Partida Rol por web

El bosque que rodea la Atalaya gime y nos narra su historia susurré tras ese momento de tensión e, incluso, miedo.

Debemos aprender y entender lo que nos cuenta. Puede que nos ayude en un futuro dije mirando en profundidad al bosque.

Y ahora que se ve la Atalaya, debemos tener más cuidado que nunca. Igual que nosotros podemos ver esa luz verde, ellos nos pueden ver. Continuemos

La oscuridad y la penumbra no era algo que le hiciera sentir bien a un enano que adoraba al dios del sol, pero por fortuna la visión en la oscuridad le hacía sentirse quizá más seguro que al resto de sus compañeros. Así que en vista de que ninguno de ellos temía el no seguir adelante, decidió avanzar hacia la luz. No sin antes susurrar una plegaria para que Ra les iluminase el camino y los protegiese.

Los gritos en la oscuridad habían hecho mella en la moral de Alaster más de lo que el mago se atrevería nunca a admitir ante los hombres que lo acompañaban. Lo cual no era para nada normal: aunque Alaster no era un gran transmutador, era un estudioso de lo oculto y un iniciado en los misterios del mundo. Debería estar llevando aquella situación con más templanza. Algún poder desconocido y extraño está actuando contra la expedición... Eso o tiene algo personal contra mí. Sin embargo, o precisamente porque estaba tan atemorizado, siguió a su compañero enano camino a la atalaya iluminada. No iba muy atento a su entorno.

Esta oscuridad era extraña. Ya había estado en lugares completamente oscuros otras veces, y no se parecía en nada a esto. Básicamente, porque las otras veces podía ver, y no en esta ocasión.

Algo extraño pasa. Algo, que hace que agarre con fuerza mi hacha, y mire a mi alrededor sin mucho éxito, en busca de la causa de todo esto...

Entorne los ojos en busca de algo en la oscuridad sin éxito, un pinchazo en la nuca me indico que algo no iba bien nada bien…

El entorno que nos recibía no era para nada agradable y esos sonidos…Comenzaba a ponerse muy nervioso…quizá demasiado.

El ruido que se percibe de la Atalaya era inconfundible. Algunos viajeros se debían haber resguardado allí y estaban en algún tipo de celebración. Se escuchaba el sonido de la música, las risas y los bailes. Y a juzgar por el tono de las voces eran todos bastante felices. Tal vez no pasaría nada por acercarse allí a saludar. 

No podia ser cierto lo que sonaba en aquella torre. Eran voces elfas. Pero no altos elfos, relamidos y cursis, encerrados en palacios de piedra, ni lenguas corruptas de elfos oscuros. No. Eran voces, serenas y tranquilas, que salen de lo más profundo del pecho y llenan la mente dejandola en un estado de sosiego y paz interior. Y sólo hay unas voces capaces de lograr ese prodigio. Druidas. Se trataba de druidas cantando en elfo. 

Sin duda, con los sufrimientos del bosque que son bastante patentes, los druidas del lugar han decidido entrar en armonia con la tierra para poder ayudar al bosque a sanar. Tal vez será una buena ocasión para demostrar a tu pueblo que eres un druida capaz y puedas pasar a formar parte del Círculo de Elegidos. 

Risas. Risas nerviosas y asustadas, pero risas a fin de cuentas. Y digo más. Risas femeninas, mujeres allí perdidas. Eso da mucho que pensar. Un grupo de mujeres, perdidas y riendo en una torre abandonada. Tal vez sean fugitivas, o mujeres que querian sentirse como hombres y han estado bebiendo. Tal vez sea eso último. Y siendo así, bien merece la pena acercarse. No iba a ser todo hacer mapas, de vez en cuando, un revolcón no venía mal. 

¿Que era eso que llegaba a tus oidos? Era una especie de canto, pero sin sentido ninguno. Era la lengua de los enanos, eso estaba claro, porque la podias entender claramente. Tus compañeros estaban como embobados mientras la niebla se cierne sobre ellos y poco a poco dejas de ver sus contornos y los vas perdiendo de vista en una de las nieblas más densas que jamás hayas visto. El conjuro de luminosidad que lanzaste sobre la bestia de tiro sigue en vigor, pero lo que antes era un haz de luz potente, ahora es un leve resplandor. 

