Partida Rol por web

La noche esta por caer y el cielo nocturno se abre paso, trayendo consigo tenues luces en aquel abobedado oscuro. Kazuo-kun se encuentra descansando de un día arduo de entrenamiento en la academia Shiba, junto a él, esta el fantasma de su abuelo Isawa-Sensei, quien le cuenta sobre una visión importante para el joven guerrero. -Escuha Kazuo-kun, Shiba Takeshi va a llegar al poblado de Tsuma; y es seguro que te encontraras con él...- El guerrero que se encontraba viendo al horizonte y los valles con una mirada lejana, su mente estaba distraida, perdida en la lejania pensando concentrado en algo más, pero aquellas palabras, en especial el nombre de Takeshi, lo traen bajan de golpe a la tierra, sin siquiera darse cuenta se ha levantado en sobre salto.

Escuchar esta premonición es con seguridad una afirmación definitiva para el joven guerrero. Como si el destino estuviera jugando las fichas precisas, en un tablebro, porque esa misma tarde el lider máximo de la academia Shiba, ha entregado a Kazuo, la asignación de ir al territorio del Clan Grulla, al poblado Tsuma, para representar al Clan y a la Familia Shiba en el Campeonato Topacio.

El fantasma del anciano, como todo hombre de intachable vida samurai, se pone de pie con una aparente dificultad, para luego demostrar la fuerza espiritual, clavando sus traslucidos ojos en Kazou-kun y reafirmando lo que este ya sabe -...Vas al Campeonato Topacio, para enalter a la Familia Shiba, pero no olvides tu deuda de honor...- aquel hombre refiere a la recuperacion de la Wakizashi Sagrada y los libros perdidos. Acto seguido se desvanece dejando al joven guerrero solo para que medite bien lo que debe hacer.

Amanecen en aquel Ryokan donde Toshigure-san pasaba la noche, pero los rayos del sol no llegan a despertarle; por el contrario, él esta a la espera de aquella iluminación, mirando el horizonte pensando en su pasado y presente.

Una vez con luz suficiente en el horizonte, sale al encunetro de su Tutor Akodo Bakin-sensei pero no lo ve por ningun lado, solo se encuentra que le han preparado: un par de Corceles, al costado dos armaduras, dos equipos de viaje y armas ecuanimes, impecales, en perfectas condiciones.

De pronto, es sorprendido por una voz familiar, que emerge desde el recodo de la esquina proxima -Hasta que por fin apareces, Toshigure-Sempai...- aquella voz es evidente mente reconocida por Toshigure-san, incluso el tono sarcastico con el cual se dice la terminología "sempai". El misterio concluye al aparecer ante él, Minoru-sempai, quien camina hacia Toshigure-san con sus brazos cruzados y un porte imponente -¿Porque la cara?¿esperabas a alguien más?...- la sonrisa en modo de burla es obvia en este hombre.

Se para junto a las Armaduras y observandolas recrimina -que no te sorprenda es obvio que soy el más digno de ir al Campeonato Topacio...-

Puede que fuese el nerviosismo por el Campeonato, puede que fuese el lugar... no importaba demasiado, estaba allí y me había levantado antes de la salida de Dama Amaterasu y estaba preparado para partir. En la academia era normal levantarse muy temprano, las actividades comenzaban pronto y antes del amanecer los estudiantes ya formábamos para la instrucción diaria.

Recogí el futón y lo coloque en un lado de la habitación. Salgo al jardín en silencio con el boken a un costado y adopto la postura de seiza. Con un rápido movimiento imito el desenfundado de una katana y tengo el boken preparado en frente a mi. Mis dos manos rodean la empuñadura y me coloco de pie. Ahí comienzan mis ejercicios diarios, si hacer ruido golpeo el aire frente a mi... un paso adelante golpe, un paso atrás golpe, un paso adelante golpe... Normalmente estaría así durante horas, pero el tiempo apremiaba y aún tenía cosas que hacer antes de proseguir el camino a Tsuma.

Regrese a mi habitación y me deslice por el interior del Ryokan en dirección a los baños, tenía que quitarme el sudor de encima. Y el agua fría consiguió despejarme aún mas que el frescor del jardín. Me ate el pelo en una coleta antes de regresar, la habitación de Bakin-sensei permanecía a oscuras, puede que se encontrase meditando pues era extraño que no se hubiese levantado ya. De seguro que el Ryokan tendría alguna pequeña capilla pero preferí estar a solas en esos momentos, deslicé a un lado el panel shoji y con la imagen del pequeño jardín de agua sostengo entre mis manos la varilla encendida de incienso. Y comencé una silenciosa plegaría a mi padre y luego a Akodo para que me diesen fuerzas y no fallar en mi cometido. Para cuando hube terminado Dama Amaterasu ya había mostrado su rostro y nos observaba desde los cielos.

