Partida Rol por web

El golpe del calibán hace una mella en el tentáculo que rezuma más niebla oscura y espesa. El tentáculo parece que pierde fuerza por lo que afloja la presa y el enano sale despedido por el aire para ir a aterrizar sobre una pared y posteriormente contra el suelo de la calle. El golpe ha debido ser brutal, pues ya no colea. 

Dioses de misericordia, pobre Mehvan, pensó el mago, aterrado al mismo tiempo por el poder brutal de aquel miembro gelatinoso. Respecto a Inglanar, por única respuesta a la pregunta de Alaster contuvo su siguiente golpe y le miró. Tomaré eso como un sí, pensó el mago. ¿Qué puede salir mal? Esta vez, Alaster extendió su brazo con el puño firmemente cerrado y uno de sus anillos de mago (en cuyo compartimente secreto había colocado el polvo de hierro) apuntando al calibán, y pronunció:

—अपने आकार... बच्चा डबल!!!

El anillo vibró y brilló brevemente con una intensa luz de color rojo y, al momento, Inglanar comenzó a crecer... y a crecer... ¡Y sus objetos con él! Hay que ver cómo me gustan los efectos especiales.

—¡SÍ! —exclamó el mago en un arranque de júbilo—. ¡Crece, amigo! ¡CRECE! —gritaba mientras cargaba un virote en su ballesta incendiaria—. ¡ZÚMBALE BIEN A ESA COSA!

Al ver como estoy acelerado, y crezco, lo único que se me ocurre es activar el poder de mis botas... Y acelerarme más.

Así, puedo ver como el tentáculo, ahora ya no tan espectacular, se mueve muy despacio. Sabiendo eso, agarro la parte superior de este con mi mano, ahora como una paellera, para dar con la otra un hachazo y partirlo por la mitad.

—¡OJKHASDKJHASKDLHASDJKLJASDF! —grito a la criatura mientras la cerceno. Para el que no hable bárbaro gigante acelerado y cabreado, significa "hoy cenaré pulpo".

El tentáculo queda partido en dos al tiempo que brota mucha más niebla oscura y densa. La niebla se desparrama y se arremolina en torno a un cuerpo de uno de los guardias muertos de la ciudad. La niebla va entrando por sus ojos, su boca y su nariz. El cuerpo vuelve a la vida, pero con signos más que evidentes de ser una especie de no-muerto. Sus ojos ahora son negros como el destino que le espera. 

- El maestro no desea ser interrumpido. Alaster, el mago ¿Por qué has regresado del lugar que tenías reservado en los planes del maestro?

Su voz suena distorsionada, pero legible. Como si siete personas con distintos tonos de voz estuvieran hablando a la vez. 

Alaster no esperó hasta que el cuerpo animado terminara de hablar para apuntarle con su ballesta incendiaria, ya preparada.

—¿El lugar que...? ¿Qué quieres decir con...? —balbucéa Alaster tratando de entender lo que decían esos labios muertos—. ¿¡Quién eres tú!? ¿Quién habla en nombre de Garzhal? ¿Eres tú, viejo chiflado? —El mago estaba indignado: si había tenido en algún momento alguna duda de que Garzhal estaba detrás de lo que les había ocurrido, esas dudas se habían disipado a golpe de tentáculo. Ya encontraré otro patrocinador, pensó, siempre con su expedición en la cabeza.— ¡Me...! ¡Nos traicionaste, maldito! Fuimos a Sindar para tomar la Senda, como habíamos acordado... ¡Pero uno de tus secuaces trató de capturarnos a la salida del pueblo! ¿¡Y ahora tratas de matarnos!? ¡ERES UN CHACAL, GARZHAL! —Señaló con la mano al enano.— ¡EL CLÉRIGO ESTÁ MUERTO!

El espectáculo era grotesco y absurdo. Vi cómo el enano volaba mientras Inglanar se preparaba la cena.

Si me hubieran hecho caso, lo habríamos evitado pensé mientras sacaba el arco y colocaba la flecha. Apunté al cuerpo hablante y miré a Alaster.

¿Disparo ya o esperamos otro acto de magia?

—Esperemos a ver qué nos cuenta.

El guardia se acerca al cuerpo inerte del enano y tiende una mano sobre él. Los zarcillos de niebla lo van rodeando hasta que finalmente se levanta. El guardia cae muerto al suelo. Ahora es el enano quien habla:

- Querias explorar el mundo y se te concedió el don y la gente para hacerlo. El mundo infinito jamás conocido podía ser tuyo. Y aún no es tarde Alaster. Aún puede serlo. 

Alaster retrocedió un paso cuando vio las maniobras de aquella sustancia. Ver a su compañero muerto, al que había llegado a apreciar, poseído por aquel ser le dio náuseas.

—¿Q-qué quieres decir con "el mundo infinito jamás conocido"...? —preguntó el mago frunciendo el ceño, confundido—. ¿La dimensión de la caja? ¿¡Te refieres a esa... simulación!? —Ahora estaba indignado.— ¿¡A esa mentira!? ¡No me insultes, Garzhal...! —¿Garzhal?— ¡¡O quién seas!! ¡NO QUIERO ESE MUNDO! —Más bien, furioso: le habían tocado su fibra sensible.— ¡Quiero ESTE mundo! Sus caminos, sus secretos... ¡La fama! ¡Mi nombre en los libros de historia! —Alaster no iba a regatear con sus sueños.— ¡Quédate con tu estúpido juguete, tú, seas lo que seas y comoquiera que te llames! —gritó desenvainando la daga mágica de su abuelo, el reconocido cazador de muertos vivientes, sir Sinclair Reckinh—. ¡Señor Grischler, por mi parte no tengo más que decirle a esta cosa!

- No seas necio Alaster. Aún no es tarde y el mundo espera ver tu nombre recordado a través del tiempo. 

El enano está inmóvil. Los zarcillos cada vez se mueven menos y no parece que vaya a traspasarlo. De repente, se levanta en el aire y va levitando hacia la casa, donde se cuela por el resquicio de una ventana. 

Al ver que el enano se va flotando a la casa, lo único que puedo hacer es agarrarle, mientras le espeto—. Eh tú, quieto ahí. Si te vas a hacer amigo de la niebla, que venga la niebla aquí, no tú a ella.

—Ahora, deja de decir tonterías antes de que me líe a patadas con la casa, o la coja, la levante y la lance lejos...

La mano enorme de Inglanar se cierra a la velocidad del rayo en el enano. La niebla cae por el brazo del calibán pero al segundo se cae al suelo. El cuerpo del enano yace inerte en la gigantesca mano. 

Al ver que el enano está muerto, sólo puedo fruncir el ceño, soltarle, y centrarme en la casa. Igual si la vuelco, consigo que salga el mago...