Partida Rol por web

Alarico pensó que esta vez el hombre no le estaba mintiendo, más que nada porque estaba dando un montón de datos. Sin embargo eran datos no comprobables: nombres de lugares y personas que ellos no conocían. Si le pareció sincera la pena de Emanuel Maryszkas cuando le notificaron la muerte de Evelyn.

Para herir a los espíritus necesitaríais armas encantadas. Yo puedo insuflar magia de Erlin en un arma durante un corto espacio de tiempo, unos minutos nada más. Para armas mágicas permanentes habría que recurrir a un lanzador de conjuros superior. En Karina existe un mago llamado el Ingeniero que hace ese tipo de tareas, pero no es barato.

A parte de esa opción, yo puedo expulsar un espíritu que haya poseído un cuerpo. El problema es que nada impediría que el espíritu volviese al interior de esa misma persona, o que poseyese a otra que estuviese cerca. Para proceder por este método, necesitaríamos un cristal de transmigración por cada fantasma a expulsar. A las afueras de Valetta hay una mina. Los cristales de transmigración no son rentables económicamente, y la galería fue clausurada, pero todavía se sigue explotando por otros minerales. Actualmente la mina solo dedica a extraer carbón para hacer pólvora.

Los viajeros no le habían dicho a Emanuel la magnitud de la amenaza, y no sabía que los espíritus venían en dirección a Valetta. Sería recomendable partir ya, en mitad de la noche, a la mina y extraer seis cristales que puedan hacer frente a los Odem.

-Parece que al bebé le gusta mucho su medallón...¿es alguna herencia familiar?.- preguntó Alanis con curiosidad, mirando la docilidad con la que el bebé se comportaba con el anciano, era un clérigo al parecer, en lo primero que pensó Alanis fue en pedirle sus servicios para ayudar al resto de viajeros, que se habian quedado poseidos en las tierras que habían dejado atrás, después pensó en el pobre Gennan y como se habia caído del barco en el río, suspiró con resignación, intentando darse fe, de que el sujeto si bien podía ser un fiasco de druida con los perros, al menos sabría nadar, porque si no, estaba bien jodido.

-Sabe si los padres de este niño estan versados en la magia?, lo hemos encontrado solo, es sorprendente que esté sin ningún rasguño, con el bebe no habia nadie más, y si con Evelyn te refieres a la madre, pues ya debe de estar muerta...o poseída como nuestros compañeros.- Alanis se cruzó uno de sus brazos sobre su regazo, y se contempló el borde inferior de su vestido blanco, que ahora presentaba manchas de polvo y barro, en ese momento su comadreja familiar salió de su escondrijo entre los ropajes de la mujer, y se puso a olfatear el aire, llenando sus pulmones del aroma de la papilla del bebé.

-Ni se te ocurra pensarlo glotón, eso es del bebé.-le reprendió Alanis y luego se quedó pensando.

-Lo de las armas suena bien, podriamos intercambiarlas por el barco del Capitán Timothy...sin peros, luego te conseguiras uno mejor...pero no sabemos que tan lejos esté ese mago llamado el Ingeniero, y digamos que el tiempo no es algo que esté a nuestro favor...así que al parecer la mina será nuestra opción a seguir si el grupo está de acuerdo.-

La cabeza de la semiorca echaba humo mientras dialogaba con ella misma. No estaba acostumbrada a pensar, no la gustaba, pero la situación lo requerría. 

Desde el principio Quiora, desde el principio- se aleccionó a ella misma- Qué haces aquí? Cuál es tu misión?

-Nos contrató el posadero de Karina para averiguar qué le pasaba a Lord Malocchio.

Sí, en realidad esa era la misión que le había llevado al castillo. La suerte había estado de su lado cuando el mismo Lord les había encomendado la misma tarea.

- Y necesitas a tus compañeros perdidos (Fedora y Sapo) para terminar y recoger TODA la recompensa?

- No.

Bien, ese punto estaba claro. No había necesidad de enfrentarse a los espíritus si no le intentaban atacar de nuevo. Sin embargo no le gustaba no tener nada con lo que defenderse de ellos en caso de encontrárselos. Había que buscar esos cristales y conseguir armas mágicas.

- El viejo ha dicho que puede hacerte un arma mágica, y que sabe cómo son los cristales. Le necesitamos.

Algo en el cerebro de la mestiza hizo *click* y esta se lanzó corriendo hacia el bebé y lo cogió en brazos.

Muy bien- se dirigió a Emanuel con una siniestra sonrisa dibujada en su grotesca cara- Aquí va el trato, tu nos ayudas con esos espíritus y nosotros os llevamos sanos y salvos, a la bola de grasa y a ti, de vuelta a Tancos. Qué te parece?

