Partida Rol por web

Trevor se levantó en toda su estatura cual grande era tras escuchar las palabras del noble Heironeus. Mi señor... parecía que el grandullón meditaba sus palabras. Me agradaría que dejara que nuestros actos decidieran por sí solos si somos rivales de su hermano. Aunque el gigantesco semiorco hacía talante de una gran sabiduría, se denotaba a una legua, por su tono, que no era un estudioso ni tampoco ducho en diplomacia o  política.  Acepto sus órdenes y encargos porque la Iglesia me lo ha aconsejado. Si un día la Iglesia hablara de modo distinto también lo harían mis actos. Con ello, el bárbaro dejó constancia de que su fe, fuerza y acciones eran para con la Iglesia del Invencible y no con la política, fueran cuales fueran los derechos primogénitos.

Besma estuvo a punto de responder, pero se contuvo al escuchar las palabras del rey. Respiró e hizo una reverencia - Me disculpo si le he ofendido, solamente es que no puedo tolerar a todos aquellos que me subestiman por mi mestizaje - tras respirar un poco, prosiguió.

- ¿Qué considera adecuado que se haga, Alteza? - al fin y al cabo, él era quien debía dar las órdenes, el príncipe era él.

Las palabras que dijo sobre Hextor la ensimismaron un poco, mientras recordaba algunas cosas de su infancia. Por un momento quiso llorar y salir corriendo, pero por las memorias de esos días había decidido no mostrar debilidad nunca más.

- ¿Es decir que basa sus decisiones en la apariencia? Veo difícil compartir su criterio, pero puedo ser solo yo, ya que como mujer he sido juzgada por mi supuesta fragilidad y he logrado callar la boca de unos cuantos anteriormente. Tal vez por ello para mí no es tan sencillo como ver su apariencia y escuchar su historia para decidir. Si lo considera, adelante. Yo prefiero juzgar por hechos - entonces, el príncipe habló y Celoa se inclinó ante él.

- Su grandeza se equiparará con la del Invencible cuando tome su lugar, Mi Gran Señor. Por el momento, haced el favor de explicar a aquellos que hemos escogido serviros cómo será nuestra odisea -.

Volte se mantenía a la espera de las palabras del príncipe pasado su gran discurso, se quería sentir respaldado ante su gran ofrecimiento y posterior explicación, sin embargo, el "príncipe" no solo que no dijo nada respecto a la información valiosísima de Lady Kimara y por transitiva sobre su elaborado plan, sino que además afirmo no compartir los altos ideales de su homónimo.

"No lo creo, esto no debe ser más que un momento de poca lucidez".

El paladín se encontraba realmente devastado, toda el honor y orgullo que le daba proteger a quien creía era el reflejo de su adorado dios se desvanecía en un instante, sin mencionar que las palabras de aquel hombre en lugar de subir los ánimos de sus camaradas, no había hecho otra cosa que, intimidado, amedrentado y hasta ridiculizado un poco los corazones de todos los que valientemente se ofrecieron a ayudarlo en su causa.

"Cuando depositas tantas expectativas en un mortal, es de esperarse que nos encontremos con este tipo de cosas, siempre fallo en acostumbrarme a ello".

Fue entonces cuando volvieron a hablar las jóvenes las cuales habían cuestionado aquel rápido plan inicial, Besma parecía ofrecer una disculpa rápida lo cual logró tranquilizarlo mucho, lo que menos quería era herir a alguien o que pensara que su criterio a la hora de formar el segundo equipo se debía a algún tipo de falta de capacidad, discriminación o cualquier cosa medianamente similar a eso.

- Las acep, sus palabras fueron interrumpidas por Celoa que por el contrario seguía con la idea que los criterios del paladín tenían algún tipo de discriminación hacia las mujeres, extrañamente el grupo que él quería era conformado por dos, siendo este número la mitad de dicho equipo.

Aun así, dejo que terminara de hablar, la misma parecía admirar a quien sería el rey y eso para Volte le era suficiente, mostraba la determinación necesaria para convertirse en alguien digno de su confianza, aunque lamentaba mucho el hecho de que para él aquella joven jamás había reparado en escuchar demasiado sus palabras, sino más bien que prefería hacer hincapié sobre detalles muy menores que no venían para nada al caso y solo enlentecían la misión.

“Espero que algún día podamos conocernos bajo otras circunstancias”.

Si bien era claro no se encontraba muy conforme allí, más que nada por cómo se había desarrollado todo, seguro que el enemigo que tenían enfrente era mucho menos digno de la posición. Por tal el primer paso para el paladín sería traer la paz al reino, luego se vería.

- Príncipe le ruego se pronuncie sobre las noticias de Lady Kimara, es fundamental conocer cómo piensa abordar el problema, pues hay que liberar a los hombres fieles a usted que sufren en el cautiverio del grupo Kóbold. 

Lyzala se mantuvo callada mientras escuchaba al príncipe, no daba crédito por lo que estaba escuchando, sus palabras le cayeron como un balde de agua fría, esperaba cierto aliento por parte de su señor.

De igual forma no pretendía responderle o mucho menos irse, simplemente estaba decepcionada, las palabras de Lady Kimara la habían inspirado mucho más que las de Heironeous.