Salgo al encuentro de Bakin-sensei, mas no lo encuentro, esperaba que ya estuviese preparado para marcharse. En su lugar dos caballos se encuentran preparados a la entrada del Ryokan, me acerco a uno de ellos mientras le sujeto las riendas y le acaricio el cuello. A su costado penden una armadura y en su grupa el equipo de viaje y un daisho.

 -Hasta que por fin apareces, Toshigure-Sempai...

Reconozco enseguida el tono sarcástico en sus palabras, lo he oído en tantas ocasiones que ya es una nota familiar en su voz.

 -¿Porque la cara?¿esperabas a alguien más?...

Minoru se acercaba hacía mi, con su paso seguro y su porte de superioridad, que solo un "kuge" podría mostrar con ese orgullo. 

-que no te sorprenda es obvio que soy el más digno de ir al Campeonato Topacio...-

Me incline respetuosamente ante el.

- Minoru-sama, es un honor estar en su compañía y es cierto que los senseis estarían en lo correcto al elegirle a usted para el Campeonato Topacio.

También participaría Minoru en el campeonato... Lo cierto es que no era de extrañar, su posición dentro de la familia le otorgaba una gran ventaja, pero esperaba no volver a coincidir con el y con sus mordaces comentarios. Volví a erguirme.

- Con usted aquí podremos demostrar de lo que es capaz el Clan León.

Intentaba mostrarme lo mas calmado posible pero mis ojos miraban en todas direcciones intentando localizar a Bakin-sensei.

Correción realizada...

En tus andanzas por los caminos cercanos a los territorios Dragon acompañado por tu Budoka Minami-san. Ambos hacen una parada en una posada para pasar la noche aprovechando la oportunidad para intercambiar algunas palabras; aunque en realidad eres tu quien habla y ella escucha porque ella es de poco hablar.

Su conversación se paseaba en técnicas y posturas de combate, normas de categoría y etiqueta en la corte, además las dinámicas mágicas de la cuales sabias, o habías escuchado de las diferentes familias y Clanes del reino.

De pronto un mensajero a caballo entra en la posada y escuchas que pregunta al Posadero por ti –Señor, señor! busco a Igashi-Sempai, lo ha visto, dígame por favor si lo ha visto!, es muy importante!...- el joven se nota apurado en sus palabras y jadea un poco como si el cansancio de su caballo, se manifestará; tú has podido escuchar y ver desde tu asiento del piso superior por estar cerca de la ventana; que el mensajero es de tu Familia Mirumoto.

Aqueja sin palabras, demuestra con evidencia y petulancia su posicion -jum!...- bordea el camballo y observando las cosas listas para el viaje en su rostro se puede ver una sonrisa como quien ha esperado por este momento, se aproxima a las armaduras y las armas, colocando su mano derecha en una de ellas para luego decir con seguridad, mientras sujeta con firmeza -bien!, Bakin-sensei nos alcanzará en el poblado de Tsuma. Toma tus cosas Ichiro-sempai es tiempo de marchar.-

Era muy extraño. Bakin-sensei no me había dicho nada, no era lo que los senseis de la academia me habían dicho tampoco... Pero la actitud de Minoru era la de siempre, por lo que tampoco sabía si me intentaba mentir. Aunque la palabra de un samurai no se discute, pero técnicamente aun no eramos samurai.

- Si me disculpa Minoru-sama, he de recoger mis cosas.

Me dirigí tranquilamente al interior del Ryoka. Entre por el jardín a mi habitación y cerré el panel shoji tras de mi, recogí mi equipo de viaje. 

Seguí al interior del Ryoka y deslice el panel shoji de la habitación de Bakin-sensei quería comprobar si efectivamente se había marchado.

Observas que efectivamente no está presente, en el suelo en medio de la habitación está una pequeña nota 

Ichiro-kun, has logrado llenarme de orgullo, desde que te traje aquí fué cuestionada mi decisión, sin embargo has demostrado ser un digno miembro del Clan León, de la escuela Akodo.

Pero para ello debes recorrer aún una senda importante, confío en que así lo harás.

Te veré en el Campeonato Topacio.

Akodo Bakin

Aparentemente, ha tenido que partir por lo cual, tu viaje sin duda será con Minoru-sama.

La plácida tarde se vió bruscamente interrumpida por la premonición de mi querido abuelo, la cual perturbó mi paz sobremanera, haciéndo que mi mente se viese en primer lugar atraída al presente y a continuación se proyectase hacia delante a toda velocidad. El honor personal y el honor del clan han de ser restaurados, y hacerlo está en mi mano.

