Partida Rol por web

Las babas... la sangre... el dolor, todo recordaba un poco a Smoralek a cuando estaba en el interior de su huevo instantes antes de nacer. Era como regresar un poco al que había sido su hogar durante los meses de gestación.

Y a pesar del ataque y el dolor, por un instante fue feliz. Hasta que regresó a la horrible realidad y comprobó que aquel ser parecía indestructible. Otro rayo de Rashud brilló e impactó en el ogro murciélago arrancándole un leve chillido de dolor y eso animó a Smoralek, que aferró su rajaperros con fuerza y golpeó de nuevo intentando dar en el hocico a aquel murciélago para que no volviera a churrupetearle de aquella asquerosa manera.

Cuando le dio en todo el hocico Smoralek lanzó un gritito de alegría sin pensar en que el murciélago podía enfadarse y acabar con él de un garrazo.

- ¡¡YIPI YEIII!! ¡TOMA OGRILLO, TOMA! -

La risa de Rashud había animado el espíritu de Smoralek, que por un instante creía que la victoria podía estar cerca.

Pero que puñetas pasaba, el daba el discurso mas chachi pirulí de la historia, y el bicho ese le ignoraba e iba a por Smoralek.

Muy molesto apuntó con su penúltimo dardo en todo el sobaco de al lado del culo, y esque ¿cuantos sobacos tenía un murciélago? Si cú-cú contara, seguramente el resultado sería 9 o 10, pero todos saben que el pequeño kobold no sabía contar, ya era un logro saber que penúltimo no es lo mismo sentir pena por quedarse con solo uno.

- te huele el sobaco a culo - cabe destacar que posiblemente le haya dado en el trasero, eso explicaría el olor... - necesitas un bañito de lodo con larvas de mosquito cerebro de,... de,... de,... mmmmm ¿de mosquito? - como siempre los kobolds innovando frases que en el futuro les robarían los humanos.

¡AUCH!

El último dardo de Cú-cú colmó el vaso, entre otras cosas porque acertó en un lugar muy delicado, y Papá Picacarne tenía un problema de hemorroides muy importante. Era doloroso haber perdido a su querida hijita, florecilla de su corazón... era doloroso no poder enterrar su cadáver... Pero más doloroso era el dolor. Papá Picacarne hizo una retirada estratégica, hacia arriba, y agitó sus alas haciendo que Cú-cú y Smoralek rodasen por el suelo por el viento levantado. El murciélago se iba, en dirección al horizonte, para salir de aquel maldito valle.

Espera... ¿No era ese el objetivo que les habían marcado desde la tribu de los Mascapájaros? ¿Que se deshiciesen del ogro? ¡Sí! ¡Lo habían logrado! Tan solo debían dejar escapar a Papá Picacarne, y habrían cumplido su misión. Por otro lado... ¿no está en la naturaleza del kóbold atacar por la espalda al enemigo que huye, con traicionera alevosía?

Rashud seguro que atacaría, ya que los rayos de la muerte los tiene de "degratis".

Cú-cú debería valorar si le daba uso a su último dardo para hacer sangre.

A Smoralek le quedaban muchas flechas, pero tal vez preferiría sanar sus heridas con algún vendaje en lugar de seguir meando sangre por la piel.

Smoralek casi ni se dio cuenta de que seguía sangrando. El júbilo por la huida de aquel monstruoso ser se apoderó del pequeño kobold que dio un saltito de alegría y sonrió en dirección a Cú-cú y Rashud.

Soltó su rajaperros y sin perder ni una milésima de segundo aferró su arco y empuñó una flecha. Si atinaba y le herían lo suficiente quizá le hicieran caer. ¡A lo mejor les hacían un banquete más grande si llevaban la cabeza del ogro! Aunque ya eran lo suficientemente héroes como para recibir toda la gloria, el botín y la recompensa.

¡El Triunvirato había triunfado!

- ¡COBARDE! ¡MUERE! - Gritó mientras soltaba la cuerda para que la flecha saliera disparada. La flecha salió volando y Smoralek creyó ver cómo se clavaba en un costado del ogro-murciélago, pero no con demasiada fuerza. Quizá sus compañeros tuvieran mejor suerte.

Aún aferrado a la superficie de la casucha, Rashud contemplaba la escena mientras tomaba aliento para poder descargar un nuevo rayo. Esa vez el grupo estaba haciendo un buen trabajo, el ogriciélago sangraba como un cerdo, y antes de quedarse allí para morir en garras de unos gloriosos kóbolds prefería intentar huir...

-Demasiado tarde, pequeñín...jijijij

El brujo daconiano descargó otra explosión arcana sobre la figura de Picacarne, impactando sobre este a la par que lo hacía un flechazo disparado por parte Smoralek. 

