Partida Rol por web

Anya mira a Tiki y esta puede notar algo inusual en los ojos anaranjados de la joven, algo que recuerda a compasión. Y es que la espadachina siente algo de lástima tanto por la situación de la mimali, que cada vez le disgusta más, como por el que use la magia de esa forma.

- Ven, sacaré mi manta, puedes tumbarte en ella mientras. Diría que tu magia te está haciendo mal, entiendo algo de eso. -comenta sin dar más detalles, el hecho de saber algo de magia no es algo tan raro, si sabe algo sobre el sacrificio vital, quizás algo más.

Ante la pregunta del Señor Muerte, mientras ella saca su manta y la coloca, doblada tal como está, encima de la mesa a forma de cama improvisada para la Mimali, también comenta algo:

- A ti no sé, aunque asumo que sí, pero a mí y a la mimali parece habernos mirado como si nos atravesara las marcas. Eso si es que tú la tienes ahí. -dice, señalando directamente a donde le parecía que había mirado Naysse, que debía de ser cerca de donde tiene la marca (quizás un poco a un lado por la perspectiva)- No sé si la taberna tiene algo de especial. La dueña, seguro. Lo que no tengo claro es si nos lo contará todo antes de estar los seis. -la mira directamente, rememorando la profecía.

El rey se quedó extrañado ante lo que mencionabas, razón por la cual se preocupó más cuando mencionaste que ese tiempo volvió, o que una catástrofe se acercaba. No obstante rio quitándole importancia, solo que moviéndose hacia una puerta que estaba en un lado de la pared – Eso es imposible Helga. No hay ninguna razón para reunir a los elementos, ni para que los dioses vuelvan, eso sí que sería una destrucción total y una catástrofe para todo ser vivo de Sansóläis…

Llegó entonces a abrir la puerta mirándote con una sonrisa extrañamente tranquilizadora – Además, el faro de la paz sigue brillando en su máximo apogeo – Te señaló por la puerta abierta una terrada que daba directamente a ver a aquel faro, el cual estaba apagado, y fue entonces al verlo el rey, que su expresión se volvió tan pálida como la de un muerto

-Pero… E-eso es… imposible… - Volvió hacia el guardia que te trajo y empezó a dar órdenes – Manda una patrulla a explorar el faro de la paz, y haz que envíen cartas urgentes al Alto Rey Mereyin, al círculo, a los sabios ingenieros y a los grandes sacerdotes. Poner en aviso también al líder de mercenarios de Ilunia. – Dicho eso el guardia se puso firme y se fue corriendo

Luego el rey te miró y terminó de explicarte en respuesta a tus palabras – No se puede volver a reunir los elementos. Ni los sellos de los dioses… Si eso ocurriera… La catástrofe sería mucho peor, pues según dicen los estudiosos, si algún día alguien obtuviera el poder de un dios. Destruiría el mundo sin quererlo, por su desequilibrio – Definitivamente y con aquellas palabras, acabó demostrándote su apoyo.

Si le mencionabas lo que había pasado hasta ahora igual te pondrías en peligro, pero para poder informarte mejor lo único que tenías en aquella ciudad con más conocimiento era el Rey.

Tras servirle todo a Senca y ver cómo le agradecía le sonrió – Vaya, así que tienes modales de los que el resto carecen. Solo por ello me gustas más – Y es que ya solo por esa frase podrías intuir lo que le pasaba a la gente que venía a la taberna. Sin un gracias, sin un por favor, sin un halago sobre el trabajo de la tabernera…

Aunque quizás que el propio hecho que la tabernera cambiara directamente hacía la chica abandonando el interés por el Kazibara, no decía mucho de la misma, no obstante… ¿Cuántas veces habría visto una tabernera a alguien tan joven como Tea en su taberna? Pues la edad media de los clientes allí presentes era probablemente de unos 25 o más.

-Un zumo de naranja ¿Eh? Por supuesto pequeña. Nuestro zumo te ayuda a proteger muy bien el cuerpo y el alma. Ya verás que de lo rico que está te da un subidon – Dijo pues antes de meterse a ir a hacer aquel zumo, dejándoos entonces “a solas”… o más bien todo lo a solas que se puede estar en una taberna llena de gente

Una vez terminasteis de lanzaros preguntas y frases mutuamente entre vosotros y más o menos cuando la curiosidad de Tea se disparó a límites tales como preguntar la raza de Senca, la tabernera llegó poco a poco a la mesa con una sonrisa casi maternal dejando un vaso de arcilla con un líquido naranja en su interior

-Tu zumo monada. – miró pues al Kazibara y continuó hablando – Pareciera que os conocéis pero… - y sin más que os lo esperarais ninguno de los dos, la tabernera abrazó a Tea poniendo su cabeza entre sus pechos – Si este frio hombre trata de hacerte daño o te dice cosas raras, avísame y vendré a patearle el culo. Nadie le hace nada a una monada como tu en mi turno.

Dicho eso la liberó de su pechamen y la miró directa a los ojos – Y si necesitas algo más, tan solo llámame ¿Entendido? Intentaré darte todo lo que esté en mi mano con descuentito solo por ser tú – y con una risa se retiró poco a poco vigilando al Kazibara

Gauche miró a la pequeña Mimali dándole la razón a lo que decía, pues el hablaba en broma desde un primer momento, pero que Tiki lo continuara como algo serio le hizo hasta sonreir. Igual que le hizo sonreir que dijera la “verdad” sobre sus trabajos no obstante fue el propio Gaucha el que le pidió una nueva explicación – Mujer, me refería el otro tipo de trabajo y el que MAS PROFUNDO te ha llegado – Aclaró como si intentara que la pequeña revelara algo que de por si sonaba obsceno totalmente.