Tras cumplirse la priemra parte de la profecía, y serme encargado el honor de ser el representante del Fénix en el campeonato, acudo presto a la capilla de mis ancestros donde, tras encender unos inciensos, comienzo a rezar a mis antepasados pidiendo su consejo y su guía, pues si bien la responsabilidad no me abruma, no puedo fallar.

Recojo la nota que esta en el suelo en medio de la habitación vacía y la leo. Una media sonrisa aflora en mi cara, si el sensei supiese lo que me ha ayudado, con mi familia y sobre todo con mi futuro...

Introduzco la nota entre los pliegues de mi kimono, me coloco el equipo de viaje a la espalda y salgo de nuevo.

- Muchas gracias por la espera Minoru-sama. Le digo mientras me inclino ante el.

Coloco el equipo de viaje a lomos de uno de los caballos.

- Cuando usted desee podemos partir.

Sujeto las riendas de la montura mientras le doy suaves golpecitos en el cuello.

Kakuo-san termina sus ceremonias de respeto a sus ancestros y ahora resta dormir, va a su habitación acomoda su futón, lanza una última mirada al techo y cierra sus ojos.

La mañana no alcanza sorprenderle como guerrero entrenado que es, sabe que lo mejor es madrugar, apreciar el amanecer, cómo emerge el alba, y recibir la bendiciones de un nuevo día. 

Con sorpresa, o con admiración, descubres tras el panel de shoji que da acceso al dojo de la escuela Shiba, una armadura representativa del clan, y a su alrededor armas de todo tipo, arregladas y en perfecto estado, con una señal de disposición; todas usables, sin embargo, kazou-san sabe que son ornamentos que representan las escuelas  del clan y en señal cómo se confían en él.

Kazou-san toma su equipo y un caballo dócil que le servirá de transporte en su viaje a Tsuma. Pero justo antes de emprender marcha un Sensei del clan se aproxima a Kazuo con su caballo. 

-¡Kazou-san!- expresa aquel hombre demostrado cierto aprecio al joven guerrero -No viajaras solo muchacho, he de ir contigo- cuando se acerca a ti, notas que es el Sensei de tu escuela Shiba

Con alegría en el rostro, recibo a mi querido sensei, Shiba Satoru y le respondo con presteza mientras refreno mi caballo:

-Me alegro de que me acompañes, Satoru-sensei. Tú compañía es muy bien recibida. Además, ver su rostro entre tan distinguido público me reconfortará.

El escándalo atrajo la atención del samurái Dragón, que volvió la cabeza para observar al mensajero recobrando el resuello. Tanto él como su budoka habían depositado sus armas a la entrada, entregandolas al cuidado del posadero y su familia, honrandoles con ese gesto.

El té que habían compartido mientras charlaban se enfriaba en su tazón, en una calma perfecta y absoluta de color ambarino contra el lacado delicadamente iluminado de este.

Igashi decidió no precipitarse. Los colores del Mon del mensajero eran los del Clan del Dragón, en concreto los de su propia familia, lo que inclinaba claramente la balanza en favor de responder al requerimiento de este. Pero el jinete parecía agotado y todavía tardaría unos momentos en recomponerse lo suficiente como para responder con claridad a sus preguntas.

Así pues, el joven bushi se arregló el obi, y estiró cuidadosamente las solapas de su kimono. Cuando decidió que todo estaba como debía, hizo un gesto a Minami y se dispusieron a bajar al encuentro del mensajero Mirumoto.

- ¡Ie!- Dijo Igashi para llamar la atención del jinete.- Soy Mirumoto Igashi. Por favor, posadero, traed algo de beber y ocupaos de su montura.- Pidió el samurái, en el tono amable pero firme de quién espera ser obedecido. Con el mismo ademán, invitó al mensajero a que le acompañase a un lugar más tranquilo.- Ella es Minami-san. Por favor, acompañame, toma aliento. Ya me has encontrado, mensajero.

El posadero reverencia la orden y se retira para tomar la orden encomendada reverenciando tanto a tu persona, como a tu acompañantes. El mensajero se acerca a tu mesa ubicada en el nivel superior cerca de la ventana, con verguenza quizás o sumo respeto ante ti primeramente demuestra una reverencia.

Notas que efectivamente es un samurai de la casa de la Familia Miramoto, le reconoces como uno de los mensajeros de la familia; este te entrega una pergamino y agradecido tu gentileza reverenciandote da unos pasos atras esperando alguna respuesta de tu parte.

- Arigato. - Dijo Igashi, despidiendo al posadero con una breve inclinación de cabeza. Acto seguido, se arrodilló a un lado de la mesa, indicando al mensajero que hiciese lo propio. Esperó a que Minami les sirviese un poco de té fuerte antes de preguntar por el motivo de aquella visita. 

