Partida Rol por web

El enano muere, decapitado por la espada de Flame, quedando tres partes: cuerpo, cabeza y barba. En el interior del maltrecho palanquín también quedan un par de sacos de patatas, uno de los cuales tiene ensartado el estoque de Elbereth.

Después, silencio. Los gritos de la gente que corría asustada por la calle ya se han alejado. La bruma, con el tiempo, se desvanece. La visión a ras de suelo muestra a un bardo inconsciente y a un ladrón muerto, y según se eleva la vista, la visión pacífica de las velas blancas del puerto, al fondo.

La visión de la espesa sangre del enano salpicando el palanquín por dentro reconfortó en cierta medida a Elbereth, que respiró profundamente antes de decir:

-Bien hecho Flame, no muchos habrían resistido el golpe de un enano y le habrían devuelto un golpe mortal.

Se acercó lentamente al saco de patatas y colocando un pie en él extrajo con las dos manos el estoque, limpiando la hoja contra la tela del propio saco antes de envainarlo.

Elbereth salió del palanquín cuando vio disiparse la niebla, y se acercó a la parte frontal para observar la situación.

El palanquín lleno de sacos y ahora de sangre y un cadáver decapitado, los porteadores perdidos, y la mayoría heridos... He fallado a la hora de dirigir el grupo y eso no solamente casi le cuesta la vida a varios de los miembros del equipo, sino que encima habían fallado la prueba de Vas Dracken, demostrando que no estaban cualificados para ese trabajo, esto no podía seguir así...

Se agachó junto al inconsciente Silverio y al gnomo, preguntó por el estado de éste, y al ver que parecía estable aunque estaba inconsciente, llamó al resto para que acudieran a donde estaba ella:-Caballeros, acérquense un momento.

Le dio una palmada en el hombro a Erbrankhe antes de incorporarse, pasándose luego la mano por la cara limpiando alguna salpicadura de sangre del enano que le había llegado y tras mirar a la cara a todos los allí presentes comenzó a hablar:

-Lo primero, ¿quién está herido y quién cree que no puede continuar? y lo que de verdad nos acontece: señores, seamos conscientes de que hemos fallado-dijo sin rodeos-por lo que parece ésto no era más que una prueba para saber si pueden confiarnos la seguridad de nuestro cliente y lo hemos demostrado. Hemos demostrado que falta comunicación en el grupo, y he de pedir perdón si mis dotes de liderazgo no han sido suficientes o si no me he explicado con suficiente claridad, lo que sé es que toda la responsabilidad de lo que acaba de acontecer recaerá sobre mis hombros. 

Hizo una leve pausa mientras pensaba en la manera de explicarle a Vas Dracken lo que acababa de ocurrir.

