Partida Rol por web

Salir de la bruma fue como volver a nacer, convirtiendo a Nikeras en el padre que nunca había conocido. Casi le hizo olvidar la amenza felina que rondaba en la niebla. Sin embargo , la claridad les traía otro problema. Un hombre amenazaba a Nikeras y le pedía que le diera a la niña.  Observó entre curioso y divertido como Fosco trataba de escabullirse tratando de rodear al hombre. Onfale, por su parte, tenía la ballesta en sus brazos. Le parecía que sólo la desesperación de un padre que busca a su hija podría hacer que un hombre hiciera la tonteria de amenazar a otros tres  armados, uno de ellos apuntádole con una ballesta cargada. Aún así fue precavido.¿Habría alguno más en los alrededores?

-No queremos hacerle daño. Relájate si no quieres que se me escape el dedo del gatillo ... - Las palabras en boca del mago parecían tener doble sentido. Un padre amoroso querría entender que sólo la tenían porque la estaban sacando de la niebla. Para un rufián que quisiera a la niña viva por lo que fuera significaría "cuidado que  tengo una ballesta y si se me dispara a lo mejor hago daño a la niña o te clavo un virote entre ceja y ceja". Su voz suave y melosa, parecía adornar las palabras con miel, escondiendo veneno.Fosco fue más directo y le preguntó si era el padre. Esperó a que contestara para añadir- Vayamos a un sitio más seguro donde podamos hablar tranquilamente. No me gustaría que la niebla nos alcanzara ora vez, quién sabe lo que alberga.

La Bestia no daba signos de ser muy peligrosa, pero los animales acorralados tendían a sorprenderme. La ventaja del grupo era notoria y pronto aplastarían a ese ser de una vez por todas. Mientrás tanto, tense el arco y una nueva saeta salió zumbando.

¡Muere!.- Grite al salir el proyéctil. Aunque la niebla no me permitió ver el resultado.

Ya en el flanco del hombre, Fosco escuchaba a Onfale hablar, el mediano se había pasado buena parte de su vida deambulando con su familia feriante y nunca había contemplado a un orador, aunque su hermano Milo era muy carismático. Las palabras de Onfale parecían tan tiernas que a Fosco le chocaba y confundía pues su contenido era amenazador y agresivo. Era como una serpiente siseante, cuyo sonido era hipnótico, pero sus actos letales. Fosco sabía lo que decía, pues bien había visto a su tía o a su hermano Posco manejar serpientes. Pero claro, su hermano Milo no tenía ni un ápice de agresividad, aunque si una voz melosa y suave capaz de calmar al más fiero y seducir a la más hermosa.
Escuchando a Onfale mencionó algo que albergaba la niebla...Fosco era un hombre que nunca había visto un libro excepto para clavar un cuchillo en su tapa en uno de sus espectáculos, por lo que poseía pocos conocimientos, sobretodo de la naturaleza. ¿A que se referiría con eso de que albergaba la niebla?. Antes de encontrar a Nikeras, la niebla albergaba hambre y perdición, pero después de encontrar al bueno de Nikeras, era como una aventura bastante simpática en la que comer, beber y dormir era divertido y agradable. El perfumista parecía esconder mucho más que perfumes, parecía tener una faceta mortal que la mente simplona de Fosco no parecía captar.Fosco sólo veía un comerciante que había perdido su carga, ya que mira que vender perfumes y no tener más que para uso personal... y dicho sea de paso un ser muy presumido. Poseía una fragancia que atraía a perros! Cosa que extrañaba a Fosco, ya que antes no había tenido tiempo de reflexionarlo, pero porque se metería con su olor...
Fosco olió un poco su sobaco. Bah! Aún puedo aguantar un par de días. Como se atreve a meterse con mi olor, si huele a perra!

 Zicko fue siguiendo los pasos de del barbudo entrado enaños que era Nikeras, quien redujera la marcha tras medio centenar de pasos, en parte por la visiblidad menguada de la nieble... y en parte por el esfuerzo de cargar con la niña. Cuando sentía yael sudor bajar por la frente la espalda, bajo la armadura de cuero, empapada salió de la bruma para toparse con un cielo despejado en un bosque de coníferas... y un tipo que lo amenazaba con un estoque. Lo primero que pensó fue:

¿Qué clase de tipo va por un bosque con un estoque?

