Partida Rol por web

Sapo observaba el espectáculo, pero no era el mismo que el de los demás. A él lo que le fascinaba era el uso del éter y cómo aquel bardo, de profesión tan mundana, realizaba aquellos trucos baratos. Cuando el espectáculo acabó el caballero más respetado yacía muerto en brazos de la mujer supuestamente encerrada ne la despensa.

El pequeño y feo gnomo se acercó a meter su nariz, lo que quedaba de ella, por el medio.

Quiora estaba feliz; comida para llenar el buche y un hábil bardo amenizando la velada. Sólo se podía mejorar con una buena pelea de bar al final de la jornada, a puñetazo limpio si fuera posible.

Y todo parecía indicar que los deseos de la mestiza se iban a cumplir aunque quizás corriese más sangre de la conveniente.

Al ver sacar las armas, se incorporó con rapidez y cogió su hacha, sin importarle lo platos que rompiese en el camino. Se puso a la defensiva, pese a que fuera obvio que ella no era lo sutil suficiente para matar a nadie con veneno.

- Yo no he sido!

No podían tener una noche tranquila, se tenían que poner a matar gente en la taberna a donde van, y esa mujer va a la cocina y sin que nadie la vea aparece junto al muerto envenenado... tiene mas pinta de que la van ha ajusticiar ya mismo.

- Es que no puede tener uno una noche en paz?

Menon se queda a la defensiva a la espera de lo que suceda.

Ajena a todas las habladurías que escuchaba de aquí y de allá, de unos y otros, de propios y extraños, la norteña del grupo solo sonreía y bebía jarras de aguamiel o lo que se terciara, a partes iguales, a la par que se divertía con su camarada Quiora, mientras escuchaba al trobador o bardo de turno. Todo eso hasta que de repente se armó la gorda y un chico empezó a convulsionar y arrojar sus propios estertores, lo que dejó a todos sin habla.

- ¡Buuuurrrpppp! - Rompió el silencio con un erupto, producto de la bebida que se estaba llevando al gaznate. - Porrrr todos los demonios... Menon tinierrrr rrrrrasón... No tinierrrr día en pas...

En cuanto algunos miraron a Quiora y Sapo con desdén, la mestiza dijo lo peor que podía hacer, al parecer de Fedora, que era quitarse culpas. La guerrera pensaba que justificarse de algo que no tiene que ver contigo solo servía para abrir las puertas a los que buscaban un culpable y para colmo eran racistas con la verdosa y el gnomo del grupo. Así que Fedora se llevó la mano a la cara y entonó una leve palabra en voz baja.

- Catastrrrrrofffff...

Genann ante el comentario de Menon no pudo sino asentir en silencio. Todo aquello empezaba a resultar casi hasta excesivo. Aunque bien mirado, todo lo vivido y experimentado hasta el momento sería lo que su mentor había pretendido que viviera y experimentara cuando le empujó hacia el mundo exterior.

De todos modos, tales reflexiones eran para otro momento. El druida había preguntado por los precios de las habitaciones y a cambio solo había escuchado el seco sonido de la terrible bofetada dada a la mujer. Genann podía ser un poco meapilas y abrazárboles, pero dudaba que alguien que, escudado en su uniforme y portando armas, golpeara a una mujer indefensa fuera muy hombre y aún menos muy valiente. Su estómago se cerró repentinamente ante la escena, sintiendo su cuerpo revuelto. Pero no le pasó por alto que el comportamiento del ex bardo no coincidía con sus palabras. ¿Amabilidad? Tal vez.

Todo lo demás, ocurrió muy rápido. La oscuridad, la canción, el extraño sonido de algo al caer, las luces, la presencia de la abofeteada junto al cuerpo moribundo de quien la golpeara... Rápido y extraño.

¿Qué había pasado allí?

Tiradas de avistar en las sombras y de escuchar destinadas al momento de la interpretación y caída de Stefan por si Genann ha alcanzado a ver o escuchar algo.

Sapo reconoció los efectos de un veneno llamado "musgo del yo", que afecta al sistema nervioso. Lo más importante es que tardaba un minuto en hacer efecto, con lo cual Sir Stefan fue envenenado durante la actuación de Curtis Álamo. Además, es un tipo de veneno que debe ser ingerido, con lo cual deben quedar restos en la copa o los alimentos del plato de la víctima.

Genann fue testigo de que Monic, tras salir de detrás de la barra, se dirigió hacia la salida. Solo cuando el cuerpo de Stefan se cayó al suelo, Monic se acercó al origen del sonido, a tientas, en la oscuridad, con lo cual la víctima ya estaba envenenado cuando Monic llegó hasta él.

Es obvio que esta mujer es la culpable...-conjeturó Credzu.

¿En serio es obvio? Tal y como lo veo yo, tú has estado sentado junto a Sir Stefan desde el principio. ¿Cómo sabemos que no lo has matado tú?

El Comandante Wahrmer corrió hacia la puerta y gritó al exterior.

¡EEEEEEH! ¡A LOS DEL CUARTEL, RODEAD LA POSADA! ¡VIGILAD QUE NO SALGA NADIE!

Al cabo de un minuto, los soldados de Wahrmer empezaron a cruzar la calle, armados. Dos de ellos se colocaron en la puerta. Por la ventana vieron a los demás guardias rodear el edificio.

¡No trates de echarme a mí el muerto, Wahrmer! Tú estuviste también a su lado toda la noche. Tuviste tanta ocasión de envenenarle como yo. Tal vez deberíamos interrogar a los ocupantes del edificio. Durante la oscuridad de la actuación, cualquiera pudo acercarse a la mesa sin que nos diésemos cuenta: esa música del posadero ocultaría cualquier sonido. La semiorca también es sospechosa, se ha dado demasiada prisa para decir que ella no ha sido. Además, esos bichos ven sin luz, ¿no?

