Partida Rol por web

- Cof, cof, cof.- Al exótico eunuco le gustaba el calor y el fuego, pero no ahumarse como un pescado. Notó cómo el humo le invadía las vías respiratorias pero, aún así, como por arte de magia, estuvo de pie en un instante. No sólo eso sino que ya había adoptado su mano el mudra tamarachuda, las yemas de los dedos untadas en esencias, justo para decir las palabras sáncritas.-Yammmmm ahahata píbati.-Como si quisiera agarrar las crines del caballo extendió su mano para finalmente tocar su lomo con el dedo índice. Pareciera que iba a rascar el tupido vello del equino. Después desenfundó el estoque presto a cobrar cara su muerte, si llegaba el caso. 

Flame se lanzó a toda velocidad contra esos equinos llameantes. Al encontrarse con el humo y no ver absolutamente nada, gritó a sus invitados arcanos. ¡Aire! Gritó sin referirse a la bruja negra. ¡Aire, o viento! ¡O algo que pueda despejar este humo! Necesitamos poder ver y tener visibilidad. ¡Necesitemos algo de magia que sirva para que podamos centrarnos en nuestros enemigos!

Confiaba en que el aquelarre realmente actuase y no hiciese caso de las palabras de Fosco, esas que los convertían en unos simples invitados. Sabía que si no contaba con ellos, ella sería la más fuerte del grupo. Pero sabía perfectamente que unos campesinos con unas clavas iban a ir directamente a morir. Confiaba en que no obedecieran a Fosco, pues su orden era un auténtico sacrificio por su parte.

Yo creo que no deberías aceptar ser su consejero ...

-Si aceptara ser su consejero sólo sería para estar más cerca de él en el momento de darle "la patada".-Contestó a Aire durante la reunión.La jovial muchacha mostraba una cara desconocida para el perfumista.- Pero vamos, que no es mi intención complacerlo de ningún modo. Sólo espero que esta locura acabe pronto.

El guerrero arcano aportó lo que creía oportuno. A partir de aquí, cada cual que hiciera lo que considerara adecuado. No obstante, el joven ruvio no pudo evitar que en su rostro floreciera una mueca de desagrado ante el subterfugio que proponía Onfale para con Fosco. Jad no le quería bien, pero para ello no se ensuciaría con artimañas, embustes o traición. Pero esa era su conducta, lo que le habían ensñado de pequeño... y que a pesar de unos meses de los que se avergonzaba profundamente, tras el perdón de Torm, tenía clara cual era su postura.

Tras la primera pezuña estampada en el cuerpo de Aire, la mujer se despertó al tiempo que ahogaba un grito. El dolor era tan real que le despejó cualquier duda de que pudiera estar soñando. Sus ojos, negros como la noche, se alzaron hasta ver a los caballos sobre ellos. Quiso rodar, pero los golpes se repetían por todas partes, y notaba los huesos a punto de romperse, así que se echó las manos a la cabeza e intentó protegerse.

Cuando escuchó que Jadewo las quería ayudar, esperó el momento oportuno para levantarse, tal y como él indicaba. Esperaba poder evitar los posibles golpes de esas malas bestias, se levantó y dio unos pasos hacia atrás. Se quedó a la defensiva, esperando poder aguantar cualquier tipo de golpes.

Su mente la decía que utilizara la magia para ayudarse. Pero recordó que no "podía". Al fin y al cabo, la garrapata había prohibido que usara la magia. Así que ya encontraría el momento adecuado.

El mediano lamentaba la mala actuación de la Bruja del Hala. ¿Qué hacía aquella cría? ¿Acaso era idiota? Salir de la caravana y no advertir del peligro había causado que los caballos desbocados atacasen al aquelarre. Si hubiese actuado como él había hecho con FLame, se hubiese ahorrado un buen golpe. Además aquellas criaturas habían expulsado un espeso humo que dificultaba la ayuda. El mediano no veía nada y tensaba la cuerda intentando recordar donde estaba el caballo. El aquejare estaba tumbado por lo que no había peligro, además de que aún podía intuir sombras. Su flecha voló dentro de la nube, pero no encontró 

La acción combinada de las espadas de Jadewo y Flame, más el conjuro de Onfale, no bastaron para matar a una de las pesadillas... pero sí para hacerla huir. El caballo lanzó un aliento humeante y a continuación se desvaneció en el aire, viajando a otra dimensión.

