Partida Rol por web

Smoralek estaba satisfecho. Habían logrado machacar a Cerdito recuperando el honor de Nord. Habían comido, habían dormido y habían repuesto fuerzas. No se podía pedir más a Kurtulmak.

- Mirad a cú-cú. – Dio a Rashud, Slorbo y Klucky. – Él sí que tiene iniciativa de ésa… -

Movió su trasero y asomó la cabeza por encima del bote.

- No veo al gigante. Voy a acercarme a vigilar mientras preparáis la trampa. – dijo al resto.

Y echó a andar hacia la parte trasera del cobertizo. La idea de trepar por la viga no le parecía nada atractiva, siempre se le había dado mejor esconderse que trepar a los sitios altos, y además podías caerte.

Rashud se mostró interesado por las aptitudes de Cú-cú, parecía una forma sensata de enfrentarse a enemigos, total, si no salía del todo bien, tampoco tenían que estar presentes para sufrir castigo alguno. Así que ayudó en medida de lo posible a Cú-cú mientras aprendía de él el arte de las trampas.

Clinch, clamp, chuf, tlok, pank, dink, gong, cluk, pom...

Unos onomatopéyicos golpes de martillo más tarde, Slorbo había terminado su obra...

Oooooh...-dijo Slorbo asombrado-Ez prezioza. Podríamoz titularla "Amante en el Árbol del Conocimiento Aguarda a la Eyaculación del Rocío en una Fría Mañana Conceptual", o algo azí. Pero... ¿Cómo funciona?

Cú-cú no sabría decirlo. Simplemente hay que dejarla en el suelo, y cuando un enemigo pase cerca, ¡ZAS!, ocurre algo. O no. Ese es el problema del Arte, que no se puede contextualizar: el observador es el contexto. Lo importante del A.A.C.A.E.R.F.M.C. es que es plenamente portátil y mortal, que es lo que se pretendía.

Mientras tanto, Smoralek regresó del cobertizo...

Había encontrado tres trufas explosivas, como esas que comía la Princesa Cortezas para escupirles un aliento de fuego. Seguramente Papá Picacarne usaba a su piara para localizar las trufas, y usaba el cobertizo para limpiarlas de tierra. En principio, Smoralek no iba a meterse en el cobertizo, pero había un agujero en la pared, y vió esas trufas explosivas tan solitas encima de la mesa que, claro, no se resistió a entrar y cogerlas.

Ahora bien.... compartirlas con los demás, o quedárselas todas él ya es cosa suya.

El kobold regresó junto al grupo.

- El cobertizo está vacío y yo no pienso arriesgarme a trepar por esa viga tan empinada. - Dijo mientras señalaba la viga.

- Si está lista la trampa, escondámonos y hagamos ruido o algo para que venga el ogro. - Sugirió. - ¿Estáis listos? - Hizo señas a todos para que se arrejuntaran y pensaran en un lugar para esconderse.

- Hay que darle un buen susto. - Después de todo estaba en juego su posición como líderes de los Mascapájaros.

Cú-cú miró al cerdoseo colocó la trampa muy cerquita, luego colocó un entramado de cuerdas ocultas por el propio barro y asintió diciendo estar preparado, miró a sus compañeros y esperó a que rashud y klucky también estuvieran listos. Miró que Nord también se escondiera, pidiéndole que oink oinkeara con todas sus fuerzas. Cú-cú hubiera preferido colocar la ... ... ... muchascosasnosequeconcepual en la parte delantera de la casa, pero smoralek no parecía quererlo así. Le daba miedo acercarse.

Esperando los oinkeos de nord, cú-cú pensativo intentó recordar a la cortezas... - ¡oinkoinnnnggg! ¡oinkoinnnggg! Que uenash echtaban la trufash, oinkoinnnggg oinkoinnnggg, trash comerlash hacían fuuujjjj fuuujjjj, oinkoinnngggg ahora shoy una jabata con alash de mariposha bien alimentá y feliz, oinkoinggg oinkoinggg! - su engaño sin duda era impecable,... (esperemos queridos lectores, que el señor picacarne no sea muy listo,...)

Rashud mostró una sonrisa lobuna repleta de dientes.

-Yo puedo ir a dar un vistazo, no tengo problemas en trepar hasta la parte más alta de la cabaña y poder dar un vistazo... y después atacar desde el techo de la misma, hmhmhmhm.

Dicho y hecho, con cautela se fue a trepar por uno de los pilares para luego continuar por las paredes de la misma construcción, sin contratiempo alguno

Nord asintió a Cú-cú, u olisqueó el aire, no se sabía muy bien. Pero pareció que entendía, porque siguió a Smoralek para esconderse todos juntos, salvo Rashud, en el interior de la barca volcada. El plan estaba dispuesto. Habría estado bien colocar la trampa en un lugar en el que seguro fuese a pasar el ogro, pero ahí, en mitad de ninguna parte, también podría cumplir su función. O no.