-Mas debemos ver ésto como una oportunidad que no volveremos a tener en el futuro, y espero que todos hayamos aprendido algo en éste espacio de tiempo en el que nos hemos visto superados cuando podríamos haberlos despachado en un abrir y cerrar de ojos si hubiéramos trabajado en grupo, y en eso creo que todos me daréis la razón. No se de aquí cuántos habéis trabajado en grupo antes, lo que sí tendremos que hablar largo y tendido es sobre lo que podemos hacer cuando estemos todos juntos para actuar coordinados y no entorpecernos mutuamente, usando nuestras habilidades en pos de la victoria del equipo. No voy a culpar a nadie de nada, pues la única sobre la que caerá responsabilidad seré yo, pero todos sabemos lo que hemos hecho y lo que podríamos haber hecho, y eso sí, debemos agradecerle a Flame el que acabara con el enano, que aun siendo un bribón lento ha podido traspasar nuestras defensas y llegar al palanquín, y también que Erbrankhe haya conseguido estabilizar aquí a nuestro bardo particular, aunque esas heridas tardarán tiempo en curarse. -Una pizca de rabia se reflejó en los grises ojos de la batidora-Odio decir ésto, pero os habréis dado cuenta que los bandidos estaban mucho mejor organizados que nosotros, y eso no puede seguir así, hemos sido testigos de primera mano de que la unión hace la fuerza, así que solamente imaginad lo que podremos llegar a hacer sin conseguimos trabajar bien juntos. Bueno, éstas son cosas que tendremos que hablar más tarde, ahora debemos centrarnos y continuar nuestra misión, que es lo más importante, así que pongámonos de acuerdo-hizo una leve pausa mientras consideraba la situación-la situación es la siguiente, los porteadores se han marchado, tenemos una calle de la ciudad llena de cadáveres y un pesado palanquín lleno no sólamente de patatas, sino también del decapitado cadáver de un pesado enano junto a su aún mas pesado equipo. Así pues, dividámonos el trabajo para poder continuar lo antes posible, al menos me gustaría llegar puntual al barco. Aldair-dijo girándose hacia él-si crees que tus heridas te lo pueden permitir, ¿podrías ayudarme a registrar y apilar los cadáveres junto a la pared de la calle?, así están menos a la vista y si encontramos algún guardia de la ciudad le podremos decir dónde recogerlos. Flame y Vaati podrían colocar a Silverio dentro del palanquín para poder llevárnoslo, y después nos pasáis al enano para que lo transportemos a la pila, obviamente, después de despojarle de ese maldito martillo. Señor Doble Luna, habéis hecho un buen trabajo curando pero creo que no estáis en condición de cargar con peso, así que si pudieras otear por donde se fueron los porteadores por si ves a alguno que pueda volver a su puesto de trabajo, mejor para todos. En caso contrario, opino que deberíamos sacar todos los sacos de patatas para aligerar peso y que nos cueste menos a los que aquí estamos llevarlos al puerto. Bueno, ¿estamos de acuerdo o proponéis algo mejor? Yo voy a ir apilando mientras.

Dicho ésto comenzó con el primer ladrón que abatió, primero a registrarlo y después a apilarlo en la pared.

Erbrahke, una vez acabó todo, estuvo silencioso meditando que decir y que no, y se quedó callado y paciente ante las palabras de Elbereth.

Yo por mi parte, Sra.Blackwood, deseo disculparme. Sus órdenes fueron claras y su liderazgo el adecuado, pero cuando las cosas se empezaron a torcer decidí que había que proteger el palanquín de la mejor forma posible, y pensé que mi magia era más adecuada que sus órdenes. Eso sólo resultó nefasto, no impidió para nada que el enano llegase al palanquín y por poco no muero en el proceso. Pensé que la gran suma de dinero era porque mi cliente no era más que un petulante rico que quería hacerlo todo a lo grande, más sin embargo, resulta que los peligros son y serán mucho más reales de lo esperado. En lo que a mi respecta, no volveré a poner en entredicho su voz de mando, y cualquier duda será apartada hasta que la situación esté normalizada y el lugar sea adecuado. Y con mis disculpas expresadas, voy a ver si logro encontrar a esos malditos cobardes...

Por algo no hay semi-gnomos, los semi-elfos y semi-orcos no son más que una amalgama de todo lo malo de ambas razas... - pensó para si mismo Erbrahke mientras intentaba localizar los que en su cobardía casi lo entierran en vida. 

Cuando la niebla se deshace veo al grupo, la mujer de negro nos llama para que nos reunamos,  suspiro y comienzo a andar hacia ellos, escucho las palabras en silencio aunque con algo de disgusto.

---Claro que estaban mejor organizados- pienso con acritud- ¿ Como quieren que seamos un grupo sn siquera haberns conocido de antes?

Despues de esto comienzo a buscar a los porteadores mientras  voy hacia el cuerpo del bardo para llevarlo a donde me han indicado.

La calma se apodero de la escena mientas la niebla se disipaba. Los bandidos habían sido abatidos finalmente, pero sin embargo el sabor en la boca distaba mucho del de una victoria. El guerrero se acerco al grupo y escucho las palabras de la capitana. Sus ojos recorrieron el lugar, deteniéndose en el cuerpo caído del músico.

- Me encuentro bien, el desgraciado me dió con saña, pero sobrevivire. - Respondió a la elfa. - La bruma fué una calamidad, teníamos la superioridad numérica, no hizo más que ayudar a los atacantes. - Dijo pensando en voz alta ante las palabras del brujo.

