Partida Rol por web

Los susurros de Fosco llegaban directamente a la cabeza de Onfale pues aún perduraba el hechizo. Su valentía le sorprendía, sacrificando su seguridad por la pequeña Lov. No había más tiempo que perder. Leyó el pergamino que ya tenía preparado en sus manos antes de entrar.Sabía que no era muy poderoso, pero de nuevo serviría como distracción para que los demás entraran y atacaran a su vez.

 - ¡¡Anipura shaktí!!.- En cuanto dijo las palabras el pergamino quedó inutilizado y un proyectil de luz amarilla salió despedido hacia el monstruo, esquivando hábilmente cualquier obstáculo. El perfumista aprovechó el momento para descolgar la ballesta de su espalda. Si lo que decía Fosco era cierto no había nadie más y detrás del monstruo podría estar un hombre.  Esto no era la edad del lobo, era la edad de los monstruos.

Nada más ver a la dantesca criatura en el techo, el enano dio rienda suelta a sus peores instintos y le propinó un descomunal golpetazo con la cadena armada.

-¡Haaaaaaaaaaarto! ¡Me tenéis harto con tanta bestia de pesadilla!

Alice se cubrió contra una de las paredes, toco el virote con la punta de los dedos y este empezó brillar una intensa Luz blanca.

Al descubrir la puerta la horrible criatura agarrada al techo del almacén me pongo en tensión. Sin pensarlo un instante saco la honda y pongo un proyectil mientras me acerco a la entrada. Mi mirada fija en la criatura hace que no preste la atención debida a la recarga del arma y me pasa desapercibido un nudo que se ha formado en el cuero.

Cuando Flame vio aquel ojo a través del ventanuco no pudo hacer otra cosa más que sonreír. Estaba ante una magnífica criatura, pues ella pensaba que allí dentro se encontraba un dragón. No se había asustado y no le preocupaba en absoluto aquella bestia. Pero cuando vio que igual que ese ojo, también había once más la cosa cambió un poco.

Las hidras no eran dragones, y si no eran dragones no merecían su devoción ni su aprecio, así que llevó su mano a la espalda para tomar la ballesta que aquel bardo inepto le había terminado por regalar cuando se dio cuenta que la había terminado por perder entre las brumas. ¡Maldita sea! Blasfemó la rubia lagarta.

Sabiendo que meterse por aquel ventanuco iba a suponer un esfuerzo desmesurado decidió rodear las paredes del almacén para al menos encontrarse a la altura de la hidra cuando la alcanzase. Si ella pensaba que podría hacer algo desde la altura iba lista, pues nadie trepaba tan bien como Flame.

Fosco continúa desatando al noble. Son muchos nudos. El hombre-hidra lo ha atado a conciencia.

Oh, Fosco... Te debo una por esto. Y no me he olvidado de mi deuda con Alice y Peersan. Seréis recompensados. Todos vosotros.

Un fuerte golpe de cadena, la cosa esa mágica que hace el perfumista y una flecha alcanzan el cuerpo del monstruo, mientras el hacha del barón Fortich lanza un tajo a uno de los cuellos sin lograr cercenarlo.

La Hidra contraataca. Viendo su posición elevada comprometida por la longitud de la cadena y la mujer que entra caminando por la pared de madera con su mismo poder para trepar, se ceba en ambos. Tres cabezas se lanzan a por Ulmo, que parece resistir bien el embite. Flame evita uno de los ataques nada más entrar, pero otras dos cabezas le muerden el cuerpo con afilados dientes. La débil humana no puede más. Logra mantener la estabilidad sobre la pared del granero, muy maltrecha y tambaleándose.

Fuera, de los lobos que se han ido acumulando en las calles cercanas, dos se atreven a lanzarse contra los aventureros. Muerden y tiran al suelo al pobre Klasius, que centraba su atención en desatar su honda.

¡Alabada sea Hala! ¡El milagro vuelve a producirse! Los bendencidos por Leiath, aún en su crisis de fé, siguen siendo carne prohibida para las criaturas impías. La hidra retira sus bocas de Ulmo y Flame, presentando un burbujeante verde ácido haciéndole efervescencia en la boca. También le ocurre lo mismo a los lobos que mordieron a Klasius. A pesar de su inminente metamorfosis, Hala no se ha olvidado de su joven discípula.

