que derriba las defensas del cadete. Cuando este agotado baja la guardia un segundo el sable laser le golpea en el pecho dejando una marca incandescente.

Con un aladrido de dolor Wex se desploma de espaldas tratando de respirar mientras nota su corazón desbocado y el atroz dolor de la quemadura en el pecho.

Idiotas ¡vuestro odio os ciega! ¡Sois marionetas del lado oscuro! chilla poseido por la rabia el jedi señalandoos con el able laser No merecis más que morir ¡vengaré a todos los inocentes que habeis asesinado!

El grupo de enfurecidos más lejano se acerca a la carrera estando ahora solo a distancia media, teneis ahora enemigos delante, a la izquierda y probablemente detrás (el pozo del montacargas). Si dejais que el numero de enemigos siga creciendo quizás vuestra unica manera de escapar sea saltar por el amplio espacio central del espaciopuerto.

Quizás morir reventados contra el suelo una dcena de pisos más abajo sea una muerte preferible a lo que os reserve el enloquecido jedi.

En ese momento oiis un peculiar zumbido en la base del cuello. Alguien o algo está tratando de activar las comunicaciones con los modulos integrados en vuestras armaduras de combate. Bastaría con apretar el botón en la base del casco pero hacerlo podría ser sacrificar unos segundos preciosos. ¿Y quien sabe si no será un truco mental jedi?

La situación era desesperada. El ejemplo de Wex dejaba claro lo peligroso que era entrar en cuerpo a cuerpo con aquel pirado del sablenluz, por lo que se preocupó de mantener la distancia con él mientras intentaba abatir a uno de los insurgentes que se acercaba.

Se tomó apenas un instante para modular el sistema de radiofrecuencia.

-No acepto lecciones de moralidad de quien se alía con chusma abandonada al caos y al latrocinio. Ayúdanos a detener a esos rebeldes y luego hablamos.

Maider quedó tendido de espaldas en el suelo, sintiendo un fuerte ardor que recorría su pecho. El dolor era intenso y, para el joven cadete, resultaba casi insoportable. De hecho, ni siquiera sabía cómo era posible que hubiera sobrevivido a semejante estocada de la espada láser.

Apretó los dientes, mientras hacía un esfuerzo para intentar no sucumbir al dolor, pero no se movió, imaginando que eso sólo haría empeorar aún más su situación. Sus compañeros aún tenían una oportunidad de derrotar al jedi, pero él... tenía claro que su vida pendía de un hilo.

-¿Inocentes... a los que hemos... asesinado? -consiguió articular palabra a duras penas desde el suelo, ante las palabras del usuario de la Fuerza. El pecho le dolía mientras hacía esfuerzos por hablar-. ¿Como los... civiles... a los que estás... controlando?

Adrieira estaba cegada por el combate contra aquel jedi. Si lo mataban el resto de chusma de allí sin duda se acojonaría. Centrarse en los otros sin duda dejaría libre al tal Quist para eliminarlos.

Mantuvo la distancia con la que antes había logrado alcanzarle y abrió fuego de nuevo, con la misma rabia y cadencia. Esta vez parece que aquel hombre se había preparado, o había aprendido. Logró detener todos los disparos que la cadete hizo.

Tomó aire, esperando que el tenerle concentrado sobre ella fuera suficiente para que otro de sus compañeros pudiera aprovecharlo para impactarle.