Partida Rol por web

Fosco siguió a Nikeras y si se él se lo pidiese le seguiría bien lejos. Bajar las escaleras no era tan fácil como subirlas, cada escalón era una punzada en su dolorido cuerpo. Después de que Nikeras expusiese su argumentación, Fosco asentía a cada palabara y ya cuando Nikeras se iba...
Nikeras! dijo Fosco. Antes de hablar miró con desconfianza a Peersan, el cual le daba respeto y miedo. Así que bajo un poco el tono, no quería que la niña le oyese. Sobre el mago... no me gusta. No le importa la gente herida. Y, ¿quién tiene un prisionero? Ese tipo esconde algo malo. Si quieres... empezó Fosco, pero se notó la herida Hum. Si quieres después de curarme esto. Echo un vistazo al último piso...

Al llegar a la primera planta, Onfale no está; Lovina no está; Victor no está. Ni siquiera Trompicón, el caballo de Alice. Tan solo está Peersan con un chichón en la cabeza. Tumbado en el suelo, se gira dolorido e inconsciente.

También hay una nota, escrito en un pergamino que Alice reconoce como suyo. La nota está sobre la mesa, bajo una piedra manchada con la sangre de Peersan, a modo de pisapapeles.

Pido mil disculpas a Lady Alice por llevarme su caballo y sus alforjas.

Pido mil disculpas al señor de Hars por haberle golpeado con una

piedra por la espalda. Pero como padre, mi prioridad es poner a

salvo a mi hija. La expedición junta camina despacio, mas un jinete

con una pequeña niña puede llegar a Vor Ziyden rápidamente. Por

favor, reuniros conmigo en Vor Ziyden para que pueda

devolveros vuestras cosas y compensaros por mi falta.

Atentamente se despide

vuestro humilde servidor

V. W_achter

 Con Hars palpándose el chichón de la cabeza y Rufus echado a un lado tomando el sol, Nikeras se acerca a Alice quien lee la nota en voz alta.

 - Nobles... son todos una lacra para la sociedad. ¿Y Onfale? Aguardad aquí voy a por el resto.

 Al ver las escaleras oscuras le hombre se acerca a Alice alargando la mano hacia su paño y una piedra que emite un cálido resplandor verde.

 - Me la devuelves, no quisiera romperme la crisma resbalando por la escalera. Gracias.

 Nikeras se paró al pie de las escaleras atendiendo a Fosco. Le escuchó atentamente, fijándose en como se tapaba la heridas del costado.

 - Eres muy valiente Fosco por ofrecerte, y estaría bien tener algo más de información acerca de ese tipo, a mí tampoco me ha caído demasiado en gracia, pero es muy arriesgado.- Mirando hacia las escaleras que bajan añade.- Primero déjame ir a por el resto, tal vez Leiath pueda hacer algo con tu herida, por ahora yo no puedo hacer más. Pero antes de subir hablaremos con el prisionero, a ver que tienes por contarnos. Ahora descansa aquí, ahora regreso.

 Y sin añadir nada más el hombre emprende el descenso.

Fosco asiente al buen guardabosques al darse la vuelta se fija que falta Onfale, le busca con los ojos, pero parece que se ha ido... Que se fuese Victor Watcher con su hija era lógico pero ,¿y Onfale? Fosco se sentó apoyado en la torre hasta el regreso de Fosco. Estaba un poco alejado de Peersan... el cual parecía un borracho tirado en el suelo, como un gorrino. Ya había visto muchos de esos con la feria. Borrachos cuya diversión era ver los números de la feria y si no agradaban arrojaban su bebida contra el espectáculo... Con un leve movimiento de mano llamó a Alice para que se le acercara y se sentara a su lado

Tras varios silbidos Rufus no aparece. El rostro de Fosco se agría, una profunda sensación de decepción y tristeza le invade. Fosco se siente mal al haber confiado en quien había considerado un amigo... El comerciante se había ganado su confianza y este había abusado de ella y se había llevado uno de sus bienes más preciados. Alicaído y derrotado vuelve a sentarse apoyado en la torre. Demasiadas emociones por hoy se dice así mismo. Se envuelve en su verde capa e intenta dormir algo mientras vuelve Nikeras.