- Toma asiento, Sasaki-san. - Ofreció el samurái. - ¿Has tenido buen viaje? Pareces agotado.- Preguntó, cortes, mientras revisaba el sello del pergamino. El joven samurái se cuidó de mantener las formas, aunque la curiosidad y la certeza impidieron que retrasase en demasía la apertura del mensaje y su lectura. 

Abres el pergamino mientras el joven Sasaki-san toma asiento, aunque el mantiene la distancia; te conoce y tú a él, ambos comparten una estrecha amistad y confianza, aunque siempre dentro del Dojo, porque ante miradas externas, el respeto es importante.

Tu Budoka Minami-san atiende a Sasaki-san, el con reverencias repetitivas y una sonrisa apenada en los labios, toma aquella taza con una mezcla propia de él (orgullo y alegría). Desde que te has dado la tarea de emprender tú viaje has visto muchos rostros pero ninguno te resulta tan familiar y alegre. Te has tomado unos segundos antes de leer el pergamino; para tomar tu atención sobre Sasaki-san. El sudor recorrer su frente, el cansancio es innegable, evidencia un agotador viaje; quizás por esto ha decidido beber con un solo sorbo toda la taza de té, aligerándose así un poco su respiración.

Ya repuesto, aunque no lo suficiente te responde -Igashi-sempai, disculpe usted mi intromisión en su viaje, pero el mismo líder del Dojo Hagashi-Sensei, me ha pedido que le entregue el pergamino cuanto antes, llevo tres días buscándole, pensé que no lograría mi cometido…- Has visto oportuno hacer una pausa para que tu amigo recobrara la compostura y al escucharle definitivamente decides leer para ti mismo:

Bajo mi poder, como uno de los Daimyo del clan Dragón, le encomiendo la tarea a usted Mirumoto Igashi Sama, de representarnos en el Campeonato Topacio, trayendo consigo orgullo y un triunfo a la familia Miramoto.

Presente este comunicado, al regente encargado del Campeonato Topacio, en el poblado Tsuma en territorio del Clan Grulla.

Observas la estampa del sello de la Familia Mirumoto; a su vez en los costados adornado con detalles alusivos al clan, observas que el documento está escrito con una caligrafía impecable, en todo el pergamino están plasmado los sellos de Familias Clan Dragón y sus respectivas Escuelas.

Sotaru-sensei sonríe con gusto ante tu comentario con carcajada plena –¡bien Kazuo-san, en marcha!...- comenta con su voz gruesa y fuerte emprendiendo así el camino.

La ruta es tranquila y el cabalgar de los caballos brinda unos redobles casi ceremoniales en la marcha; Kazou-san y Satoru-sensei, van enfocados en recorrer la mayor cantidad de terreno posible en el menor tiempo que les permita los corceles, o al menos antes que el sol caiga en el horizonte.

Nada les interrumpe su avance y nada es más importante que el cometido de llegar al preciado destino. Sin embargo, deben parar dar descanso comida y agua a los caballos oportunidad precisa para intercambiar palabras entre ambos guerreros.

-y bien Kazuo-san, ¿que sabes del Campeonato Topacio?- pregunta el Sensei, quizás probando los conocimientos del guerrero o solo por hacer algo de conversación

Minoru-san tiene acuesta lo que necesita, lleva el equipo prácticamente idéntico al tuyo, incluso los corceles son del mismo color y ornamenta. Esto no le agrada en nada a Minoru-san, sin embargo debe aceptarlo porque es el equipo reglamentario para el Campeonato Topacio. Con un gesto tu compañero te hace entender que está listo y ambos inician el corto viaje.

En comparación con otros guerreros de otros Clanes, ustedes son los más próximos al Pueblo Tsuma, por lo cual le tomará poco más de un día de camino llegar.

La cabalgata es acelerada, la brisa que los acompaña les hace notar la velocidad que llevan, pero por muy cerca que estén, o muy apresurado que vayan siempre deben dar descanso a los corceles. Oportunidad quizás precisa para intercambiar palabras entre tú y Minoru-san.

Me subo al caballo y comenzamos a recorrer nuestro camino, no falta mucho para llegar a la ciudad de Tsuma. Así que apresuramos los caballos.

Mientras cabalgabamos iba pensando en la nota de Bakin-sensei... aún me queda una senda importante que recorrer, que significaban aquellas palabras, lo cierto es que no tenían ningún sentido en aquel momento para mi. 

Los caballos son rapidos, puedo sentir la brisa en mi cara pero no pueden mantener un ritmo constante durante mucho tiempo por lo que paramos a descansar.

- Minoru-sama, ¿Como sabía donde encontrarnos?

Bueno no era el único ryoka de camino a Tsuma podría haberse detenido en cualquier otro. Pero esa no era la pregunta importante, aquella que deseaba hacerle durante tanto tiempo.

- Minoru-sama, ¿por que nunca hemos sido amigos?.