-... a todo cerdo le llega su San Martín jejeje...

Cú-cú lloraba por perder de vista al murcielogrogo, a la vez que su dardo volab,... no, parece que llora al ver volar su último dardo, y al parecer en esta ocasión no eran lágrimas de cocodrilo, si no grandes lágrimas kobold por perder un gran tesoro que había rapiñado a la bruja, porque como dicen dichos kobolds santa koboldita koboldita lo que se rapiña no se quita, y aquel ogro se iba volando con al menos siete u once dardos según contaba cú-cú.

De repente se relamió los morros y empezó a comer huevos bien cociditos, evitando tocar la trampa obra de arte, que aun no sabía como funcionaba, pero oye, que si había dejado al gallinero fiambre total, tenía que hacer mas obras de arte de esas y lanzarlas a modo de arma arrojadiza, algo harían.

Después de una merendola se puso a buscar, a ver si había algún dardo reutilizable que hubiera caído por ahí.

Aprovechando que Papá Picacarne acaparaba toda la atención, Pincho salió de la granja con una maleta bajo cada brazo. También era la hora de que él buscase lugares menos peligrosos en los que vivir. Pero en un último arranque de rabia alzó el puño con promesa de venganza, algo traducible como "Empoderamiento Conejil" o "Mis Incisivos serán vuestra Muerte".

Y como al levantar el puño una de las maletas se quedó sin sostén, tuvo que recoger la maleta y volverla a poner bajo el brazo antes de irse.

Por muy poco no lograron matar al ogro, que se marchó volando, malherido. Pero por lo menos Cú-cú recuperó un dardo que había por ahí perdido, ¿y acaso no es eso a lo que aspira todo kóbold? Además, no se le había torcido la punta. Si es que estaban en racha.

Mientras tanto, Smoralek tenía pupa. Mucha, intensa y dolorosísima pupa. Y se seguía desangrando por culpa del mordisco del murciélago...

"Solo un dardo" - tsk - por culpa de aquel bicho grande solo le quedaba un dardo, si se hubiera caído tal vez serían dos o tres.

Se tomó la calma de dar toda una vueltecita para cruzar por un puente a la izquierda de la casa, había que avisar a la vieja momia, pero antes de eso, algo infinitamente más importante pasaba por su cabeza,... - ¡A RAPIÑAAARRRR!

Rashud masculló una maldición entre dientes... el ogriélago se había largado, esperaba que no fuera un ser vengativo, por si las moscas. En cualquier caso posiblemente había tenido suficiente dosis de kóbold para mucho tiempo.

Le pasó una poción a Smoralek y terminó de subir al techo de la cabaña y dió un vistazo por los alrededores, no fuera a ser que hubiera más amenazas por la zona. A la par que decía.

-Tómate ese bebedizo y te sentirás mejor.

Tras dar el vistazo entró otra vez a la choza para rebuscar objetos interesanes en el cuerpo de la mestiza o por la choza.

Smoralek asintió en dirección a Rashud, agradecido por la ayuda. La pupa dolía, y mucho.

Siempre había sido así pero le habían educado para ser un kobold valiente, pero en su naturaleza estaba quejarse.

Se tomó de un trago el bebedizo que le dio su compañero y en cuanto notó que surtía efecto se puso a saltar y a hacer cabriolas como un loco.

- ¡VIVA EL TRIUNVIRATO! ¡VIVA EL TRIUNVIRATO! - Todavía no le había surgido la chispa en el cerebro para ponerse a rapiñar... Quizá le importaba más en esos momentos seguir con vida...

Con el tablón que llevaba al salón de la casa destruído, no quedaban muchos lugares que rapiñar al nivel del suelo. Aún así, Cú-cú encontró seis huevos de oso lechuza gallina en el pajar que había debajo del edificio. Algún día eclosionarían, y Cú-cú podría cuidarlos... y abrazarlos... y amamantarlos... y los llamarían Cú-cú II, Cú-cú III, Cú-cú IV, Cú-cú V, Cú-cú VI y Junior C, se lean como se lean los números romanos esos. O podría hacer una rica tortilla... ¡ÑAM!

En cuanto a Rashud, que trepaba por los sitios como Pedro por su casa, encontró en la habitación de Mentecata el cuerpo descabezado y disecado del Jefe Roegorriones. ¿Y cómo sabía Rashud que se trataba del Jefe Roegorriones? Porque aún llevaba su armadura de cuero tachonado mágico de la hostia de las sombras con la que le describían en las leyendas.

Smoralek estaba haciendo el baile de la victoria, y la poción de Rashud fue curándole poco a poco hasta dejar de hacer efecto. Pero no importaba, porque Smoralek llevaba el baile en la sangre. ¡Da igual todo, mientras puedas bailar!