Aún así ante su pregunta Gauche asintió antes de explicar – Puedes descansar Tiki, pero no te duermas – y pues no sería la primera vez que le pidiera ello, pues si bien Tiki sabía bien como desactivarse y activarse casi a voluntad, aquello era incluso más fácil, pues solo la obligaba a tener la cabeza activa mientras el resto de su cuerpo descansaba. Como si fuera una muñeca de trapo en todo sentido

Al final Naysse suspiró al ver que no contabais nada, sino que simplemente teniais más y más preguntas sin parar. – Verlos o no ¿Qué más da? No estáis los que debéis ser, hasta entonces ese tipo de preguntas no tienen importancia en esta reunión. – Mencionó casi fría a Anya - ¿Necesitas otro hielo? – dijo generando por magia un pequeño bloque de hielo en su mano.

Desvió pues la mirada entonces hacia Muerte al cual le respondió en primer lugar con su nombre – Naysse. Puedes llamarme así. Lo prefiero a tabernera. Parece más despectivo – No obstante al resto de sus preguntar se denotó algo más mistica y misteriosa – Lo sé todo – dijo seca de forma tajante – O nada… Mucho o poco… Lo suficiente… - pero nunca aclarando

-Se lo necesario como para que estéis los seis aquí, y lo necesario como para que vayáis a buscarlo en caso de que tarden demasiado en llegar. La taberna no tiene nada de especial, salvo el nombre… Lo especial es lo que esta guarda en su interior… Pero para comentároslo, es necesario que estéis los seis… - Pues parecía el mayo secreto que fuerais a encontrar

-Aunque lo que si que se puede comentar, es que Tiki trabaja en el placer, no tienes que ocultarlo cariño, eres bastante famosa en la ciudad. Te llaman la pequeña agujero algunos y todo… Y Gauche obviamente el cabron que la obliga – esputó mirándole con mala cara

No obstante Gauche se defendió – Eh, eh, eh… Es ella la que le gusta trabajar en ese sentido. Si en algún momento Tiki mostrara algún signo de que no le gustase y no quisiera hacerlo, sería el último en obligarla y el primero en hacer que lo dejase – pareció confesar entonces Gauche algo extraño que sorprendió a todos los presentes, pues al menos Niero y Naysse le miraron incrédulos.

¿Realmente estaba diciendo la verdad?

Las palabras de Gauche van haciendo que el gesto de Anya se tuerza ligeramente, hasta que finalmente salta justo cuando Gauche termina de decirle la primera frase a la Mimali:

- ¡Eso no son cosas para hablar cuando acabas de conocer a alguien, carajo! -igualmente, hay algo distinto ahora con respecto a antes, no se la ve tan alterada como cuando le dijo que se callase, o no en el mismo sentido.

Antes parecía que estaba acumulando rabia, pero ahora los ojos no tienen el brillo de antes, se ve mucho menos peligrosa sin él. Da un resoplido, pensando en que Gauche es imbécil en demasiados sentidos, pero al menos este no es el más peliagudo, para ella.

Anya mira a Naysse cuando esta habla y hace un gesto con la mano de que no hace falta. Además, ya tiene la cara húmeda, no quiere terminar con ella empapada.

- No es que tenga importancia, es que quería hacer notar que alguien "normal" no vería los sellos debajo de la ropa. -indica tranquilamente- Bueno, creo que ha quedado medio claro cómo recibí mi sello, pero quizás hay alguna cosa más que decir. La primera, para ahorrarnos sustos: soy medio Delemental. Si todavía no me he cabreado es porque llevo mucho practicando para no arrancarle el cuello al primero que me moleste... Por eso mejor ten cuidado con tus palabras, Gauche. Si antes ya era peligrosa, ahora puedo ser mucho peor si mi mitad Delemental tiene acceso a esos poderes, y apostaría a que los tiene. Por eso ahórrate menospreciarme o pincharme, si no quieres enfrentarte a un demonio con acceso a algunos poderes divinos. -lo dice con una total calma, suena más a advertenica de "esto es lo que puedes llegar a provocar" que a querer asustarlo- Siguiendo: en nuestro sueño, aparte de unas palabras con los dioses, el beso y demás, vimos palabras escritas en runas. Creo que cada runa corresponde con una letra del Común*, o al menos en mi caso eso parece. Por ejemplo, la runa que tengo en el cuello -se coloca un dedo en la punta de ella y la sigue con notable precisión- Sería una I normal. Así que podríamos luego, cuando estemos todos, poner en común nuestras palabras. -prosigue- Y por último, para Naysse, otras cosas de nuestra revelación... Una gran llama, mientras nosotros mismos éramos llamas del color de nuestro elemento, nos dijo que la catástrofe estaba por desencadenarse y que para reclamar nuestros poderes debíamos completar nuestros sellos, que ahora mismo están incompletos, fragmentados. Quizás tenga más datos sobre esto o sobre dónde empezar a buscar, pero como dice, sería importante ser seis antes de nada. Así que si tiene alguna idea de cómo buscarlos o atraerlos aquí, también es bien recibida. -concluye la muchacha, hablando con bastante cabeza a pesar de su apariencia adolescente.

La pelea sobre el trabajo de Tiki la hace suspirar un poco, y replica:

- Pero sí que te quedas con una buena parte de los beneficios, por lo poco que he oído, ¿me equivoco? "Su dinero es tuyo". -replica Anya- En cualquier caso, no hemos venido aquí para poner fin a tus chanchullos, no importan ahora mismo. Pero sí que Tiki debería dejar de trabajar mientras estemos en esta situación. Ese agotamiento me hace pensar que usa su energía vital para sus encantamientos, yo también puedo hacerlo con mi elemento, y ahora mismo son más importantes las pruebas que están por venir que cinco cochinas monedas. Así que centrémonos en lo que cada uno podemos aportar para que Sansóläis no se destruya, que entonces sí que no habrá ni dinero, ni amigos, ni enemigos que valgan. -concluye con total calma.

