Partida Rol por web

Corrió detrás de Fosco y su perro con intención pararlos. La muerte del semielfo no le afectaba en cierto modo se lo merecía por no haber confiado nunca en ninguno del grupo y poner solo objeciones sin fundamentos a las decisiones que se tomaban en conjunto. Aunque no le habría deseado ese tipo de muerte a nadie. Pero sentía algo de empatía por el pequeño fanfarrón que era Fosco, el mediano siempre se había portado bien con ella y parecía tener algún tipo de vínculo emocional con Hollín, aunque este era de odio mutuo.

Corrió detrás del perro poniéndose a su altura pero cuando trato de saltar para atrapar al pequeñín su mano se quedó corta y no llego a rozar al mediano. ¡Maldición!. Refunfuño entre dientes, mientras observaba con lastima como su compañero de camino se dirigía a una muerte segura. Sentada en el suelo jadeando por el esfuerzo Alice no pudo hacer nada más por Fosco.

Fosco estaba mirando a Onfale correr hacia el norte. Su actitud comenzó a ser motivo de alarma. Cuando miró hacia atrás despedazaban a Peersan. Todos sus temores volvían a él. El bosque. El horror que recorría la noche. Era amigo de ellos. Algo en su interior le decía que no debía cruzar el puente. HUID! dice Fosco dando media vuelta, esquiva a Alice que intenta agarrarlo, pero esquivar a Klasius parece un objetivo más difícil que agarra las monturas de Rufus. Fosco mira ensimismado el sur, sin saber bien que hacer. Rememorando como se han comido a Peersan.

El río se tiñe con la sangre roja de Peersan. El burbujeo del agua no permite ver el cuerpo, aún debajo de los lobos. Y mientras, Fosco se levanta y echa a correr en dirección nornoreste. Por lo menos ahora va en una dirección correcta. Mientras, Rufus sigue la ruta que el último golpe de riendas le impuso: hacia el puente, hacia el sur.

¡RUFUS, NO! ¡SIT! ¡SIT!

Rufus se para ante la primera losa del puente. Gira la cabeza hacia las órdenes de Nikeras, o a modo de último adiós. Y levanta la pata para ponerla sobre el puente.

¡No-no-no-no-no...!

Inevitablemente, Rufus pisa sobre el puente. Con la mayoría de los lobos comiendo (rabadilla de trol o semielfo marinado), es el lobo grande el que se exaspera y se dispone a saltar tras el... ¿golden retriever? ¿san bernardo?

¿Porqué tan nervioso, hombre-perro?-dice Cicuta-Reglas solo prohibir paso a gente dos-piernas. A perro no pasarle nada.

El lobo grande lanza un bufido, pero no se mueve del sitio. Finalmente, Nikeras logra hacer que Rufus les siga. Juntos, salvo por Peersan, Fosco y Onfale, tratan de reagruparse. Pero lo primero es alejarse del puente, el río, y la manada de lobos. El sendero sigue en dirección norte, y al cabo de un rato se internan al oeste hasta encontrar al mediano desaparecido. Fosco tiene las piernas más cortas, no ha podido alejarse demasiado. Llamándole a gritos, al final aparece. Rufus no muestra ningún rencor, a pesar de que su jinete le haya abandonado y dejado atrás.

Vuelven a cruzar el sendero, esta vez en dirección oeste. Por aquí se perdió Onfale. También le llaman a gritos, pero nadie responde. Ya es de noche, la luna en fase de cuarto creciente, ilumina vagamente. Nikeras ha encontrado un rastro, pero le es difícil de seguir con tan poca luz. Cuando están a punto de darse por vencidos, Klasius vislumbra a Onfale. Si aún siguiese echándose esos perfumes, los perros le habrían encontrado mucho antes.

Llaman al mercader. No responde. Se acercan. Onfale está de espaldas. No mueve ni un músculo. Y más allá, en las sombras, suena la voz de una mujer...

No déis ni un paso más. Estoy apuntando a vuestro amigo con una flecha. Hasta

ahora estuvimos en un equilibrio de fuerzas. Yo no podía llamar a los míos y él no

podía llamar a los suyos... porque al hacerlo atraeríamos a los lobos. Llevo media

hora con el arco tensado. Perdí el juego, y los míos aún no han llegado. Puede que

todos hayamos perdido el juego, gallinitas, porque con ese cacareo que os traéis

los lobos ya pueden estar acechándonos.