Aún faltaba por rapiñar la habitación de Papá Picacarne, cuando volvieron Slorbo y Klucky, jadeantes después de una larga carrera.

 Arf, arf, arf... ¡Que no cunda el pánico! Arf... Slorbo y yo ya volvimos para ayudaros a acabar con Papá Picacarne.

Una gran figura apareció tras ellos...

¡Cocococo... COCÓ!

 ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritaron al unísono del susto.

Bien envueltos para que no sufrieran daños, cu-cú guardó los huevos de oso lechuza, con su siempre patente afán de lograr una montura digna de un gran hechicero kobold como él, que había fracasado con el perro de cinco patas parecido auna ocho patas, con los perros, con el caballo arracacabezas kobold. Esta vez iba a lograrlo, si no había podido por las buenas, sería por las buenas de "en un futuro no muy lejano",... y es que los grandes hechiceros son muy pacientes, aunque por si no hacía falta ser paciente, miró dos o tres veces a ver si se abrían - echto no esh juchto, ya tardan demasiado - lo que decía,... "muy pacientes",...

Luego apareció la que debía ser la mamá de sus osos lechuza, miró a todos lados y por suerte venía sin abogados para quitarle la custodia de sus pequeñines, - lo que me faltaba una mamá que en vez de acudir a abogadosh, she toma la juchticia por shu mano,... pch pch, narrador que shon losh abogadosh eshosh? She comen? - aprovechando que el kobold preguntó mediante un pensamiento, el narrador le ignoró y siguió a lo suyo.

Con los huevos bien guardados y volviendo al puente para atacar a la mamá oso lechuza, así teniendo carne de sobras no echarían un ojo a sus futuros polluelos, sacó la calabaza de dragón que guardó desde la primera misión como gran hechicero de vanguardia y mientras se acercaba se preparó para hacer oso lechuza a vuelta y vuelta.

La aparición de Slorbo y Klucky seguidos por la mamá oso-lechuza interrumpió el baile de la victoria de Smoralek.

Éste comprobó cómo sus heridas habían sanado algo y se notó revigorizado. Miró a la criatura que cooooqueaba, buscando quizá sus huevos, y decidió utilizar una gran táctica de los mejores estrategas kobolds. El cebo.

Ahora mismo Slorbo y Klucky lo estaban haciendo perfectamente, y mientras ellos corrían y la cosa-lechuza les perseguía, Smoralek se tomó otra de las trufas explosivas... En unos pocos segundos escupiría llamas para tostar a ese ser. 

Estaba casi preparado para el picor de garganta. Esta vez ya sabía lo que se le venía encima asi que tomó aire primero antes de tragar... Seguro que luego se le saltarían las lágrimas.

Por si acaso Slorbo y Klucky no sabían bien cómo funcionaba la táctica, Smoralek les gritó:

- ¡Corred! ¡Corred! ¡Pero no muy rápido! ¡Que crea que os puede alcanzar! - Animó a sus compañeros agitando el puño y, por supuesto, desde la distancia. Estaba convencido de que el oso-lechuza no era capaz de comprender el idioma de los kobold.

Aquella armadura le sentaba como un guante, fue nada más verla e imaginarse con ella puesta, un auténtico señor kóbold, las pivas se pondrían todas mojadas con solo verle.

Así estaba, fantaseando mientras se ponía la armadura y miraba como le sentaba la oscura armadura de cuero cuando unos grititos llegaban del exterior. Se asomó para ver que pasaba con tanto jaleo y se encontró con los advenedizos Slorbo y Klucky, y una tremenda bestia tras ellos. Con todo el jaleo se había olvidado, la verdad. Pero antes no se complicara la cosa tendría que poner remedio...

...con gesto arrogante y de autosuficiente, Rashud hizo una entrada triumfal por la ventana, en plan ninja, si supiera lo que es eso, y aferrado al marco de la misma con una garra, lanzó un rayazo poderoso...

Un ha-bogado, es uno que rema mucho. Klucky y Slorbo se sentaron en el suelo, en linea, y empezaron a remar con los brazos mientras arrastraban sus panderos por el suelo.

¿Ezto ez lo zuficientemente no muy rápido, Zmoralek?

Y tan no rápido. El oso lechuza gallina clueca (multiclase) avanzó un paso y sentó su culo sobre ellos. Afortunadamente no los incubó, porque sería muy gore que sus cabezas de huevo hubiesen eclosionado y les saliesen una criaturita desde el interior. No. El oso lechuza gallina clueca (multiclase) les imitó, y arrastró el pandero por la tierra, solo que con los dos kóbolds debajo. Como hecho totalmente inconexo a la paliza que estaban recibiendo, a ambos kóbolds les dió por gritar.

¡Aaaaaaaah...! ¡Dolooooooorrrrr...! ¡Qué alguien pare el doloooorrrrrr...!