Las intenciones de la semiorca, como siempre, se reflejaban claramente en su rostro; no quería hacer daño a la criatura, pero si tenía que hacerlo para salvar su pellejo, lo haría. Su fuerte manaza rodeaba con cuidado el diminuto cráneo del infante a la vez que lo sujetaba. Sería tan fácil aplastarlo...

Así que hay una opción para derrotar a los espíritus y recuperar a sus compañeros, pero hay que ir a una mina y eso no le gustaba nada, estar bajo tierra, le recordaba al episodio de la taberna, y el de la salamandra, parece que periódicamente tenían que estar bajo tierra, quizás fuera mejor haber nacido enano, incluso su cristal estaba intranquilo ante la perspectiva, pero era el camino a tomar y poco podía hacer al respecto.

- Bien en ese caso iremos a la mina como dice Alanis - ahora que le había dado por hablar - y Quiora no esperarás llevarte a un bebe a la mina verdad? Poco pinta allí y ya tenemos bastantes problemas.

Seguro que no lo dejaba, pero Quiora era la única del grupo que usaba la fuerza bruta, de manera muy efectiva por cierto, y si tenía un bebe en la mano, pues pelearía peor, y la posibilidad de golpes y cortes en mi persona aumentaba exponencialmente.

Que tengas dos tetas no te dan derecho a decidir qué va a ser de mi balandro. El Virago no se vende, ni siquiera por armas mágicas. Y una vez aclarado el tema, me marcho a dormir. Yo no tengo ningún motivo para ir a esa mina, no es mi asunto.

El Capitán subió las escaleras. Aunque no había nadie para darle una llave de la habitación, probaría con su torpeza a forzar una cerradura otra vez.

Los padres del bebé son campesinos. Granjeros. Cultivan la tierra. Mi medallón no es ninguna herencia. Mandé fabricarlo específicamente a un orfebre.

Si entendí bien la "oferta", me dejaréis arriesgar mi vida luchando con los espíritus que están aislados en una aldea a horas de aquí, y a cambio podré haceros de guía hasta Tancos. ¿Lo interpreté bien? No me importa guiaros hasta la mina o hasta Tancos. Puedo llevar al bebé hasta la entrada de la mina y esperar fuera con él a que encontréis esos cristales. Pero no iré a Beltis a luchar contra fantasmas.

Aislados!?- la mestiza estalló en una sonora carcajada.

Sí, le había hecho gracia la inocencia de aquel vejete y cómo pensaba que todo era un camino de rosas.

No, anciano, no- consiguió articular entre estertores- Esos espíritus se dirigen hacia esta aldea y, en mi opinión parecían bastante cabreados.

Un par de respiraciones más y dos lágrimas, y se calmó de repente para ponerse seria.

- No te he pedido ayuda para volver a esa aldea maldita, viejo iluso. Sino para protegernos mutuamente si nos atacan por el camino. Creía que querías que el bebé llegase sano y salvo con su padre, pero si tu orgullo ciega tanto tu razón como para no aceptar el trato de protección mutua, aquí tienes de nuevo tu retoño y que tu dios se apiade de ambos cuando vengan los bandidos o esos espíritus malditos.

Quiora le ofreció de nuevo al bebé.

- Solo dinos cómo son esas piedras y cómo hay que usarlas y te dejaremos en paz, al menos yo. Quiora no rogará.

Observó como el capitán Nathan hablaba con Alanis sobre la Virago, y le pareció de lo más razonable. Si ella fuera él, ya los habría matado a todos por secuestro y extorsión.

Capitán Ene!- llamó antes de que éste desapareciera por la escalera- Vente con nosotros anda, seamos socios. Con la que se avecina esos cristales valdrán muchas monedas. Seguro que podrás hacer un buen negocio, piénsalo! Sacamos unos cuantos y nos los dividimos.

El dinero funciona mejor que cualquier intento de diplomacia.

Bueno... Cuantos más seamos, más cristales podremos cargar. ¡Contad conmigo!-exclamó, bajando de nuevo los escalones-Padre Maryszkas, lo que estos chicos no le están contando es que atracamos en Beltis y parte del pasaje fue poseída por los espíritus, y vienen hacia aquí en su forma física para vengarse por nosequé matanza.

Aaaah... Ahora sí lo entiendo mejor-madre mía, estos chiquillos se explican como el culo-. Mis reticencias eran a ir a Beltis y encontrarnos en inferioridad númerica con todo un pueblo de fantasmas, pero si vienen ellos aquí no hay problema para ocuparnos del asunto con relativa seguridad. Podemos ir a la mina ahora, y a la vuelta enfrentamos a los poseídos aquí en Valetta. Vamos.