Con una daga en una mano y el cetro solar en la otra escucho los desvaríos del anciano que se dice mago. Parece que no está del todo cuerdo pero ciertas cosas que dice se corresponden con lo que está sucediendo por lo que no me atrevo a aventurar un juicio apresurado su persona.

Pero mi preocupación por la niña de Víctor hace que tenga ganas de salir de estas galerías.

- Parece que no hay mucho más que buscar aquí,  - digo sin esperar a que el viejo se calle - será mejor que salgamos a ver cómo están los demás.

Onfale escucha la perorata del viejo entre divertido e interesado.  La alquimia y la magia era algo que le interesaba por lo que soportó con estoicismo la charlatanería del viejo. La mención del libro de conjuros le hizo relamerse los carnosos labios.

- ¿Le dice algo el nombre de Nightsade?- La historia del hombre cuadraba bastante bien, y el tal Nightsade podía ser el díscolo discípulo del viejo. Eso explicatría cómo había desaparecido en un parpadeo. Si había un gnoll en la torre, Nikeras y los demás debían estar en peligro. Continuó hablando con el pretencioso mago.

- Nada de liches.- El tono del mago era cortante, gélido como el hielo,impidiendo toda posibilidad de que el viejo continuara hablando.- Algo más misterioso y difícil de identificar. Una densa y envolvente niebla lo está engullendo todo. Lo que hay en su interior no le gustaría encontrárselo... aún con menos lustros sobre sus espaldas.- Onfale se remangó las mangas de la camisola dejando al descubierto la suave piel de sus brazos. Hizo una pequeña y estudiada reverencia.- Mi nombre es Onfale, perfumista de profesión y...- El joven marcó una pausa estratégicamente colocada, como había hecho el propio viejo, siendo evidente que trataba de impresionar al prisionero recién liberado.- ... aprendiz de alquimista.

Al principio, el enano relajó la tensión de sus músculos. Aquel tipo no parecía malvado ni presentaba una amenaza directa al grupo. De hecho, llegado el momento, incluso podía llegar a erigirse en un potencial aliado. Sin embargo, la interminable perorata del mago comenzó a cargarle la cabeza hasta un punto realmente insospechado.

-¡Vale, vale, vale! No hace falta que sigas, de verdad. Te creemos y te sacaremos de aquí. Pero por favor, ¡cállate ya de una vez, hombre!--exclamó el viejo de malos modos para luego llevarse una mano a la dolorida frente--Me va a estallar el cerebro con tanta cháchara innecesaria.

Cuando Nikeras empieza a bajar las escaleras, se encuentra con una procesión que sube, incluyendo a Onfale y a dos nuevas caras...

Ninguno de los que estuvieron en la expedición que bajó las escaleras muestra signos de pelea, pero no así Fosco y el perro de Nikeras, con profundos tajos de arma en el tronco. Las mismas heridas presenta el anciano. La desconocida presenta por contra heridas punzantes, como de cornada o lanzada.

¿Nightshade?-dice hablando con Onfale-Mmmh... ¡Sí! ¡Sí me dice algo! Es uno de los nombres de la hierba mora: nightshade o velo negro. Velo negro, hierba mora, borrachera, pan de culebra, uvas de culebra, uvas del diablo, tomates del diablo... Distintos nombres para la misma planta silvestre. Cuidado con ella, aprendiz de alquimista... No es un buen ingrediente. Con sus compuestos activos se pueden hacer venenos. Y un alquimista honrado nunca hace venenos. Si te limitas a cosas menos letales, aceptaría darte un par de clases de alquimia. Es una pena que te quedes en la alquimia... si también fueses mago te podría acoger como mi discípulo. Cuando esta crisis pase, claro. La prioridad es que esa niebla no acabe con todos los humanos del Valle del Gries. Las clases vendrán después... Si recupero mi libro de conjuros, claro. Y eso me recuerda... ¿Sigue ese traidor de Vaek en la torre o ya se ha ido? ¡Maldito ladrón! Le recogí del arroyo. Todo lo que es me lo debe a mí. Y si le digo que no está preparado para aprender un conjuro, no lo está y punto.