Crucecitas en los ojos, calaveritas, y pajarillos revoloteando sobre sus cogotes. Slorbo y Klucky siempre fueron unos melodramáticos. Mientras, Rashud insistía en morirse el solo practicando con su rayo de la muerte en sí mismo. Ese, y no otro, es el verdadero significado de la palabra dolor. Slorbo y Klucky son unos aficcionados en comparación.

Era el momento. Smoralek notaba cómo el fuego de todos los infiernos bullía en su interior. Era una experiencia poco agradable que si podía evitar no repetiría nunca.

Se llevó una mano a la tripa, era mucho peor que comer del estofado que a veces preparaba el antiguo cocinero de su tribu, Greif AlientoFétido. Pero ya hacía mucho que le habían dado su merecido por ello.

- ¡Agachaos! - Gritó a Klucky y Slorbo. Si los kobolds no conseguían ponerse a cubierto sufrirían el efecto de la llamarada infernal. El guerrero del Triunvirato se acercó hasta el límite desde el que creía que podría alcanzar al oso-lechuza-gallina-clueca, y sin acercarse hasta donde alcanzaran sus garras escupió un chorro de fuego que brotó de su garganta en dirección a la parte superior de la criatura.

Apenas podía contenerlo, era como estar horas preparándose para un concurso de eructos, sólo que sabiendo que con ese próximo eructo ganaría cualquier concurso.

Eso sí, la visión de Smoralek escupiendo aquella poderosa llamarada era casi como ver a un dragón en miniatura friendo a su enemigo. Por un momento Smoralek se sintió orgulloso de sí mismo, incluso hinchó el pecho y echó los hombros atrás, por si alguien pudiera estar viéndole y decidiera pintar un cuadro en honor a semejante escena.

AAarrggghhhh

Escapó un estrangulado gruñido de Rashud tras la sobrecarga de la energía arcana en su interior, se sentía morir por dentro, era algo terrible... el menudo kóbold se aferró a la ventana medio desfallecido. Sintiendose mareado, sacó un vial como el que entregara a Slorbo hacía poco e ingerió su contenido. Mientras veía como actuaban los otros miembros del tripartito.

Cú-cú tras beber su calabaza acercándose al bichosolechuza, se acercó lo que pudo antes de exhalar una bocanada de fuego. El pequeño kobold bailoteaba al ver salir su llamarada de imitador de kobold gigante, esos que se creían superiores por exhalar fuego a pesar de ser meros lagartos inferiores. El kobold apuntó a las cejas simpáticas del oso lechuza, esperando del un peinado de moda.

Las noches eran tranquilas en la vieja granja del valle. Rashud se balanceaba en una mecedora rosa que le recordaba al antiguo trono de Muchastripas, mientras miraba bucólicamente el paisaje del exterior. Sí... cuánta paz. El aliento de fuego de Cú-cú hizo que las cejas de la osa lechuza pasasen de esto:

A esto:

Típicas cejas de osa lechuza malencarada. Después, el aliento picante de fuego que te cagas de Smoralek le dejó las cejas así:

Mejor, por lo menos ya no estaba enfadada. No había terminado Smoralek de abrasarse la lengua cuando la osa lechuza avanzó hacia él y le lanzó un potente, hiriente, doloroso y profundo zarpazo. ¿Sería ese día el nacimiento del refrán que reza "una osa lechuza es peor que un ogro murcielagor"? Porque no sé cómo ha sobrevivido la sociedad occidental hasta ahora sin esa pizca de sabiduría popular que habría salvado muchas vidas a lo largo de los siglos.

¡Pero bueno! Uno se esforzaba en hacer cejas de pija osa lechuza a la moda y le chafaban el arduo trabajo de toda una vida,... o por lo menos unos segundos de glup glup fuuuuhjjj fuuuuhhhjjjj. Pero no se iba a rendir, enfocado en darle un look "tó pijo", descubriendo que no por tener buen "look" tenía buena "luck", se dispuso a chamuscar un poco la capa de plumas de la osa lechuza...

Y es que para ir a la moda hay que sufrir un poquito, ir muy abrigado en pleno verano, o muy descubierto en pleno invierno, fuera uno u otro, poco importaba, pues es sabido que la moda kobold del taparrabos no es muy utilizada, ¿porque? En fin, si la moda cú-cúrera no triumfaba pronto, el diseñador cú-cú iba a dejar de dar fogonazos por frustración, y no porque el uso de la calabaza de aliento de dragón se agotara, que después de todo el pequeño kobold era un gran hechicero y si quisiera prolongaría el efecto ¡por lo menos! ¡como cero usos! Después de todo es sabido que el cero estaba de moda, y cú-cú era puro estilo (pasado de rosca).