El caballo que quedaba elevó en el aire sus pezuñas y golpeó con ellas repetidamente la frente de Jadewo, haciendo que brotase un hilo de sangre de una brecha rodeada por ampollas de quemadura. Algunas ampollas reventaron por efecto del aura de Flame, haciendo que un pus ácido salpicase a la pesadilla. De nuevo lanzó humo por su boca, para alcanzar a las víctimas que por ángulo no alcanzó el humo de su pareja.

Flame pudo ver como el aura que recubría el cuerpo de sus compañeros hería a la pesadilla contra la que se estaban enfrentando. Por eso se alegró por saber que era vulnerable al ácido, así que esta vez no dejó que fuera Ayash quien diera su siguiente golpe, si no que lanzaría su aliento de ácido sobre el caballo de fuego.

Estaba inmersa en la lucha y entre el humo tampoco era capaz de ver bien lo que estaban haciendo sus compañeros. Pero juraría que ninguno de los campesinos había seguido al mediano, lo que implicaba que sus dotes de líder eran nefastas y que tan solo ella le había seguido. Confiaba en que tarde o temprano todo volviera a la normalidad, e imaginaba que ante la preocupación del ataque, todos unieran de nuevo los hombros y pudieran volver a trabajar en equipo.

Vió con admiración como Jadewo se interponía entre ella y el caballo infernal, tal y como ella lo hubiera hecho con Alice y evitando así que le rompiera la espalda a la bruja, con toda probabilidad.

Era el momento oportuno de sacar a la maga de ahí. La ayudó a salir y sin perder tiempo, sacó su varita mágica. No estaba segura si los proyectiles mágicos le hacían algo a aquella bestia, pero tampoco se iba a quedar de brazos cruzados y pegando gritos como estaba haciendo aquel piojo malnacido de Fosco.

Alice, venga mujer, reacciona!- animó a su amiga a que ayudase.

Cada vez le lloraban más los ojos nublándole la vista pero no iba a dejar a Jadewo allí solo. Los golpetazos que le habían dado los caballos con sus cascos humeantes hubieran tumbado el guerrero más fuerte pero Jadewo era especial. Su resistencia era algo que desafiaba a los mismos dioses. Mientras estaban ocupados en él el eunuco se movió con la gracia que le caracterizaba hasta colocarse en la espalda del caballo. Con cuidado de no llevarse una coz le atacó con el estoque pero fue un ataque torpe. Se restregó los ojos en la manga esperando que el siguiente ataque fuera mejor.

Aire se mantuvo separada del combate, aunque preparada para cualquier cosa que pudiera pasar. Bueno, casi cualquier cosa. De nuevo, las pesadillas soltaron su humo, y pillaron a la hechicera tomando aire. El resultado fue un ataque de tos y escozor de ojos, que no tardaron en empezar a llorar.

El guerrero pagó su osadía con unas coces en la cabeza, pero era un riesgo a correr para mantener al resto de compañeros a salvo, precio que aceptaba. Pero ya era el momento de ajustar cuentas...

... aprovechando la posición de Onfale, el guerrero dio temibles mandoblazos con el pesado filo del espadón, cortando con la misma facilidad, piel, carne y hueso, causando graves daños en la pesadilla equina.

La actitud de Jadewo llamó la atención del mediano. Aquel humano era bastante heroico al ponerse delante de la bestia y el resto del grupo. Él sólo. Distraído el mediano puso una flecha en el arco, pero se le calló una de las flechas y fue un drama recuperar aquella flecha.

El ácido de flame dió de refilón a la bestia quemando la grupa de la pesadilla. Leiath se alejó cinco pasos en dirección al pescante para poder usar su varita con seguridad, pero un solo proyectil mágico no puede obtener resultados decisivos por sí solo.

Un defecto de fabricación en el cristal de arma incrustrado en el arco de Fosco hizo que la flecha desprendiese una llamarada de fuego en sus propias narices. Por suerte para el liderazgo del mediano, los peones estaban demasiado ocupados tratando de apagar las llamas.

Finalmente, dos cortes profundos del heroico Jadewo hizo que la pesadilla se tambalease mientras flotaba en el aire, como un caballo borracho a punto de caer. Al borde de sus fuerzas, el caballo demoniaco se esfumó para viajar al plano astral, o al etéreo. El esfuerzo del viaje seguramente le supondría la muerte, en unos últimos minutos desangrándose y sufriendo.

El humo oscuro se fue disipando paulatinamente, dejando tras de sí la nostálgica y confiable bruma blanca de siempre.