Emanuel tenía un caballo esperándole en la parte trasera de la taberna. Era demasiado mayor como para ir andando hasta la mina. Por supuesto, no era responsable correr el riesgo de que el pequeño Kneve se cayese desde tan alto, así que tuvo que ir en brazos de Alanis.

Vagaron bajo la pobre luz de la luna menguante. Un camino a las afueras del pueblo llevaba hasta la Cresta de C'Martan. Emanuel Maryszkas fue contándole cómo funcionaban los cristales. Un clérigo puede expulsar fantasmas, aunque quizás Alarico era demasiado novato como para poder hacerlo. Si además el clérigo alzaba la mano con un cristal de transmigración mientras realizaba la expulsión, el fantasma sería recluído en el cristal.

Al final llegaron a la entrada de la mina. El viejo sacerdote sacó una antorcha siempreardiente y retiró la tapa para mostrar la luz de su fuego alquímico.

Alguien debe quedarse aquí fuera, cuidando de Kneve. Una mina no es sitio para un bebé, tienen pulmones pequeños y son más vulnerables al polvo y al aire espeso. Yo debo entrar, para reconocer los cristales. ¿Quién se queda aquí fuera?

Vaya... y nuevamente nos vemos forzados a luchar por unos desarrapados lo que, sinceramente, no tengo nada claro en qué beneficia nuestra misión. En fin, es lo que tiene. Al menos lo que ha dicho Quiora es cierto, y buen dinero valdrán esos cristales. Por no contar que nuestra ayuda al bueno de Enmanuel deberá reportarnos algún beneficio. Y saber como funcionan los cristales es un buen anticipo. Por lo demás...

- Ciertamente, no le falta razón al capitán N. Los muertos, que por cierto son odam, vienen hacia aquí. Supongo que, habiendo poseido a algunos vivos, pueden llegar hasta el pueblo usando los ojos de los mortales que han poseído. Con lo que... y la verdad es que eran un buen montón. Por otro lado, Enmanuel, no he dejado de darme cuenta que no se ha pronunciado sobre el evento indicado por la señorita Alanis, esto es, por la circunstancia que el bebé que tan amorosamente ha buscado fue encontrado solo, junto al cuerpo de su ¿madre? ¿tal vez esa Evelyn que mencionáis? El problema es que Evelyn llevaba muerta semanas. Lo que nos lleva a... ¿cómo sobrevivió durante semanas ese bebé? Y ya puestos, ¿qué significa que Evelyn farfullaba cosas sin sentido? Sinceramente creo que hay mucho que no nos estás contando sobre este asunto.

A pesar de todo Alarico avanzaba con el resto y, era evidente, iba a entrar igualmente en la mina.

A la semiorca le daba igual con quién dejaran al bebé. Como no necesitaba luz  fue echando un vistazo al interior. Ahora que se daba cuenta, no habían traído ningún pico para desprender el cristal de la pared de piedra.

- Alguien ha traído un pico? Cómo pensáis sacarlos, eh?- dijo antes de perderse en la oscuridad.

Quizás tuvieran suerte y hubieran dejado herramientas por ahí tiradas. Avanzó unos pasos, hacha en mano, para ir reconociendo el terreno atenta por hubiese rastro de algún animal que hubiese decidido montar ahí su guarida.

La entrada de la mina estaba ante ellos mientras preparaban como iban a entrar en la misma, Alarico exponía de manera correcta las dudas que surgían del caso del niño, veremos como responde ante ello. Quiora tenía razón en cuanto a la falta de equipo apropiado para la extracción en la mina.

- Seguramente el material estará por aquí cerca, dudo mucho de que un minero se lleve todo a su casa, no se molestarán si tomamos lo necesario. Si queréis hacer vosotros la extracción yo puedo iluminar vuestro paso.

¿Odam? ¿Quieres decir Odem? La verdad es que no había pensado en los picos... A ver si tenemos suerte, y encontramos algunos dentro. En cuanto a la madre... yo no estaba allí cuando encontrasteis al bebé. No sé qué deciros. Evelyn enloqueció en el bosque, pero a nivel muy grave. Estamos hablando de que afectó a su sintaxis, llegando a usar adjetivos como si fuesen nombres y cosas así. Frases sin sentido. Ninguna me llamó especialmente la atención, así que no recuerdo los detalles.

Bueno, parece que vuestra amiga la callada va a quedarse fuera con el bebé. Entremos dentro.

Alanis estaría bien. Incluso si hubiese algún peligro, podría huír con el caballo de Emanuel, con o sin el bebé.

