Partida Rol por web

Las guerreras seguían presionando, Fedora sufrió el toque debilitante de la criatura, sería permanente? Podría llegar ha envejecer, envejecerían todas las personalidades por igual? Mientras divagaba sobre los temas de la mente soltó otro rayo al espíritu, peor esta vez dió en el suelo sin tocar la fantasmal figura.

Quiora siguió atizando con el palo, pero sus ataques no conseguían encontrar al etéreo fantasma. Los gruñidos de la guerrera frustrada se dejaban escuchar en el asentamiento.

Los espíritus no eran lo suyo, eso estaba claro.

-Otra vez! Pero venga! Escurridiza sabandija, como te pille...

Genann permanecía como espectador en aquella lucha cuyo desenlace estaba en manos de sus compañeros. Seguía abrazando a Niko, quien parecía más tranquilo, y pronto el canto de los vistani se elevó en medio de la oscuridad y el caos, elevando los espíritus de los vivos y tranquilizando a cuantos les escucharan.

-Cantemos nosotros también, Niko. Poco más podemos hacer ahora mismo.

Y sumándose al coro, Genann, siguió al resto, tarareando.

Sapo no era un ladrón , al menos no uno bueno.  Perdía el tiempo rebuscando entre las cosas teniendo muchísimo cuidado de que sus dedos no se impregnaran de la mugre vistani. Empezaba a perder la paciencia y ni siquiera veía que los objetos encontrados pudieran ayudarle. No tenían un arquero y habían perdido sus armas para impregnarlas en el aceite mágico. Su atención se volvió a fijar en el combate justo cuando el espectro sorbía la vida de la exuberante Fedora.

- ¡Nooooo!- No iba a permitir que los turgentes pechos de la joven humana se convirtieran en uvas pasas. Amasó el éter y lo comprimió con ímpetu entre las manitas hasta formas una bola compacta y chisporroteante. Cerró el puño presionándola haciendo que un rayo saliera de la misma hacia su objetivo. Pero, ¿cuál era su objetivo? ¿El del ojo derecho o el izquierdo? La música de los vistani le estaba poniendo de los nervios y había dudado si no freirlos a ellos primero.

- ¡SOBREVIVIREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEÉ, EEEEEEEEEE, EEEEEEEEEEEEE......! - Gritó de repente Suse, al sentir el toque del lóbrego.

 Lo cierto es que tener el pelo de dos colores le traía recuerdos de su época de cantante, solo los dioses saben en que lugar del multiverso.

Pero la guerrera no desistía en sus ataque y pese a notar que le fallaban las fuerzas volvió a tratar de dar a su adversario. El caso es que la pérdida de fuerza le pasó factura y loejos de acertar con el golpe, giró sobre si misma. Al menos acompasando la canción, todo sea dicho.

No pareció que su ayuda a la guerrera Fedora hubiera servido de mucho, así que decidió cambiar de estrategia y atacar directamente al espectro con su hacha. Dudaba que su arma pudiera hacerle mucho, pero los vistani parecían imbuirle algo de ánimo con sus cánticos. Tal vez con un poco de suerte...

¡OI, OI, o...!

El intento de Niko y Genann para unirse a los cánticos se vió frustrada por culpa de Fedora y su asonante grito. ¿Realmente podían ganar aquella batalla? El hacha de Corvino no funcionaba, ni los pobres intentos de Alarico por distraer al enemigo. Tampoco lo hacían los palos mágicos, por lo menos la mayoría de las veces. Y los rayos de Menon y Sapo pasaron de largo. Los desánimos empezaron a cundir entre los vivos, y el muerto, por primera vez, rió. Una risa escalofriante.

Pero Genann vió otra cosa. Vió la risa como la expresión de alegría de una madre que volvía a ver a su hijo...

Ale! Toma! Por fin le daba, pero se notaba que no era su magnífica hacha lo que se traía entre manos.

Ese palito diminuto no servía más que para sacarse los trozos de comida de entre los dientes. Qué triste era si lo pensaba; tampoco iba a poder comerse a su contrincante si acababan con él.