Luego volvió su mirada al caído - La falta de disciplina casi le cuesta la vida al muy necio. Tal vez se lo piense dos veces la próxima vez, antes de desobedecer una orden. - Se pronunció condescendiente con el músico. Realizó una pausa para repasar la batalla. - Si mal no recuerdo, uno de los atacantes logro escapar a la escaramuza. ¿No es así, Flame? Creo que es tarde para darle caza así que debemos alistarnos a partir lo antes posible, o arriesgarnos a que vuelva con refuerzos. - Compartió con el resto del grupo, tras lo cual dió media vuelta y se alejo en dirección a los cadáveres mientras se pronunciaba - Empezaré a registrar los cuerpos ahora mismo.

Flame se regodeó en el cadáver del enano y miró con admiración los resultados de sus actos, después miró a sus compañeros y después se acercó a Silverio. Su escama ahora brillaba con un tono blanco casi plateado y se pegó al bardo. Dejó que el brillo iluminase su rostro y poco a poco comenzó a sentirse mucho mejor. Después miró a sus aliados y comprobó como algunas de sus heridas también se cerraban.

Después se acercó a Elbereth. Está claro que cuestionas tus dotes de mando, y no sé lo que le hizo pensar en ti como líder a ese tal "Von No Se Que". El caso es que a parte de hablar y decir muchas cosas tus actos no han servido de mucho,  o al menos yo no recuerdo ninguna aportación estelar a este combate. Está claro que no has conseguido coexionar al grupo y que hemos casi perdido por tu culpa. Espero que quien nos contrató para esto se de cuenta del error que cometió y me elija a mi como líder. Porque yo si que soy una líder y una ganadora, y habéis comprobado de lo que Ayash y yo somos capaces de hacer cuando trabajamos juntos.

Además, mirad al bardo, dijo tocándole con el pie, sus heridas se cierran y a pesar de su ineptitud eso se debe a mi y a esta pequeña que tengo en la frente, dijo señalando su escama reluciente, creo que soy el guerrero más polifacético que habéis conocido, lo lógico es que yo fuera vuestra líder. Aunque eso de mi no depende, pero ten una cosa clara, ¿Blackwood era, verdad? Yo no haré caso de las órdenes que reciba de aquí hasta que lleguemos al puerto, no al menos hasta que nos conozcamos mejor. Por mi que cada uno actúe por libre y ya veremos que pasa. Cuando podamos sentarnos para hablar, ahí ya nos organizaremos. Por lo demás y cuando este mamarracho se ponga en pie podremos seguir sin que tengamos que cargar con él.

Los ladrones llevaban ropas amplias, y tenían pequeños bolsillos alargados para sus armas arrojadizas que son muy difíciles de localizar. En unos de estos bolsillos, Aldair encuentra dos míseros dardos.

En medio de reproches, Silverio despierta. Le duele el cuerpo y le cuesta un poco respirar, pero por lo menos tiene una buena historia que contar. Y será más completa si los demás le ponen al tanto de lo que se ha perdido.

Han pasado cinco minutos mientras acarreaban cuerpos junto a una pared. Ya habría que salir hacia el puerto, si quieren llegar a tiempo para embarcar.

La armadura y el martillo del enano son pobres recompensas en comparación con lo que paga Das Vracken, pero en alta mar no habrá dónde venderlo, y se convertirá solo en un peso más dentro de la mochila. Quizás por ello, los mercenarios no le han prestado mucha atención, y aún no se han planteado si vale la pena llevarlo.

- Arf arf.- Silverio intentó incorporarse a pesar de las heridas pero un mareo le vino repentino. Tal vez tuviera algo roto, una costilla o algo peor.- Al menos tengo las manos bien para seguir tocando mi laúd.

Observando el martillo del enano decidió recogerlo

- ¿Nadie va a querer el arma del voraz enemigo que quiso plantarnos cara y salió escaldado? Pues vaya, ya me lo guardo yo.