Rashud trepó por la viga, con el ojete apretado para no soltar ni un pedo que delatara su posición. Los demás, incluído Nord, miraban cómo Rashud subía. De ahí viene el refrán ver la viga en el ojo ajeno, o algo así.

Sobre el tejadillo del primer piso, pudo ver el interior del agujero en la pared del segundo piso...

Ngggggg... Zzzzzzz... Nggggg... Zzzzzz...

Papá Picacarne dormía plácidamente en el interior de la habitación, sobre un montón de paja que olía a establo. Rashud había tenido mucha suerte: tan solo se tenía que entrar furtivamente por el enorme agujero tamaño ogro y degollar a Papá Picacarne, y la misión se saldaría con un éxito, rápida y eficazment...

Al ver a Rashud ya en posición, Cú-cú empezó a armar jaleo.

¿Eh? ¿Ownbata?-dijo en giganto Papá Picacarne, mientras se reincorporaba en su lecho.

Rashud, al ver que Papá Picacarne se levantaba, se alejó del agujero y se escondió bien, trepando por el lateral de la casa. A ras de barro, sus compañeros vieron aparecer a un ogro, que no necesariamente tenía que ser Papá Picacarne, pero que se le parecía un huevo a la idea que tenían de cómo sería Papá Picacarne. Desde lo alto del tejado del primer piso, el ogro agitó el puño en alto gritándole a la barca.

¡TOKO NOKO PUKO OINK-OINK TUPUTAMADRE!-gritó Papá Picacarne, en un ininteligible giganto dialecto de balleno.

Seguramente, si Cú-cú seguía insistiendo en hacer ruido, Papá Picacarne acabaría por bajar al barro a ver. Todo era cuestión de insistir, que a altas horas de la madrugada la gente que quiere dormir ya no tiene ninguna paciencia. Pero tal vez ahora, al ver que el ogro está arriba, los kóbolds prefieran intentar otra cosa.

Smoralek permaneció en el más absoluto silencio como si la vida le fuera en ello. Y así era. Aquel gigante era realmente grande y feo. No había duda de que no podía ser otro que Papá Picacarne.

El pequeño kobold se llevó una de las garras al hocico haciendo un gesto a los demás para que no hicieran ruido alguno. Lo mejor era esperar a que volviera a dormirse y dedicarse a preparar todas las trampas posibles. Si conseguían azuzar al ogro hacia todas y cada una de sus trampas, a lo mejor tenían una posibilidad remota de acabar con él… o de dañarle lo suficiente como para ahuyentarlo.

En ambos casos gobernarían a los Mascapájaros. Sin querer dejó escapar una sonrisa maliciosa que no venía muy a cuento.

En seguida se dio cuenta de que sus compañeros a lo mejor no entendían el gesto asi que procedió a llevar sus manos al hocico de Cú-Cú, tapándole la boca para que no emitiera sonido alguno mientras le asentía para hacerle ver que todo estaba bien.

Estuvo a punto de morder a smoralk, pero pasó, por que tenía ganas de fastidiar al picacarne, y al parecer los demás se apuntaban.

Con cautela recogieron la trampa colocada y le dieron una digna mudanza a la parte delantera de la casa, con el serrucho de las herramientas de hacer trampas, fueron cargándose el puente con la paciencia de que el zic ñiga, zic ñaga, coincidirá con los ruidos gallineros. El puente debía estar preparado para que cediera ante el peso del ogro.

La trampa de después solo se debía colocar con calma, y encima los gallineros ocultarían sus ped,... ehem, su olor.

Temeroso de que algún movimiento suyo pudiera llamar la atención del ogro, Rashud se mantuvo en su sitio en algún lugar de la cubierta de la granja mientras el resto de compañeros preparaban las trampas. Él permanecería atento por si veía al ogro hacer alguna cosa insospechada o si aparecía la hija de este...

Rashud subió hasta el tejado del segundo piso, a vigilar. Allí había una cúpula rara, pero eso no amenazaba su sexualidad, así que se mantuvo vigilante, con un control absoluto de todo lo visto y por haber, por lo menos en los sesenta pies de distancia, que es lo que puede ver un kóbold medio en la oscuridad de la noche.

Las gallinas dormían, así que el único ruido era el del zigñiga zigñaga. Eso, y el ruido del viento...

Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...

En realidad, se escuchaba el zigñiga zigñaga, el ruido del viento y los grillos...