Finalmente entraron en la mina solo con la luz de la antorcha de Emanuel, lo que obligaba a apelotonarse en torno al viejo sacerdote. Al anciano se le notaba fuera de su ambiente, y torpemente hacía pausas para recoger el faldón de su túnica para ponerlo a salvo del polvo. El Capitán tenía más ansias de aventura, o más bien era el olor a dinero fácil el que lo llevaba a entusiasmarse.

¡Por allí!-señaló a la oscuridad.

No iba muy desencaminado. Treinta pies más allá, pero en la pared opuesta a la que el Capitán Ene Punto señalaba, una galería secundaria estaba bloqueada por tablones clavados a las vigas.

Tiene que ser el camino a los cristales esos de transmimemos. Si ya no se usa, es normal que los mineros hayan sellado la galería. Habrá que arrancar los tablones tarde o temprano, pero todavía no tenemos los picos. Sigamos, ya volveremos luego.

Más adelante, la mina tenía una bajada brusca, con pequeñas piedras resbaladizas en el suelo. Había una cuerda en el lateral de la pared, anudada a sucesivas piquetas que sobresalían a una altura de seis pies de alto con respecto a la rampa. Esa cuerda permitía agarrarse con una mano para mantener el equilibrio, por lo menos para aquellos que están acostumbrados a usarla. Pero un patinazo por las piedras olía a dolorosa caída.

-Espera, antes de bajar por ahí y que el viejo se parta la crisma, comprobemos lo que se encuentra detrás de los tablones.

Un delicado trabajo de extracción no iba a poder hacer con su hacha doble, pero eso de partir madera no debiera ser muy complicado. Quizás con suerte hasta se habían dejado alguna herramienta dentro.

- Apartaos un poco, no necesito luz pero sí espacio para no dar a nadie.

Con todas sus fuerzas, la semiorca descargó un golpe sobre los tablones que cerraban el pasadizo.

Alarico camina junto a sus compañeros y, al llegar hasta el punto que indica Quiora, se detiene, por si la semiorca puede quitar de una forma burda, pero que puede ser efectiva, los famosos tablones. Que la verdad, caerse le apetece bien poco, y no es un hombre caracterizado por su agilidad.

Con su fuerza habitual, Quiora no tuvo problemas para arrancar los tablones.

Estupendo. Vamos a explorar la gallina de los huevos de oro.

Avanzaron por la galería secundaria hasta encontrar los primeros cristales. Entonces se dieron cuenta de porqué los cristales de transmigración no eran rentables: los cristales que surgían de las paredes de las cuevas eran muy grandes, del tamaño de un brazo. Eso les hacía demasiado aparatosos como para hacer de moneda de cambio en transacciones mercantiles, y por tanto, menos valiosos que gemas pequeñas de distintos tipos.

Nah, aquí no hay picos. Tendremos que volver a...

BRRRRRRRRR...

Era un ruido demasiado constante como para tratarse de un derrumbe y la tierra no se movía como en un terremoto. El sonido cesó cuando aquella criatura fea y amorfa, del tamaño de un gnomo, surgió a sus espaldas del suelo de la mina cortándoles el paso de nuevo a la galería principal.

Alarico al ver al ser se movió todo lo rápido posible y, conjurando un conjuro de causar heridas leves, trató de tocar a su enemigo para hacerle daño. Sin embargo por ahora no le fue posible golpearle. Sencillamente ni la agilidad ni el combate eran sus mejores características.

No, si ya tardaba en salir algo. Es que no les podían dejar hacer el trabajo tranquilos? Ya suficiente tenían con tener que sacar esas piedras, luchar contra espíritus y salvar bebés indefensos. Pero no, siempre tenía que venir el típico monstruo errante a dar la tabarra.

Quiora, al límite de perder los nervios se lanzó contra la criatura; cuanto antes acabasen con ella antes podrían concentrarse en las gemas.

El contrincante era duro, pero la mestiza se entregó con ganas.

La cueva parece prometedora pero los cristales son muy grandes, lo que dificulta su transporte y posible venta, pero al menos ahi están.

- Aunque sean grandes es posible que se puedan moldear para nuestros intereses no? No sacaremos dinero pero conseguiremos nuestras armas...

Mientras seguía cavilando sobre los cristales se escuchó un tremendo alboroto en la cueva, una criatura amorfa y retorcida cargaba hacia ellos con mala intención, parece que esta galería estaba cerrada por una buena razón...

- Cuidado con pegaros mucho a él, voy ha hacerlo caer!

Con ello preparó la grasa ectoplásmica debajo de la criatura para ayudar a Quiora a eliminarlo.