Partida Rol por web

Detectas cuatro áreas malignas pero lo que más te extraña es que estén quietas sin moverse, puede ser que os estén esperando debido al chillido del trasgo.

Levanto el brazo con la mano en alto dando la señal de llamar la atención a los míos, giro la cabeza hacia el compañero más cercano y con la mano en alto dejo cuatro dedos en alto, señalo la situación de cada uno de ellos a traves de la puerta y digo en susurros - " nos están esperando " - tras ello alzo mi escudo y con la mano libre agarro el pomo de la puerta - " Ante el mal, no hay tregua " - digo mientras si no me para nadie abro la puerta, mientras uso defensa total.

Al ver llegar a Alaric me levanto y le hago un gesto con el frasco para que pueda verlo. 

-Ya estoy mucho mejor- digo suavemente mientras me levanto y me preparo para seguir a mis compañeros. 

Al comenzar a andar me doy cuenta de que el pequeño nuevo miembro del grupo esta como ausente de la situación, me acerco a él y agarrándole por la espalda comienzo a llevarlo hacia el resto del grupo. -Vamos pequeño amigo, no querrás quedarte solo aquí abajo, ¿verdad?-

Bodega Superior

Esta enorme sala del barco se encuentra rebosante de cajas de madera y toneles que yacen esparcidos por todos los rincones. De su centro nacen dos anchas escaleras de madera que ascienden hacia la cubierta inferior. Numerosos cadáveres de hombres y bestias os indican que esta zona se debió de producir un gran enfrentamiento.

El paladín abre la puerta y es al momento recibido por tres virotes que son repelidos tanto por el escudo como por la pesada armadura del guerrero, un gemido de dolor con una frase (en trasgo) indica que alguno no ha disparado en la dirección que debía. La sala está en oscuridad total y es difícil saber donde se hallan las criaturas.

El paladín es una torre andante, y pronto ven los enemigos lo difícil que es acertarle, no obstante se escuchan otra vez las ballestas cargarse aunque no sabrías con exactitud cuántas han sido.

Al escuchar el silbido y el posterior impacto en la armadura de bast me refugio tras un barril y le susuro a Alaric: -Es un buen momento para el truco de antes- 

Cargo una nueva flecha en mi arco y me preparo para el combate tras escuchar esos virotes.

- " cubríos detras mío, rápido " - 

¡Maldición! A cubierto.

Ingvar se prepara para entrar en la habitación tras Bast, gritando:

- Alaric, alumbra la habitación con tu luz, por los dioses!

Así lo haré. Preparáos. -dice Alaric mientras posa su maza suavemente sobre el sol de metal representado en su escudo- ¡Pelor! ¡Préstanos tu luz! -y con estas palabras el emblema del escudo empieza a brillar con luz propia, iluminando lo que se encuentra delante del clérigo.

Mientras Bast defiende la puerta tras su enorme escudo, Alaric se hace un hueco a su izquierda y mira al paladín, y al resto de sus compañeros.- Protegéos detrás mío y avanzad. Disparad a lo que se mueva. Bast, tras la siguiente andanada, avanza hasta mi posición y formaremos un muro.

Dicho esto, Alaric comienza su avance protegido tras su escudo por el pasillo en penumbra, ahora tenuemente iluminado por la fuente de luz de su escudo. Avanza agachado, despacio, tanteando el terreno e intentando proporcionar la mayor visibilidad a sus compañeros.

Has escuchado el sonido de las ballestas cargarse al final del pasillo, lo que te hace suponer que están escondidos al final de éste, en cuanto a tu percepción solo ves montones de cajas apiladas a los lados.

¡Saik! ¡Detrás mío! Los demás, hay cajas con las que escudaros. Creo que están al final del pasillo, mantened los ojos abiertos.

Preparado como estaba, Saik se lanza a la carrera detrás de Alaric, para intentar diezmar al enemigo antes de que tengan tiempo de lanzar una nueva andanada.

El clérigo se agacha y el semielfo apunta sobre la figura más grande que logra vislumbrar, con la idea de que será más fácil acertarle

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Saik por el nerviosismo de la situación cree haber visto la figura de un orco, pero solo son malas pasadas que nos juega la mente cuando estamos en un estado de nerviosismo. Lo que Saik ve en realidad son cajas a los lados y su flecha va a parar a una de ellas sin mucho acierto en el tiro.

Con la espalda apoyada contra la pared, asomo la cabeza por el hueco.

-Demonios!! No puedo ver nada...- 

Dejo el bastón en el suelo para que no me moleste en caso de querer hacer algún movimiento rápido.

-Decidme dónde están, así no puedo ayudar.-

Le pido a mis compañeros mientras sigo asomado con cuidado. 

Un virote aparece desde la oscuridad de la estancia solo saben su posición el paladín y el semielfo, los demás no llegáis a ver más allá, lo que os da una suposición que tienen que estar escondidos al final de la estancia.

El virote se clava con contundencia en el malherido clérigo pero su fortaleza o la fuerza que le da su dios hacen que todavía siga en pie.