Grr-Grr. Grr-Grr. Grr-Grr...

Bueno, estaba el zigñiga zigñaga, el ruido del viento, los grillos y el canto del ruiseñor...

Grrrrrrrrrrr grrrrrrrrrr...

Que es un poco raro, porque el ruiseñor es un pájaro que canta de día, y no es su época de apareamiento, y además es muy sospechoso porque tiene la garganta un poco ronca, como si el muy pájaro lo hubiese dado todo en una noche loca.

Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...

Uno de los tres corrales había sido reformado para hacer de caseta del perro. En cuanto el chucho salió de su caseta, Rashud le vió e hizo señas para advertir a sus compañeros, agitando los brazos con grandes aspavientos. A ras de suelo, Slorbo miró un momento hacia arriba y devolvió el saludo tranquilamente a Rashud. Finalmente, Rashud señaló al perro con un rayo de la muerte superchungo que cruzó el aire con un color muy bonito y llamativo, haciendo que los otros kóbolds lo siguiesen con la mirada hasta ver al perro furibundo. Pobre chucho. Ni siquiera le dió tiempo a hacer una emboscada, y todo por culpa de que los kóbolds dejaron a Rashud vigilando.

- pero bueno, que así no hay quien trampée tranquilo - cogió una onza de pegamento soberano y se la lanzó al ruiseñor afóico ese para que se callara.

- bicho, bicho, coge coge,... - esperaba que de no atinar, fuera el propio,... (cú-cú mira al director - ¿oiga director echta sheguro que esho esh un ruisheñor? Cashi me parece másh una vershión light de losh de la bruja, lo que shea que quiera decir light,...)... el propio ruiseñor el que lo cazara al vuelo, vamos, "cosas de ...ruiseñores...".

A ver si hacía silencio y dejaba trabajar tranquilo, que eso de currar era un mito que solo un kobold era capaz de cargarse.

Smoralek tardó en percatarse de la presencia del ruiseñor. Sólo el rayo de la muerte de Rashud le sirvió de advertencia en el último segundo. El guerrero kobold pegó un bote en el sitio. Ese ruiseñor era condenadamente feo y peludo. Smoralek siempre había pensado que los ruiseñores tenían plumas y no pelo… pero para no demostrar su ignorancia se mantuvo callado y no dijo nada.

Desenvainó su espada y se quedó preparado al lado de Cú-cú por si aquel ruiseñor se acercaba para molestarles. Para su sorpresa, Cú-cu fue muy ingenioso y reaccionó de forma ágil lanzando una especie de pelota al ruiseñor. Era como si quisiera jugar con él y Smoralek se preguntó si el ruiseñor sería la mascota del ogro. ¡Ah claro! ¡Eso era! ¡El ruiseñor sólo quería jugar!

Seguro que el ogro no jugaba nunca con el ruiseñor y el pobre se sentía sólo. Aun así, y sólo por si acaso, Smoralek aferró con fuerza su espada y su escudo y se quedó preparado por si tenía que zurrar al ruiseñor para alejarlo.

El ruiseñor fue víctima de sus instintos, y saltó para coger la bosta de pegamento con la boca. El pegamento tomó la forma como en un molde, tapándole la garganta, y por tanto las vías respiratorias. El ruiseñor boqueaba como un pez fuera del agua, sin poder ladrar, y... Al cabo de unos segundos se tumbó. No fue una acción muy espectacular, pero las cosas siguieron yendo a más. De hecho, sus movimientos se fueron haciendo más lentos, hasta detenerse por completo.

¡Los héroes han tenido suerte de que solo fuese un ruiseñor! Si se llegan a enfrentar a un perro, otro gallo cantaría. En cuanto a la faena... El puente estaba medio serrado, a punto de caer, y la trampa justo delante, semioculta con el barro. Podía pasar cualquier cosa. Que ninguna de las dos trampas funcionara... que funcionaran las dos, y alguien cayese al agua para luego, al salir, pisase la trampa... El ingenio del kóbold Cú-cú saldría victorioso aunque solo fuese por el número de intentos desplegados.

Faltaba hacer algo con el ruiseñor... tal vez esconderlo tras los corrales o dejarlo junto a la trampa a modo de cebo. Y con Nord, que había cruzado el otro puente hasta los corrales con tal de seguirles y que le llevaran con ellos. Y por último faltaba una treta que hiciese salir a alguien de la casa.