El refrescarse con el hielo, y con el agua de este ya desvanecida de su piel, la ha dejado con un aspecto un poco extraño, al venir con el polvo del camino, pero aún así no deja de ser destacable que entre la Mimali con tanto "conocimiento de la calle" y el veterano asesino, sea ella quien trate de tomar las riendas de la situación.

Eh, oh, ella dijo. Dije un poco sin saber que decir, Siempre me pasa lo mismo. Dije haciendo referencia a lo de "monada", Yo pensaba que era algún tipo de criatura de por aquí, como a mí siempre me llaman Kazibara, pensé que estaba haciendo lo mismo contigo, perdón. Dije forzando una especie de sonrisa que no acababa de salir, había visto que relajaba el ambiente en ocasiones, aunque era justo decir que al resto le solía salir mejor que a mí, quizá por que lo hacían de verdad, o quizá era algo que se pudiera aprender, al menos eso esperaba.

Así es, soy Kazibara, supongo que eso es importante para alguien. Dije continuando con lo anterior, a todo el mundo parecía extrañarle, aunque tampoco era algo que me preocupara en exceso.

Sin embargo, algo en la tabernera se tornó exagerádamente confuso para mí, ¿sospecha de mí?, ¿por qué?, yo no he hecho nada. Dejé que la camarera la espachurrara contra su cuerpo, mirando fijamente, no lo había visto nunca, ¿qué clase de extraño sentimiento o idea quería expresar?, parecía algo amigable, o quizá algo sexual, no tenía interiorizado el signifiado de mensajes que no fueran sencillos como dar la mano en modo amistoso o desenvainar la espada, mucho más violento.

¿Frío?, Volví a esbozar una sonrisa extraña, quitandome la túnica manteniendo tapado el cuello con la parte interior de la ropa, aunque viendose en la parte de los brazos todos aquellos extraños tatuajes y marcas hechos de letras y símbolos sin ningún tipo de orden aparente ni belleza como los que hacían esas cosas de forma voluntaria. Si el problema es la temperatura puedo arreglarlo, ¿ves?, ahora seré más cálido. Dije intentando salvar la traba de la camarera. Sin embargo, su última aclaración me hizo ver que sus dudas eran más profundas que verme cubierto de abrigos, Yo no hago daño a la gente, la protejo. Acabé en tono neutro antes de que se fuera. Perdón si no da esa sensación, no quería Dije dejando una pausa pensativa antes de que se fuera, Incomodar a ninguna de las dos.

Tras irse, volví a mirar a la joven chiquilla, No se por qué ser frío es un problema, Dije pensativo, Es mi naturaleza, yo no lo he elegido. Por si acaso, saqué ambas espadas del cinturón hecho de algún tipo de material viejo y desgastado del que ya apenas podía intuirse el origen o el animal del que venía, y las puse en el suelo, lejos de mis manos aunque no lo suficiente para ser robadas. No soy peligroso, de verdad.

Además, ¿qué cosas raras podría decir?, Quizá una mente que funcionara como debía podría decir que todo lo que digo es raro, no sería la primera vez, pero tampoco era algo que pudiera notar.

Perdón por mi apariencia, bien, ¿llevas tiempo en la ciudad?, Tenía que dar algún tipo de rodeo que me permitiera saber si ella sabía algo sin provocar el problema que el anciano parecía claro que el símbolo tenía. Quizá hayas visto algo raro, Se podría decir, que un sueño me ha traído aquí y que debo buscar algo, ¿has visto algo extraño en la ciudad?, ¿algo que a la gente le extrañara?, quizá algo mágico, o una persona.

Los dioses son tan crípticos que a veces es complicado saber que quieren. ¿verdad?

Cuando Gauche le espetó en la cara la profundidad de su trabajo, se sonrojó y puso las manos sobre sus mejillas mientras sonreía con aparente orgullo. - Que pregunta, el que más profundo llegó fue un raleo de dos metros y medio y lo sabes... Mientras lo decía, Anya estaba sacando su manta y hablándole pero sin el debido permiso de Gauche no lo haría. Fue cuando este le dijo que podía descansar que su rostro cambió por completo al de una muñeca, de pronto no tenía expresión y sus ojos no daban atisbo alguno de brillo. Como si de una orden mecánica se tratara, se tumbó en posición recta boca arriba sobre la manta y cerró los ojos sin pronunciar nada más. 

Desde esa posición podía descansar pero no dormir, como muñeca inerte escuchaba lo que la tabernera decía y como Gauche se defendía pero... ¿Debía hablar? No, no tenía ningún motivo para hacerlo, tampoco podía, ahora mismo descansaba y esa había sido su orden de permiso por lo que siguió en esa inquietante posición incluso mientras Anya hablaba, era realmente espeluznante ver al hada dormitar a sabiendas de que estaba despierta, porque no movía un dedo y por tamaño casi no se le notaba el respirar. Su expresión tampoco cambiaba a medida que la conversación avanzaba, más que ser vivo parecería muñeca, era la descripción más acertada. 

Instintivamente Tea sonrió ante la promesa del zumo cuasi milagroso, siendo que, a pesar de lo que cualquiera pudiese creer, la tabernera al parecer sabía muy bien cómo publicitar incluso un producto así. O la Cobb era demasiado incauta.

— P-pues… no, una monada es algo lindo o tierno, por eso creo que es exagerado considerarme así — aclaró más ruborizada que antes, al parecer incluso medio complicada en digerir tal caracterización que tan casualmente se le había impuesto, luego encima el ya confirmado Kazibara reaccionó un poco a la defensiva pese a que ofenderlo no era la intención de la castaña, aunque podía entenderlo.