Flame y el enano sin nombre empiezan a notar cómo se les va algo más que la sangre de su cuerpo...
 

Victor, en cuanto te desate quédate debajo de tu hija. Yo subiré por las vigas y cortaré la cuerda y esta caerá a tus brazos. dice el mediano que continuaba desatando a Watcher. Piensa ahora en tu vida y la de tu hija. Ya habrá momentos de recompensas...

Con fuerzas renovadas al ver que Hala seguía escuchando sus plegarias, se enfrentó a la situación de combate y a su papel en él.

La peculiar mujer-araña parecía estar herida de gravedad pero no podía llegar a ella, a veces habilidades favorables se podían volver en contra.

Su querido guerrero enano había recibido un tremendo golpe, pero nada comparado con lo que se había llevado el monstruo. Sabía que el fuerte Ulmo podría con más, pero mejor pronto que tarde. Se puso detrás del enano, donde parecía no llegar el ataque de la hidra, y rogó a su diosa que le sanase.

Tras desaparecer el pergamino que tenía en las manos, el mago descolgó la ballesta que tenía cargada a la espalda. No veía bien con la penumbra, pero además, el conjuro de luz lanzado por Alice le hacía más contraste aún entre la zona iluminada y la zona más oscura, donde se escondía la perra de múltiples cabezas. Si el bicho se regeneraba había que darse prisa en acabar con él. Disparó pero su virote se perdió entre la negrura. Esperaba tener más suerte en el siguiente disparo, cuando el virote de Alice iluminara la zona con claridad.

Klasius había caído al suelo pror dos malditos lobos, pero era más preocupante la situación de Flame pues parecía que iba a caer desde la pared con su pesada armadura.

Alentado por la plegaria de Leiath, el guerrero enano siguió soltando cadenazos brutales a las viperinas cabezas que se le arrimaban.

-¡Entrad y cerrad la puerta!--exclamó a todo pulmón el alocado viejo--Sólo nos faltaba ahora que esto se llenase de lobos infectos.

Rufus distingue a su dueño en el interior del granero. Alegre al verle, empieza a mover la cola y echa a correr hacia él. En ese instante, Ulmo da un último golpe de gracia con la cadena. La hidra cae inconsciente. Sin la voluntad de mantenerse aferrada al techo, el monstruo también cae al suelo. La inmensidad de la criatura acaba con la vida del pobre animal... un caballo del establo. También su caballo vecino, que de pobre no tenía nada. Era un caballo perverso que se merecía morir. Una de las cabezas retumba sobre Rufus expulsando el aire de sus pulmones en un aullido quejumbroso. El chucho no es el único que queda atrapado bajo el enorme cuerpo escamoso. Fortich. Victor. Fosco. Ulmo. Leiath, que justo había ido a curar las heridas del enano.

Uno de los carros es destruido al instante. Sobre él queda el cuerpo extenuado de una bestia moribunda. La caja torácica se hincha y deshincha como un fuelle. El terrible enemigo está agonizante.

Azaron se mueve con celeridad, intentando ayudar a su compañero mediano del ataque de aquellos dos lobos. Sin embargo, su ataque no tiene la suficiente embestida como para herir a uno de esos endiablados animales. 

Fosco esta desatando al bueno de Victor, con el rabillo del ojo ve que Rufus va hacia él. Cuando le mira no tiene tiempo de decir que se detenga. La habitación se vuelve más oscura. Una cadena vuelve a las manos de Ulmo. N- a Fosco no le da tiempo de ordenar a Rufus que se detenga cuando da un doble salto mortal que le aleja de la trayectoria pesada de la hidra. NOOOO! brama el mediano enfurecido. Su intento de desatar a Watcher acaba con la hidra aplastándolo y para colmo su encantador perrito también está atrapado. Sin más dilación corre a socorrer al humano y a su perro, ¿pero cual ayudar primero? Primero a Watcher que después le ayude a sacar al resto.