Este es el rostro de la mujer que retiene a Onfale, y que el perfumista recuerda antes de que cayese la noche. Es una humana, con la cara destrozada por unas cicatrices. Y efectivamente está apuntando con un arco. O por lo menos lo estaba antes de que la claridad abandonase el bosque.

¡Tu flecha mujer, será mejor muerte que las que nos han ofrecido los lobos, asi que si nos vas a disparar hazlo ya antes que acabemos como el troll, torturado por esas bestias! -exclamó la bruja ante la nueva amenaza.

Ya no sentia las ganas que tenía antes para el diálogo, todo estaba perdido para qué perder el tiempo en charlas.

La situación no era nada aragüeña, una mujer con un arco y un posible grupo de “amigos”. ¡Tranquilicémonos todos! Aquí nadie quiere matar a nadie y nadie quiere morir.  El comentario de la bruja no había sido nada apropiado para la situación, no era propio de ella. ¿Qué le habrá pasado a esta mujer?.

Señora o señorita…  dijo tratando quitar un poco de hierro al asunto. Permítame que me presente soy Alice, soy una simple viajera al igual que mis compañeros, ninguno de nosotros queremos problemas.  Por favor destense el arco y evitemos alguna desgracia.   Sin saber mucho más que añadir dijo en voz más baja pero audible. Nosotros tampoco queremos atraes a esos lobos. Solo estamos de paso por el valle.

Fosco que andaba mas despacio que su grupo, avanzaba tembloroso abrazado a su capa miraba hacia abajo. En estado de shock por lo que había visto y que Onfale corriese y le dejase allí atrás no había mejorado el asunto. Sin duda este bosque está maldito! Unas voces le llamaron la atención, el grupo hablaba con una mujer que se oculta en el bosque. "Podría sorprenderla por detrás" pensó fugazmente el mediano, pero la idea de hacer algo que disgustara a los lobos y sufrir el mismo destino que Peersan le aterrorizaba. 
Alice parecía la única de poner cierta cordura. Señora. Esta situación no tiene sentido... el mediano buscaba las palabras adecuadas para desbloquear la situación y poder seguir hasta el pueblo lejos de este bosque. Nuestro compañero Onfale es un simple mercader. No busca problemas. Nosotros tampoco... Es más le diré que sólo queremos seguir al norte al siguiente pueblo y salir de este bosque. Puede usted acompañarnos gustosa si le place, pues este bosque es peligroso, pero por clemencia déjenos seguir nuestro avance. decia Fosco un tanto nervioso queriendo seguir al norte

Cuando Alice y Leiath hablaron, aprocechando la consiguiente confusión,  Onfale aprovechó para deslizar su mano en el cinturón y tomar uno de los pergaminos de proyectil mágico que había preparado.
 

Onfale aguantaba de pie e inmóvil estoicamente. Como había dicho la mujer, llevaba ahí parado media hora y no hubiera dejado de correr si no hubiera sido por aquella zorra. Cuanto más lejos de aquellas bestias del puente mejor que mejor, estaban perdiendo un tiempo precioso. La paciencia no era la mayor de las vistudes del mago, y si la mujer no dejaba de apuntarle con el arco iría a por ella, aunque fuera una locura. Quizá le diera una flecha, quizá muriese allí mismo, pero lo que era seguro es que eran nueve contra una. Habían cambaido las tornas y lo único que corría en ventaja de la mujer era la oscuridad reinante, pero ya hablando los demás debían imagnarse por donde debía estar.
 

Cuando la por fin encontramos al perfumista y parecía que podíamos seguir camino un nuevo encuentro desbarata esta intención. Parece que alguien le tiene amenazado pero no tenemos ni idea de quien ni porqué por lo que resulta complicada cualquier negociación. Además esta nunca ha sido mi fuerte.

Espero quieto, tratando de localizar la posición de la voz y listo para lanzar mi daga en el momento que sea preciso.

-No tenemos tiempo para tonterías--espetó el enano mirando hacia el bosque en la dirección de la que la que parecía provenir la voz de la mujer--Nos persiguen las brumas y... y... y cosas peores.

-¡Maldita memoria!