Si el Nyzh estaba cerca, acechando invisible, los hombres apagaron el fuego antes de que la aberración se multiplicase causando una lluvia de proyectiles mágicos. Revisaron el lugar dónde reposaban los dos cadáveres de los animales de tiro muertos por los enjambres de motas sangrientas: estaban destrozados, con las vísceras fuera y con el tronco partido por la mitad en una escena difícil de soportar para cualquier estómago.

Parece que fue algo accidental: las pesadillas se teleportaron a este plano superponiéndose por puro azar con los dos caballos muertos, destrozando los cuerpos al tratar de materializarse en un lugar ya ocupado. Era como si las Brumas vaticinasen su llegada, y moviesen los cadáveres unos cuantos palmos para hacer una puesta en escena macabra. El vigía que lo presenció estaba catatónico, y sus cabellos se habían vuelto blancos del susto. No articulaba palabra, así que no pudieron saber exactamente qué había pasado ante sus ojos.

No hubo más heridos, ya que los carros estaban repletos, y tan solo había sitio para que durmiese el aquelarre de Hala en el carro cebo (Fosco y Flame se habían hecho sitio en el carro de las herramientas en lugar de los garrotes con los que los peones se armaron). El resto de la expedición dormía en el suelo, en el espacio entre carro y carro, aunque a buen seguro preferirían tener la espalda seca de la humedad pegándola a los tablones de un vehículo.

En cuanto a la carga, la piel blanca de lobo invernal se había echado a perder, así como parte de la comida. Las pesadillas no habían puesto sus cascos sobre ningún caballo, como si saltaran de carro en carro evitando dañar a sus primos terrenales.

Aullidos se volvieron a escuchar en la lejanía de la noche, pero seguía pareciendo algo que no iba con ellos: los verdaderos problemas siempre les llegaban sin avisar.

Leiath se acercó tímidamente a Jadewo cuando hubo pasado el jaleo inicial.

- Gracias.

Ruborizada de pies a cabeza le cogió la mano y dejó que la magía curativa de Hala se transmitiese a través de aquella efímera unión. Luego le soltó como si se hubiera quemado y salió corriendo en dirección a Alice, donde repitió la misma operación pero visiblemente más calmada.

Flame activó su brillo blanquecino para que recubriese durante unos segundos a Alice que parecía la más gravemente dañada. Luego miró a sus compañeros, incluida a Aire, que al igual que el mediano, se había quedado mirando la batalla sin hacer nada.

Respiró hondo. Ya no sabía de qué lado estaba la bruja negra. Al menos sabía que en el resto, podía seguir confiando. Agachó la cabeza e hizo un gesto a Fosco que parecía haberse quemado con algo. Seguramente las pesadillas. Vamos, Fosco. Deberíamos seguir durmiendo. Le dijo la chamán al pícaro. Va a ser difícil pasar una noche tranquila aquí, pero habrá que intentarlo al menos.

Mientras Leiath curaba al valiente Jadewo y los campesinos apagaban los fuegos dejados por los cascos de las pesadillas el perfumista se dedicó a estudiar lo que había sucedido allí. El vigía se había quedado pálido y su pelo se había puesto del mismo color. Se acordaba bien. Se acordaba bien de los horrores que habían sufrido durante su permanencia en las brumas. Él mismo había sufrido de terribles pesadillas. Había que tener una voluntad de hierro, o una fe ciega en Hala, para soportarlo. La actuación de Fosco había dejado mucho que desear. Era una inutilidad en combate y también tomando decisiones. No pudo más que aplaudir, apático, ante su gestión de la crisis.

Con el humo disipado era cuestión de minutos que Onfale recuperara la limpieza en las vías respiratorias. Antes de irse a dormir se limpió las mismas haciendo uso de su lota, instrumento que ya sus amigos le habían visto usar antes. Era como una pequeña tetera. Introducía agua salada por la nariz y la expulsaba, bien por la boca o bien por la otra fosa nasal. La técnica se denomina Jala Neti  y se utiliza para limpiar las cavidades nasales. Una técnica muy sencilla, práctica y segura que permite incrementar la capacidad respiratoria, limpiar la mucosidad acumulada y en definitiva sentir el aire fresco y puro conectándose con la respiración e incrementando la energía vital de todo el organismo.

- Puedo enseñaros. Sólo requiere un poco de práctica.- Con todo ya limpio se dispuso a dormir de nuevo en el carro cebo.