Para colmo cuando volvió la encargada no ayudó demasiado la actitud con que encaró al ajeno, llegando incluso al punto de incomodar a Tea con ese abrazo salido de la nada — G-gracias… creo — solo que al ser de naturaleza más bien amable la humana  trató de mantener la tranquilidad y dejar que las cosas terminaran sin mayor problema. En cualquier caso, si alguien le preguntara, para ese momento la Cobb diría que hasta se sentía mal por el pobre que fue juzgado sin hacer nada malo… al menos a ella.

— Bueno, no sé lo que piense esa mujer, la verdad a mí me gusta más el frío, no me agota como el calor — antes que nada aclaró mientras daba un sorbito al vaso con zumo, tal vez pecando de inocente. — Pero bueno, creo que es una buena persona — añadió luego. Al sacar el Kazibara sus armas Tea las vio más bien con curiosidad, sin acercarse para no transmitir otras intenciones, eso sí; ante la pregunta del ajeno la chica se encogió de hombros — No lo sé ¿Algo como que soy una monada sin apenas conocerme? — sorpresivamente bromeando, o al menos intentándolo.

Por otro lado se negó a la disculpa del otro — Uno no debería acomplejarse por cómo luzca, tranquilo — asegurándole. — La verdad no mucho… ¿y tú? — a su vez replicó terminando con otra pregunta, no exactamente cauta pero tampoco ofreciendo muchos más detalles con sus palabras, al fin y al cabo ella también tenía interés en lo que luego respondería el Kazibara.

— A decir verdad, en mi vida he visto tantas cosas que es difícil saber lo que debe ser extraño y lo que no — sin ánimo de mentir, dijo — no obstante sí que he sido testigo de cosas sorprendentes, aunque no en esta ciudad… — suspiró — si no precisamente en un sueño que me trajo aquí con cierto objetivo, luego de superar un momento difícil — dicho eso su mirada cambió por una ligeramente más seria que hacía un contraste hasta gracioso con el hecho de que siguiera bebiendo zumo de tanto en tanto, tan solemne que nadie lo creería.

Dejando el vaso sobre la mesa, rodeándolo con sus manos inquietas, la castaña analizó por un momento lo que estaba por decir — Lo más extraño que he visto aquí es a ti, sin ofender, porque al parecer nuestras historias comparten algunos elementos y si algo aprendí de mis tutores es que nada en esta vida es coincidencia… — sentenció  — pero tienes razón, incluso habiendo certezas los dioses suelen disfrazarlas de tal manera que queda de uno discernir su verdadera naturaleza… awww, ¿qué diría el maestro en esta situación? — aunque lo último más bien lo pensó en voz alta antes de suspirar, dada la distancia no era difícil que quien estaba cerca escuchara, sin embargo la humana tenía algo más que decir:

— Una cosa… ¿te has tatuado o marcado recientemente? — si bien la pregunta podría parecer aleatoria o simple a oídos ignaros, especialmente teniendo en cuenta la variedad de marcas que exhibía el Kazibara, Tea apuntaba a algo mucho más específico y significativo, tan críptico que podría luego evitar el tema si resultaba equivocarse, pero confiaba que también fuera lo suficientemente extraño como para merecerle el interés de quien de hecho comprendiera aunque sea un poco del trasfondo de aquellas palabras.

Al fin y al cabo los designios de los dioses eran caprichosos, ¿no?

Muerte escuchó las palabras de Anya sobre las marcas y asintió con la cabeza, aunque por otro lado no pareció prestarle la menor importancia a las palabras de Gauche sobre el trabajo de Tiki. La sexualidad era algo que el asesino jamás había experimentado ni buscado, quizás porque otros temas más importantes habían siempre ocupado una posición mucho más prioritaria en su vida, quizás debido a la propia naturaleza de su raza o a su corta edad, razón por la cual ver u oír hablar sobre o consumar cualquier actividad relacionada con aquello no suscitaba en él ninguna clase de deseo, interés o curiosidad.

Asintió una vez más dejando que su cabeza se inclinase levemente hacia delante ante el pedido de la tabernera porque la llamase por su nombre. A su modo de ver y aunque pareciese extraño e incluso quizás rebuscado, los nombres eran una como una máscara, una forma de clasificar y etiquetar algo que no necesariamente tenían por qué representar. Aunque en cada idioma "silla" se pronunciaba de forma distinta, una silla era lo que era al final del día, y la forma en que fuese llamada no cambiaba lo que era en realidad. Con las personas sucedía lo mismo. "Tabernera", "Naysse", "Señora", "Humana". ¿Qué más daba? Muerte no entendía esa especie de orgullo por el nombre propio que la mayoría tenía, quizás porque nunca había sentido demasiado apego al suyo propio y en cambio había sido llamado por motes que habían logrado representarlo mucho mejor.

La tabernera había luego de aquel pedido hablado mucho pero dicho poco, tan poco que prácticamente no había solventado ninguna de las inquietudes que el asesino acarreaba consigo, inquietudes que posiblemente compartía con la prostituta y la espadachina. Por si fuese poco, no lo había ayudado a encontrar un arma. Necesitaba un arma.

—Necesito —repitió, haciendo énfasis en aquella palabra y así como una pequeña pausa— un arma —le informó a la tabernera por segunda vez.

Aunque lo cierto era que había imaginado que Anya era una simple humana, se sorprendió un poco al descubrir que de hecho era mitad demental, y un pensamiento que a este punto se había convertido en recurrente inundó su mente por un segundo: «Definitivamente podría haber sido una máscara». Eso por su parte explicaba el hecho de que su temperatura subiese tanto y que no muriese con ello. Era media demental de fuego. También explicaba su carácter.