Y con tanto pensar en comida, le estaba entrando hambre

Genann sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda cuando la risa del espíritu le alcanzó como un rayo. O quizá fuera tras ver los inútiles esfuerzos de sus compañeros por acabar con aquella forma de no existencia. Sin duda, debía ser terrible que la vida de uno acabara transformándose en una existencia etérea y maldita. En su día, su maestro y mentor ya le había comentado que, en ocasiones especialmente terribles, las almas de los hombres acababan encadenadas al plano material, sujetas por una cadena y fruto de una muerte violenta, incapaces de trascender y alcanzar el lugar que les correspondía tras la muerte. 

Pero, ¿qué era lo que su fino oído alcanzaba a vislumbrar tras la terrible carcajada? ¿Era felicidad? ¿Un asomo de dicha en medio de una existencia maldita? ¿Era Niko la causa de tal alegría? 

Raúl ya les había relatado el terrible final de su esposa y madre de Niko. ¿Cabía la posibilidad de que el espectro presente no fuera sino el de su madre asesinada? Llevado por aquella intuición, Genann se puso en pie y gritó.

-¡Quietos! ¡Deteneos! ¡Y tú también, espectro! Leyla, ¿eres tú? ¿Has venido a cumplir tu promesa, la promesa hecha a Niko? ¿La de que os veríais en breve?

- ¿Pero que dice este? Hablar con un fantasma.... Desde luego que si, cuando acabemos con el, charlais. - Dijo Suse en voz alta.

Porque la norteña iba a seguir tratando de zurrar al que le tiñó el pelo sin permiso, y volvió a girar con el palo sobe si misma, como bailando en vez de golpear. Cosas del palo y la pérdida de fuerza a todas luces.

El combate seguía y de momento el espíritu no había perdido un ápice de su empuje, las dos mujeres podían acabar mal. En ese momento el druida tuvo una buena idea, que el espíritu fuera la madre del niño no era probable, según pensaba los espíritus quedaban donde morían.

De momento esperaría para ver si la aparición respondía, sino usaría el poco poder que le quedaba.

Frustrado por errar el tiro Sapo ya estaba amasando el éter de nuevo para lanzar otro rayo cuando Genann les dijo que se detuvieran. ¿Qué quería el druida loco? ¿Conocía al espectro? Eso parecía. 

¿Leyla?- ¿La madre muerta del niño se había levantado como un espectro para atormentar al pobre niño? mUchas preguntas bombardeaban la ya de por sí dañada mente de Sapo, aturullándolo.

Tras comprobar cómo su hacha atravesaba la figura ectoplásmica del espectro sin causarle mella miró durante un segundo hacia su arma con cara de estúpido.

Luego bramó Gennan pidiendo que esperaran, y eso hizo dudar a Corvino. Miró como Fedora y Menon hacían caso omiso a la solicitud del druida, mientras que Sapo también parecía detenerse, tal vez poniéndose en la misma tesitura en la que ahora estaba el antiguo leñador.

¿Cómo? ¿Que es la madre del niño?

¿Mamá...?-preguntó el niño, confuso.

El pequeño dió un par de pasos en dirección al fantasma, con intención de verle mejor.

¡No, Niko! ¡No te acerques! ¡Es peligroso!

Fuese el fantasma de Leyla... o el de Alanis... o el de cualquier otra alma en pena que vagase por los bosques, la advertencia de Genann llegó demasiado tarde. El último garrotazo de Quiora hizo que la aparición desapareciese, sin ruidos, sin épica, sin melodrama, sin un cuerpo del que extraer un diente para su colección.

Pero Menon sabía que aquel momento no era el final. Lo único que habían logrado es cortar el vínculo, la cuerda que usaba el fantasma para descolgarse hasta esta realidad. El espíritu estaba ahora en el plano del éter, lamiéndose sus heridas y recuperando fuerzas. Tardaría veinticuatro horas en volver a tener energía suficiente como para poder manifestarse de nuevo en el campamento, pero terminaría por reaparecer.

El combate finalizó sin nada que celebrar, al menos ninguno había muerto, Fedora ahora tenía un mechon blanco pero no parecía haber perdido vitalidad, sus personalidades serían iguales o evolucionadas ante el ataque del espíritu.

Pero en el momento que había tomado para recordar sus conocimientos sobre planos una conclusión oscura apareció en su mente, por lo que discretamente reunió a los demás...

- El espíritu sea quien sea volverá, sólo ha quedado desterrado por 24 horas, y luego volverá ha aparecer aquí, por lo que deberíamos movernos rápido, no creo que haya manera de librarse definitivamente de él.