 El entrecano Nikera intentó hablar cuando sintió la lengua pesada y pastosa en su boca. Tras su intento inicial, logró articular.

 - Calma. Calma, no hagamos tonterías.- Dijo en tono conciliador con su voz grave.- Mi nombre es Nikeras, y llevo esta niña en brazos, por que el hambre y la sed la han debilitado en extremo, perdida entre la niebla. Hagamos una pausa para que recupere su fuerza. ¿Os parece bien?

Inspirados por la determinación de Azaron, el resto de desconocidos empiezan a acorralar también a la bestia. Pero tanto Klasius como el enano sin nombre reciben su ración de golpes cuando el felino descarga sus tentáculos dejándolos caer a plomo sobre sus respectivas cabezas.

Revolviéndose, el monstruo pega un mordisco a la pierna de Azaron. Era un modo de rectificación. Después de ver la facilidad con la que le esquivaba, optó por atacar a su pierna y reducir sus movimientos.

Un nuevo pergamino de Leiath se consume entre llamas y luz para crear un proyectil que golpee a la criatura. En esta ocasión se cuela entre la cintura de Klasius y la rodilla de Azaron, y eleva en el último instante su trayectoria para impactar desde abajo en el esternón.

El poderoso impacto de los tentáculos deja noqueado al enano durante unos instantes, lo justo como para que la cadena del viejo pase muy lejos de su objetivo.

La criatura había acertado a los guerreros. Debía empezar por lo que ella mejor sabía.

¡Maldita sea! Tendría que haber guardado algún poder de su diosa por si se daba una situación como esta. Pero bueno, recordó que aún le quedaban algunos pergaminos curativos. Sacó uno de ellos y se dirigió al contendiente herido más cercano, Azaron.

El hombre ignoró simplemente al mediano y a su pregunta, y se centró en el hombre que sujetaba a la niña y en el que le apuntaba con una ballesta.

Me parece bien, Nikeras. Deja la niña en el suelo... para que descanse. Luego retrocede. Así tu estarás a salvo de mi estoque y tu amigo podrá seguir apuntándome.

El desconocido tragó saliva y desvió la mirada unos segundos a Onfale. Luego volvió a centrarse en Nikeras. Zicko, el perro de Nikeras, estaba sin embargo nervioso y tenso, con un lenguaje corporal listo para atacar.

Al entretenerse quitando el pergamino, Alice deja de arrear a su montura. En unos segundos de desconcierto, el caballo baja el ritmo. La pelirroja tiene problemas para sujetar el pergamino con una mano, a la chica desnuda por otro, y manejar al mismo tiempo las riendas.

La voz, vuestro faro en la niebla, se apaga de repente. De nuevo Alice debe tomar otra decisión rápida para evitar morir: puede mantener el rumbo en la dirección en la que se escuchó ese lov por última vez... o puede llamar a gritos desde la niebla esperando que le contesten. Eso, si el que llamaba sigue vivo.

 El hombre escuchó atentamente y asintió.

 - Me parece bien, pero tu envainarás el estoque y pasarás el cinturón por la guarda. De esta forma lo conservarás pero si quisieras usarlo tardarías en sacarlo, ponte en nuestra situación, no te conocemos de nada, y nos estás amenazando, nosotros siendo tres, estamos hablando en lugar de atacarte.- El barbudo guardó silencio para que el tipo del estoque pensara en sus palabras.- Guarda el estoque y así dejaré a la pequeña en el suelo y podré ir en busca de algo para comer. Y para que así se recomponga... y nosotros nos quitemos el hambre de encima.

El hombre del estoque fijó su mirada en los dos acompañantes de Fosco. Ahá, esta es la mía pensó el intrépido mediano quien ante el clima tensó optó por hacer su presencia incluso menos apetecible, si cabe, para el hombre. Con cierto sigilo se movió para tener la espalda del hombre, se escondió y espero a ver como sucedían los acontecimientos, esperando que todo fuese bien y no tener que empapar su cuchillo de sangre... Su única preocupación fue Rufus que estaba al lado de Zicko. El perro de Nikeras parecía proteger a este, sin embargo Rufus parecía bobalicón ya que sólo olisqueaba y miraba lo que se acontecía.