—No estoy seguro de qué carácter represente la mía... Quizás una "r" —sugirió, algo inseguro de que siquiera representase un carácter que él conociese—. Supongo que hasta que llegue el resto da igual —concluyó—. En cuanto a cómo atraerlos aquí... A juzgar por la cotidianidad en la forma de actuar de la mayoría de la gente allá afuera nadie sabe sobre todo esto del fin del mundo, e incluso si así fuese ningún ser sensato actuaría en contra de quienes en teoría son los únicos que pueden detenerlo. Aunque en mi caso habría un par de inconvenientes con salir a la calle a gritar "Séptimo Elemento", no veo por qué ustedes no podrían hacerlo. También podrían poner carteles por toda la ciudad, seguro que al verlos vienen corriendo —dijo con su grave y profunda voz que parecía incapaz de flaquear, quitándose de forma inintencionada prácticamente toda la responsabilidad de encontrar a los otros tres por su condición de "Wanted Dead or Alive" que en realidad era más bien "Wanted Dead or... Nah, just Dead".

Luego de aquello se limitó a asentir al consejo de Anya a Tiki de que debería dejar de trabajar por un par de monedas si aquello le hacía gastar energía, por decirlo de alguna forma, aunque cierto era que no interesaba en particular si la mimalí seguía prostituyéndose o no. Después de todo, aunque aceptaba que el poder de agrandar o encoger objetos podía resultar útil, cuando te enfrentabas al fin del mundo o a cinco asesinos profesionales que podían asesinarte cinco veces incluso antes de que te percataras de que estaban detrás de ti poco serviría aquello. A sus ojos, la única utilidad real de la mimalí en un escenario como aquel era que fuese portadora de un sello, para el cual según sus deducciones daba igual el estado del recipiente a la hora de usar el poder que se le había conferido.

La súbita "desactivación" del pequeño ser volador lo alejó de aquellos pensamientos en un instante. Aunque al principio por costumbre pensó que había muerto por una razón desconocida y sus ojos aparentemente vacíos miraban el presunto cadáver con cierto desconcierto, al notar la despreocupación en el rostro del proxeneta entendió que esa era simplemente su forma de dormir... O algo así.

El rey en un principio no le creía, pero cuando vio el faro apagado pareció comprenderlo, sin embargo, lo que le dijo le resulto bastante sorprendente, parecía que los estudiosos pensaban que lo que ellos tenían que hacer era justamente lo contrario, que era peligroso, por lo tanto, tendrían que detenerles, Helga observa al rey unos segundos mientras piensa:

Así que la realidad es que no vamos a tener precisamente ayuda… pero tengo que intentar averiguar todo lo que pueda…

Helga se lleva la mano al mentón y con extrañeza pregunta al rey:

Yo había leído en las historias que la única forma de salvar el mundo era reuniendo los elementos… ¿entonces qué podemos hacer? Y supongo que aparecerán esas personas que tratarán de reunir los elementos… ¿Qué podemos hacer? Debe haber alguna forma de poder hacer algo ¿no?

Comentaba con cierta preocupación, la cual era cierta, aunque no era precisamente la que quería que el rey entendiera que tenía.

El rey negó – Son cuentos infantiles que prometen esperanza de una antigua forma. Las leyendas reales cuentan que los poderes arcanos traerán la destrucción a Sansóläis. Es un secreto que siempre hemos guardado en todo el mundo. El poder arcano es el más destructivo y poderoso del mundo y si cayera en malas manos, destruiría a todo ser viviente.

Tras ello el rey fue hacia una de las paredes donde había un mapa de todo el mundo y en cuyo lugar estaba separado por los elementos y algunos símbolos en el – Hemos descubierto muchas ruinas arcaicas y aún a día de hoy no las entendemos, salvo por una cosa a ciencia cierta… Las mismas runas que escriben en todas estas ruinas, son las mismas que escriben la profecía… Así que… Van ligadas, y por tanto dan un poder superior, al que ninguno podría optar y de la misma manera, que ninguno podría manipular.

-Por eso, nuestros más expertos eruditos dedujeron que el fin del mundo… cuando la llama se apagase… Sería por culpa de necios que intentaran adquirir este poder, y no al revés. – Podría ser cierto o podría ser falso, pero sin duda alguna no coincidía con lo que sabias hasta ahora…

La tabernera hizo lo posible para huir de allí tan rápido como pudo, dejando esa incómoda situación al mismo tiempo que preguntas incomodas sin contestar. Sus actos obviamente eran más cercanos quizás a una prostituta de un burdel, no obstante dirigidos hacia alguien como Tea, aunque pudiendo parecer calientes, resultaban cariñosos o hasta incluso maternales.

Siendo de aquella forma, os quedasteis ambos solos para hablar comúnmente de vuestros temas, y aunque la gente iba y venía así como la tabernera también lo hacía, la conversación confluía entre vosotros dos, mientras que el resto de la clientela terminaba de desayunar o simplemente no os hacía caso

Ya harta de todo y antes de que Guache saltara otra vez contra Anya, Naysse se levantó golpeando la mesa con ambas manos al mismo tiempo que se generaba un remolino de viento, pequeño pero potente, que os empujó a cada uno a sentaros en vuestros asientos, salvo a Tiki que tan solo la rodeó evitándola. Si bien podíais intuir, era magia, de aire y obviamente provocada por Naysse

-YA BASTA – gritó dejando en claro que quería que os detuvierais – Tu estúpido ladron de tres al cuartos, deja de picar a la gente. Y tu, niña, por mucho que tenga que darte la razón el algunas cosas, deja de reaccionar sin control y serénate ¿Acaso no te lo ha enseñado tu maestro? – al cual por otro lado miró – Menuda bomba de relojería te has hechado por discípula – mencionó antes de pasar al último de todos.

