Partida Rol por web

No me quedan conjuros de Luz, dice avergonzada la maga, como podía haber sido tan estúpida como para no dejar preparados al menos dos conjuros de iluminación. Aunque tengo barias antorchas en las alforjas de Trompicón, y una linterna. Bajo en un momento por un par de ellas.

El plan me parece correcto. Sonríe al guardabosques.

La protección de la escama se va con Flame cuando sube las escaleras. Desde el piso dormitorio se empieza a escuchar el ruido de las piezas de la coraza rozando entre sí. La situación dura unos treinta segundos... medio minuto de tensión en la que nada pasa. De pronto, el monótono sonido de la armadura acelera el ritmo. Flame aparece corriendo escaleras abajo, perseguida por un gnoll de siete pies de altura (2'10 metros), que viste armadura de cuero y tiene un hacha en cada mano.

Jurkeg wu'rnock og flrttttt...*

Zancada a zancada, el gnoll recorta distancias con una Flame mucho más lenta por culpa de su armadura. Aún así, la rubia tuvo los suficientes buenos reflejos como para echar a correr en cuanto la puerta de la derecha se abrió. Esa ventaja es suficiente para que el hacha del gnoll no la golpee por la espalda.

En ese momento, Alice retira el paño iluminando mejor la sala, aunque las antorchas que ha traído la pelirroja también ayudan. A la vez, todos salen de detrás de los camastros.

¿Ngug?**

 Nikeras aguanta la espera con filosofía, hombre acostumbrado a aguardar y a ser paciente en tantos aspectos de su vida se ve ayudado en estos momentos de angustia por la costumbre.

 El plan parecía surtir efecto a juzgar pos los pasos acorazados de Flame quien pasa como una exhalación ante las posiciones de Fosco y el montaraz. Entonces aparece la gran bestia peluda enfundada en cuero y esgrimiendo las dos hachas de guerra, llenando el aire con sus gruñidos parecidos a risas sofocadas, en un momento su figura adopta un tono fantasmal cuando la luz verdosa le ilumina de lleno. 

 Su momento había llegado.

 Pero los años pasan factura y sus reflejos no son los de un chaval de veinte años, así su ataque sale a destiempo, con Zicko a la zaga. Los dos precipitándose contra la criatura, uno esgrimiendo la lanza y el otro mostrando unas fauces repletas de dientes.

 La lanza logra encontrar una juntura en la armadura de cuero del gnoll y pinchar su carne, entrando con voracidad contra en su muslo. Mucho más acertado que el bocado de Zicko que solo logra morder el aire.

 Cuando el montaraz tira de la lanza para recuperar su guardia, huele a carne y pelo quemado, saliendo de la herida causada por la lanza.

 ¿Qué ha sido eso?

La maga paseaba inquieta con la ballesta cargada dispuesta a disparar a la primera criatura que pasara por el arco de las escaleras, claro menos si esta era una mujer rubia con un extraño cristal pegado a la frete. Alice se había quedado con ganas de preguntarle a la mujer que era ese cristal, pero no le pareció oportuno.

El estruendo de metal indicaba el inicio del combate. ¿Qué criatura más repelente? Se merece morir.

Descargo el virote sobre la criatura antes de que se formara la línea de batalla, el ser era bastante alto y la iluminación bastante buena, además la maga parecía tener unos reflejos extraordinariamente rápidos.

Fosco escondido abraza su estoque esperando a Flame. El mediano sonríe hasta que un portentoso bicho lleno de pelos hace entrada, Fosco retrocede unos pasos y ve como Nikeras y Zicko se precipitan valientemente hacia él. Fosco más precavido flanquea al enorme enemigo. "No temas! Nikeras y Alice te necesitan... Ah si, y Flame también" se acerca cierra los ojos y siente como su estoque se hunde profundamente, siente la carne y un líquido rojo brotar por su mano zurda... Retrocede unos pasos asustado y abre los ojos que están llenos de lágrima... Las lágrimas no caen, pero nublan la vista del mediano, quien revive historias del pasado. En su mente está aquella chica tumbada llena de sangre. Su mano diestra tiembla, mientras la zurda agarra fuertemente el estoque. Fosco mira a la zurda con miedo... parece ser la mano de un asesino. Sin duda el golpe que acaba de asestar ha sido brutal para un mediano que lo máximo que había hecho con ese estoque era cortar manzanas.