Quitando la distracción que supone el eterno discurso de Vaek, los del sótano se encuentran con que falta gente. No están ni Victor ni Lovina Wachter. No está el perro Rufus. No está el caballo Trompicón. Y Peersan está tirado en el suelo, inconsciente (se ve que no está muerto porque de vez en cuando aún se mueve).

 Nikeras se topa con la comitiva que va ascendiendo por la escalera y en lugar de continuar bajando anima al resto a terminar de subir deprisa.

 - Tengo noticias.

 Cuando todos llegan arriba, el barbudo hombre de la armadura de cuero descolorida se presenta al los dos nuevos... extraños, no pudiendo terminar de esconder un deje de sorpresa en su mirada.

 ¿Tres hombres en total?

- Saludos, mi nombre es Nikeras.- Dice al otro hombre mayor y a la mujer.- Y junto a Fosco, Alice y Flame, vengo de los pisos superiores donde nos topamos con un gnoll hechizado... y alguien más.

 Eso último lo dice mirando al otro hombre esperando que sea él quien lo pronuncie.

 - Para que al bajar, me encuentre con el valiente Han inconsciente, y que el noble se ha fugado con su niña, el caballo y el perro de Fosco.- Mirando a Onfale, pregunta.- ¿Cómo es que decidiste bajar al fin? 

Fosco está acurrucado en su manta apoyado junto a la torre. Parecía que iba a dormirse, pero al llegar los demás se despierta. Está un poco pálido y desmejorado. Cuando ve a Onfale le mira con reproche Al menos no huyó con ellos mientras ladea la cabeza en señal de negación. Sus ojos encuentran el suelo y se queda pensativo. 

Leiath tardó unos segundos en recuperarse de su estupor al oir al nefastas noticias que traía el curtido explorador. Estaba claro que no había sido buena idea separarse. Su grupo parecía haber tenido más suerte que el resto y eso le hacía sentir cierta culpa por no haber estado alli para ayudar.

¿Habeis acabado con el gnol? ¿habeis acabado con la amenaza? -preguntó a Nikeras-. Creo que deberíamos reunirnos todos en la entrada y poner en orden todos los hechos y asistir a los heridos- sentenció.

-¿Que se ha fugado, Victor?--exclamó el enano, abriendo los ojos de par en par al escuchar las nuevas que les traía Nikeras--Peor para él. ¡Menudo insensato! No llegará lejos...

-Estos dos estaban cautivos en celdas del sótano. A simple vista, parece que no son mala gente--informó el viejo, que estaba claramente fatigado por haber realizado algún sobreesfuerzo, al resto del grupo--Además, hay un pasillo tapiado que debe conducir a no sé qué tesoro, según la mujer que estaba prisionera. De todas formas, no tenemos tiempo para eso ahora, me temo.

¡El gnoll! ¡El gnoll! ¡Sí! ¡Es el perro de presa de Vaek! Malditos... Pienso recuperar mi libro...

El anciano, aunque herido de gravedad, sube los escalones al segundo piso entre maldiciones, reproches, frases desafiantes y anécdotas de juventud que no vienen al caso. La mujer suspira de alivio...

Por fin un poco de tranquilidad... Vuestro amigo el noble, por cierto, ha hecho lo correcto. Yo también me largaría de aquí ahora mismo si hubiese un caballo. Ya que tenemos que ir andando... ¿Partimos ya y dejamos al viejo pesado ahí arriba? Su interminable palabrería me está levantando dolor de cabeza.

 Cuando el anciano empieza a subir peldaños de dos en dos escalera arriba en busca de su... de lo que esté buscando con el otro mago, el barbudo montaraz decide que no quiere entrometerse en medio de dos tipos que no conoce y en su lugar mira a la muchacha con cara de suspicacia.

 - Yo soy Nikeras y tú eres... ¿Cómo llegaste a parar aquí a bajo?

Onfale responde a las únicas cosas que le interesaban del anciano parlanchín.

- La alquimia casi siempre suele estar relacionada con la magia, usted lo sabe bien. Sé hacer algunas cosas pero aún soy un principiante por lo que aceptaría gratamente ser su discípulo. Déjeme recuperar su libro como muestra de buena voluntad y disposición.