-Y tu deja de creer que te siguen. Estas en el Septimo elemento y mientras sigas aquí estarás bajo mi protección ¿Entendido? Así que tomate el tiempo necesario para volver a tener un arma – Se notaba que actuaba casi como una madre queriendo parar a todos.

-Y ahora… dejad las teorías a un lado, dejad la información que teneis y mirad – dijo con un gesto señalándoos a vosotros - ¿Sois los seis guerreros que esperaba? Pues no, sois la mitad, y encima ni eso. No sé donde están los otros tres. Pero llegó la hora de que pareis de quejaros y que pongáis de vuestra parte

Sin más sacó una bolsa de su bolsillo y empezó a sacar cosas de esta bolsa. Había tres piezas redondas que por un lado eran lisas y que por el otro tenían una cuenca como para contener algo. Un bote con un liquido gris que contrastaba con las piezas negras y un pequeño tubo con un liquido trasparente, el cual a simple vista podía parecer agua.

-Un rastro de cada uno – dijo tomando de Tiki la cual no se movía para nada ni Gauche le diría nada para hacerlo, un pelo esperando así de vuestra colaboración y en todo caso de que protestarais mandándoos a callar de nuevo repitiendo la frase.

Una vez tuviera tres identidades de vosotros sean cuales fueran, Naysse vertió el tubo gris llenando la parte cóncava de la pieza y metiendo ahí el pelo de Tiki, así como en los otros dos independientemente lo que le dierais que os perteneciera. Y acto seguido dejó caer una gran gota en cada uno del tubo transparente que realmente tenía una consistencia más pegajosa.

Lo siguiente que vino a continuación, no lo entendisteis ninguno, pues eran palabras irreconocibles para vosotros, pero era magia, pues la parte transparente de cada una de las piezas empezaron a brillar. Una de color amarillo, otra de color verde y otra de color cian.

-Para encontrar al portador del hielo – dijo cogiendo la pieza redonda cuyo centro brillaba en cian y dándosela a Anya – Para encontrar a la portadora del aire – dijo acercando la pieza con el centro en verde a Señor muerte – Y para encontrar a la portadora del rayo – dijo acercando la última pieza cuyo centro brillaba en amarillo a Tiki y mirando a Gauche con recelo

-¿Quereis saber la verdad sobre lo que pasará? Buscad con eso a los que faltan y traedlos aquí y lo sabréis. – y nada más las piezas entraran en contacto con vuestras manos, cada una haría que el centro se moviera en una dirección – Tan solo seguid la dirección de la magia. ¿Entendido?

Ante la respuesta de Muerte, lo mira con tranquilidad y replica:

- Si es una R, reconoceré el símbolo, pero lo dicho, eso será para otro momento. -ahora hay cosas más prioritarias.

Al repentino estallido de Naysse, Anya hace un reflejo como de querer tirarse al frente, como queriendo envolver a la Mimali frente a ella, pero por supuesto no es más rápida que un viento inesperado, y se vuelve a quedar contra el respaldo de la silla, tal como estaba un momento antes... Salvo que, como es evidente, los restos de los huevos, las cáscaras que les había quitado, se esparcen entre el suelo, su ropa, su pelo y su cara. Mira a Naysse con lentitud y simplemente dice:

- Puagh. -como respuesta a su arranque, mientras comienza a sacudirse las cáscaras de huevo.

Es una tarea bastante pùñetera, porque se pegan a la mínima de cambio. Una vez termina de soltar sus palabras hacia todos, para no variar, la espadachina responde:

- Deberías mejorar en notar si alguien está enfadado antes de tirar estallidos de viento, porque estaba totalmente serena. -replica la joven, peleando con una pequeña cáscara que se ha enredado entre unos cuantos de sus pelos frente a la oreja izquierda, añadiendo después- Entre otras, porque si hay alguien cabreado y le haces eso, solo vas a hacer que se enfade más. -termina, con tono bastante monocorde.

A fin de cuentas, es algo distinto cómo ha hablado en los tres casos: el tema de Icycla le escoció, pero no estaba enfadada; las burlas de Gauche sí la estaban provocando de verdad; y el tema de ponerse a mencionar asuntos sexuales sin venir a cuento solo la turbó un poco y pidió que lo dejasen estar. De hecho, aunque Tiki había contestado, Anya solo le había echado una mirada de disgusto antes de seguir a lo que de verdad importaba allí.

Al terminar de quitarse la cáscara de huevo del pelo, Naysse está quitándole un pelo a Tiki, así que sin preocuparse, pero atenta por si su maestro le dice que no lo haga o algo parecido, comienza a desenredar uno de los pelos que se han arrancado junto a la pequeña cáscara y lo deja sobre la mesa si este no la ha frenado. Observa el proceso con gesto tranquilo, aunque en verdad siente curiosidad, y cuando finalmente le entrega el cacharrito y ve cómo reacciona, responde:

- Maravilloso. Entendido. En cualquier caso, me gustaría poder limpiarme un poco como mínimo la cara antes de salir, si tiene alguna jofaina o algo que haga las veces. -mira a Naysse a la espera de su respuesta.

A fin de cuentas, con el asunto del hielo y lo demás se había quedado con un aspecto bastante poco apropiado. También tendría que pasarse un cepillo por el pelo, algo enredado y quizás con alguna pequeña cáscara de huevo más, pues sólo había notado una estrellarse contra su pelo, pero es no descarta que haya más.

¿Algo lindo?, Repetí recordando la confusión, Eso daba mucha información, a la camarera se lo parecía, eso explicaba el por qué de su extraña protección y su abrazo, quizá tenga razón, tienes rasgos que en la mayoría de los lugares que he visitado consideran agradables. Dije en lo que podría parecer un piropo salvo por el tono, que parecía dar una información sin mayor importancia, como el que habla del tiempo.