Sand... Sandansola. Mi nombre es Sandansola... Yo... Un noble me trajo aquí para su divertimento. Yo era exótica... de una tierra lejana... de una raza, los elanes, que jamás había puesto los pies en estas latitudes...

Él quería... Los elanes somos una especie muy poco expresiva. Él se entretenía averiguando... averiguando nuestro umbral del dolor. Empezó con hierros candentes. Me marcó la espalda. Él pensó que no sentí nada. Pero sí me hizo daño. Yo quería... aaah... debí gritar. Podría hacerle parar si yo supiese que lo que buscaba eran mis gritos. Y siguió...

Cenizas candentes en la planta de mis pies... El brazo retorcido y atado a mi espalda... Arrodillada sobre una plancha de púas con una losa sobre mis muslos para hacer presión...

A veces era bueno conmigo, y me sacaba de la celda para que viese la luz del sol... En el exterior las torturas eran distintas... El aire fresco era una bendición. Cuando me ataba a un caballo y me arrastraba por la tierra, yo solo pensaba... solo pensaba que ojalá nunca me devolviesen a mi celda. Las torturas que me hicieron aquí eran las peores...

Al final fue más creativo. Me ensartó una lanza... al principio solo era una. Y después me daba a beber de una poción. La pócima curaba mis heridas. Pero la lanza seguía dentro... ¡mi carne cicatrizó en torno al mango! Las llagas estaban cerradas, pero seguía teniendo un palo entre mis vísceras. El dolor era intenso, más que en cualquier otra vicisitud a la que fui sometida.

Y por primera vez, grité. Él... él al fin se dió por satisfecho. Y se fue. Me abandonó aquí, como un juguete roto. Nunca olvidaré el nombre de mi torturador...

¡STRAAADH!

¡STRAAADH VON ZAROVICH!

Fosco aún en shock por el golpe asestado y contrariado por un pequeño regusto en tal salvaje acto, parece no tener tiempo de pensar y su mano vuelve a agitarse en el aire para alejar a la criatura, ya que los dos pasos previos del susto impiden que su arma vuelva a acariciar a su enemigo. Fosco se aleja un poco más del objetivo, esperando que este caiga desplomado y no sé de la vuelta para enfrentarse al mediano

Bueno, las Brumas son cosa de brujería. Creemos que las portaba Leo Dilisnya en un tarro, y cuando el tarro se rompió, la niebla se liberó...

Alice baja corriendo las escaleras, sin prestaros demasiada atención.

Perdón... paso... luego os cuento... paso... no hay tiempo...

Rebuscando en las alforjas de Trompicón saca un par de antorchas y una linterna sorda. Después se aleja en la misma dirección y vuelve al segundo piso.

Paso... gracias... quiero pasar... sitio... con perdón...

Un aleteo se escucha a vuestras espaldas, y cuando Alice deja de ser el centro de atención, os volvéis hacia Nightshade. Pero Nightshade ya no está. Mientras Lovina, Victor, Peersan y Onfale se preguntan qué pasó, unos gritos de mujer suenan escaleras abajo...

¡STRAAADH!

¡STRAAADH VON ZAROVICH!

Por eliminación, o mucho se le ha aclarado la voz al enano, o las palabras deben de pertenecer a Leiath. Pero están demasiado distorsionadas por el eco de las profundidades como para asegurarlo al cien por cien.

La maga aun sin saber si su anterior virote había dado o no, se precipito a cargar la ballesta de nuevo. El ser peludo era alto y horrendo, pero sus compañeros se habían colocado delante de él, rodeándolo, lanzándole cuchilladas sin piedad. Sangraba por varias heridas pero todavía continuaba en pie. La pelirroja busco un buen disparo para su ballesta. “Por encima de la cabeza de Fosco” La diferencia entre la estatura del mediano y la del monstruo daban un buen campo de visión. La cuerda de la ballesta volvió a restallar lanzando otro virote contra la criatura, pero el virote se elevó demasiado reboto contra el techo sin encontrar su objetivo.