Cerca de los gallineros y con todo preparado, cú-cú aprovecho el gallinero de ruiseñores para prender fuego, mientras pedía que prepararan al ruiseñor para comer, sin duda esperaba que la barbacoa despertara al ogro y si no lo hacía, primero comían ruiseñor fresquito y luego se echaban una fiesta hasta que el ogro se despertara, de un modo u otro, podría "molar mazo", al menos hasta que el ogro cogiera un mazo, pues ese mazo no molaría, o si, puesto que añadiría peso al ya de por si enorme piernas gordas, y tal vez ayudara a que el puente cediera.

Cú-cú hizo inventario de su equipo, entre intento e intento de prender fuego a la leña de gallinero ruiseñórico, y desordenó mentalmente sus cosas, no fuera que el fantasma del orden con el que todo buen padre kobold acojonaba a su hijo para que no limpiara mucho su habitación, viniera a colocarle la mochila demasiado bien como para acceder a todo rápidamente.

El plan parecía ir tomando forma. El ruiseñor había caído víctima del ingenio superior kobold. La treta de Cú-cú había engañado al animal y ahora todos tendrían una estupenda cena, vencieran o no al ogro.

Al menos algo positivo sacarían de aquel día.

Smoralek agarró a Nord de una oreja y guió al puerco hasta la segunda trampa, la más alejada del cubil del ogro.

- Susssh, calla Nord. – Le dijo muy seriamente al cochino. – Quédate aquí por si el gigante no cae en la trampa de Cú-cú… Entonces chillas y que venga hacia aquí. Caerá en alguna de las trampas. Seguro, seguro. – Dijo más para autoconvencerse.

Hizo señas desde su nueva posición al resto de sus compañeros. Quería indicarles que esperaría ahí hasta el momento del ataque, y luego caería por sorpresa sobre Papá Picacarne, pero Smoralek no era un experto en idioma de gestos y casi parecía más que estuviera haciendo la danza de la lluvia.

Rashud respiró aliviado ante la rapidez y recursos del grupo, al fin de cuentas es lo que cabía esperar de un tripartito como ellos. En cualquier caso Rashud le había pillado gustillo a lo de estar en esa posición, tenía una buena vista de la zona, pudiendo alertar al resto, tambín tenía ventaja para usar sus poderes, a parte de tener cobertura si se agazapaba tras la testera de la cubierta de la granja. A parte, según el desarrollo de la escena con el gigante, tal vez le pudiera ser útil para llamar su atención y dar tiempo a los demás...

En cualquier caso esperaba que quedara comida freca para él. El ruiseñor parecía muy tierno.

Ooooooh... ¡Qué bonito arde el gallinero del ruizeñor!

Slorbo, Klucky y Cú-cú hicieron un círculo, cocinaron trozos de carne en espetos, comieron, cantaron y bailaron, pero sobretodo disfrutaron de las llamas. Y es que no hay nada más hermoso que un buen fuego crepitante. Mientras, Rashud estaba haciendo el koala enganchado a una esquina de la casa y Smoralek estaba haciendo el panoli tras una esquina de uno de los corrales que no estaba ardiendo. Si supieran que el ogro no iba a salir, a buen seguro se habrían unido a la churrascada.

Uf... el fuego ez bonito, pero da un caloraco...

Acalorado, Slorbo sacó un abanico y lo empezó a agitar para enviar aire a su cara. La brisa que sobraba soplaba sobre sus hombros y empujaba accidentalmente el humo de la fogata en dirección a la casa. Así ya era otra cosa. Ahora el olor a humo sí llamaría la atención.

Sobre la alfombra del salón, Pincho movió la naricilla y alzó la cabeza. El hurón mascota de Mentecata, la hija semiogra de Papá Picacarne, se acercó al umbral de la puerta y oteó a la luz de las estrellas como un depredador nocturno.

Rashud no tenía ángulo para dispararle rayos de la muerte ni para verle, así que el que dió la voz de alarma en esta ocasión fue Nord el Chillón, chillando como si fuese un cerdo en su San Martín. Slorbo dió la vuelta, alarmado, al fuego, contemplando la fiereza y los dientes afilados como cuchillas del más mortífero monstruo de la naturaleza.

¡Un conejo!-advirtió a los demás, señalando a la entrada de la choza.

Cerca de sacar las armas estuvo cú-cú, pero ¿un conejo? A lo mejor solo tenía hambre así que lanzó un trozillo de ruiseñor para que zamppara, por que hay que ser lógicos, ¿para que les miraría comer un conejo de dientes deformes? Estaba claro que tanto animal, y ahí no comía nadie, casi tan miserables como un kobold,... bueno, casi tan miserables como un kobold que no coma como ellos.

los conejos no son animales, los conejos son seres demoniacos de oros rojos,... aunque ese no tiene ojos rojos, ¿sería ese conejo un ser angelical por tanto? Bueno, si aceptaba el come y pirate daba igual su alineamiento.