-Una flecha o dos, si eres buena con el arco, no acabará con nadie pero sí que nos molestaría lo suficiente como para tener que darte caza. Mira, chiquilla, lo mejor para ti es que huyas hacia el norte antes de que los lobos, los gatos gigantes o cualquier otra criatura de la noche decida que eres un buen bocado--explicó el viejo para luego presentar su oferta--Si quieres, únete a nosotros. Tendrás más posibilidades de sobrevivir que quedándote aquí apuntando con tus proyectiles al primer infeliz que se cruce en tu camino.

-¿Qué? ¿Te lo has pensado mejor? ¡Venga, sal de tu escondite y deja de hacer la cría!

Pues casi que no, enano. La situación es esta: lobos en Vor Ziyden...

por cientos... Animales que normalmente son huidizos, en un ataque

coordinado. Tiene que haber alguien que los controle. Alguien en las

inmediaciones del pueblo. Y fíjate tú por dónde... ¡mirad lo que me he

encontrado! Un grupo de extranjeros, con acento... ¿Baroviano, tal

vez? Así que quiero una buena explicación a todo esto. Y no me vale

eso de estamos de paso. ¿De paso hacia dónde? ¿Desde dónde? Aquí,

en cualquier dirección que miremos, el valle te encajona entre grandes

montañas. No hay calzadas. No hay senderos¹. Solo millas y más millas

de inhóspita naturaleza.

Klasius logra ubicar la dirección de su voz, a unos cuarenta pies. Visto con detenimiento, distingue el bulto de una persona. Podría alcanzarla con una honda desde dónde está², ¿pero será lo suficientemente rápido como para golpearla antes de que dispare la flecha sobre Onfale?.

Pero no lo ves…. Dijo más frustrada que cabreada. Como un lobo se va a acercar a ese hombre,  crees que algún lobo seria capaza de seguir a ese pobre perfumista… si no es para cazarlo.

Nos dirigimos Vor Ziyden, pero después de lo que has dicho creo que nuestras esperanzas de encontrar lo que buscamos están perdidas de antemano. La voz de la maga suena lastimera, si son ciertas las palabras de la mujer del arco puede que no encuentren a la familia Wachter y a Tropicón. Si ese estúpido de Víctor hubiera esperado tendría más oportunidades, un grupo más grande es más seguro.La maga comenzó enlazar ideas, puede que el ataque de los lobos fue la información que le trasmitió el desconocido a Víctor. Puede que fuera una trampa para separar a Victor de la seguridad del grupo.....

Sí, tienes razón... tiene un aspecto algo esperpéntico. ¿Has dicho perfumista? ¿Quizás atrae a los lobos por su olfato con extraños inciensos? Oh... está bien.

La mujer se acerca más, con el arco bajo, dejando que la luz de la luna os muestre su rostro, y las espantosas cicatrices que lo marcan.

Soy la Capitana Mira Vanator, de la guardia de Vor Ziyden. Tenemos un campamento de supervivientes por aquí cerca. Exiliados del pueblo que han huído por culpa de los lobos. Podéis venir conmigo si lo preferís. Está a media hora de aquí. Si después de este mal comienzo no os fiáis de mí, lo comprendo. Vor Ziyden está a un día más de viaje, en esa dirección-la mujer señala al norte-unos cuantos minutos hasta llegar al camino, y luego al oeste.

Onfale  arruga la nariz olfateando el aire  y piensa -La que atrae a los lobos con el olor fuerte y seco que sale de su entrepierna eres tú, maldita puta.-  Cuando a una mujer no se la daba sexo periódicamente acababa por secarse y amargar su caracter, y de su "flor" ya marchita se desprendía un olor fuerte y desagradable que el perfumista reconocía a la mínima. ¿Quien iba a querer follársela con esa cara? Lo había visto suceder tantas veces cuando era el encargado del harén de su amo.

Finalmente relajó los músculos y metió algo de nuevo en su cinturón. Se giró y se enfrentó a la mirada de sus compañeros. Estaba acostumbrado a las humillaciones, y después de todo, en otras peores se había visto.

- ¿A qué esperamos? Vayamos cuanto antes.- Vor Ziyden era su objetivo más cercano, y a pesar de la amenaza que suponía la manada de lobos, Onfale no podía pensar más que en tirar para adelante. A pesar de que lo único que deseaba  era penetrar a la mujer con la daga que pendía de su cinto, no hizo otra cosa que preguntarle- ¿Te suena de algo el nombre de Nightshade?