Azaron recibe un feo mordisco en la pierna. Aguantando el dolor, maldice a la criatura y mueve la pierna para soltarse. Afortunadamente, la bestia está rodeada y no puede ensañarse conmigo. En un momento noto como mi herida comienza a dejar de sanar y nuevas fuerzas me recorren el cuerpo. La cleriga estaba haciendo su trabajo, y él debía hacer el suyo. Agarra con fuerza su enorme espadón y descarga contra el lomo de la bestia un enorme tajo el cual no tiene tiene tiempo ni de esquivar. El golpe desgarra músculo y carne, y un chorrón de sangre mana de la criatura...

Arreo de nuevo al caballo hacia la voz, menudo vago estas hecho vas a conseguir que nos maten, le dijo a su caballo, aunque el pobre animal no tenía culpa de nada. Si salimos vivos de esta prometo comprare un cubo de manzanas.

¿HAY ALGUIEN? HOLA ¿SOMOS VIAJEROS? Dijo en común mientras encaminaba al su caballo hacia el lugar de donde procedía la voz, trato de que su voz sonara amigable y no amenazante. Si tiene una luz debe de ser una persona o algo humanoide, aunque también podría ser algún retorcido ser que iluminara una parte de su cuerpo para atraer a los viajeros como un fuego fatuo o algo similar.

Pues menos mal que no me amenazáis, Nikeras... Con una ballesta apuntándome al corazón, da gusto hablar tranquilamente. ¿He de suponer que si me pedís envainar mi arma es porque me vais a ejecutar sumarísimamente?

Una voz femenina grita desde las nieblas. Si la mujer es la encarnación del pecado, tenía razón Onfale diciendo que había algo malévolo en las Brumas.

¿HAY ALGUIEN? ¿HOLA? SOMOS VIAJEROS.

Necesitarán que les respondamos en voz alta para que sepan llegar hasta aquí. ¿No sería extraño que me estuvieseis apuntando cuando llegasen esos viajeros? Os confundirán con bandidos.

Onfale mantiene la ballesta cargada apuntando al extraño. Deja que Nikeras se encargue y no se arrepiente de ello. Sin embargo,  por lo que dice el hombre, no parece ser el "Tata" de la niña.

¿Quien coño será?

Fosco por su parte aprovecha bien la situación. El hombre no le prestaba la más mínima atención, lo cual era un error, estaba claro. Ese mediano resultaba ser muy escurridizo. Le costaría pillarlo para darle una colleja si su actitud mandaba los esfuerzos de Nikeras a la porra.

Mmmm, tendré que guardar bien mis perfumes con semejante compañero

Aunque si le robaba alguno tampoco se esforzaría mucho en recuperarlo...quizá así lo usara y los librara de su peste. Por mucho que se escondiera de Onfale creía ser capaz de econtrarlo sólo siguiendo su "peculiar" olor.

Concéntrate Onfale, céntrate en la tensa siuación que tienes delante.

Lo que más le preocupaba al mago era que otros compañeros del hombre rondaran por ahí, o incluso, aquello que habían escuchado en la niebla. Así que  mientras seguía manteniendo firme la ballesta trató de estar lo más concetrado posible ante cualquier señal que pudiera alertarlo. Una voz de mujer en la niebla les sobresaltó a todos. Escuchó las sandeces del hombre, que debía estar nervioso.

- No le des la vuelta a la tortilla. ¿Quién fue el primero que amenazó con el estoque? - Nikeras además estaba practicamente desarmado. Onfale baja un poco la ballesta, apuntando ahora a la entrepierna del desconocido.- Ya no te apunto al corazón...- Una sonrisa torcida adorna el rostro barbilampiño del perfumista.- Pero hace mucho que mi ballesta no prueba una polla y tiene ganas la muy zorra.  Guarda la puta espada de una vez y yo bajaré completamente la ballesta. Así nadie saldrá herido ni nos tomarán por lo que no somos.

Ongfale trata de determinar cuántos "viajeros" hay, y la dirección por la que vienen.