Elbereth escuchó con seriedad a Flame, y sudando un poco por el acarreo de cuerpos, se retiró la capucha, liberando una melena negra que se mecía al viento mientras taladraba con sus ojos grises a la susodicha:

-Comprendo perfectamente tu postura-dijo con tranquilidad-y aunque tú no comprendes cómo he sido seleccionada por Vas Dracken para liderar éste grupo en su ausencia, yo si que comprendo por qué no habéis sido elegida vos. Un líder ha de ser ante todo humilde con sus compañeros, y aunque está claro que sois una feroz combatiente y tenéis ciertas habilidades místicas de curación que pueden resultar útiles, considero que Vas Dracken no ha visto con buenos ojos tu arrogancia y el hecho de que cuando piensas en equipo piensas en ti y en tu adorno de la frente. Ésto no es una sociedad tribal, de la que a lo mejor provienes, en la que el líder es aquel que tiene el hacha más grande y sabe matar mejor, en nuestro trabajo se requiere un líder táctico que cargue con la responsabilidad y organice un grupo. Lógicamente nos ha tocado combatir al momento de establecer contacto, sin darnos tiempo siquiera a saber qué demonios sabemos hacer cada uno, pero yo confío en todos ustedes al igual que confío en mí misma. Estad tranquila que todo lo que ha pasado aquí será informado a Vas Dracken, y en caso de que considere oportuno relegarme, será él el que lo decida, y ya entonces tendrás tiempo de ofrecerte voluntaria en caso de que creas que tienes una mayor capacidad de dirigir y sobre todo respetar a un grupo. Pero hasta ese momento, yo sigo al mando, y si has aceptado este trabajo, lo sigues con todas sus consecuencias, si no aceptas lo que hay, todavía tienes tiempo de irte por el mismo camino de los porteadores. No voy a tolerar ni insubordinaciones, ya que yo no subyugo a nadie, simplemente cumplo con mi deber además cuestionándolo para que veáis que valoro vuestra opinión, ni mucho menos a alguien, y eso va por todos, que cree tensiones dentro del grupo, cuando ahora y más que nunca debemos actuar como uno solo. 

Se tomó una pausa para añadir:

-Silverio, que ahora se levanta, ha actuado como lo ha estimado oportuno y no lo culpo, estoy segura que ha aprendido cómo actuar la próxima vez que vea a un enano corriendo hacia él, pero no por ello hay que desprestigiarlo o faltarle al respeto, pues si está aquí es por algo, como todos.

Se acercó al palanquín y tomó una de las sujeciones frontales:

-Debemos marchar ya, así que los que puedan tomad cada uno una sujeción y vayamos al puerto.

Silverio se levantó una vez más, apoyandose en la pared para no volver a caerse. Tenía un algo en la cara. No era un lesión cerebral, no era miedo. Estaba dolido. 

- Yo... lo siento. Siento si soy una carga para vosotros, nobles compañeros. Lo mio no son las armas, nunca lo han sido. Eso era cosa más de mi hermano mayor, fuerte y musculoso como el que más. Lo mio siempre fue algo mas sutil, soy muy bueno recabando información. Si no nos tuvieramos que ir ya mismo, apostaría que en media hora me doy una vuelta por las tabernas de la ciudad y regreso sabiendo todo acerca del enano que intentó matarme y de catorce generaciones anteriores a él. Pero claro, supongo que eso no os importa a gente de armas y acción como vosotros. 

Silverio se terminó de incorporar y se quedó a la espera de nuevas órdenes

- Nunca fui buen soldado, pero tendré que hacer lo que pueda,.- Acariciaba su estoque con aire ausente.- Tal vez esa tal Flame me pueda enseñar algún truquejo con el acero. Y tal vez yo le enseñe a comportarse como una dama. 

-No te preocupes, Silverio-dijo Elbereth con pesadez-no todo se gana con la fuerza de las armas, y estoy segura que serás más que útil. Pero debemos dejarnos de charlas quietas ya. Si te ves con fuerza turnaos Vaati y tu a la hora de llevar una sujeción del palanquín, creo que Aldair podrá con otro y obviamente Flame podrá con el otro, y señor Doble Luna, si puedes abrirnos paso entre los curiosos para no tenernos que parar innecesariamente llegaremos rápidamente al puerto. ¡Vamos, chicos!