Aunque enseguida esa decepción logró disiparse: “Debemos ganarnos la confianza de nuestro señor” pensó para sí, quizás así el príncipe los vería dignos de luchar por su causa.

Continuo en silencio junto a Logan cuando sorprendentemente la chica de pelo azul y Celoa volvieron a hablar, Lyzala esperaba que las chicas entraran en razón con el discurso anterior de Volte, pero no fue así, las palabras de ambas la dejaron anonadada.

A Lyzala le molestaba profundamente que Besma y Celoa se cegaran ante prejuicios que verdaderamente no tenían sentido, ninguno de los presentes había hecho referencia a ellos: “Hubo un tiempo no muy lejano en el que no hubiera tolerado semejantes insolencias” pensó.

Mientras que reflexionaba acerca de todo esto recordó que ella no estaba aquí para mantener discusiones acerca de quién era competente o no para formar parte del equipo de Volte y muchos menos estaba aquí para lidiar con inseguridades de los presentes, ella estaba aquí para hacer honor al gran Heironeous, su dios, el cual la había ayudado en sus momentos más terribles y si la voluntad de su dios era que ella estuviera allí para seguir esta causa, fervientemente cumpliría su deseo.

Por lo que cuando Volte finalizó sus palabras dijo con una gran confianza y seguridad: “Señor, aguardamos sus órdenes, créame, no lo defraudaremos” mientras que Logan la acompañaba con un aullido alentador.

Wayra estaba muy incómoda con la situación, estaba acostumbrada a vivir acampando en los bosques entre las fronteras que dividían las partes del reino en los que ejercían poder cada uno de los hermanos, sin permanecer nunca en un lugar y escondiéndose siempre junto con su pequeña cofradía de las guardias de las grandes ciudades que amenazaban con destruir los bosques y a las que habían atacado, debido a esto y a su corta edad nunca tuvo la oportunidad de interactuar con nadie de la nobleza y esta situación parecía muy tensa para ella, y se notaba con facilidad. La joven humana miraba hacia los lados, y asentía, se levantaba, hacia una venia cuando la mayor parte del grupo lo hacía, realmente hasta ella notaba lo torpe que se veía.

Sin embargo lo que realmente le motivaba era acabar con la peste que era Hextor para su reino, al menos desde su punto de vista, y poder liberar todo el odio que tenía por el líder de los asesinos de sus compañeros.

De repente mientras hacia un poco el tonto, un hombre fornido de pañuelo azul toma la palabra y la nombra para unirse a lo que parece ser la primera misión que la encaminara hacia su principal objetivo, el sujeto daba confianza y le agradaba que a aunque parecía conocer bien toda la parafernalia de la nobleza, sus palabras eran claras y sencillas, ella le mira y realiza un gesto cortado de aprobación, pero antes de que pueda decir nada e incluso terminar su gesto se genera una discusión que para ella carece de sentido, se siente algo frustrada así que decide no decir nada hasta que se concreten las ordenes por parte del Heironeus, su valía ya se probara en combate.

De repente centra su mirada en un lobo que hay en la habitación, le embelesa un poco, incluso le trae un poco de calma a la tensa situación, en los bosques en los que solía habitar, corrían manadas de lobos, algo peligrosos, pero para ella siempre habían sido encantadores. Siempre había admirado a aquellos que llevaban como compañero a uno.

Sin pensarlo demasiado, se acerca a él, le arrima tímidamente la mano al hocico y si no nota hostilidad de su parte, le hace una caricia en el cuello 

Por ahora bastaría, más que nada porque no había más opciones.

- Bien - pronuncio a modo de sentencia tras los últimos comentarios y el cuervo comenzó a aletear nervioso - Es posible que mi hermano también haya oído del secuestro de esos arqueros, por lo que no debería sorprendernos encontrarnos con sus tropas, e incluso con algún tipo de trampa por su parte o de los kobolds. Sin embargo, es más posible que sea una gran guarida con cuatro entradas que cuatro cuevas solitarias, por lo que no es recomendable separarnos, no en esta ocasión al menos. Partiremos de inmediato si nadie tiene más objeciones.

Además así podría ver que tipo de persona era cada uno de ellos y si merecía la pena confiar en ellos para trabajos más delicados que asaltar una guarida kobols.

Yo estoy listo, majestad. Contestó secamente Trevor. No tenía ni idea de qué hablaba el príncipe. Era la primera vez que oía hablar sobre su hermano. Desconocía también el asunto de los Kobolds, desconocía la existencia de un secuestro, no tenía ni idea de qué cuevas eran a las que se refería el Noble. Pero todo ello le importaba los más mínimo. No era necesario conocer los detalles si iba en grupo. En la vida todo era muy simple. Los buenos merecen vivir, los demás no.

El semiorco se colocó el terrible yelmo de esqueleto que cubría su rostros y esperó la respuesta de su señor.

Aquel heredero no habia resultado ser para nada lo que el esperaba, pero la iglesia de Heironeus habia tomado la decision de apoyarle, rogaba a su dios por que no se equivocasen.

- A sus ordenes mi señor.