Supongo que todos los extremos son malos, vengo de un lugar donde el frío no permitía caminar, Dije continuando la conversación, Ella lo dijo, yo pensaba, Dije dejando una pequeña pausa, No se me dan bien estas cosas, Donde cosas era prácticamente todo lo que tenía que ver con la aptitudes sociales, Pero también creo que es una buena persona, me ayudó cuando llegué aquí. Dije una vez más en tono inexpresivo.

Sin embargo todo apuntaba a que aquella chica tenía algo que ver con el sueño, Llegué al amanecer, Incluso se podría decir que era una mujer intrigante, ¿qué tipo de momentos dificiles habría pasado?, ¿qué clase de mentor podría tener?, no parecía una guerrera, pero tampoco alguien que se acobardara ante las cosas, al fin y al cabo había venido sola hasta aquí. Eso está bien, Mi tutor me enseñó que no todo el mundo debería ser mentor, Aunque también me dió todo esto,  Dije señalando a las marcas, Supongo que hay muchas maneras de conseguir que no te olviden, ¿verdad?.

Me gustaría saber que hechos sorprendentes has vivido, quizá algún día, dicen que hay que coger confianza para contar cosas así, ¿era así?, la confianza era confusa, yo confiaba en todo aquel que no me persiguiera, pero también era verdad que el tiempo cambiaba mi percepción sobre alguien. Seguro que tu maestro tendría unas palabras sabias.

Sin embargo, mi cara cambió ante su última pregunta, siendo lo primero que expresaba mi cara desde que Tea había llegado, al menos lo primero que no parecía falso o forzado. No debes decirlo, un anciano me dijo que los símbolos son peligrosos, Miré de reojo a cada integrante de la taberna, al menos había algo bueno, quizá había alguien que estuviera más atento de lo que parecía y podría saber por qué es peligroso el símbolo que apareció en mi cuello.

Si tu sueño y el mío nos han traído aquí, si no te importa podemos buscar juntos, la verdad es que estoy un poco perdido en estos momentos. Dije a la joven esperando que ella tuviera una idea de por donde seguir. Te enseñaré el símbolo cuando salgamos de aquí, así nos aseguraremos de que es lo que buscas. Dije en voz baja, en caso de aceptar sabría si alguien quiere saber algo más sobre ello, también me permitiría saber si todas mis sospechas eran reales, había encontrado otro de los elementos, la pequeña Tea se volvía más intrigante por momentos.

¿Sería el comportamiento de la tabernera la forma en que una madre trataría a su hija? No era como que Tea lo supiese con exactitud, pero es que poco tenía para comparar, y al menos respecto la forma de ser de Nayra la mujer que iba y venía resultaba bastante distinta, agradable sí, aunque quizás demasiado dada a la cercanía física. En fin…

No mucho después el comentario del Kazibara la dejó un tanto descolocada, pues aunque se podía interpretar como una opinión la forma en que el sujeto la expresó sonaba más bien a una afirmación empírica, desapasionada… aunque eso tal vez era para mejor; de todas maneras incapaz de encontrar una manera adecuada para responderle, Tea se limitó a encogerse de hombros como queriendo decir que eso le daba un poco igual.

— Vaya, eso es mucho frío… — a lo siguiente si contestó más interesada, pues no era lo mismo saber teóricamente sobre la raza de enmascarados que escuchar un comentario así de uno de ellos… así que en verdad vivían en temperaturas bajísimas — Tu metabolismo ha de ser muy especial, ¿no? — aleatoriamente dijo, impulsada por intereses meramente académicos.

Al escuchar sobre las dificultades del contrario, que ella supuso tenían algo que ver con hablar o interactuar, cierta empatía nació de manera inevitable en su interior — Puede que no me creas, pero entiendo un poco, de hecho si la tabernera no me hubiera notado al entrar quizás me habría tardado un poco en llamar su atención — reconoció un poco avergonzada, sin embargo por dentro también le relajaba poder decir eso sin parecer del todo extraña, por más que el otro sonara inexpresivo. — Estamos de acuerdo pues. —

Conforme la plática avanzaba, la Cobb fue obteniendo datos que iban confirmando sus sospechas o bien creaban nuevas, en todo caso todavía lejana de poder llegar a una conclusión segura sobre el vínculo que pudiera tener o no con el Kazibara, así que de momento solo le quedaba formular hipótesis; para ello fue que aprovechó el énfasis que el presunto espadachín hizo sobre sus marcas, que mucho le sonaban y no porque ella ocultara un pasado entre los enmascarados, sino porque tenía las propias.

— Hmm parece interesante tu tutor… y sí, hay muchas formas, al final lo importante es mantener a las personas que te importan presentes así sea solo en tus pensamientos — opinó aunque bien podría ser una conclusión apresurada, pues más allá de lo que escuchó no es que supiera los pormenores de la relación entre el Kazibara y su mentor, pero es que si tenía que limitarse a su propia experiencia, era imposible pensar en quien le enseñó todo lo que sabía con otras actitudes que no fueran respeto y cariño, y bueno, también algo de temor… pero eso era lo de menos.

Por otro lado ante la curiosa petición del más alto Tea ladeó la cabeza, expresando gesto incrédulo — Podríamos intercambiar información, en cuanto a experiencias digo, que seguro tu vida no ha estado libre de eventos interesantes ¿o me equivoco? — pese a la seguridad que al hablar mostró, aquello no era más que una apuesta, muestra también de su optimismo en general, pues de inmediato pensó bien del Kazibara aunque la confianza como tal fuese un tema aparte. Por si aquello no fuera suficiente, al escuchar esa suerte de halago hacia su maestro por parte del ajeno la chica sonrió dulcemente — ¡Siempre! — confirmando luego su admiración por aquel que la había guiado.