A Onfale le daba igual lo insoportable que fuera el mago. La magia utilizada frecuentemente a lo largo d eos años podía dejar al que la practicara mal de la cabeza.

Finalmente todos reunidos en la planta baja de la torre...bueno, todos no, el grupo en el que debía estar Onfale no estaba allí. Las palabras que Nikeras le había dirigido se le antojaron un reproche hacia él, sumada además la mirada cargada de reproche del insignificante mediano,  por lo que se defendió como una alimaña acorralada.

- Yo no siquiera quise entra aquí pero os empeñasteis. Había que ayudar a estas pobres almas indefensas ¿no?.- Miraba a la mujer empalada y al anciano supuestamente mago.- Pues eso hice... Bajé porque Leiath solicitó mi ayuda, gracias a la cual el viejo y la chica están liberados de sus jaulas.- El mago se cruzó de brazos indignado. Respiró pausadamente para calmarse,  y una vez más tranquilo, se dirigió a Nikeras ya menos a la defensiva.

- Mientras estabamos de guardia, llegó un hombre que se dijo llamar Nightshade. Nos dijo que venía a investigar el origen de la niebla. Yo no confié en él en absoluto pero Víctor habló demasiado, en mi opinión. - Ahora miró a Alice. - ¿No te diste cuenta cuando bajaste a por una linterna que estaba con nosotros? Después oímos unos gritos abajo y cuando volví la mirada el hombre había desaparecido. Tras eso llegó Leiath que necesitaba ayuda para liberar a la mujer y al anciano de sus celdas, pues parece ser que nadie más podía hacerlo... - Eso sí sonó a reproche. - No creo que Víctor haya huído con la niña por su propia voluntad. Ese hombre me dio escalofríos.-Volvió a dirigirse a Nikeras.-¿Quién es ese hombre que os acompaña?

La teoría de Onfale era que Vaek, el discípulo del viejo, no era otro que el tal Nightsade, que al verse soprendido en la torre por el grupo había huido con los rehenes. Víctor había hablado demasiado. A Onfale le hubiera gustado cortarle la lengua, pero ya no había manera. A no ser que el acompañante del grupo del Gnoll fuera Vaek era lo que era más probable.

- El viejo es Yavé Kenkobek, supuesto mago, y portador de funestos augurios, encerrado en la jaula del piso de abajo por su exdiscípulo , un tal Vaek.- No era muy convencional, pero era la forma de pedir disculpas a Nikeras por haberse puesto a la defensiva con él.  No quería quedarse sin sus raciones...

Me llamo Sandansola. Me expulsaron de mi clan, porque mis dones psiónicos no habían despertado. Condenada a vagar por el mundo sola, terminé siendo capturada por unos tratantes de exclavos. Ellos a su vez me vendieron a Strahd y...

¿En serio tengo que contar de nuevo toda mi vida? En fin... el Conde Strahd Von Zarovich me encerró aquí y me torturó. Cuando el destacamento de soldados abandonó la torre, me dejaron en mi celda. Y después llegásteis vosotros.

Fosco seguía sentado y parecía menos alegre que de costumbre miró a los presentes uno a uno hasta detenerse en Leiath.
-Mi señora, perdone ser tan brusco y directo, pero preciso de su ayuda. La he visto sanar a otros y parece que se le de bien. Abre su capa verde para que la sanadora pueda ver las heridas. Su rostro muestra dolor. ¿Le importa echarle un vistazo?
Tras la explicación de Onfale, Fosco no tenía fuerzas para reprenderle la pérdida de su querido Rufus. Simplemente respiró fuerte y le siguió mirando... como si hubiese roto una promesa a un niño, hasta que sus ojos volvieron a conectar con la tierra. Primero la herida. Se decía Fosco.

Cuando Leiath llega al piso superior, echa un rápido vistazo sobre los compañeros heridos, valorando quién necesita ser curado con mayor presteza.

Cuando el pequeño Fosco se acerca a solitar de su ayuda, le observa detenidamente para ver la gravedad de su herida.