Elbereth se colocó la ballesta en la cintura en la parte derecha para que no le interfiriera cargando el palanquín, y esperó a que todos hubieran tomado su sujeción para subir el palanquín de una vez y caminar hacia el puerto.

Flame sonreía ante las palabras de la líder. Sabía como acabaría todo aquello y el resultado de la misión si continuaban escuchándola y ella seguía liderándoles, pero no digo nada más. No iba a crear una discusión, ahora no. Algo era cierto, tenían que llegar ya al barco o no habría recompensa. Tomó uno de los lados del palanquín sin que esto le supusiera mucho esfuerzo y se dispuso a andar cuando todos estuvieran listos.

Nada - pensó para si mismo el mayor de la casa Pûtleky al no ver a ninguno de los semi-orcos porteadores. Luego acarició a su sapo Gtyk e hizo que su familiar volviera a esconderse, y con una señal con la cabeza asintió a la petición de Elbereth y, una vez los porteadores se pusieron a cargar el palanquín y avanzar, Erbrahke empezó a amenazar cualquier curioso que intentase interferir en el camino.

El guerrero hurgó entre los cuerpos intentando despojarlos de cualquier posesión que justificara la sangre derramada en la refriega. Una vez atendidos, los colocó recostados sobre una de las paredes. Allí, con el color escurriendose de sus deformes rostros, se quedaron esperando a las alimañas carroñeras.

Fue testigo de la brujería de la guerrera de rojo, no sin cierta sorpresa y sospecha. Había percibido algo así durante el combate, pero no se había detenido en ello. Ahora presenciaba como el músico recobraba la conciencia gracias a ello. Nada tenia sentido.

El joven alisto sus pertenencias, y se dispuso a tirar del plaquín. Por su cabeza rondaba la nefasta bienvenida que el contratista les dedicaría al verlos llegar en tan glorioso estado. Esbozó una sombría sonrisa.

El grupo llegó a puerto sin complicaciones añadidas. Nadie se había preocupado de descargar los sacos de patatas, así que hicieron un esfuerzo innecesario. Y el palanquín... ¿para qué lo llevaban? Quizás por orgullo, o para poder dar en las narices a su patrón y decirle: mira, lo hemos hecho.

Das Vracken estaba en la cubierta apollado tranquilamente sobre la barandilla del barco y viendo llegar a los suyos por el muelle. Mordió despreocupado la manzana que tenía en las manos.

¡Sois puntuales! Dejad el palanquín en puerto, pertenece a la empresa de porteadores. Ya enviarán a alguien a buscarlo.

El Miseria lucía orgulloso en el puerto. El casco era de madera oscura de ébano, y tanto en proa como en popa había remates y relieves en oropel... En popa, y con ostentoso tamaño, estaba inscrito el nombre del barco... En proa, con un simbolismo que a la mayoría de la gente se le escapaba, el mascarón tenía la forma de una mujer con toga, tapando su rostro con las palmas de sus manos. El galeón, de tres palos y varias alturas, bullía por la actividad agitada de los marineros, que empezaban a desplegar velas y levar el ancla.

Silverio se quedó sin saber que decir.

- ¿Todo era un montaje? ¿Una prueba para saber si éramos aptos? En ningún momento tuvisteis interés alguno en el resultado del palanquín. Los mercenarios eran cosa vuestra. Varias vidas enviadas al abismo por una prueba ¿¿y la mia casi se va con ellos en el intento de ver si éramos aptos?? Sois un monstruo sin escrúpulos ninguno Viktor. Habeis causado un buen número de muertes y el revuelo porque os ha apetecido. Me dais asco. No se que negocio os traeis entre manos en ese barco, pero sea el que sea no pienso acompañaros. Meteos vuestro putrefacto dinero por el culo señor. Que os vaya bonito. 

El bardo estaba furioso. Hablaba rojo de ira y tenía los nudillos cerrados, blancos por la coagulación de la sangre. Se giró hacia sus compañeros

- Claramente sois buenos mercenarios, os mereceis algo mejor que este carnicero. Vosotros vereis que haceis.