Todos los sospechosos se empezaron a mirar entre sí, Sapo hasta lo hacía de dos en dos. ¿Quién habría sido el asesino?

Quiora estaba muy tensa, tanto que le sudaban las manos y tenía que soltar el arma alternativamente para secarse las palmas en su ropa.

Esto, esto... Todos sabemos que los que envenenan llevan siempre capucha, así que habrá sido Sapo, Menon, o ese de ahí - dejó el dedo acusador señalando al misterioso desconocido que se cubría el rostro.

Pero, cómo se habría soltado la gundakari? Y por qué estaba tan cerca de la víctima? Y esa otra mujer de rojo dónde se había metido?

Esto, esto... Todos sabemos que los que envenenan llevan siempre capucha, así que habrá sido Sapo, Menon, o ese de ahí

Si estuviera en las manos de Menon, enviaría a la semiorca a un plano infernal, donde la desmembraran y volvieran a recomponer incorrectamente por toda la eternidad, si en su cerebro no había entrado el concepto de lealtad a sus compañeros con todo lo que habían pasado, lo mejor era emborracharla y dejarla tirada en algún lugar olvidado.

- Locuras aparte, lo que hay que resolver es como esa mujer logró salir de la cocina y ponerse junto al finado sin que nadie la detectara - Menon estaba pensando en invisibilidad, pero esperaba que lo dijera otro, las acusaciones de usar hechicería para asesinar son muy graves.  

- Tiene los sintomas de haber ingerido Sapo un veneno llamado "musgo del yo", que afecta al sistema nervioso.- Instruyó a los presentes con su habitual falta de tacto.- Tarda un minuto en hacer efecto, con lo cual Sir Stefan fue envenenado durante la actuación de Curtis Álamo. Además, es un tipo de veneno que debe ser ingerido, con lo cual deben quedar restos en la copa o los alimentos del plato de la víctima.- Puede que si dijera un "con lo cual" más alguien se hartara y lo quisiera matar. Afortunadamente sólo se acercó al plato y copa de los que debía haber ingerido el veneno el caballero para confirmar sus sospechas. ¡Ay si tuviera su adorada y entrenada nariz de gnomo!

- Acabamos de llegar, y venimos en misión del señor Malocchio Aderre. No tenemos nada que ver ni con el difunto, ni con los presentes. No tenemos ni motivo, ni razón, para intervenir en algo como esto- dijo en tono que mostraba cansancio Alarico Maldonado- Nuestra misión es confidencial a favor del señor Aderre, y dudo que le gustara que emisarios, aún emisarios menores  como nosotros, fuéramos molestados o acusados de asesinatos que, sinceramente, nada tienen que ver con nosotros. Ello no obstante... mi camarada Sapo tiene indudables conocimientos y no dudo que sabe de lo que habla. Eso nos permite acotar las personas que han podido cometer el asesinato, y las que no. Obviamente, la liberación de la cautiva no ha podido ser más inoportuna para ella, pero dando por cierta la afirmación de Sapo, no ha podido cometer el crimen. Y sólo debe ser castigada por su obvia desobediencia y por su hablar desconsiderado. Pero no es una asesina. En cuanto a Quiora...- miró al tal Vaslav Credzu- ¿la habéis visto? ¿en serio pensáis que usaría venenos en vez de su arma? 

Genann carraspeó levemente, sabiendo que debería optar por el silencio antes que hablar, pero su naturaleza se lo impidió.

-Siento decir que la mujer no envenenó a ese joven. Me gustaría poder decir lo contrario -miró a la chica con una expresión de disculpa- o incluso saber mentir, porque eso daría por zanjado este asunto y podríamos dedicarnos cada uno a nuestros asuntos, pero las cosas son como son. No sé cómo lo logró, pero ella consiguió salir de donde estaba encerrada, si es que realmente la puerta de la despensa estuvo cerrada alguna vez. Que a todo esto, no sé por qué no echó ese hombre a la mujer de esta posada en vez de guardarla ahí como a un jamón. Pero bueno, a lo que iba. Esa mujer estaba fuera de la despensa y junto a la puerta de salida cuando el cuerpo de vuestro amigo cayó. Ella se volvió y fue hacia él. Las razones de tal cosa las ignoro pero es lo que hizo. En resumen, que ella no le envenenó, sino que ya previamente alguien se había tomado ese trabajo.

La puerta de la despensa se abrió sola, mientras sonaba la música del posadero. Traté de marcharme en medio de la actuación. Cuando escuché que alguien se cayó en medio de la habitación, recordé que allí estaban los oficiales. Pensé que uno de ellos estaría inconsciente por embriaguez, y que podría encontrar algún sello o algún documento que pudiera ayudar a mi padre a salir de prisión...

O sea, buscabas un sello para falsificar un indulto. Enternecedor. Todos los gundarkíes son delincuentes después de todo.

Cuando Quiora culpó a los encapuchados, Marcellus frunció el ceño.

Eso, echémosle la culpa a Marcellus-dijo, diciendo su nombre-, es el chivo expiatorio al que nadie echará de menos. Pero escuché el ruido de un tablón renqueante en las escaleras: alguien bajó durante la actuación de Curtis, y luego volvió a subir. Seguro que el culpable está en la planta de las habitaciones.

Muchacho, dudo mucho que con la música escuchases nada. Suena a excusa para que te excluyan de la lista de sospechosos...-dijo el posadero.