No se explicaba como esa mujer podía haberse mantenido con vida de esa forma, pero lo que sí sabía es que ningún ser vivo merecia ese trato, esa despiadada tortura. Debían hacer lo que estuviese en sus manos para liberarla.

Tenía muchas preguntas en mente para aquella bella mujer, pero no era el momento, no en ese estado.

Deberiamos subir e informar  al resto del grupo , quizás haya alguien capaz de abrir esas celdas o de hacerse camino a través del falso muro.

Trago saliva escuchando la historia de la prisionera. Mientras escucho las torturas mis ojos viajan por los lugares de su cuerpo donde las picas entran y salen, como alfileres en un muñeco. Las lanzas limpias, perfectamente entrelazadas entre el cuerpo de la mujer la convierten en una macabra escultura. Un sudor frío comienza a aparecer por mi cara y mi rostro dibuja una mueca de repulsión.

A pesar de la terrible historia que Sandasola acababa de relatarles, en el interior del desaliñado enano pudo más la piedad que el miedo. Estaba claro que el tal Strad, fuera quien fuera, estaba loco de atar. Así que el viejo decidió sujetar los barrotes con ambas manos para tratar de desencajar la puerta de la celda.

-¡Mmmmmmmmpf!

Flame sonrió al comprobar que el plan del acertado Nikeras había tenido éxito y habían logrado pillar por sorpresa al apestoso gnoll. Cuando la criatura estaba al alcance de todos sus compañeros, la chica rubia se giró con el espadón sujeto entre sus dos manos y con una sonrisa lo descargó contra su rival, aunque temía que no hubiera servido de nada.

Al menos si ella no le daba, los demás lo harían...

El gnoll, sorprendido... asaetado... pinchado... empieza a sangrar en abundancia. No es algo que le guste especialmente a los gnolls, por eso trata de compartir su agonía y su sufrimiento con los demás. El hacha más grande cae sobre Zicko, y poco puede hacer la barda para amortiguar el golpe. El hacha pequeña hiere al pequeño Fosco. Otro golpe como ese y puede que ni el chucho ni el mediano lo cuenten.

Ubzep nog gnodob yeeno horagu alpagacht*.

En medio de la lucha, la pata retrocede y pisa cerca del escalón. El gnoll gira y ve la caída de las escaleras de caracol. Está peligrosamente al borde.

El estómago de Klasius no lo soporta, y el mediano se pone a vomitar en el pasillo. El enano tampoco lo soporta con demasiada entereza, pues empieza a actuar irracionalmente y a tirar de los barrotes de la puerta con intención de arrancarlos de las visagras.

Mientras, en las manos de Leiath, los matojos proporcionados por Nikeras están a punto de consumirse y dejarles a oscuras. Ni el mediano ni la humana verán el final de la exhibición de fuerza de su compañero, ya sea porque se queden a oscuras o porque se vayan al primer piso y le dejen solo.

 El gruñido apagado de Zicko hace que Nikeras se estremezca, su fiel compañero casi es despedazado por el hacha de la criatura.

 Juntando sus arrestos lanza una nueva lanzada al gnoll esperando darle muerte y poder atender a su compañero de vagabundeo.

 - Maldito mal nacido, aguanta Zicko, aguanta ahora te atiendo.

 La lanza alcanza el peto de cuero, deslizándose por su superficie, con el ir y venir de la contienda no alcanza a ver si finalmente el filo de la lanza logra lacerar la piel del gnoll o no.

 Por su lado, el fiel Zicko, lanza una nueva dentellada contra el maldito gnoll, sus fauces se cierran con un chasquido sobre una de las delgadas patas del humanoide y tira para atrás con insistencia intentando desequilibrarlo y derribarle.