Sin embargo casi en la misma medida que su compañero de mesa, la actitud de la de cabello castaño cambió según la conversación progresaba a lo que más intriga podía causar, aquella vivencia en esperanza compartida que sin embargo ambos expresaron con no poco secretismo, quizás movidos por instintos de auto conservación. — Si hablamos de lo mismo… yo tampoco sé por dónde empezar a buscar, pero según escuché las taberneras son una fuente amplia de información — reveló pese a que luego de haber vivido en carne propia la hospitalidad de la taberna no estaba tan segura si tal información incluía lo que buscaban — Así que SI tienes un símbolo — esto último lo murmuró, sonriendo triunfal al apresurar conclusiones solo por la curiosa elección de palabras del Kazivara.

— Yo… no puedo enseñarte el mío, pero puedo describirlo — no mucho después agregó poniéndose colorada del rostro por un momento, pues en su caso el dichoso símbolo estaba en un lugar demasiado poco conveniente… ahora falta saber si eso no le salía contraproducente.

Muerte se había rasgado un pequeño trozo del atuendo de Luftinuka que vestía bajo la coraza de su pecho para entregársela a la tabernera para luego limitarse a observarla. "Deja de creer que te siguen" decía, ignorante de que no se trataba de una creencia sino de una certeza, un dato, un hecho. Instantes después de decirle que mientras permaneciese en aquel lugar estaba bajo su protección y por lo tanto no necesitaba un arma, la mujer de pelo rojizo les entregó a cada uno un artefacto para salir allá afuera a buscar a los restantes. Muerte miró el frasco, miró a Nayesse, miró otra vez el frasco y volvió a mirar a Nayesse.

"Necesito un arma" iba a ser su respuesta automática, la cual acabó por tragarse. Andar sin un arma a mano era para él lo que para muchos otros sería andar sin ropa: ¿Podían? Por supuesto. ¿Se sentían cómodos con ello? ¿Se tomarían libertades que normalmente se tomarían? ¿Se sentirían igual de seguros que siempre? ¿Podrían hacerle frente un asesino despiadado? Posiblemente no. Primero encontraría un arma y luego iría a buscar a la portadora del aire.

—Entonces supongo que aquí nos separamos —dijo mientras se levantaba de la mesa—. Volveré en cuanto la encuentre.

Y habiendo pronunciado aquellas palabras, Muerte salió de la taberna.

Un arma. Necesitaba un arma, no se sentía seguro sin una, puesto que utilizar el poder que le había conferido el sello traería una catástrofe gigantesca a aquella ciudad plagada de inocenctes. Para encontrar un arma necesitaba caminar y observar desde el suelo, los tejados no eran una opción. Aunque siempre estaba la opción de tomar un arma prestada de una armería y pagarla cuando fuese capaz de hacerlo, la idea no le atraía en particular. Necesitaba encontrar alguno de los denominados hombres de Freigalon en algún callejón oscuro y quitarle el arma. Seguro que no la necesitaría para nada importante.

Helga escuchaba atentamente y observaba lo que decía el rey, realmente no tenía nada que ver con lo que ella había escuchado, pero claro, ¿Cuál era la versión real? Por un lado podría creer a una parte y estar colaborando en la destrucción y por otra evitando la salvación del mundo, lo que sí que estaba teniendo claro era que todo dependía mucho de las personas que obtuvieran el poder.

Helga observa el mapa del mundo, mientras observaba sobre todo las ruinas que había marcadas y en especial las que había cerca de donde estaban para tratar de memorizarlas:

Entonces en esas ruinas puede haber algo que nos ayude a afrontar esta crisis ¿no?

Era una buena forma de empezar, realmente no sabía muy bien cómo, pero quizás en esos lugares o gracias a esos lugares pudiera entender un poco más que era lo que estaba sucediendo y que era lo que sucedería. Por experiencia propia sabía que lo que decía sobre el poder era cierto, era un poder realmente temible y en algo estaba de acuerdo con el rey, si caía en malas manos sería algo realmente malo, pero tampoco creía que tuvieran que quedarse sin hacer nada, necesitaba más información y sobretodo información obtenida por sí misma.

Majestad… me gustaría poder ayudar, me gustaría ir a esas ruinas a tratar de averiguar algo más, quizás pueda entender algo más de como poder detener a los heraldos de la destrucción que se aproximan… aunque creo que debería hacerlo de forma discreta para que la población no se alarme…

Rodando los ojos, Gauche resopló ante las respuestas de Anya y Naysse, tanto que calló antes de que pudiera caerle algo a el.

En su siento vió como la tabernera hizo su magia, o sus pociones ya que no sabía muy seguro que estaba haciendo. Al mismo tiempo Niero quedó quieto y ante los gestos de Anya solo asintió para facilitar el proceso que Naysse estaba realizando.

Un proceso que cuya explicación mosqueó un tanto al ladrón – Osea, que no solo son “especiales” sino que además, son recaderos… Menuda estupidez. – No obstante si que estuvo de acuerdo con el elegido por la tierra al cual asintió – Efectivamente. Aquí se separan los caminos. Tiki ¿A qué esperas? – sin decir nada más de que debía hacer la pequeña Mimali, Gauche se levantó del asiento alejándose tras Muerte. Cogiera o no Tiki el medallón, el cual Gauche no le dijo que no lo cogiera, el truhan se mantendría en el marco de la puerta a que su compañera volara con el.

Por su otro lado Naysse miró a la joven adepta del fuego o al menos de su símbolo y escuchó su petición – Hay un pozo a la izquierda según sales. Puedes coger de allí el agua para lavarte. Y en cuanto al hechizo, sabía lo que me hacía... Tan solo quería parar una conversación que podía demorarse siglos entre un ladrón orgulloso de si mismo y tu. No me lo tengas en cuenta