Y ese cántico, claramente, se trata de una trampa para atraer a los incautos. Las voces cantan bien, en una buena gama de  voces, pero la letra de la canción habla de cosas sin sentidos, poniendo palabras al azar sin coherencia entre ellas. ¿Que estaba ocurriendo?

Ese ruido...eran voces, eso estaba claro. Bastante claro. Estaban...aclamando algo, o a alguien. Era todo un barullo muy grande como para poder distinguir algo con claridad, pero de repente todo se queda en silencio para un segundo más tarde estallar en vítores, y todas las voces que estaban sonando antes, ahora gritan como una sola voz un nombre. 

"Alkarik, Alkarik, Alkarik"

Se te dibujó una sonrisa en los labios, ese tipo de vítores sólo se daban en un acontecimiento que tu conocieras. Allí había un combate de boxeo y había gente apostando. Iba a estar divertido poder partirle la cara a alguien. Así el mediano aprendería lo que le podría pasar si volvía a acercarse a sus pertenencias. 

Esto... No puede ser dije mientras alzaba la cabeza hacia el origen del sonido. Mis ojos se iluminaron por la alegría que sentía.

Es lo más maravilloso que he podido escuchar nunca, lo que este bosque necesita. ¿Lo escucháis, compañeros? Son druidas elfos.

¡Están ayudando al bosque a sanar! ¡Tengo que unirme a ellos! ¡Tengo que ayudar!

Y empecé a andar hacia allí, emocionado, ilusionado por lo que mis oidos estaban escuchando

—¡Sí! —grito tras escuchar las voces—. ¿Lo escucháis? ¡Es una pelea! ¡Yo les enseñaré a quién tiene que aclamar! ¡JAJAJAJAJA!

Tras esto, me bajo de un salto del carro, en busca de algo que machacar. ¡Van a aprender a quién tiene que aclamar! ¡Y seguro que así aprende el mediano a no tocar mis cosas!

Uohhh eso sí que es lo que necesitaba, comentaba mientras me bajo de un salto, que pelea ni que pelea…

Es una fiesta es que no lo ¿oís?, comento preguntando a mis compañeros, si tal vez haya elfos…pero una fiesta es una fiesta

Vamos.

¡Alto ahí! ¿No os estáis dando cuenta de lo que pasa? Cada uno de vosotros ha escuchado algo distinto. Yo sin ir más lejos estoy escuchando a los enanos cantar. Sus voces cantan sin sentido y eso me ha llevado a la conclusión de que todo esto es una trampa. ¿No os dais cuenta? Hay alguien o algo que está afectando a nuestros sentidos. Dejarnos llevar por ellos es un error.

¡Esperad quietos! ¡No sigáis andando! Dijo tratando de dar alcance a sus compañeros que parecían haber huido hacia los cánticos enanos.

Cuando el mago habló, ya se había bajado del carro y se dirigía hacia la luz de la torre con ojos vidriosos.

-¡No seáis absurdo, maese enano! ¿¡Cómo podría ser un error acudir en ayuda de esas pobres mujeres...!? -Alaster sólo había oído de sus compañeros aquello que había querido oir, y las sensatas palabras del clérigo le parecieron una sarta de desvaríos paranoicos.- Druidesas o no, elfas o no, perdidas, fugitivas, viajeras... Si están peleando, ¡necesitarán nuestra ayuda! Y si están de fiesta... -¡TAMBIÉN!, se dijo para sus adentros, sin poder controlar una risa entusiasmada.- ¡Allá vamos, muchachas! ¡Esperadnos!

¡Por el poder de Ra! Estaos ahora mismo quieto. Dijo el enano tratando de correr y poniéndose delante de ellos para que no fuesen donde se estaba escuchando aquel sonido.

¡Esto es una maldita trampa! ¿Acaso queréis morir? No hagáis que malgaste los poderes de Ra que me han sido otorgados y haced caso de las bendiciones que me da con su sabiduría. ¡Parad!